sábado, 31 de octubre de 2015

MACIELISMO VERSIÓN PERUANA

Informe de Nicole Winfield para ASSOCIATED PRESS
  
EL SODALICIO DE VIDA CRISTIANA, BAJO INVESTIGACIÓN
  
LIMA, Perú (AP) - Un movimiento "católico" con presencia en diversas partes de Sudamérica y Estados Unidos ha revelado bajo presión que un investigador nombrado por el Vaticano está examinando las acusaciones de que su fundador abusó sexualmente de jóvenes reclutas.
  
El escándalo en el Sodalicio de Vida Cristiana, o Sodalítium Christiánæ Vitæ como también se le conoce, tiene paralelos con otros casos de carismáticos líderes "católicos" en Latinoamérica que han sido acusados de abuso sexual, así como de lentitud en las investigaciones eclesiásticas e intentos de evitar que los escándalos salgan a la luz.
  
Esta semana, el secretario general del Sodalicio reveló que el Vaticano efectúa una investigación después de que dos periodistas publicaran un libro que detalla las acusaciones contra su fundador Luis Fernando Figari, de 68 años. 
  
Luis Fernando Figari, fundador del Sodalicio de Vida Cristiana, acusado de abuso sexual
  
Pedro Salinas, el autor principal y exintegrante del movimiento, comenzó sus acusaciones públicas contra Figari desde 2010. El año siguiente tres hombres interpusieron quejas ante un tribunal eclesiástico peruano en las que afirmaban que el fundador de la sociedad abusó de ellos cuando eran menores de edad.
  
No hay indicios de que el tribunal haya hecho nada al respecto, incluido notificar a fiscales del gobierno. Tampoco se sabe cuándo se le informó al Vaticano.
  
El cardenal Juan Luis Cipriani, el arzobispo conservador de Lima con jurisdicción sobre el tribunal, declaró al periódico chileno El Mercurio esta semana que el "tema es lamentable y doloroso", y afirmó que "hemos actuado con absoluta transparencia y rapidez ante un suceso que atañe a un laico de una congregación de derecho pontificio", según fue citado. 
  
Juan Luis Cipriani, Arzobispo conciliar de Lima, Presidente del Tribunal Eclesiástico de Lima y miembro del Opus Dei
 
No se abrió una investigación penal en Perú sino hasta que a mediados de octubre se publicó el libro "Mitad monjes, mitad soldados". Sin embargo, los fiscales dicen que es casi seguro que los presuntos actos ilegales hayan prescrito, ya que habrían ocurrido en las décadas de 1980 y 1990.
 
Fundado en 1971, el Sodalicio tiene presencia en escuelas, iglesias e instalaciones para retiros y tiene filiales y tiene filiales en Perú, Argentina, Colombia, Brasil, Chile, Ecuador, Italia y Estados Unidos. Sus integrantes son "católicos" seculares en su mayor parte, pero también hay clérigos.
  
Después de la publicación del libro, la sociedad emitió tres comunicados de prensa sucesivos a medida que se intensificaba el clamor del público en pro de una mayor transparencia y rendición de cuentas. 
  
Portada del libro "Mitad monjes, mitad soldados", por Pedro Salinas y Paola Uguet
 
Primero, el movimiento reveló que Figari, que no es sacerdote, vive relativamente aislado en una comunidad del Sodalicio en Roma desde 2010 y desde entonces se encuentra fuera de la vida pública. Cuando dejó de ser secretario general, el Sodalicio sólo dijo que Figari dejaba el puesto por razones de salud.
 
Agregó que el actual líder de la sociedad, Alessandro Moroni, decidió en 2014 intensificar el régimen de "oración y retiro" que sigue Figari.
  
No sólo Figari está acusado: el libro dice que el segundo funcionario de mayor rango de la sociedad eclesiástica, el fallecido Germán Doig, fue acusado de agredir sexualmente a un menor de edad. Falleció en 2001. Una década después, luego de que surgieran por primera vez las acusaciones en su contra, la sociedad informó que su causa de beatificación había sido cancelada.

Germán Doig fue el vicario general del Sodalicio. Al morir en 2001 comenzó su proceso de "beatificación", que fue cancelado diez años después, cuando estalló el escándalo.
  
En un segundo comunicado el 21 de octubre, el Sodalicio indicó que las acusaciones del libro "son verosímiles" y deben ser esclarecidas "exhaustivamente". Dijo que había creado una comisión para escuchar quejas de otras posibles víctimas y pidió perdón.
  
"Nos duele y avergüenza profundamente que hechos así hubieran podido ser cometidos por Luis Fernando Figari", agregó.
 
La sociedad señaló que Figari insiste en su inocencia, aunque hizo notar que no lo ha dicho públicamente.
 
Esta semana, en el tercer comunicado, se reveló que el Vaticano nombró a un obispo peruano el 22 de abril para que investigue al Sodalicio. Tres días después, Figari partió de Lima rumbo a Europa, de acuerdo con reportes publicados por la prensa local.
  
La coautora del libro, Paola Ugaz, dijo que ella y Salinas escribieron en enero a la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica del Vaticano detallando las acusaciones contra Figari. Nunca recibieron una respuesta, señaló. Pero el funcionario al que le escribieron, el arzobispo José Rodríguez Carballo, firmó el decreto del 22 de abril.
  
El escándalo es similar a uno en Chile relacionado con el padre Fernando Karadima, un sacerdote carismático al que la Iglesia sentenció en 2011 a una vida de penitencia y oración por abusar sexualmente de jóvenes. El arzobispo local estuvo informado de las acusaciones contra Karadima durante años, negándose a creer en ellas, y sólo se las hizo saber al Vaticano después de que el escándalo estallara a nivel mundial en 2010.
     
El caso también tiene similitudes con un escándalo en la Legión de Cristo, fundada y encabezada por el fallecido sacerdote mexicano Marcial Maciel. Durante el papado de Juan Pablo II, el Vaticano hizo caso omiso de acusaciones verosímiles contra Maciel relacionadas con abusos sexuales y puso en duda lo dicho por sus víctimas. No fue sino hasta 2006 que actuó, aplicándole la misma sentencia que a Karadima.

Las acusaciones contra Figari y Doig (y el encubrimiento por parte del Sodalicio y altos prelados peruanos), recuerdan lo que en su día fue el mexicano Marcial Maciel en la Legión de Cristo, y la protección que Wojtyla le dispensara
  
El obispo peruano asignado a la investigación de Figari, el padre Fortunato Pablo Urcey, de la prelatura de Chota, recibió la orden en el decreto de "verificar la real autenticidad de todas las acusaciones formuladas tanto recientes como en el pasado" contra Figari y elaborar un informe completo.
  
Pero Urcey, secretario general de la Conferencia Episcopal Peruana, dijo en una entrevista de radio esta semana que no se considera tanto un investigador al respecto, sino más bien un "visitador".
  
"Me gusta más el título 'visitador' que 'investigador' porque no soy investigador", afirmó, señalando su título oficial como "visitador apostólico". Durante la entrevista, hizo énfasis en tres ocasiones en que haría todo lo que pudiera para "salvar el carisma de esta congregación", refiriéndose a la espiritualidad que la distingue.
  
Urcey no devolvió los mensajes telefónicos que le dejó The Associated Press. Los esfuerzos para contactar a un portavoz del tribunal eclesiástico de Lima también fueron infructuosos. Las deliberaciones de dicho organismo son secretas.
  
El líder actual del Sodalicio, Moroni, dijo en una entrevista con el periódico El Comercio esta semana que se puso en contacto con el tribunal hace más de dos años con relación a las acusaciones que enfrenta Figari. Las autoridades de dicho tribunal "respondieron que son un órgano independiente, que no tenían que darnos ningún tipo de información hasta que tomaran una decisión".
  
En un artículo publicado el viernes, Salinas instó a que se destituyera a Moroni y lo describió como cómplice en una cultura de abusos que, afirmó, incluyó un incidente en el que Figari le quemó el brazo con la llama de una vela durante aproximadamente un minuto delante de otros iniciados.
  
El Instituto de Defensa de los Derechos del Menor, una organización no gubernamental peruana, les solicitó a los fiscales la semana pasada que investiguen a Cipriani, al arzobispo de Lima y a un miembro de la congregación del Opus Dei por obstrucción de la justicia.
  
Su presidente, Daniel Vega, dijo que ninguno de los hombres que interpusieron quejas contra Figari ante el tribunal fue contactado por éste posteriormente.
  
"Hay una conducta recurrente del cardenal y todo su equipo de ocultar los delitos y no dar cuenta a la justicia ordinaria", afirmó.

EL "PAPA MUSULMÁN", O EL DIÁLOGO PROFÉTICO DE OCKHAM

    
Ante la persecución contra los Cristianos en Medio Oriente y Norte de África y la creciente ola de inmigrantes musulmanes (que no son más que la cortina de humo para que el Estado Islámico invada Europa), y el favorecimiento que Francisco Bergoglio mostrara a los musulmanes durante su "pontificado", superando incluso a su antecesor Juan Pablo II, conviene traer a la memoria que la posibilidad de que un reclamante al Papado definiese como verdad el error y la herejía fue tratada en la Edad Media por muchos teólogos, entre los cuales Guillermo de Ockham es digno de mención.
  
Guillermo de Ockham, el "Doctor Invencible" (Vidriera de la iglesia de Todos los Santos, Surrey-Inglaterra)
  
Guillermo de Ockham fue un teólogo franciscano que es famoso entre los filósofos por postular que la hipótesis más simple explica satisfactoriamente una situación determinada de la realidad. Ockham estaba implicado en el conflicto entre los Dominicos y los Franciscanos, y entre éstos el Papa, donde acusó al Papa Juan XXII de hereje por rechazar la Pobreza Apostólica que predicara San Francisco de Asís, siendo Ockham excomulgado en 1328 por abandonar Aviñón sin permiso (y aunque se censuraron en otro tiempo ciertas afirmaciones, su excomunión NO FUE PORQUE EN SUS ESCRITOS HUBIERA HEREJÍA; aunque fue rehabilitado póstumanente en 1359). Él escribió un tratado llamado Diálogus inter magístrum et discípulum de imperatórum et pontíficum potestáte (Diálogo entre un maestro y su discípulo sobre la potestad del Emperador y del Pontífice), versado sobre la herejía y la posibilidad de que un Papa podía caer en herejía (de donde se infiere que el auxilio de la Infalibilidad no es sino por el oficio papal y en favor de la defensa de la Fe), situación ante la cual queda ipso facto y latæ senténtiæ depuesto de su autoridad y sus súbditos tienen la obligación de resistirle y combatir contra él (recuérdese que desde el siglo XI, los teólogos debatían la posibilidad de un Papa hereje).
  
Guillermo de Ockham, Diálogus inter magístrum et discípulum de imperatórum et pontíficum potestáte. Parte I, Libro Sexto, Capítulo XIX "De la apelación contra un Papa incurso en herejía" (Fragmento)
  
Maestro: Asumamos que alguno acuse a otra persona ante el Papa de ser un hereje porque el acusado supuestamente sostiene y afirma que la Fe Cristiana es falsa, que debe ser abrazada la ley de los sarracenos, y que Cristo ha sido un falso profeta y está condenado. Después de la acusación y de afrontar el proceso judicial, el Papa emite una sentencia definitiva señalando que la persona acusada no es hereje porque todas las tesis señaladas y sostenidas por él son verdaderas.
   
