domingo, 4 de junio de 2017

“MOVIMIENTO CARISMÁTICO”: HISTORIA SECRETA

Traducción de la sección ¿Cómo explicar estas creencias Católicas Tradicionales? de TRADITIO. Algunos datos fueron añadidos por el traductor.
 
  
El Carismaticismo es una manía moderna particularmente virulenta que infecta a la Iglesia Novusordiana, la cual tiene sus raíces profundas en la herejía protestante.
 
A finales del siglo XVII, los albores del carismaticismo pueden ya ser vistos como un derivado de la herejía protestante. Philipp Jakob Spener y su discípulo, August Hermann Francke, desde su sitial en la recién fundada Universidad de Halle, a través de los más de 6.000 graduados en teología protestante, esparcieron las ideas del “pietismo” a lo largo de Alemania. Los pietistas especialmente enfatizaban en el sentimiento emocional en lugar de la razón y cultivaron el “entusiasmo” en la adoración. Ellos alentaron la “Herzensreligion”, una religión del corazón fundada en una “experiencia individual y personal” con Cristo, muy semejante a los protestantes modernos, que hablan de una “experiencia personal con Cristo”, por la cual entienden una actitud sobreemocionalizada y altamente personalizada que anula la verdadera creencia.
 
Las raíces del carismaticismo moderno (o pentecostalismo) se remontan al 1 de Enero de 1901 cuando un grupo de metodistas dirigido por el pastor Charles Fox Parham en un encuentro de oración en Topeka, Kansas, comenzaron a “experimentar el espíritu”. Uno de sus seguidores, el baptista William Joseph Seymour (aunque bautizado en la Iglesia Católica), inició el 9 de Abril de 1906 (considerada semioficialmente la fecha de fundación del carismaticismo) una congregación en la calle Azuza de Los Ángeles, California, que se hizo famosa por su estilo de oración emocional, que pronto se esparció por las Asambleas de Dios, como también por otras pequeñas denominaciones protestantes, tanto trinitarias como unicitarios (un nuevo nombre para la vieja herejía modalista). Una oración carismática típica incluye música, cantos u oración en lenguas, sesiones de sanidad, profecías y oración del cuerpo (o “danza ungida”).
  
El fenómeno obtuvo alcance nacional entre los novusordistas que estaban buscando nuevas formas de oración durante la primera avalancha de cambios deuterovaticanos. El movimiento carismático considera al Vaticano II como punto de partida, dándole crédito a una oración que Juan XXIII bis dirigió al Espíritu Santo diciendo: “Renueva en nuestro tiempo los prodigios como de un nuevo Pentecostés”. El Movimiento Carismático en la Iglesia Católica estadounidense traza sus comienzos en un retiro de estudiantes y profesores de posgrado “llenos del espíritu” de la Universidad Católica de Duquesne (Pittsburg, Estados Unidos) el 17 de Febrero de 1967, liderados por William Storey y Ralph Keifer. Las formas de oración en el pentecostalismo protestante como el hablar en lenguas (glosolalia) y ser “bautizados en el Espíritu Santo” tuvieron lugar en el lugar donde estos veinte personajes se congregaron, en la casa de retiro “El Arca y la Paloma”.
 
Conocido inicialmente como “Pentecostalismo Católico”, el movimiento fue renombrado para reflejar los distintos “carismas” espirituales (χαρίσματα), supuestamente dados por el Espíritu Santo a los individuos, expandiéndose a distintos países del mundo. En Estados Unidos, el movimiento está asociado con otras organizaciones y programas sectarios y de control mental como la Confraternidad de Doctrina Cristiana (CDC, que era perfectamente tradicional antes del Vaticano II, pero después se corrompió), la Comunidad de Taizé, el “ecumenismo”, el Encuentro Matrimonial, el Rito de Iniciación Cristiana para Adultos, el movimiento Renew, los Focolares, los Cursillos de Cristiandad, el Camino Neocatecumenal, los Legionarios de Cristo/Regnum Christi, Comunión y Liberación, Miles Jesu, la Wicca (Gea), y Life Teen.
 
