lunes, 19 de noviembre de 2018

MASACRE COMUNISTA EN LA ITALIA DE POSGUERRA

Noticia tomada de RELIGIÓN EN LIBERTAD.
  
La información proviene de un ex miembro del PCI
UN ARREPENTIDO DESTAPA ROSTROS DE COMUNISTAS QUE MATARON A 130 SACERDOTES EN LA POSTGUERA ITALIANA

Una escena de «El secreto de Italia», de Antonello Belluco, la película de 2015 que reflejó por primera vez en la gran pantalla los crímenes comunistas en la Italia de postguerra. La escena recoge los momentos previos al asesinato de un sacerdote que reprocha a los partisanos sus crímenes.
   
No menos de 130 sacerdotes fueron asesinados por los comunistas en la postguerra italiana (antes incluso de concluir la contienda) como parte de una estrategia leninista clásica de exterminio de los adversarios, similar a la empleada por los bolcheviques en Rusia en 1937 o por el Frente Popular en España en 1936. Se aplicó también a miles de personas consideradas “burgueses”, “fascistas” o “colaboracionistas”. Son hechos que políticamente convino ocultar tras un muro de silencio, hasta que comenzó a romperse en 1990 con el célebre artículo Chi sa parli [Quien sepa, que hable] del comunista Otello Montanari, fallecido en abril de este año.
 
Más de veinticinco años después emergen de un archivo del PCI [Partido Comunista Italiano] los documentos sobre los asesinos del Triángulo de la Muerte.
  
El Triángulo de la Muerte es la zona del centro-norte de Italia donde más intensas fueron las matanzas comunistas entre 1944 y 1946.
 
El libro-shock del historiador Gianfranco Stella promete ser una “bomba” que podría escribir de nuevo la historia de la guerra civil. Fotos, cartas desde el Este de Europa, planes subversivos y cien nombres de asesinos, algunos con 150 homicidios sobre su conciencia: todo recogido por un “pentito” [arrepentido] que ha entregado los nombres y los rostros de quienes asesinaron a sacerdotes, a ricos, a propietarios y a liberales inocentes, víctimas porque eran considerados enemigos. Seiscientas páginas que demuestran la implicación del Partido Comunista italiano, sobre las cuales Andrea Zambrano ha entrevistado a Stella para La Nuova Bussola Quotidiana:
 
El historiador Gianfranco Stella ha dado a conocer documentos incriminatorios directos contra los comunistas. Fotografía: estense.com
 
En lugar de una pipa, un puro. El resto es igual en todo al comisario Maigret interpretado por Gino Cervi. También lo es en las coincidencias del destino de un personaje que se asemeja a él más de lo que parece: Cervi ha sido el Peppone de guareschiana memoria. Y respecto al comisario nacido de la pluma de Simenon, su trabajo es principalmente un trabajo de investigación.
  
Gino Cervi (1901-1974): dos grandes caracterizaciones de sendos personajes literarios: Peppone, el alcalde comunista rival del Don Camilo en las obras de Giovannino Guareschi (1908-1968), y el comisario Maigret, célebre policía creado por Georges Simenon (1903-1989).
 
Pero esta vez Gianfranco Stella, profesor romañolo entregado a la historiografía de un doloroso pasado italiano, sabe que se juega mucho más que las querellas que le han puesto y que siempre ha ganado.
 
Y todo esto porque con su libro I grandi killer della Liberazione puso por escrito los nombres de un número suficientemente alto de partisanos que se mancharon las manos cometiendo delitos horribles durante la ranciamente denominada Resistencia, pero que es más que evidente para todos que fue, en realidad, una guerra civil. Ahora Stella alza la apuesta y vuelve a la carga con un libro fruto de tres años de trabajo y que, por el título y las primeras reacciones, se anuncia como impactante: se titula Compagno mitra. Saggio storico sulle atrocità partigiane [Camarada Metralleta. Ensayo histórico sobre las atrocidades partisanas] y es, según admite el propio autor, “una bomba” que “he autoeditado porque así soy más libre”.
  
Seiscientas páginas, la mayor parte de las cuales hacen referencia a lo que sucedió en la provincia de Reggio Emilia, donde la violencia partisana contra los supuestos fascistas, los sacerdotes, los ricos, los liberales y los propietarios fue especialmente despiadada y los sueños revolucionarios marcadamente violentos. En esa época, los comunistas de Reggio Emilia eran estalinistas, suficientemente indisciplinados incluso para [Palmiro] Togliatti [secretario general del PCI entre 1938 y 1964].
 