Discípulo: Aunque este es un caso que nunca ha acontecido y que quizá nunca sucederá, encuentro difícil asegurar que raye en lo imposible. Porque parece que uno no puede demostrar claramente por la Sagrada Escritura o por la Doctrina de la Iglesia que ningún Papa en el futuro llegue a ser el Anticristo. Ciertamente es probable que muchos Cristianos a través de sus antepasados convertidos a la Fe tienen raíces establecidas con la tribu de Dan, de la cual algunos creen que nacerá el Anticristo. E incluso en nuestro tiempo es casi posible que alguien de esa tribu que acepte la Fe Cristiana llegue a tener un hijo, que luego llegará a ser Papa, y posteriormente se manifieste claramente de que él es el Anticristo. Y por eso no puede saberse si algún Cristiano o un futuro Papa, cuyo linaje se remonte a la tribu de Dan, será el Anticristo. Sin embargo, está definido que el Anticristo enseñará sin ambigüedades que la ley de los Cristianos es falsa y que Cristo fue un falso profeta. Y el caso descrito no parece imposible porque no se sabe si algún futuro Papa se someterá a la secta de los sarracenos. De hecho, puede llegar a suceder que incluso un Papa que primero fue Católico pueda comenzar a considerar que la secta de los sarracenos es mejor que la ley de los Cristianos. Este Papa pudiera inicialmente desarrollar secretamente una fuerte amistad con los sarracenos, y habiendo convocado su poderío militar a su favor, pudiera atreverse a aseverar abiertamente que la ley Cristiana fue falsa e injusta, y forzar a los Cristianos a aceptar la ley de los sarracenos. Dado que es cierto y definido el hecho de que muchos Cristianos (incluso clérigos y religiosos) se han convertido a la secta de los sarracenos, no parece inverosímil que un Papa pueda llegar a cometer semejante locura. Porque si un Papa no está confirmado en la Fe (como tampoco lo están otros), el mismo punto puede ser debatido en este caso ante la posibilidad de que él, al igual que otros, puede convertirse a los sarracenos. Habiendo sido por tanto presentado este caso como ejemplo, proceded a argumentar a favor de la afirmación antes presentada.

EL FRAILE QUE LE ANUNCIÓ LA MUERTE AL REY, Y EL FUNERAL IRÓNICO

Traducción del artículo publicado por Dylan Parry para A RELUCTANT SINNER y SPERO NEWS 

Enrique VIII, fundador de la herejía anglicana

El rey Enrique VIII Tudor, quien murió el 28 de Enero de 1547, fue probablemente uno de los tiranos más crueles en la historia de Inglaterra. Por situar su lujuria sin sentido antes que el bienestar de su gente, los pecados personales de Enrique VIII eventualmente hicieron que Inglaterra cayera en el cisma y aún en la herejía. Es un cisma y una distorsión del Cristianismo de la cual la Gran Bretaña nunca se ha recuperado completamente. Como nación, aún estamos pagando por los crímenes de Enrique.
  
La gente de Enrique le tenía miedo, tanto que sus consejeros no se atrevían a decirle que estaba moribundo -¡él había declarado ofensa criminal el anunciarle la muerte al soberano!- De hecho, parece que Enrique VIII permaneció olvidando el hecho de que no le quedaba mucho tiempo en el mundo hasta que el Arzobispo de Canterbury, Tomás Cranmer, le informó de su imminente muerte sólo a escasas horas de que ésto aconteciese. Un hombre valiente, se piensa, profetizó algo concerniente a la muerte del rey muchos años antes. Ese hombre fue el fraile (luego Obispo y Cardenal) William Peto.

Retrato de fray William Peto (Convento de Ognissanti, Florencia)
 
William Peto (o Petow, o Peyto) fue hijo de Edward Peyto de Chesterton, Warwickshire, y Goditha, hija de Sir Tomás Throckmorton de Coughton. El año exacto de su nacimiento es desconocido, pero sabemos que recibió la tonsura franciscana en Oxford, y se graduó en esa universidad en 1502. Peto entonces fue a estudiar a Cambridge, donde recibió el grado de Maestro de Artes en 1505. Un año después, fue electo profesor del Queens’ College en Cambridge.
   
Peto se convierte en franciscano
Aún como estudiante, parece que William Peto fue conocido por su santidad, por eso no sorprende que encontrara su vocación con los Franciscanos. Poco después de la ordenación sacerdotal, Peto devino en confesor de una de las hijas de Enrique VIII, la futura reina María I de Inglaterra. Establecido en el monasterio de los Observantes en Greenwich, que siempre tuvo los favores de la realeza, y uno de los lugares espirituales más frecuentados por Enrique, fray Peto pronto surgirá como Provincial de su orden en Inglaterra. Es durante este tiempo -la década de 1520 y comienzos de la de 1530-, que él comienza a tener conflictos con el rey, que estaba determinado a anular su matrimonio con Catalina de Aragón y casarse con su amante de mucho tiempo, la protestante Ana Bolena.

Enrique VIII estaba casado con Catalina de Aragón, pero como ésta no le daba un hijo varón, quiso que le anularan el matrimonio para desposarse con Ana Bolena (que era filo-luterana y según ciertas crónicas de época, su propia hija ilegítima)
  
Enrique VIII nació y creció en Greenwich, y amaba pasar tanto tiempo como fuera posible en su palacio allí ubicado -llamado el Palacio de Placentia-. Cada vez que estaban en Greenwich, la casa real concedía favores a los Franciscanos, quienes habían hallado y recibido un terreno adyacente al Palacio de Placentia por el rey Eduardo IV en 1480. Conocidos por su predicación, por su dedicación a los pobres y su lealtad a la Iglesia, los franciscanos no sólo gozaron la estima de los monarcas, sino también de los ciudadanos comunes de Londres. De hecho, cuando la real y sangrienta persecución de Católicos comenzó bajo el reinado de Enrique, y que continuó durante los siguientes dos siglos, algunos de los primeros santos mártires a manos de los “reformadores” fueron miembros del monasterio franciscano de Greenwich.
 
Anunciar la verdad frente al poder - La vocación del predicador
El 31 de Marzo de 1532, Domingo de Pascua, el rey Enrique VIII oyó Misa en la capilla franciscana en Greenwich. Él estaba en ese tiempo consumido por su lujuria hacia Ana Bolena y con la presión de divorciarse de Catalina -una situación que muchos llamaban “el Asunto del Rey”-. El predicador esa mañana fue William Peto, que era bien conocido por la familia real, por supuesto, por ser el confesor de la joven princesa María. En vez de tratar de la Resurrección, Peto basó su sermón en el capítulo 22 del III Libro de Reyes (o I de Reyes, como lo llaman ahora), que relata del rechazo del rey Acab a atender la palabra de Dios que le diera el profeta Miqueas, y su posterior muerte desgraciada y humillante entierro.

Acab (rey de Israel) murió a causa de la idolatría a que lo indujo la impía Jezabel
 
En un inaudito acto de valor, y en fidelidad a su fe y su anhelo de salvar al rey, fray Peto procedió a comparar Enrique VIII con el rey Acab -cuya esposa Jezabel había remplazado a los verdaderos profetas de Yahveh con los profetas paganos de Baal-. La inferencia obvia es que Ana Bolena era la Jezabel de Inglaterra -que podía usar el capricho que el rey tenía con ella para sustituir al Catolicismo con las fantasías de Lutero, al cual ella le tenía una particular devoción-. Ante el asombro de la congregación que se hallaba en la iglesia franciscana esa mañana, Peto advirtió a Enrique que si continuaba imitando a Acab, entonces su cadáver sufriría la misma indignidad en la cual había caído el rey israelita. Después de su muerte, los perros lamerían la sangre de Acab (cf. III Reyes 22, 38).
  
Supérfluo es decir, Enrique VIII no se emocionó por el sermón de Fray Peto. Pero aún no había caído en la locura tiránica que lo marcaría en sus últimos años. De hecho, el rey se reunió con Peto posteriormente a ese evento, para intentar persuadir al fraile de su creencia de que su matrimonio con Catalina era inválido. Peto, sin embargo, le advirtió al rey que su intento de abandonar a su leal esposa conduciría al final de la dinastía Tudor. Poco después de ese intercambio, Enrique permitió que Peto abandonara el país, porque había sido llamado a Tolosa de Francia para representar a los franciscanos ingleses en el capítulo general de la orden. Inmediatamente William Peto partió al continente, se presume, Enrique VIII nombró a uno de sus capellanes privados, el Dr. Hugo Curwen, para predicar el Domingo siguiente un sermón en el convento de Greenwich para contrariar a Peto.

Convento de los Franciscanos Observantes de Greenwich, demolido por Isabel I de Inglaterra (grabado de la época)
 
La contraofensiva de Enrique
El sermón de Curwen fue un ataque directo contra Peto y un atentado de defensa del planeado divorcio de Enrique. Hay evidencia creíble para sugerir que el rey mismo había asistido de incógnito, para oir la homilía de Curwen. El sermón comenzó con una acusación de cobardía contra Peto -Curwen decía que el fraile tenía miedo del rey y había huído a Tolosa para buscar refugio-. Como el capellán real comenzó a defender el intento de divorcio del rey, algunos de los frailes, liderados por su prior, Fray Enrique Elstow, comenzaron a protestar en alta voz. Elstow incluso escaló al coro alto de la iglesia, donde apareció “como un fantasma en escena” (cf. The Religious Orders in England - Las órdenes religiosas en Inglaterra, Vol. III, David Knowles, Cambridge University Press, 1959; pág. 207).
  
Los franciscanos bajaron gritando ante el predicador real. Suscitóse la protesta. Elstow entonces procedió a equiparar a Curwen con uno de los profetas de Baal, y también lo acusó de desear asegurar para sí el favor del rey en vez de gozar del favor de Dios. Curwen, exclamó Elstow, “era un borrego del rey, no un discípulo de la Verdad”. Al final, parece que Enrique VIII tuvo que manifestarse en público para imponerle silencio a Elstow. ¡Podemos asumir seguramente, entonces, que los franciscanos cayeron ese día en desgracia ante la realeza inglesa! Parece incluso que María, la futura reina católica, también se volvió contra ellos en esa época -probablemente temiendo que en su entusiasmo por la Iglesia, algunos frailes pudieran presionar a su padre a distanciarse aún más de ella-.
  