El Camino Neocatecumenal niega muchas doctrinas Católicas: (1) La necesidad de las buenas obras para la salvación, (2) la eficacia y necesidad del Sacramento de la Penitencia, (3) la Redención operada por Cristo, (4) la naturaleza sacrificial de la Santa Misa y la Presencia Real de Nuestro Señor Jesucristo en el Santísimo Sacramento del Altar, (5) ritos y devociones Católicas tradicionales, y (6) la Resurrección corporal de Cristo.
 
El RICA es la “Iniciación Cristiana de Adultos” conciliar, remplazando el Sacramento del Bautismo tradicional. Está lleno de amalgama con el naturalismo, ambientalismo, un poco de vudú, Wicca (una versión simplificada de la brujería satánica para consumo masivo), y algunos tratados protestantes todos mezclados juntos, pero el Catolicismo genuino es ausente (por lo anterior, el RICA nunca fue aprobado, incluso por el Vaticano modernista).
 
Renew es un programa de deconstrucción de la Iglesia, en el cual la idea de un sacerdote ofreciendo el Santo Sacrificio de la Misa da al través. Los Comités deciden qué oraciones decir y cómo abordan el pecado, si lo tiene. Renew ha sido introducida en escuelas y parroquias, así que ha envuelto a la Iglesia Católica en los Estados Unidos y más allá. Teniendo el suficiente barniz de fraseología católico-sonante para engañar a los incautos, Renew ha cambiado a los Católicos sin que estos se den cuenta de que han sido cambiados.
 
Además, Renew parece ser un grupo frontal del grupo extremista Call to Action, que aboga por la reinvención y refundación de la Iglesia con una estructura y doctrina enteramente diferente. Éste defiende la adoración de una feminista y ambientalista “Diosa Tierra”, las sacerdotisas, la aprobación eclesial de la homosexualidad y el aborto, y los eneagramas, introducidos a través de “liturgias” dirigidas por laicos que tienen lugar en casas privadas, muy similares a los “clubes de estudio” marxistas de los años 1950 que se transformaron en el “consejo parroquial”, que tomaron la dirección de la parroquia y eventualmente de la diócesis entera. Ellos también se han asociado con causas sociales extremistas y programas políticos liberales.
 
La Wicca (o Brujería Blanca), también asociada con Gea, o “espiritualidad de la Diosa”, tiene una reciente antigüedad. Su virtual abuelo fue Aleister Crowley, un satanista inglés alrededor de 1900. Después de ser expulsado de la ocultista Orden Hermética de la Aurora Dorada, fundó su propia “Abadía de Thelema” para practicar “magia sexual”. El amigo de juventud de Crowley, Gerald Gardner, en los años cincuenta diseñó rituales de brujería inspirados en Crowley, la Francmasonería, el Rosacrucismo, la Teosofía y la Orden de la Aurora Dorada.
 
Este “Movimiento Carismático” está lejos del verdadero Catolicismo. Representa un casi completo abandono incluso de prácticas, creencias y modos de conducta nominalmente católicas. El carismaticismo está basado en la noción errónea de que la experiencia emocional siempre acompaña el conferimiento de gracia, mientras que la Doctrina Católica señala que la única indicación sensible del otorgamiento de la gracia es el mismo signo sacramental.
 
Los carismáticos no ven razón para excluir a los acatólicos o incluso a los no cristianos de la posibilidad de experimentar los “carismas”, las manifestaciones extraordinarias del Espíritu Santo, que ayudaron a esparcir la Fe durante la primera Iglesia, pero desaparecieron después de la Era Apostólica, cuando la Iglesia se estableció en sí y no había más uso o necesidad de los carismas. Tales manifestaciones tenían propósitos específicos, tales como anunciar el Evangelio a oyentes de distintas lenguas, o probar la credibilidad o santidad de un vocero apostólico, De hecho, uno de los objetivos del Movimiento Carismático es unir a los distintos movimientos protestantes con la novusordianidad bajo el estandarte de las “señales y prodigios”.
 