Y ahora, según Stella, se descubre que también estaban muy implicados en esos delitos que durante demasiado tiempo han sido atribuidos a la locura pasajera de personas descontroladas. “Compañeros que se equivocan”, se dijo después. No. De este libro, que se ha presentado en una Reggio Emilia blindada para un evento promovido por la Associazione Culturale Pietro e Marianna Azzolini, la Associazione Culturale Dea Minerva y el Centro Studi Italia, emerge la implicación del partido rojo, que sabía todo lo que se tenía que saber, y que el Quien sepa, que hable del llorado Otello Montanari había destapado sólo ligeramente.
  
“Desde la posguerra hasta hoy, el Partido Comunista y sus herederos han intentado impedir que salgan a la luz la memoria y la historia de las violencias de los partisanos estalinistas”, dice el abogado Luca Tadolini, del Centro Studi Italia. Pues bien: al cabo de setenta años emergen los nombres y las fotos de los asesinos, que nunca fueron condenados; algunos fueron amnistiados, casi siempre encubiertos por su partido.
  
Y quien admite esa atroz responsabilidad no es la opinión del autor, sino la fuente de dónde proceden los datos: los documentos del propio Partido Comunista de Reggio que, repentinamente, cuando parecía que la última llamada a la verdad se había perdido, ha empezado a decirla. Una verdad que se ha presentado con la forma de un “arrepentido” que, al llegar al final de su vida, ha decidido enfrentarse a ese pasado entregando a la historia hechos y episodios detallados: homicidios políticos que llevan el nombre de Triángulo de la Muerte.
  
Es inútil intentar descubrir la identidad de este misterioso “agente en La Habana” que, hace tres años, quiso reunirse con Stella para mostrarle los dossiers, los documentos y los negativos custodiados durante decenios en el vientre de la ballena de via Toschi, donde tenía su sede el Partido Comunista de Reggio. Entre los dos hay un pacto para que no se sepa ningún detalle sobre la personalidad del “pentito”. Pero lo que ha emergido es muy gordo.
  
ANDREA ZAMBRANO: Stella, por lo menos, explíquenos por qué esta persona tenía esos documentos.
GIANFRANCO STELLA: Porque ha pasado toda su vida dentro del PCI.
A. Z.: ¿Un “arrepentido” que ha decidido hablar para limpiar su conciencia?
G. S.: Digamos una persona que se ha movido así por necesidad de decir la verdad. Cuando el PCI se transformó en el PDS desaparecieron gran cantidad de documentos. Él no hizo otra cosa que recoger una pequeña parte de esos datos para custodiarlos.
A. Z.: Y publicarlos. ¿Por qué este libro marca un punto de inflexión tan importante?
G. S.: Tras I grandi killer della Liberazione pensaba que había agotado el tema de los crímenes de los partisanos. Después me di cuenta de que aún había algo, algún partisano de Liguria, por ejemplo, que “merecía” entrar en la lista de estos recuerdos. Después de escribir dos capítulos, por casualidad me presentaron a un ex comunista de Reggio Emilia que tenía un archivo no indiferente de nombres y fotografías. Material candente.
 
El secreto de Italia, de Antonello Belluco, es la película de 2015, interpretada por Romina Power (hija de Tyrone Power y esposa del cantante Albano), que llevó a la gran pantalla el drama de las matanzas comunistas en Italia tras la caída de Benito Mussolini.
 
A. Z.: Ahí inicia su investigación. ¿Qué ha descubierto?
G. S.: Le pongo sólo un ejemplo. He descubierto las “hazañas” de un asesino despiadado. Un nombre oscuro. Incluso Enzo Biagi intentó entrevistarlo. Y, sin embargo, sobre él había muchas sospechas. Cuando el famoso periodista fue a buscarlo para que replicara a todo lo que había encontrado Giorgio Pisanò en su investigación, no quiso que entrara en casa. Estaba seguro de que un contexto de poder y miedo le protegía.
A. Z.: ¿Y entonces?
G. S.: Pues bien, antes de la Liberación a esta persona se le atribuyeron 39 homicidios y, cuando la guerra acabó, 111. Un número de atrocidades que no tiene precedentes.
  