Después de regresar de Francia, fray Peto fue tomado prisionero por Enrique VIII. Entre los otros frailes que lo acompañaron en la prisión estaba fray Elstow. Un año después, se cree, ambos fueron liberados. Ellos inmediatamente escaparon a Europa continental, sabiendo que era peligroso para ellos permanecer en Inglaterra, porque día tras día, el rey respiraba más deseos de venganza contra la Iglesia. Al año siguiente, varios sacerdotes y religiosos -incluyendo los miembros de su propia comunidad- fueron muertos por causa de la Fe. En dos años, en 1535, incluso laicos, como Santo Tomás Moro, tuvieron que ir al patíbulo por su defensa de la Verdad. Peto vivió en Amberes por un tiempo, donde editó un libro escrito por el obispo San Juan Fisher en defensa de la reina Catalina de Aragón. También ayudó a muchos católicos ingleses y galeses refugiados durante su estadía en el continente. Varios de los espías de Enrique VIII informaron al rey que Peto “trabajaba más empeñadamente que una abeja estableciéndose” en el libro de Fisher, y que “el rey nunca había tenido en su reino traidores semejantes a los frailes” (The King's Reformation - La Reforma del rey, por George W. Bernard, Yale University Press, 2005; pág. 153).
  
Elevado a la púrpura y recibiendo el capelo rojo
En 1539, William Peto fue incluido en el Acta de Deshonra decretada contra el Cardenal Reginaldo Pole y sus aliados, pero estaba a salvo entonces de las garras del rey. De hecho, Peto vivía en Italia a finales de la década de 1530, donde permaneció hasta la muerte del rey Enrique VIII y su sucesor protestante, Eduardo VI. El 30 de Marzo de 1543, el Papa Pablo III consagró a Peto como obispo de Salisbury, aunque por supuesto, no podía posesionarse en la diócesis. Para ese tiempo, él podía reclamar su sede, pero no intentó nada al respecto. Incluso, con la asunción de María I en 1553, su antiguo confesor formalmente renunció al obispado de Salisbury y se retiró a su antiguo convento en Greenwich. 
  
Luego de su elección, el Papa Pablo IV decidió elevar al Obispo William Peto al Colegio Cardenalicio. Ambos se conocieron en Roma, y el Papa deseaba nombrar a William Peto como Legado Pontificio en Inglaterra, remplazando al Cardenal Reginaldo Pole, que había sido nombrado recientemente Arzobispo de Canterbury. Para entonces, Peto ya estaba muy anciano y declinó recibir el capelo cardenalicio. Aún así, el Papa Pablo IV realizó la postulación, y su viejo amigo fue elevado al cardenalato en Junio de 1557.
 
La reina María, se cree, no podría consentir que su viejo confesor recibiera el capelo rojo de los cardenales, y parece que Peto afrontó considerables -e injustas- burlas públicas por ello. Algunas fuentes incluso sugieren que fue apedreado por una turba de Londres poco después de este nombramiento, circunstancia que pudiera causarle la muerte meses después. Sobre su muerte, hay dudas sobre dónde y cuándo fue. Algunos se preguntan si el Cardenal Peto murió en Londres o en Francia. La fecha de su muerte también es materia de debate. Muchos coinciden en que murió pocas semanas antes que la reina, entre finales del verano y comienzos del otoño de 1558. Antes de morir en Noviembre de ese año, María Tudor le escribió al Papa Paulo IV. En su misiva, ella mencionó que le había ofrecido a Peto restablecerlo como Obispo de Salisbury, pero que él había declinado el ofrecimiento debido a su mala salud y avanzada edad.
  
¿Pero qué le pasó al cadáver de Enrique VIII?
Hay dos razones de por qué Enrique VIII no fue enterrado en la Abadía de Westminster, con el resto de su familia. La primera es que él había deseado ser sepultado junto a su tercera reina, Jane Seymour -la mujer que le dio su único hijo varón y heredero, Eduardo VI-. Ella fue enterrada en la Capilla de San Jorge del Castillo Windsor. En un testamento fechado a 1546, Enrique había mencionado específicamene su deseo de ser sepultado junto a ella, y también hizo provisiones para erigir un gran monumento para ambos -jamás fue realizado el monumento, y el sarcófago de mármol negro diseñado para Enrique VIII, que había confiscado al Cardenal Wolsey, hoy adorna la tumba del almirante Horacio Nelson en la Catedral de San Pablo-. La segunda razón para el entierro de Enrique VIII fuera de Londres es debido al hecho de que la gente -o por lo menos, la mayoría- lo odiaba. Pudo haber causado una rebelión el que el finado hubiese sido enterrado con todos los honores en la Abadía de Westminster -un monasterio que él mismo ha disuelto junto con todos los otros grandes santuarios y casas religiosas en Inglaterra y Gales-.
 
La macabra procesión a Windsor
Más de dos semanas pasaron desde su muerte antes que el gran cortejo fúnebre del cadáver de Enrique VIII dejara Whitehall y Westminster para llegar a Windsor. No mucha gente salió para rendirle los últimos respetos, y aquellos que lo hicieron fue por miedo o por un falso sentido de lealtad. Muchos de los dolientes fueron pagados para estar allí -entre ellos el servicio doméstico de Enrique VIII, los muchachos que trabajaban en sus cocinas y las mujeres que lavaban su ropa-. Cubiertos en trajes negros hechos especialmente para la ocasión, esos sirvientes del rey caminaron con su cadáver en dirección a Windsor. El ataúd de plomo, que fue conducido en un carruaje fastuosamente decorado, tenía una efigie de Enrique VIII en la tapa. Esta representación del rey muerto fue tan convincente que muchos, incluído el embajador español, pensaron que realmente éra el.
 
Un funeral real de la época implicaba un gran cortejo y un catafalco profusamente adornado. (Pompas fúnebres de Isabel I de Inglaterra)
  
Durante esta macabra procesión, los sacerdotes pudieron saludar el ataúd real al pasar por sus iglesias -asperjándole agua bendita y honrándole con incienso-. También habían estacionados varios obispos en el camino, para ofrecer misas en sufragio de su alma -a menudo en las arruinadas capillas monásticas, que él había vandalizado-. El cortejo de Enrique VIII fue también rodeado de estandartes que desplegaban imágenes de los santos, como el de San Eduardo el Confesor -cuyo santuario él destruyó- y de Nuestra Señora, la Virgen Santa María -cuyo principal lugar de peregrinación en Walsingham también fue saqueado por el rey-. ¡Tanta fue la enloquecedora maldad que agitó la mente y el alma de Enrique VIII hacia el final de su vida, que parecía convencido de, por un lado, poder afirmar su devoción a la Virgen María; mientras que, por otro lado, también profanaba sus iglesias, imágenes y santuarios!
  
A ocho millas de Londres, la procesión fúnebre de Enrique VIII se detuvo en Syon House para pasar la noche. En otro tiempo fue uno de los monasterios de la orden brigidina más apreciados en Inglaterra, pero entonces era una casa privada de campo. Antes de suprimir el monasterio, ejecutar a uno de sus sacerdotes (San Ricardo Reynolds), y dárselo a sus parientes por afinidad, la familia Seymour, él a menudo frecuentaba como peregrino dicho lugar. Disfrutaba de oir misa allí cuando era niño y aún cuando era un joven adulto, antes de que su propia Jezabel le condujera a las selvas de la soberbia espiritual. Como un cadáver ingrato, se cree, fue dejado solo esa noche en la capilla arruinada de la vieja abadía.
  
“Las lenguas de tus perros tomarán su parte del enemigo” (Salmo 68, 24)
Luego de que el Obispo de Londres ofreciera la misa por su alma, algunos asistentes notaron que el ataúd de plomo de Enrique había sido dañado durante la noche. Si fue por el peso de la efigie y las otras decoraciones sobre el ataúd, o porque el cadáver del rey explotó -estaba extremadamente hinchado y había entrado en un avanzado estado de descomposición entonces-, en todo caso el cajón parecía haberse expandido y abierto por partes. Los presentes también advirtieron el pútrido hedor que llenaba la vieja capilla de Syon donde estaban velando al rey, y un líquido como sangre también se filtraba sobre el piso de piedra. Tanto la fetidez como la pus sanguinolenta que emanaba de su supurante cuerpo eran demasiado repulsivas para mostrarla al público. Por eso decidieron llamar a los plomeros locales para soldar las juntas del ataúd de plomo antes de que la procesión emprendiera los pasos finales de su viaje.
 
En evidencia de uno de esos plomeros, como también de otros testigos, sabemos que cuando el ataúd real estaba siendo reparado, un perro (posiblemente propiedad de uno de los plomeros) corrió debajo del mismo y comenzó a lamer la sangre purulenta de Enrique VIII. Aquí hay el relato de un testigo ocular del evento, citado por Robert Hutchinson en su libro The Last Days of Henry VIII [Los últimos días de Enrique VIII] (Weidenfeld, 2005):
[El] pavimento de la iglesia estaba mojado con la sangre del rey. En la mañana vinieron los plomeros para soldar el ataúd bajo el cual se vio súbitamente a un perro reptando y lamiendo la sangre del rey. Si me preguntas cómo lo supe, te respondo que William Grenville, que apenas pudo retirar al perro, me lo dijo y también se lo contó al plomero.
Parece que se cumplió la profecía de Fray Peto. Como las antiguas advertencias del fraile a Enrique VIII en 1532 habían sido ampliamente difundidas para ese tiempo, muchos estuvieron alerta al respecto. De más está decirlo, la palabra que dio cuando se supo que Enrique VIII realmente se casó con la Jezabel inglesa y también había abandonado a Dios, siendo castigado por eso en una forma semejante a la del rey Acab.

Como ironía, el escudo real de Enrique VIII tenía como tenante (soporte heráldico) un perro. Y precisamente fue un cánido el instrumento para que la profecía de Fray Peto se cumpliera.
 
Finalmente fue sepultado junto a Jane Seymour en la Capilla de San Jorge, en Windsor. Casi un siglo más tarde, fue acompañado por Carlos I Estuardo, quien fue enterrado en la misma bóveda tras ser ejecutado por Oliver Cromwell. Ningún rey tuvo una gran losa sepulcral hasta principios del siglo XIX, y los sueños de Enrique VIII de ser sepultado en una tumba monumental jamás se cumplieron. Parece que aún sus descendientes protestantes están avergonzados de su tiránico ancestro. Uno también está tentado a recordar esa vieja frase, que en otro tiempo se pronunciaba tres veces en la coronación de los Papas: “Sic transit glória mundi” (Así pasa la gloria de este mundo).
 
Como Fray Peto y todos aquellos hombres y mujeres que afrontaron persecuciones y muerte por decir la Verdad a los poderosos durante el Cisma Anglicano, podemos -y debemos- los Católicos de hoy ser también valientes en proclamar el Evangelio de salvación. En ánimo de salvar las almas, enfrentemos la muerte, o el ser enviados a exilio o a prisión si es necesario, aún por aquellos cuya salvación anhelamos fervientemente. Es nuestro deber cristiano amar a todos los hombres y proclamar la Verdad, incluso como Cristo nuestro Salvador lo hizo.

CORAZA DE SAN PATRICIO CONTRA LA BRUJERÍA

San Patricio, Obispo, Apóstol y Patrono de Irlanda
    
La Coraza de San Patricio (o Lórica) es una oración que la tradición irlandesa atribuye a San Patricio como preparación para el duelo contra los paganos en Tara y para protegerse contra los ataques de los druidas celtas que buscaban su muerte. Esta oración es especial defensa contra los las tentaciones y ataques del diablo y sus agentes en la tierra durante estos tiempos de tribulación.
Me envuelvo hoy día y ato a mí una fuerza poderosa, la invocación de la Santísima Trinidad, y la fe en las tres divinas personas y en un único Dios. Me envuelvo hoy día y ato a mí la fuerza de Jesucristo, hijo de María siempre Virgen, a su Bautismo, la fuerza de su Crucifixión y entierro, la fuerza de su Resurrección y Ascensión, la fuerza de su vuelta para el Juicio de eternidad.
  