El carismaticismo está íntimamente conectado con el error del “aparicionismo”, que encuentra una nueva base de fe en las revelaciones privadas, profecías, visiones y “señales y prodigios”, particularmente en torno a Fátima, Garabandal y Medjugorje. A veces van tan lejos que hay “católicos carismáticos” que aún continúan practicando brujería y adoración de ídolos. Todo esto es, por supuesto, herético y satánico, como San Pablo nos dice:
“Y entonces se dejará ver aquel perverso, a quien el Señor Jesús matará con el resuello o el solo aliento de su boca, y destruirá con el esplandor de su presencia: a aquel inicuo que vendrá con el poder de satanás, con toda suerte de milagros, de señales y de prodigios falsos, y con todas las ilusiones que pueden conducir a la iniquidad a aquellos que se perderán, por no haber recibido y amado la verdad a fin de salvarse. Por eso Dios les enviará, o permitirá que obre en ellos, el artificio del error, con que crean a la mentira, para que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la maldad o injusticia”. (II Tesalonicenses 2, 8-11/Biblia de Mons. Félix Torres Amat).
 
El Carismaticismo tiene una estrecha relación con varias herejías condenadas por la Iglesia:
  • Gnosticismo: una herejía que proclamaba un conocimiento secreto (en griego Γνώσης) que hacía a sus posesores los únicos verdaderos creyentes.
  • Mesalianismo: una herejía que se originó en Mesopotamia en el año 360 AD. Los mesalianos (del siríaco ܡܨܰܠܝܳܢܳܐ –mṣallyānā–, los rezadores) negaban que los Sacramentos infunden gracia santificante y declaraban que el único poder espiritual es la oración que lleva a la posesión por el Espíritu Santo. Tal “posesión” eventualmente llevaba a la inmoralidad, de ahí que también se los llamara “los inmundos” (en armenio Մծղնեություն, mcłneutyun). Ellos fueron condenados por varios obispos y concilios de la Iglesia, tanto en Oriente como en Occidente.
  • Montanismo: una herejía que afirmaba que el Espíritu Santo sustituía la revelación de Cristo y estaba suplementando la revelación de Cristo, tanto que ellos actuaban bajo una “nueva efusión del Espíritu”. El Papa San Ceferino (199-217) les negó la comunión con la Iglesia. Notar que esta misma herejía es prevalente en la Iglesia Conciliar, cuando propone que el Depósito de la Fe, tal como fue revelado por Nuestro Señor Jesucristo, puede ser “actualizado” o “modernizado” o incluso remplazado por una suerte de “espíritu de los tiempos”.
  • Nominalismo: una errónea filosofía moderna que enseña que no existen absolutos, sólo los sentidos y las emociones. Esta filosofía lleva a la negación de varias doctrinas de la Iglesia (la divinidad de Cristo, la veneración de la Santísima Virgen María y de los Santos).
 
Incluso los obispos de Estados Unidos en su “Declaración sobre la Renovación Carismática Católica” en 1975 tuvieron que señalar los peligros del movimiento: Gnosticismo, fundamentalismo bíblico, exageración de la importancia del emocionalismo, ecumenismo imprudente y “comunidades con poca fe”. Ahora, sin embargo, ellos aceptan todas esas aberraciones, como desde Juan Pablo II los antipapas han hecho también. Ahora los carismáticos tienen un despacho en Roma para coordinarse con la Curia, los Servicios Internacionales de Renovación Carismática Católica.
 
El Arzobispo Robert Joseph Dwyer de Portland, Oregón, en una contundente crítica al Movimiento Carismático, advirtió en 1974: “Lo vemos claramente como una de las tendencias más peligrosas en la Iglesia de nuestro tiempo, estrechamente aliada en espíritu con otros movimientos disruptivos y divisivos que amenazan con lesionar gravemente la unidad y dañar a incontables almas”.
 
Un autor resume el error y peligro del Movimiento Carismático cual:
un árbol marchito que da un fruto envenenado, sembrado por el demonio entre los protestantes y trasplantado en la Iglesia Católica después del Vaticano II.... Este fruto es una simiente de destrucción. No te equivoques. Más que solo una moda, la ‘renovación’ carismática es un movimiento peligroso y herético que se instaló en el ambiente católico. Primero, ataca el carácter de la Iglesia como mediadora exclusiva entre Nuestro Señor y los hombres, que posee por mandato divino. Segundo, este tipo de encuentro ecuménico niega la naturaleza exclusiva de esa mediación alentando la intercomunión con otras confesiones. Los carismáticos deberían ser llamados por lo que realmente son: ‘caricismáticos’”. (John Vennari, Close-ups of the Charismatic Movement [Tradition in Action, 2002], 175 pp.).
 
