lunes, 18 de febrero de 2019

LA VERDADERA CARIDAD PRESUPONE EL CONOCIMIENTO DE SÍ MISMO

«El que está sano no siente el mal de otro, el que ha comido bien no conoce el tormento del que padece hambre. Cuanto más semejante es un enfermo a otro y un hambriento a otro hambriento, más profundamente se compadecen de su mal... Para sentirse desgraciado con la desgracia de los demás, es preciso ante todo experimentarla en sí mismo. Solamente conociéndonos a nosotros mismos podremos encontrar el alma del prójimo en la nuestra y saber cómo podemos prestarle ayuda».

SAN BERNARDO DE CLARAVAL. De grádibus humilitátis et supérbiæ, cap. VI, § 5. En JOSÉ TISSOT MSFS, El arte de aprovechar nuestras faltas.

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