Me envuelvo hoy día y ato a mí el amor de los Querubines, la obediencia de los Ángeles, el servicio de los Arcángeles, la esperanza de la resurrección para el premio, las oraciones de los Patriarcas, las predicciones de los Profetas, las predicaciones de los Apóstoles, la fe de los Mártires, la inocencia de las santas Vírgenes, las buenas obras de los Confesores. Me envuelvo hoy día y ato a mí el amor maternal y la pureza virginal de María Santísima, Hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo y Esposa de Dios Espíritu Santo.
   
Me envuelvo hoy día y ato a mí la fuerza de Dios para orientarme, el poder de Dios para sostenerme, la sabiduría de Dios para guiarme, el ojo de Dios para prevenirme, el oído de Dios para escucharme, la palabra de Dios para apoyarme, la mano de Dios para defenderme, el camino de Dios para recibir mis pasos, el escudo de Dios para protegerme, los ejércitos de Dios para darme seguridad contra las trampas de los demonios, contra las tentaciones de los vicios, contra las inclinaciones de la naturaleza, contra los que desean el mal de lejos o de cerca, estando yo solo o en la multitud.
   
Convoco hoy día todas estas fuerzas poderosas, que están entre mí y estos males, contra las encantaciones de los falsos profetas, contra las leyes negras del paganismo, contra las leyes falsas de los herejes, contra la astucia de la idolatría, contra los conjuros de brujas, brujos y magos, contra la curiosidad que daña el cuerpo y el alma del hombre. Invoco a Jesucristo que me proteja hoy día contra el veneno, el incendio, el ahogo, las heridas para que pueda yo alcanzar abundancia en premio.
   
Jesucristo conmigo, Jesucristo delante de mí, Jesucristo detrás de mí, Jesucristo en mí, Jesucristo a mi derecha, Jesucristo a mi izquierda, Jesucristo en la anchura, Jesucristo en la longitud, Jesucristo en la altura, Jesucristo en el corazón de todo hombre que piensa en mí, Jesucristo en la boca de todos los que hablan de mí, Jesucristo en todo ojo que me ve y Jesucristo en todo oído que me escucha. Del Señor es la salvación, de Jesucristo es la salvación, Tu salvación, Señor, está siempre con nosotros. AMEN

viernes, 30 de octubre de 2015

UN VERDADERO CATÓLICO NUNCA DEBE CELEBRAR HALLOWEEN

Reflexión escrita por Sebastián Coeur
  
El 31 de octubre es el día más importante para los brujos y los satanistas. Si usted cree que no existen personas así, está en un error. De hecho, hay países donde la Iglesia Satánica está registrada; tal es el caso de Estados Unidos, donde en la década de los sesenta se aprobó el primer registro de una iglesia satánica. Si esto no fuese suficiente, existen asociaciones nacionales e internacionales de brujas y brujos, así como congresos de los mismos. La más reconocida, con varias divisiones y variantes, es la wicca. Sus congresos y festividades no son un secreto.
 
Dos de sus grandes eventos se festejan el último día del mes de octubre; actualmente, se han fusionado en una sola tradición: Halloween. Estos festejos son el Sabbat y el Festival de Samhain.
  
Orígenes del Halloween
El Festival de Samhain era celebrado cada 31 de octubre por los celtas, antiguos habitantes del ahora Reino Unido (Inglaterra). Samhain era su «dios y señor de la muerte», y lo honraban ese día ofreciéndole sacrificios de sus cosechas, animales y seres humanos. Los druidas, sacerdotes de los celtas, solicitaban a algunos pobladores que ofrecieran a un bebé o a una virgen para sacrificarla esa noche del 31 de octubre, en la cual el «señor de la muerte» los visitaría junto con sus demonios. A las personas que se negaran a entregar a la víctima se les marcaba en la puerta de su casa para que esa noche los demonios los destruyeran, y quienes cooperaban eran protegidos de los espíritus mediante una verdura o legumbre (generalmente, un nabo), dentro de la cual se ponía una vela (¿no le suena parecido a lo de la calabaza iluminada?). Durante la ceremonia, los druidas se disfrazaban con las pieles de los animales sacrificados para sacar del pueblo a los demonios que los visitaban, así podían regresar a la normalidad al día siguiente. Con las cenizas y restos de los sacrificios los druidas hacían un rito para conocer el futuro de los siguientes doce meses.
 
Por otra parte, el sabbat es lo que conocemos como «fiesta de brujas» o «aquelarre». En esa fiesta, las brujas y brujos se reunían para ofrecer sacrificios a Satanás («señor de la muerte») mediante ritos, actos de impureza y muerte (sacrificios de cualquier persona). Existen varias fechas especiales para celebrar el Sabbath a lo largo del año, pero la principal es el 31 de octubre.
  
Pero algunas personas opinan que «el Halloween actual no tiene nada que ver con eso»
Las personas conocidas como ocultistas, brujos y satanistas sí lo celebran. Sabemos que los niños participan inocentemente pero ¿le parece correcto que una familia católica celebre una costumbre satánica? ¿Aceptaría que alguno de su familia se disfrazara de algo que ofende a Dios? ¿Estaría de acuerdo con que alguien de su familia visitara un lugar donde se blasfema contra Dios? Entonces no meta a su casa fiestas del enemigo de Dios: fiestas de Lucifer.
 
Y ahora que sabe que esta es una festividad contra Dios: ¿le parece conveniente que sus niños se disfracen como una bruja y crean que es algo bonito e inocente? ¿Mandaría a sus hijos a una celebración de una religión de druidas, brujería o satanismo? Entonces no los deje festejar una costumbre de una religión ocultista y contraria al catolicismo; contraria al único y verdadero Dios: la Santísima Trinidad.
Si sus niños quieren disfrazarse, escoja otras fechas para esto, pero para festejar cosas buenas y agradables: que no ofendan a Dios, por favor.
 
«Pero es que todos lo celebran»
El hecho de que algo sea practicado por la mayoría, o que sea costumbre, no significa que Dios esté  de acuerdo con eso o que lo pasará por alto el día de nuestro Juicio, pues «todos lo hacían».
  
Recordemos las palabras de Nuestro Señor (San Mateo, cap. 15): «¿Por qué ustedes desobedecen el mandato de Dios para seguir sus propias tradiciones? Hipócritas, bien habló el profeta Isaías de ustedes cuando dijo: “Este pueblo me honra con la boca, pero su corazón está lejos de mí”».
  
No permita que la presión social y el qué dirán le ganen a su fe. No se contradiga entre lo que cree y entre lo que hace. No demuestre a sus hijos que las cosas de Dios no tienen importancia. ¡Usted debe ser el ejemplo de sus hijos y de su familia! No puede ser intermedio: eso lo aborrece Dios. Solamente hay dos bandos, y no tres: el bando de Dios y el bando de Satanás.
 
«Pero si yo no creo en Satanás y sus demonios, ¿cómo me podría afectar?»
La existencia de Satanás y sus demonios es un dogma de Fe para nosotros los católicos, que ha sido declarado por el concilio Lateranense IV en el año 1215 (Denzinger: 428): «Los ángeles fueron creados buenos, pero se hicieron malos por su rebelión contra Dios». El mismo Cristo, en tantísimos pasajes del Nuevo Testamento, lo llama el «Príncipe de este mundo» (Jo. 12-31; 14-30; 16-11). No es del caso exponer todos los lugares en que el mismo Cristo habla de la caída de los ángeles rebeldes, que no se mantuvieron firmes en la Verdad (Jo. 8-44), por lo que fueron condenados al fuego eterno (Mt. 25-41). El mal existe, aunque usted no crea en él; es como si alguien no creyera en el mundo celular y microscópico porque no lo ve, pero no por eso va a dejar de existir y de estar en su propio cuerpo.
 
¿Qué pasa si alguien participa por ignorancia?
Esta pregunta es una triste prueba de que las costumbres paganas y anticristianas, como el Halloween, se han infiltrado en nuestra sociedad, pues ¿cómo es posible que creamos que una fiesta donde todo gira alrededor de diablos, brujas, monstruos y demonios pueda agradar a Dios? Además, usted ya no es ignorante al respecto; por lo tanto, le quedan dos alternativas: o permanecer del lado de DIOS, a pesar de las críticas o comentarios de sus amigos y familiares, o dejarse llevar por el qué dirán y participar conscientemente en una costumbre de la Iglesia Satánica: cometiendo pecado contra Dios, Nuestro Señor Jesucristo. ¡Depende de usted!
  
Recomendaciones para este Halloween y los que vienen:
  1. Explique a sus hijos por qué no van a celebrar Halloween nunca más, y no les permita salir a pedir dulces.
  2. No deje que sus hijos vayan a la fiesta de Halloween de su escuela, conjunto, barrio, etc. Explíquele la razón al profesor; déjele una copia de esta información o, simplemente, no lleve a su hijo ese día a la escuela o colegio: más vale una falta al año que participar en el Halloween.
  3. No regale dulces a los niños ni a nadie que vaya a pedir dulces a su casa: esto también es una forma de participar.
  4. Realice varias copias de esta información y repártalas entre sus amistades, vecinos, amigos, conocidos, etc.
  5. Si eres joven o adolescente, tú también necesitas mantenerte fiel a Dios; por lo tanto, no participes en las fiestas de Halloween.
  6. Si usted tiene una tienda o un supermercado, o es propietario de un establecimiento comercial de cualquier tipo, no promueva esta fiesta; no adorne su local con cosas alusivas al Halloween. Puede obsequiar a sus clientes esta información o dejarla en una parte para que todos la lean.
  
Ayude a tener un país firme en su Fe Católica. Por amor y respeto a Dios y a la Santísima Virgen María: ¡diga NO al Halloween para siempre!

miércoles, 28 de octubre de 2015

FRANCISQUITO ABSOLVIÓ A LOS MACIELISTAS

Noticia tomada de ANIMAL POLÍTICO (México)
 
El Papa Francisco perdona a los Legionarios de Cristo
  
La indulgencia plenaria fue concedida el pasado 27 de julio, en el marco de los 75 años de la fundación de los Legionarios de Cristo, que se cumplen el próximo 3 de enero de 2016.
  
   
El Papa Francisco concedió el perdón a los Legionarios de Cristo y a todos los miembros del movimiento Regnum Christi, informó la organización.
 
La indulgencia plenaria fue concedida el pasado 27 de julio, en el marco de los 75 años de la fundación de la Legión, que se cumplen el próximo 3 de enero de 2016.
 