San Vicente Ferrer en su Tratado sobre la Vida Espiritual justamente condena tal actitud como anticatólica y espiritualmente letal:
El alma que da consentimiento a semejante consolación [fundada en la vanagloria], viene a dar de ojos en muchos errores pestilenciales. Y permitiéndolo así el Señor, por su justo juicio, que da poder al demonio para aumentar la sobredicha consolación y apresurarla para imprimir en la tal alma falsísimos y peligrosísimos sentimientos y otras ilusiones que piensa que son consolaciones verdaderas. ¡Ay, ay, Dios mío, y cuántas personas se han dejado engañar de esta suerte! Y ten por cierto que la mayor parte de los raptos y éxtasis, o, para llamarlos por su propio nombre, rabias de estos mensajeros del anticristo vienen por ese camino”. (San Vicente Ferrer OP, Tratado de la Vida Espiritual, capítulo XXIV).
 
Las consecuencias de tan venenoso fruto pueden verse en el siguiente reporte de la Associated Press desde São Paulo, Brasil (es de saber que, mal contados, hay allí 13 millones de miembros, distribuidos en más de 20000 grupos carismáticos, siendo los principales Cançao Nova y Shalom):
“El Rev. Marcelo Rossi carga una cubeta con agua y muestra una sonrisa que pudiera ser diabólica si no estuviera en la cara de un sacerdote. ‘¡Aquí! ¡Aquí!’ grita la multitud, principalmente mujeres. El exprofesor de gimnasia de un metro con 92 de estatura retrocede y envía una descarga de agua bendita sobre la emocionada congregación. Y luego otra, y otra. Pronto todos en los 15 metros del escenario están mojados -y extáticos-.
 
Esta no es vuestra Misa católica promedio. Pero Rossi es todo menos un sacerdote promedio. Con su aspecto de estrella de cine y una exitosa grabación, ‘Músicas para Louvar ao Senhor’, Rossi reúne multitudes de 70.000 personas en las misas que celebra cuatro veces por semana en una antigua embotelladora al sur de São Paulo. El contraste es sorprendente. Aunque casi el 80 por cien de los brasileños afirman ostensiblemente ser católicos, muy pocos acuden regularmente a la iglesia.
 
Rossi es parte de una nueva generación de clérigos que pertenecen al movimiento carismático de la Iglesia Católica. La prensa local los etiqueta como ‘sacerdotes popstars’.
 
Otros incluyen al Padre Zeca [José Luiz Jansen de Mello Neto], el ‘sacerdote surfista’, que recientemente congregó a 35.000 personas para una misa en la playa de Ipanema en Río de Janeiro. El sacerdote baloncestista Giovanni Carlos [Caldas Barroca] tiene muchos seguidores en Brasilia, la capital de la nación.
 
Traída a Brasil a finales de la década de 1960 por el sacerdote estadounidense Harold J. Hans, la iglesia carismática es la respuesta del Catolicismo a la creciente popularidad del evangelicalismo protestante, especialmente entre los pobres.
 
Los evangelistas protestantes ofrecen una ‘comunión directa con el Espíritu Santo’, tanto como estrictos códigos de vestimenta y de conducta que muchos brasileños pobres encuentran atractivos. Los carismáticos adhieren a la liturgia católica, pero con un lenguaje y actividades más amigables a la audiencia.
 
«Los carismáticos atraen a sus seguidores con prédicas simples, incluso sermones azucarados, y la gente joven es atraída con el lenguaje plano, los cantos y los bailes», dijo el Rev. Estêvão Bettencourt, profesor de teología en el Monasterio de San Benito en Río de Janeiro”. (MICHAEL ASTOR, Pop star priest. Kitsap Sun, 27 de Diciembre de 1998).

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