Licinio Tedeschi, alias Drago, alias Marat, fue uno de los criminales más sanguinarios por su crueldad con las víctimas y por su número: 39 antes del 25 de abril de 1945 (Día de la Liberación) y 111 en la inmediata postguerra. Pincha aquí para leer (en italiano) un artículo de Andrea Zambrano sobre él.
 
A. Z.: ¿Nunca ha pagado por sus crímenes?
G. S.: Fue amnistiado como todos. Incluso fue acusado de matar a su mujer. El partido lo envió primero a Yugoslavia y después a Checoslovaquia. A su vuelta obtuvo la amnistía y vivió tranquilo en su municipio de la provincia de Reggio protegido por todos y con una buena suma de dinero en su cuenta bancaria.
A. Z.: ¿Pero el partido lo sabía?
G. S.: ¿Que si lo sabía? He encontrado la correspondencia del PCI con los que estaban en Checoslovaquia. Intercambios epistolares y comunicaciones. El partido era el que organizaba las fugas.
A. Z.: Usted está atribuyendo crímenes a personas que ya están muertas. ¿No teme que le denuncien?
G. S.: Ya me han denunciado en el pasado y algunas sentencias de absolución han creado jurisprudencia: si los documentos históricos son presentados de manera científica, no hay difamación.
A. Z.: Hay exponentes políticos de origen comunista que ya están afilando “los puñales”. ¿Teme que le desmientan?
G. S.: No. Que intenten desmentir lo que les hacía el PCI a los ricos después de la guerra.
A. Z.: ¿El qué?
G. S.: Tras la Liberación, los miembros del Partido se presentaban en casa de quienes consideraban ricos y pedían una contribución forzada.
A. Z.: ¿Contribución forzada? ¿Para quién?
G. S.: Para el partido. Un soborno disfrazado bajo amenaza de muerte.
A. Z.: ¿En qué consistía?
G. S.: Estamos a inicios de mayo del 45. Cansados de sufrir continuas vejaciones, algunos habitantes de Reggio se dirigen al Mando Aliado y piden consejo. El coronel estadounidense responde que no deben dar ninguna contribución forzada a los comunistas. Deciden devolver al remitente las peticiones de contribución forzada.
A. Z.: ¿Cómo acabó?
G. S.: Acabó que no habían tenido en cuenta a uno de estos asesinos. Un “espía” advirtió de la negativa a pagar y al cabo de una semana cinco de estas personas estaban muertas. El resto empezó a pagar.
A. Z.: ¿Cuántos nombres ha encontrado?
G. S.: Hay 220 fotografías. Se trata en su mayor parte de material inédito recopilado desde dentro de la vida del partido y documentos reservados, como por ejemplo, las cartas con los ex partisanos del Este.
A. Z.: ¿Es un material que puede escribir de nuevo la historia?
G. S.: Creo que sí. Por ejemplo, en el libro relato el plan que había, para llevar a cabo después de la Liberación, de bloquear el cuartel de Reggio y hacer salir al mariscal de los carabinieri. Un plan B que nunca se realizó, pero que estaba previsto en las mentes de los dirigentes de entonces. O también, el boicot a las industrias reggianas con un incidente sospechoso.
A. Z.: La Resistencia de los partisanos comunistas también causó grandes ataques a la Iglesia. Solo en Reggio fueron asesinados once sacerdotes. ¿Qué ha encontrado al respecto?
G. S.: He encontrado el nombre de los asesinos de muchos sacerdotes que hasta ahora se desconocían.
A. Z.: ¿Por ejemplo?
G. S.: Deje que mire… por ejemplo, el asesino de don Giuseppe Iemmi, asesinado en Felina.
  
Rolando Rivi (1931-1945) fue un seminarista de 14 años torturado y asesinado por los comunistas. Se le denomina “el mártir de la sotana” porque desoyó todos los consejos de quitarse su vestidura propia ante las amenazas de los partisanos. Andrea Zambrano, autor de esta entrevista, ha escrito una biografía suya.
 
A. Z.: Hasta la beatificación de Rolando Rivi, [Iemmi] siempre fue considerando el gran mártir reggiano, asesinado in odium fidei. Giorgio Morelli [partisano católico y mártir a su vez] dio los nombres de sus asesinos. Pero nunca sucedió nada.
G. S.: Pues bien, estos nombres están repetidos también en estos documentos inéditos. Y por esto son más fidedignos y autorizados.
 
Traducción de Elena Faccia Serrano.

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