“Esta mañana he recibido el rescrito en donde se establecen las condiciones para que los Legionarios y todos los miembros del Movimiento puedan beneficiarse de esta gracia durante nuestro año jubilar, que concluirá en la Solemnidad del Sagrado Corazón de 2016. Me ha parecido conveniente comunicárselo cuanto antes y enviarles el decreto original y una traducción al español. Como saben, la indulgencia consiste en una remisión de las penas temporales por los pecados ya perdonados que el pecador debería purgar en la vida presente o en la futura antes de poder entrar en la plena comunión con Dios en el cielo. Los invito a aprovechar esta circunstancia para repasar lo que el Catecismo de la Iglesia Católica enseña sobre estas gracias concedidas desde los tesoros espirituales de la Iglesia”, indicó el director general de los Legionarios de Cristo, Eduardo Robles Gil, en una carta fechada el 27 de octubre y dirigida a los miembros del movimiento.
  
Eduardo Robles Gil, LC.
 
De acuerdo con el documento enviado por la Penitenciaría Apostólica, institución encargada de estas cuestiones dentro del Vaticano, el perdón se otorgará a aquellos miembros de la Legión y Regnum Christi que cumplan con una serie de prácticas.
“(Los) que se dediquen a practicar durante un tiempo conveniente las obras de misericordia corporales (dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, dar posada al peregrino, vestir al desnudo, visitar a los enfermos, redimir a los cautivos, enterrar a los muertos)”.

También se les concede la indulgencia plenaria a los que se dedicarán durante un tiempo a enseñar o aprender la doctrina cristiana o participarán en misiones de evangelización.
 
“Los miembros del Regnum Christi impedidos por la vejez o la enfermedad podrán lucrar la indulgencia uniéndose espiritualmente a las celebraciones jubilares y ofreciendo sus sufrimientos y oraciones por la nueva evangelización y por la instauración del Reino de Cristo”, indica el decreto numerado Prot. 762/15/1.
 
Es habitual que el Papa conceda indulgencias a las instituciones de la Iglesia cuando éstas cumplen aniversarios. En el caso de los Legionarios, la decisión papal coincide con el próximo Jubileo de la Misericordia.
 
Fundados en 1941 en México, los Legionarios de Cristo vivieron años muy difíciles, luego de la condena pronunciada en 2006 por el entonces Papa Benedicto XVI, quien criticó los abusos del fundador de la Legión, Marcial Maciel, quien, antes de fallecer, había tenido varias mujeres, hijos e incluso fue acusado de pederastia.
 
A continuación puedes consultar la carta completa sobre la indulgencia plenaria concedida por el 75 aniversario. 
 

lunes, 26 de octubre de 2015

LA EPOPEYA DE LOS CRISTEROS MEXICANOS: ENTRE LA PERSECUCIÓN POR LOS SIN DIOS Y LA TRAICIÓN DEL CLERO

Por ADELANTE LA FE
  
EL EJEMPLO DE LA EPOPEYA CRISTERA
    
“Una sola cosa diré y es que he trabajado con todo desinterés por defender la causa de Jesucristo y de su Iglesia. Vosotros me mataréis, pero sabed que conmigo no morirá la causa. Muchos están detrás de mí dispuestos a defenderla hasta el martirio. Me voy, pero con la seguridad de que veré pronto desde el cielo el triunfo de la religión en mi Patria”. (Beato Anacleto González Flores)
  
Hace 89 años comenzaba en México la epopeya cristera; gesta que nos enseña cómo debe comportarse un pueblo cuando su fe, lo más preciado que posee, es atacada y perseguida.
  
¡Tanto deberíamos aprender de aquellos cristeros y no mirar para otro lado, los católicos del siglo XXI!
 
Los hechos ocurridos durante la guerra no deben entenderse como una cuestión ideológica, sino teológica. El combate no fue por cuestiones ideológicas, sino teológicas. Es inteligible únicamente sub specie aeternitatis. La masonería -intrínsecamente satánica- se propuso destruir en tierra mexicana a la Iglesia de Cristo. El odio que mueve a Plutarco Elías Calles va en pos de ese objetivo a través de inicuas leyes y decretos persecutorios. Es terrible el relato que de este siniestro personaje hace el escritor inglés Francis Mc Cullagh:
“Por una u otra razón Calles siente un odio intenso contra la Iglesia católica, un odio que casi es tan grande como el de Cromwell. Un periodista norteamericano que estaba en Méjico, tuvo una vez la oportunidad de discutir ampliamente la cuestión religiosa con Calles, o más bien, de escuchar lo que Calles le dijo sobre el asunto durante hora y media. Este corresponsal es protestante, y no se interesaba particularmente por los temas religiosos, pero salió de aquella entrevista sudando frío, y me declaró (cuando puso recobrar el uso de la palabra) que le había consternado el abismo abierto bajo las palabras del Dictador. –Vi en el fondo de ellas -me dijo- no el odio de una vida, sino de muchas generaciones de odio”[1].
  
Si bien es cierto que durante la tiranía callista la persecución llegó al máximo, no debemos olvidar los antecedentes previos que llevaron a tan sangrienta situación[2]. En apretada síntesis digamos que derrotado el patriota Agustín de Iturbide (1823) comienza en México un agudo proceso de descristianización pergeñado por la masonería, siempre a través de los distintos agentes que tiene a su servicio tales como el liberalismo, el comunismo, etc.
  
En 1855, la peste liberal, de la mano de Benito Juárez, desata una terrible revolución. En 1856 se sanciona la ley Lerdo o de Desamortización (con esta ley se da visos de legalidad a la apropiación de los bienes de la Iglesia, se suprimen las órdenes religiosas, entre otras medidas, todas ellas contrarias al derecho natural).
  
Al año siguiente se proclama la terrible Constitución, impuesta por la logia norteamericana de Nueva Orleans. Algunos de sus artículos, por ejemplo, desautorizaba los votos religiosos y condenaba la existencia de órdenes religiosas (art. 5), prohibía los fueros eclesiásticos (art. 23), negaba a las corporaciones eclesiásticas la capacidad para tener bienes raíces (at. 27), correspondía exclusivamente a los poderes federales el ejercer en materia de culto religioso y disciplina externa, la intervención que designaran las leyes (art. 123).
  
El período 1872-76, con Lerdo de Tejada, el odio al catolicismo se acentúa de manera notoria al tiempo que se impulsa, con apoyo norteamericano, el protestantismo. Recordemos también que durante 1873 y hasta 1876 se produce la guerra de los Religioneros, alzamiento armado católico como reacción frente a la persecución.
   
Porfirio Díaz, liberal, no aplica las leyes de la Reforma que eran hostiles a la Iglesia, pero las mantiene vigentes. Sí fomentó en el ámbito educativo el espíritu laicista y por tal, antirreligioso.
  
En 1914 con el nombre de Revolución Mexicana el liberalismo vuelve con más furia. Los Obispos conciben la idea, entonces, de proclamar el señorío de Cristo en su patria. Primeramente coronaron la imagen del Sagrado Corazón de Jesús y más tarde consagraron la nación a Cristo Rey.
  
El año de 1917, con Carranza, va a ser nefasto. Si la Constitución de 1857 era de por sí terrible, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, proclamada ese año en Querétaro, será muchísimo peor. S.S. Pío XI condenó el espíritu antirreligioso que la animaba. Durante este período se dictaron leyes tiránicas como que sólo se permitía celebrar la Misa del día domingo y con ciertas condiciones; que el sacramento del Bautismo se administrara con agua corriente o que las confesiones de los moribundos se hiciesen en voz alta y delante de un empleado gubernamental.
  
El gobierno de Obregón (1920-24) se caracterizará por dar impulso a la antitea Constitución y por los diversos atentados a la Iglesia.
  
Y así llegamos a la tiranía de Plutarco Elías Calles.
  
El 2 de julio de 1926, con el apoyo de masones, comunistas y jacobinos, promulga la ley que lleva su nombre animada por un bestial odium fidei. La misma entraría en vigencia el 31 de julio de ese mes. Para decirlo con pocas palabras, la ley establece que la religión católica es un delito[3]. Tan alta era la hostilidad hacia la Iglesia de Cristo que los Obispos mexicanos, con la anuencia de Roma, deciden suspender el culto público a partir del mismo 31 de julio. El Pontífice Pío XI protesta refiriéndose a esta inicua ley:
“Es increíble, Venerables Hermanos, cuánto nos entristece esta grande perversión del ejercicio de la autoridad pública. Cualquiera que venere, como es su obligación, a Dios, Creador y Redentor nuestro amantísimo, cualquiera que desee obedecer a los preceptos de la Santa Iglesia, ¿deberá ser por esto, por esto sólo, decimos, considerado como culpable y malhechor? ¿Merecerá ser por esto privado de los derechos civiles? ¿Deberá ser encarcelado en las prisiones públicas con los criminales? ¡Oh! ¡Cuán justamente se aplican a los autores de tales enormidades, las palabras de Nuestro Señor Jesucristo a los príncipes de los judíos: «ésta es vuestra hora y el poder de las tinieblas»![4]
  
Los obispos mexicanos si bien no se comprometen directamente con el alzamiento, reconocen su legitimidad:
“hay circunstancias en la vida de los pueblos en que es lícito a los ciudadanos defender por las armas los derechos legítimos que en vano han procurado poner a salvo por medios pacíficos” (15-01-1927).
  
Tres largos años durará la sangrienta guerra. Del lado del gobierno, los “federales”, un ejército corrompido, cruel y sanguinario; los “agraristas” -beneficiarios de la reforma agraria-; los sindicatos anárquicos (CROM) y tras todo esto la diplomacia norteamericana que apoyará al gobierno económicamente para superar las crisis y rearmar las tropas.
  
La otra parte, los católicos. En su gran mayoría gente sin experiencia militar; los jóvenes de la ACJM, algunos sacerdotes (como los Padres Aristeo Pedrosa y José Reyes Vega, que llegarán al grado de generales entre los jefes revolucionarios y caerán en la empresa). Pero la mayoría de las fuerzas católicas viene de las capas más humildes de México: sindicatos católicos, campesinos, pequeños agricultores, indios y peones.
  
Las tropas adictas a la tiranía se lanzan al combate con la blasfemia en los labios: “¡Viva nuestro padre el diablo!”, gritan con un odio satánico a la religión y a todo lo que ésta representa. Los cristeros, por su parte, vivan a Cristo Rey y a la Virgen de Guadalupe. ¿Cómo es su fe? Dice nuestro querido Padre Alberto Ezcurra que:
“es la buena fe recta y sólida que clava sus raíces más profundas en la tierra firme de la catequesis misionera de España. Asombra el espíritu y la claridad de ideas de estos soldados de Cristo, el 60 % de los cuales no había asistido jamás a la escuela. Y su vida es conforme con su fe”[5].
  
Algo altamente significativo: el arma más eficaz de los cristeros para alcanzar la victoria fue, justamente, el conocer la importancia del derramamiento de su propia sangre antes que la muerte del enemigo. Los cristeros confiaban más en su propio sacrificio. Esto se llama martirio aceptado y deseado. De allí que el historiador Jean Meyer considere al movimiento Cristero como una Imitatio Christi colectiva.
 
Tres largos y sangrientos años duró la guerra, en la cual alrededor de 25.000 cristeros ofrecieron sus vidas. Murieron para que Jesucristo Rey viva en México.
 
El gobierno se da cuenta que éstos se mantienen firmes en el propósito de resistir a la tiranía. Como no puede, bajo ningún aspecto, poner fin al legítimo alzamiento recurre al engaño y a la mentira. Se llega así al momento más doloroso: los “Arreglos”. Aquí actuaron el embajador norteamericano Morrow y dos obispos felones: Monseñor Pascual Díaz y Monseñor Leopoldo Ruiz y Flores, que eran acérrimos enemigos de los cristeros. Estos Judas lograron inclinar a su favor la autoridad de Roma (no informada fidedignamente). Conclusión: La Iglesia cedió en todo y dispuso la reapertura del culto público, a cambio de falaces promesas del presidente Portes Gil.
  
Los cristeros -que nunca fueron consultados- se sintieron abandonados y traicionados pero en un acto supremo y heroico, obedecen. El General Jesús Degollado Guízar, al licenciar a las tropas, dice: 
“Debemos, compañeros, acatar reverentes los decretos ineluctables de la Providencia: cierto que no hemos completado la victoria; pero nos cabe, como cristianos, una satisfacción íntima mucho más rica para el alma: el cumplimiento del deber y el ofrecer a la Iglesia y a Cristo el más preciado de nuestros holocaustos, el de ver rotos, ante el mundo, nuestros ideales, pero abrigando, sí, ¡Vive Dios!, la convicción sobrenatural que nuestra fe mantiene y alimenta, de que al fin Cristo Rey reinará en México, no a medias, sino como Soberano absoluto sobre las almas.
    
Como hombres, cábenos también otra satisfacción que jamás podrán arrebatarnos nuestros contrarios: La Guardia Nacional desaparece, no vencida por nuestros enemigos, sino, en realidad, abandonada por aquellos que debían recibir, los primeros, el fruto valioso de sus sacrificios y abnegaciones. ¡Ave, Cristo, los que por Ti vamos a la humillación, al destierro, tal vez a una muerte ingloriosa, víctimas de nuestros enemigos, con el más fervoroso de nuestros amores, te saludamos, y una vez más, te aclamamos Rey de nuestra patria”[6].
  
La epopeya cristera podrá aparecer ante los ojos del mundo como un fracaso, un sacrificio inútil, pero en realidad fue un triunfo: triunfaron sobre la muerte en Cristo.
  
Ante un mundo cada vez más hostil y que declara la guerra a nuestra Santa Fe, la Cristiada se alza como estandarte y divisa, mostrándonos cómo debe ser un católico en serio. Roguemos con insistencia a la legión de mártires cristeros y a Nuestra Señora de Guadalupe para que salgamos del letargo en que nos encontramos y se despierte en nosotros el espíritu de combate por las verdades eternas e inmutables. Nuestra salvación depende de ello.
  
¡VIVA CRISTO REY! ¡VIVA LA VIRGEN DE GUADALUPE!
 
Daniel Omar González Céspedes
 
[1] Citado por Díaz Araujo, Enrique en: La epopeya cristera, Gladius N° 4, año 1985, p. 63.
 
[2] Los antecedentes previos a la Cristíada pueden verse en nuestro trabajo Beato Miguel Agustín Pro, Mártir de Cristo Rey, en Gladius N° 70, año 2007, pp. 65 a 70.
 
[3] Una síntesis de esta ley puede consultarse en el excelente libro de nuestro amigo P. Fray Armando Díaz, O.P., Beato Anacleto González Flores y los falsos héroes, Asociación Pro-Cultura Occidental, A.C., Guadalajara, Jalisco, México, 2007, pp. 99 a 102.
 
[4] Pío XI, Carta Encíclica Iniquis Afflictisque, 18 de noviembre de 1926.
 
[5] Ezcurra, Alberto; Recensión bibliográfica: La Cristiada, de Jean Meyer, en Mikael N° 11.
 
[6] En Rius Facius, Antonio; México Cristero, Asociación Pro Cultura Occidental, A.C., Guadalajara, Jalisco, México, 2002, Tomo 2, pp. 496 y 497. A nuestro entender la más recomendable y completa obra sobre el tema.

domingo, 25 de octubre de 2015

ACTO DE CONSAGRACIÓN DEL GÉNERO HUMANO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, COMPLETO Y VERDADERO


Esta oración de consagración al Sagrado Corazón de Jesús fue escrita por el Papa León XIII en 1899, junto con la Encíclica “Annum Sacrum”; y el Papa Pío XI ordenó que esta consagración se rezase el último Domingo de Octubre (Día de Nuestro Señor Jesucristo Rey). Además, es la AUTÉNTICA Y COMPLETA oración consagratoria al Sagrado Corazón, porque no sólo traemos el original en Latín (como fuera publicada en las Actas de la Sede Apostólica en 1927), sino también porque muchos sitios publican la traducción de la oración mutilada por la secta deuterovaticana el 18 de Julio de 1959 (eliminando la súplica por la conversión de los paganos y musulmanes, y la conversión de los judíos) para hacerla “ecuménica” y “políticamente correcta”. Y como Católicos Sedevacantistas que somos, hemos de asumir la Verdad totalmente y difundirla, como efectivamente hemos resuelto hacer.
   
LATÍN
ACTUS CONSECRATIÓNIS HUMÁNI GÉNERIS AD SACRATÍSSIMI CORDIS JESU
 
Jesu dulcíssime, Redémptor humáni géneris, réspice nos ad altáre (Extra ecclesiam vel oratorium, dicitur: ante conspéctum) tuum humíllime provolútos. Tui sumus, tui esse vólumus; quo autem tibi conjúncti fírmius esse possímus, en hódie sacratíssimo Cordi tuo se quisque nostrum sponte dédicat. Te quidem multi novére nunquam; te, spretis mandátis tuis, multi repudiárunt. Miserére utrorúmque, benigníssime Jesu, atque ad sanctum Cor tuum rape univérsos. 
  
Rex esto, Dómine, nec fidélium tantum qui nullo témpore discessére a te, sed étiam prodigórum filiórum qui te reliquérunt: fac hos, ut domum patérnam cito répetant, ne miséria et fame péreant. 

Rex esto eórum, quos aut opiniónum error decéptos habet, aut discórdia separátos, eósque ad portum veritátis atque ad unitátem fídei révoca, ut brevi fiat unum ovíle et unus pastor. 
 
Rex esto, eórum ómnium, qui in ténebris idololatríæ aut islamísmi adhuc versántur, eósque in lumen regnúmque tuum vindicáre ne rénuas. 
  
Réspice dénique misericórdiæ óculis illíus gentis fílios, quæ támdiu pópulus eléctus fuit: et Sanguis, qui olim super eos invocátus est, nunc in illos quoque redemptiónis vitǽque lavácrum descéndat. 
  
Largíre, Dómine, Ecclésiæ tuæ secúram cum incolumitáte libertátem; largíre cunctis géntibus tranquillitátem órdinis; pérfice, ut ab utróque terræ vértice una résonet vox: “SIT LAUS DIVÍNO CORDI, PER QUOD NOBIS PARTA SALUS: IPSI GLÓRIA ET HONOR IN SǼCULA”. Amen.
 
TRADUCCIÓN
ACTO DE CONSAGRACIÓN DEL GÉNERO HUMANO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
    
Jesús, dulcísimo Redentor del género humano, míranos postrados humildemente delante de tu Altar (Fuera de la iglesia o el oratorio, decir: ante tu Presencia); tuyos somos y tuyos queremos ser, y a fin de estar más firmemente unidos a ti, he aquí que, hoy día, cada uno de nosotros se consagra espontáneamente a tu Sagrado Corazón.
  
Muchos, Señor, nunca te conocieron; muchos te desecharon al quebrantar tus Mandamientos; compadécete, Jesús, de los unos y de los otros, y atráelos a todos a tu Santo Corazón. Sé Rey, ¡Señor!, no sólo de los fieles que jamás se separaron de ti, sino también de los hijos pródigos que te abandonaron; haz que vuelvan pronto a la casa paterna, no sea que perezcan de miseria y de hambre.
  
Sé Rey de aquéllos a quienes engañaron opiniones erróneas y desunió la discordia; tráelos al puerto de la Verdad y a la unidad de la Fe, para que luego no quede más que un solo Rebaño y un solo Pastor.
  
Sé Rey de los que aún siguen envueltos en las tinieblas de la idolatría o del islamismo. A todos dígnate atraerlos a la luz de tu Reino.
  
Mira, finalmente, con ojos de misericordia, a los hijos de aquel pueblo, que en otro tiempo fue tu predilecto; que también descienda sobre ellos, como bautismo de redención y vida, la Sangre que reclamó un día contra sí.
  
Concede, Señor, a tu Iglesia incolumidad y libertad segura, otorga a todos los pueblos la tranquilidad del orden; haz que del uno al otro polo de la tierra resuene esta sola aclamación: “ALABADO SEA EL DIVINO CORAZÓN, POR QUIEN HEMOS ALCANZADO LA SALUD; A ÉL GLORIA Y HONOR, POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS”. Así sea.
 
El Papa Pío XI, en Audiencia concedida al Cardenal de la Sagrada Penitenciaría Apostólica el 16 de Julio de 1926, concedió 300 días de Indulgencia a cuantos rezaren devotamente esta oración. Indulgencia plenaria al mes, con las condiciones de rigor, cuando se rece durante un mes. También se obtiene la Indulgencia plenaria en el Día de Nuestro Señor Jesucristo Rey, el último Domingo de Octubre.

UNA PÉSIMA ELECCIÓN

Tomado de RADIO CRISTIANDAD (Parte 1 y Parte 2). Para contextualizarnos, leer LAS CARGAS QUE DIOS NOS DA.
   
Partida de Abraham y Lot
    
Queremos dedicar nuestra columna de hoy a hablar de la “carga” de Abram –es decir, de su sobrino Lot-. Hay ciertos aspectos en la vida de Lot que nos tocan muy de cerca, y al contemplarnos en el espejo de lo que ocurrió con él, podemos esforzarnos para que no nos suceda lo mismo a nosotros.
  
En nuestra primera reflexión acerca del Patriarca observamos que un gran error que cometió fue llevar consigo a alguien a quien Dios no había incluido en su llamamiento, a Lot. Esa decisión errada trajo aparejadas muchas desdichas a lo largo de la vida de Abraham, hasta que llegó un punto en el que tuvieron que separarse.
 
Vamos a repasar este pasaje que se encuentra en Génesis 13: 5-9:
También Lot, que iba con Abram, poseía rebaños, vacadas y tiendas. Mas el país no les permitía vivir juntos, porque era mucha su hacienda, de modo que no podían habitar juntamente. De ahí nacieron contiendas entre los pastores de las greyes de Abram y los pastores de las greyes de Lot. Además, los cananeos y los fereceos habitaban en aquel tiempo en esa región. Dijo, pues, Abram a Lot: “No haya, te ruego, contienda entre mí y ti, ni entre mis pastores y tus pastores; pues somos hermanos. ¿No está todo el país delante de ti? Sepárate, por favor, de mí. Si tú vas a la izquierda, yo iré a la derecha; y si tú vas a la derecha, yo iré a la izquierda.”
  
El Apóstol San Pablo nos enseña que los “espirituales” y los “carnales” no pueden convivir, y por eso aconseja que “no nos unamos en yugo desigual con los incrédulos (en griego ápistos; y significa “persona indigna de confianza”, “infiel”, “pagano”), y eso se aplica no sólo al matrimonio sino a las amistades y a cualquier otra relación de compañerismo, concordia o acuerdo que establecemos con otra persona.
  
En Romanos 8: 5-8 dice:
Pues los que viven según la carne, piensan en las cosas de la carne; mas los que viven según el espíritu, en las del espíritu. Y el sentir de la carne es muerte; mas el sentir del espíritu es vida y paz. Pues el sentir de la carne es enemistad contra Dios, porque no se sujeta a la Ley de Dios ni puede en verdad hacerlo. Y los que viven en la carne no pueden, entonces, agradar a Dios.
  
La primera parte de este pasaje en el koiné original dice lo siguiente:
“Porque los que son de la carne PIENSAN en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, PIENSAN en las cosas del Espíritu”.
 
Cuando la Escritura habla de “carne” no se refiere únicamente a los apetitos sexuales, sino a todo lo que compete a la naturaleza física del hombre cuando está fuera de control —la gula, la avaricia, la ira, la codicia, etc. En una palabra, todos los pecados capitales con todas sus ramificaciones, consecuencias, corolarios y acápites-. La Biblia clasifica como “carnal” a un ser humano cuando éste se deja arrastrar por sus apetitos, por sus deseos, que busca satisfacer a toda costa.
  
Eso fue precisamente lo que ocurrió con Lot… Se dejó guiar por sus sentidos materiales y eso lo incitó a hacer una PÉSIMA ELECCIÓN.
  
En Génesis 13: 9 comienza el resto de la historia que dejamos inconclusa:
Alzando entonces Lot sus ojos vio toda la vega del Jordán, toda ella de regadío, hasta los límites de Segor. Antes de que destruyese Yahvé a Sodoma y Gomorra era esta región como el jardín de Yahvé, como la tierra de Egipto. Eligió, pues, Lot para sí toda la vega del Jordán, y se trasladó al oriente; y así se separaron el uno del otro. Abram se estableció en la tierra de Canaán, y Lot habitó en las ciudades de la Vega, donde plantó sus tiendas hasta Sodoma.
  
Lot “levantó los ojos y vio”. Basó su elección únicamente en lo que “vieron sus ojos” –es decir, se dejó guiar por la vista de sus ojos, por sus sentidos materiales, y en eso estribó la esencia de su fracaso.
  
En esta columna no vamos a hablar de su fracaso. Queremos dedicar este espacio a analizar lo peligroso que resulta para un cristiano guiarse puramente “por lo que sus ojos ven”.
  
Los grandes pecados de los que hablan la Biblia tienen su origen ahí. Voy a dar unos cuantos ejemplos:
  1. Génesis 3: 6.Y VIO la mujer (Eva) que el árbol era bueno para comer, y que era agradable A LOS OJOS, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido (Adán), el cual comió así como ella. COMENTARIO: Todos sabemos lo que pasó… Nada más y nada menos que el pecado hizo su entrada en el mundo; y, junto con el pecado, la enemistad con Dios, la muerte, la enfermedad y todas las catástrofes habidas y por haber.
  2. Génesis 6: 1-2. Aconteció que cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra, y les nacieron hijas, que VIENDO los hijos de Dios (es decir, la descendencia de Set) que las hijas de los hombre (la descendencia de Caín) eran hermosas, tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas. COMENTARIO: De esa mezcla surgieron “gigantes” (nefilim), una raza adulterada.
  3. Génesis 37: 4. (Los patriarcas). Y VIENDO sus hermanos que su padre lo amaba (a José) más que a todos sus hermanos, le aborrecían, y no podían hablarle pacíficamente. COMENTARIO: De lo que vieron, la envidia se posesionó de sus corazones y tramaron el asesinato de José.
  4. Génesis 32: 1. VIENDO el pueblo (de Israel) que Moisés tardaba en descender del monte, se acercaron entonces a Aarón, y le dijeron: Levántate, haznos dioses que vayan delante de nosotros… COMENTARIO: el pueblo cayó en el paganismo, hicieron un becerro y lo adoraran.
  5. II Samuel 11: 1-2. Aconteció al año siguiente en el tiempo que salen los reyes a la guerra, que David envió a Joab, y con él a sus siervos y a todo Israel, y destruyeron a los amonitas, y sitiaron a Rabá; pero David se quedó en Jerusalén. Y sucedió un día, al caer la tarde, que se levantó David de su lecho y se paseaba sobre el terrado de la casa real; y VIO desde el terrado a una mujer que se estaba bañando, la cual era muy hermosa. COMENTARIO: La deseó, la mandó a traer, no le importó que fuera una mujer casada. Y lo que de ahí se originó fue que David mandó a asesinar al esposo de esta mujer para ocultar su pecado.
  6. Ester 3: 5. Y VIO Amán que Mardoqueo ni se arrodillaba ni se humillaba delante de él; y se llenó de ira. COMENTARIO: Amán salió de allí tramando un complot contra el pueblo de Israel, que sólo la intervención divina logró deshacer.
  7. Hechos 8: 18. Cuando VIO Simón (el mago de Samaría) que por la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero. COMENTARIO: Ése fue el nacimiento del “pecado de simonía”, es decir, pretender comprar con dinero los dones espirituales.
  
Y podría continuar citando ejemplos y más ejemplos tomados de las Escrituras para ilustrar la misma idea.
  
¿Por qué creen ustedes que vano que Jesús dijo que “si tu ojo te escandaliza, sácatelo y échalo de ti”, y que “basta mirar a una mujer con codicia para que el adulterio ya sea cometido en el corazón”? El ojo —también dice Jesús— es la lámpara del cuerpo (Mateo 6: 22).
 
¿Qué conclusión podemos sacar de todo esto?
  
Dice el Apóstol San Pablo en Colosenses 3: 1-2: “Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. PONED LA MIRA en las cosas de arriba, no es las de la tierra”.
 
Y en Hebreos 12: 2 dice el oráculo divino cómo debemos vivir “PUESTOS LOS OJOS EN JESÚS, el autor y consumador de la fe…”
  
Cada día, a cada hora, en cada coyuntura de nuestra vida, tenemos que tomar decisiones —algunas más importantes que otras— y es necesario que en esos momentos no basemos nuestras decisiones en la “vista de nuestros ojos”, es decir en “nuestro parecer humano”, sino en la voluntad de Dios. Las decisiones que se toman en base a un criterio puramente humano tienen consecuencias desastrosas.
  
En el segundo misterio glorioso (la Ascensión del Señor), yo siempre le pido que fije mis ojos en Él y que me ayude a contemplarlo todo a través de los Suyos. Cuando miramos a través de los ojos de Cristo —desde su perspectiva— la victoria está garantizada.
  
Digámosle a Nuestra Señora hoy y cada día:
“Oh Señora y Madre mía, yo me ofrezco todo a Vos, y en prueba de mi filial afecto os consagro en este día MIS OJOS, MIS OÍDOS, MI LENGUA, MI CORAZÓN, en una palabra, TODO MI SER. Ya que soy todo Vuestro, oh Madre de Bondad, guardadme y defendedme como cosa y posesión Vuestra. Amén”.
 
***
   
Continuemos hablando acerca de la pésima elección que hizo Lot, el sobrino de Abraham, un hombre con una mentalidad diametralmente opuesta a la de su tío, porque Lot era un hombre carnal (en griego ψυχικός, psujikós) mientras que Abraham era un hombre espiritual (en griego πνευματικῶς, pneumatikós), y los espirituales y los carnales no tienen ningún punto en común.
  
Los espirituales gozan de paz interior (aun en medio de las luchas más crueles), tienen victoria en las tentaciones, se mantienen alejados del pecado (al menos del pecado mortal), crecen continuamente en fe, en gracia y en santidad, producen fruto en abundancia, viven separados del mundo y son sinceros y honestos y viven en unión sólida y madura con Dios.
  
En cambio, los carnales viven en una batalla incesante dentro de ellos porque están llenos de deseos de este mundo que nunca logran satisfacer, son derrotados constantemente por el enemigo y siempre andan revolviéndose en el fango del pecado, no maduran jamás (con un infantilismo espiritual permanente), no producen frutos para la gloria de Dios (siembran para la carne, y de la carne siegan corrupción), son hipócritas (sus palabras y sus obras están perennemente divorciadas) y viven en adulterio espiritual, basan su vida espiritual en ejercicios exteriores de piedad y jamás penetran en la esencia viva de la oración.
  
San Gregorio Magno, en su “Morália, sive exposítio in Job” —conocida también como “Magna Morália”—, explica lo siguiente:
“Hay hombres que se lanzan alocados a los bienes deleznables, ignorando que existen los eternos o no haciendo aprecio de ellos… Creados para contemplar la luz de la verdad, no elevan jamás hasta ella los ojos de su alma, jamás tienen un deseo, jamás intentan volar hacia la contemplación de la patria perdurable. Se abandonan a los placeres en los que se hallan sumergidos, y aman, cual si fuera su patria, el triste lugar del destierro. En el abismo de las tinieblas están tan alegres como si una luz radiante los alumbrara.
   
En cambio, los elegidos, no atribuyéndole ningún valor a los bienes temporales, buscan aquellos para los que sus almas fueron creadas. Aprisionados en este mundo por las ataduras de la carne, procuran remontarse por encima de este mundo y toman la saludable resolución de despreciar lo que pasa con el tiempo y de suspirar por las cosas que perduran”.
 
En una palabra, los “espirituales” buscan las cosas de arriba y los “carnales” las de abajo. Y eso fue, precisamente, lo que ocurrió con Lot.
  
Llegó el momento en que tuvieron que separarse Abraham y Lot porque no podían convivir. Volvamos a leer este pasaje en Génesis 13: 5-9:
También Lot, que iba con Abram, poseía rebaños, vacadas y tiendas. Mas el país no les permitía vivir juntos, porque era mucha su hacienda, de modo que no podían habitar juntamente. De ahí nacieron contiendas entre los pastores de las greyes de Abram y los pastores de las greyes de Lot. Además, los cananeos y los fereceos habitaban en aquel tiempo en esa región. Dijo, pues, Abram a Lot: “No haya, te ruego, contienda entre mí y ti, ni entre mis pastores y tus pastores; pues somos hermanos. ¿No está todo el país delante de ti? Sepárate, por favor, de mí. Si tú vas a la izquierda, yo iré a la derecha; y si tú vas a la derecha, yo iré a la izquierda.”
 
Sí, cuando los carnales se van por la izquierda… los espirituales toman por la derecha, y viceversa. Pero ambos NUNCA SIGUEN POR LA MISMA VÍA, porque sus objetivos, sus metas, sus miras, sus propósitos, sus deseos, sus anhelos se oponen entre sí.
 
Y, ¿qué hizo Lot? Bueno, sigamos leyendo en el capítulo 13 de Génesis:
Alzando entonces Lot sus ojos vio toda la vega del Jordán, toda ella de regadío, hasta los límites de Segor. Antes de que destruyese Yahvé a Sodoma y Gomorra era esta región como el jardín de Yahvé, como la tierra de Egipto. Eligió, pues, Lot para sí toda la vega del Jordán, y se trasladó al oriente; y así se separaron el uno del otro. Abram se estableció en la tierra de Canaán, y Lot habitó en las ciudades de la Vega, donde plantó sus tiendas hasta Sodoma. Los habitantes de Sodoma eran muy malos y pecadores contra Yahvé.
Lot probablemente pensó que había hecho “un negocio redondo”… “Vio toda la vega del Jordán, toda ella de regadío” y se dijo para sus adentros: “Mi tío Abram me ha dado a elegir, y según lo que estoy mirando, mi elección está hecha…, es obvia…, no tengo ni qué pensarlo dos veces. Elijo esa vega tan fértil, verde y hermosa, tan prometedora”. Y allí plantó sus tiendas hasta llegar a Sodoma.
  
¡Qué astuto es el demonio! Nos presenta un cuadro tan bello, disfraza el pecado y la mentira con un ropaje tan espléndido que si no tenemos discernimiento espiritual caemos irremisiblemente en sus redes y trampas. ¡Bien aconsejó el Apóstol San Pablo que “no ignoráramos las maquinaciones de Satanás”! (II Corintios 2: 11).
  
Y ahí está Lot, hombre carnal que se vale únicamente de sus sentidos materiales para dirigir su vida y piensa que las cosas son lo que parecen ser. ¡Qué ajeno estaba, empero, de que de allí habría de salir muy pronto y con todos sus sueños destrozados! En cambio, Abram eligió a Canaán y allí se estableció.
 
En el capítulo 19 del Génesis leemos acerca de los resultados de esta pésima elección de Lot. Aquella ciudad de Sodoma, que había escogido por morada, resultó ser la sede y cuna de todas las inmoralidades, depravaciones y aberraciones sexuales —cosas de las cuales el mundo de hoy se gloría y enorgullece y de las que una bestia que anda ahora por Roma, con dos cuernos como “los de un cordero” pero que habla como dragón, se atrevió a decir: “¿Quién soy yo para juzgarlos?”— Tú, inicuo, no eres nadie, pero Yahvé de los Ejércitos sí los juzga y ha dicho que todas esas cosas son ABOMINACIÓN, y el verdadero pueblo de Dios se aúna al criterio de Su Dios.
  
Pues bien, Yahvé ya no pudo soportar más aquella asquerosidad de Sodoma y decidió destruir la ciudad con todos sus habitantes. Allí vivía Lot con su esposa, sus dos hijas y sus yernos. Y Dios envió “dos ángeles” para que le comunicaran a Lot Su divina decisión. A pesar de no estar en el centro de Su voluntad, Dios tuvo esa deferencia con Lot en atención a su amigo Abram. Vamos a leer la historia completa en Génesis 19: 1-23:
Llegaron los dos ángeles a Sodoma por la tarde cuando Lot estaba sentado en la puerta de Sodoma. Al verlos se levantó Lot a salirles al encuentro; y postrándose rostro en tierra, dijo: “Mirad, señores míos, os ruego que os dirijáis hacia la casa de vuestro siervo, para pernoctar y lavaros los pies, y de madrugada os levantaréis para seguir vuestro camino”. Mas ellos dijeron: “No, pues pasaremos la noche en la plaza”. Pero les instó de tal manera que se encaminaron y fueron a su casa, donde les preparó un banquete y coció panes ácimos; y comieron.
  
Mas antes de que fueran a acostarse, los hombres de la ciudad, los sodomitas, que habían cercado la casa, todo el pueblo junto, desde los jóvenes hasta los viejos, llamaron a Lot y le dijeron: “¿Dónde están los varones que han venido a ti esta noche? Sácanoslos para que los conozcamos”. Lot salió a la entrada donde ellos estaban, y cerrando tras sí la puerta, dijo: “Os ruego, hermanos míos, no hagáis esta maldad. Mirad, tengo aquí dos hijas que aún no han conocido varón. Os las sacaré fuera; haced con ellas como bien os parezca, pero no hagáis nada a estos varones; pues para eso se han acogido a la sombra de mi techo”. Mas ellos respondieron: “¡Quítate allá!” Y añadieron: “¡Este individuo que vino como extranjero, quiere hacerse juez! Ahora te trataremos a ti peor que a ellos”. Y arrojándose sobre el hombre, sobre Lot, con gran violencia se acercaron para forzar la puerta. Entonces los dos varones alargaron la mano y metieron a Lot dentro de la casa donde estaban, y cerraron la puerta. Y a los hombres que estaban a la puerta de la casa los hirieron con ceguera, desde el menor hasta el mayor, de modo que se fatigaron inútilmente por hallar la puerta.
  
Luego dijeron los varones a Lot: “¿Tienes aquí todavía alguno? Sácalos a todos de aquí: los yernos, tus hijos y tus hijas, y todo cuanto tengas en la ciudad. Pues vamos a destruir este lugar, porque se ha hecho grande su clamor delante de Yahvé, y Yahvé nos ha enviado a exterminarla”. Salió, pues, Lot y habló con sus yernos, desposados con sus hijas, diciendo: “Levantaos, salid de este lugar; porque Yahvé va a destruir la ciudad”. Mas era a los ojos de sus yernos como quien se burlaba. Al rayar el alba, los ángeles apremiaron a Lot, diciendo: “Levántate, toma a tu mujer y a tus dos hijas que se hallan contigo, no sea que perezcas por la maldad de la ciudad.” Y como él tardase, los varones lo asieron de la mano, y, por compasión de Yahvé hacia él, también a su mujer y a sus dos hijas. Lo sacaron, pues, y lo pusieron fuera de la ciudad. Y mientras los sacaban fuera, dijo uno: “Ponte a salvo, por tu vida. No mires atrás, ni te pares en ningún lugar de la Vega. Huye a la montaña, no sea que perezcas”. Pero Lot les dijo: “No, por favor, Señor mío. Veo que tu siervo ha hallado gracia a tus ojos, y le has mostrado tan grande misericordia salvándome la vida; mas no puedo escapar a la montaña, sin riesgo de que me alcance la destrucción y la muerte. He ahí cerca esa ciudad donde podría refugiarme. Es tan pequeña. Con tu permiso huiré a ella —¿No es ella tan pequeña?— y vivirá mi alma”. Le contestó: “Bien, te concedo también esta gracia de no destruir la ciudad de la cual hablas. Date prisa, refúgiate allá; pues nada podré hacer hasta que hayas entrado en ella”. Por eso fue llamada aquella ciudad Segor. Salía el sol sobre la tierra cuando Lot entraba en Segor.
Y entonces, ¡pobre Lot que había cifrado sus esperanzas y sueños en aquella tierra depravada y pecadora!
 
1º) PERDIÓ TODO LO QUE TENÍA EN UN SOLO INSTANTE. (Génesis 19: 24-25):
Entonces Yahvé hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego que venía de Yahvé, desde el cielo. Y destruyó aquellas ciudades, y toda la Vega, con todos los habitantes de las ciudades, hasta las plantas del suelo.
 
2º) PERDIÓ A SU ESPOSA. (Génesis 19: 26): Mas la mujer de Lot miró atrás y se convirtió en estatua de sal.
 
La esposa de Lot no pudo reprimir el deseo de volver sus ojos hacia lo que dejaba atrás. A ella no le importaba vivir en medio de abominaciones y de pecados. Añoraba el pasado y quiso tener un último recuerdo de aquello en lo que estaba centrado su corazón… pero QUEDÓ CONVERTIDA EN UN PILAR DE SAL.
  
3º) LAS HIJAS DE LOT APRENDIERON TODA CLASE DE INMORALIDADES. (Génesis 19: 30-36):
Subió Lot de Segor y habitó con sus dos hijas en la montaña, porque tuvo miedo de quedarse en Segor. Se estableció, por eso, en una cueva, él y sus dos hijas. Y dijo la mayor a la menor: “Nuestro padre es viejo y no hay en el país hombre que se llegue a nosotras, como es costumbre en toda la tierra. Vamos a embriagar a nuestro padre con vino, y nos acostaremos con él, a fin de conseguir de nuestro padre descendencia.” Embriagaron, pues, con vino a su padre esa misma noche; y entró la mayor y se acostó con su padre, sin que él se diera cuenta de ello, ni cuando ella se acostó ni cuando se levantó.
   
Al día siguiente dijo la mayor a la menor: “Mira, yo me acosté anoche con mi padre; démosle a beber vino también esta noche, y entra tú para acostarte con él, de modo que de nuestro padre consigamos descendencia.” Embriagaron, pues, con vino, también aquella noche a su padre y fue la menor a acostarse con él, sin que él se diera cuenta de ello, ni cuando ella se acostó, ni cuando se levantó. Y sucedió que las dos hijas de Lot concibieron de su padre.
La depravación de Sodoma había calado hasta la médula a aquellas dos muchachas que veían como natural la embriaguez, el incesto, etc.
  
4º) EL FRUTO DE AQUEL INCESTO FUE EL SURGIMIENTO DE DOS NACIONES ENEMIGAS ACÉRRIMAS DE ISRAEL: Moab y Amón. (Génesis 19: 37-38):
La mayor dio a luz un hijo, a quien llamó Moab. Es el padre de los moabitas hasta hoy. También la menor dio a luz un hijo, al cual llamó Ben-ammí. Es el padre de los ammonitas hasta hoy.
 
CONCLUSIÓN: Un don del Espíritu Santo que necesitamos en estos tiempos finales de la historia de la humanidad es el DISCERNIMIENTO.
 
Sí, necesitamos discernimiento para saber distinguir entre lo bueno y lo malo, entre lo verdadero y lo falso, entre los maestros y profetas legítimos y los pseudo maestros y profetas, entre la voluntad de Dios y nuestra propia voluntad.
  
Necesitamos discernimiento para no disfrazar de virtud el pecado. En el Salmo 94 se habla de los que “hacen agravio en forma de ley”, es decir, de los que disfrazan la soberbia más luciferina de “humildad”, el deseo de herir al prójimo de “celo por la santidad”, las doctrinas más mentirosas de “deseos de atraerlos a todos”.
 
Ha llegado la hora final —y es ésta— cuando el verdadero pueblo de Dios tiene que definirse y pronunciarse en favor de lo que es justo, santo y agradable a Dios, y rechazar abiertamente toda apariencia de santidad que provoca arqueadas en el paladar divino.
 
Lectores, esto no es juego, no es una leyenda, no es alguna historieta de la antigua Mesopotamia… El propio Jesús en su discurso escatológico en el Evangelio de San Lucas citó esta historia cuando nos dijo“ACORDAOS DE LA MUJER DE LOT”.
  
Sí, recordemos en este tiempo de confusión, de mentira, de destrucción de la verdadera catolicidad de la Iglesia, que, si no andamos absolutamente definidos, podemos perderlo todo en un instante…
     
¡¡¡ELIJAMOS BIEN!!!

Reynaldo