miércoles, 3 de julio de 2019

PÁRROCO CONCILIAR BRASILEÑO JUGANDO AL “RABINO”

Elementos tomados de TRADITION IN ACTIONVATICANO CATÓLICO.
  

En el pueblo de São Vicente Férrer, estado de Maranhão, Brasil, el sacerdote local de la diócesis de Viana, padre Rozivaldo Freitas Moraes celebró la fiesta judía de la Pésaj o la Pascua el 27 de abril de 2019. 
  
El padre Moraes, vestido de rabino, colocó una menorá delante del altar (foto superior). Él bendijo el pan como si fuera una misa (no pudimos confirmar si fue una misa real) y luego el vino y el cordero (fotografías de abajo) para servir a la asamblea. Las mujeres tenían la cabeza cubierta.

  
Este sincretismo entre el catolicismo y el judaísmo es una expresión de las tendencias que vemos en muchos otros sectores del progresismo.
  
Esto recuerda a cuando Pablo VI Montini usaba el efod del Sumo Sacerdote judío, y a Juan Pablo II Wojtyła con el “Manto de Jerusalén” en el Jubileo del 2000.
  
La Doctrina Católica ha sido enfática en declarar que la Ley antigua ha cesado en su validez, y quienes soguen sus normas y ceremonias incurren en pecado mortal:
  • Papa Eugenio IV, Concilio de Florencia, Cantáte Dómino, 14 de febrero de 1441, ex cathedra: “La sacrosanta Iglesia romana (…) Firmemente cree, profesa y enseña que las legalidades del Antiguo testamento, o sea, de la Ley de Moisés, que se dividen en ceremonias, objetos sagrados, sacrificios y sacramentos, como quiera que fueron instituidas en la gracia de significar algo por venir, aunque en aquella edad eran convenientes para el culto divino, cesaron una vez venido nuestro Señor Jesucristo, quien por ellas fue significado, y empezaron los sacramentos del Nuevo Testamento. Y que mortalmente peca quienquiera ponga en las observancias legales su esperanza después de la pasión, y se someta a ellas, como necesarias a la salvación, como si la fe de Cristo no pudiera salvarnos sin ellas. No niega, sin embargo, que desde la pasión de Cristo hasta la promulgación del Evangelio, no pudiesen salvarse, a condición, sin embargo, de que no se creyesen en modo alguno necesarias para la salvación; pero después de promulgado el Evangelio, afirma que, sin pérdida de la salvación eterna, no pueden salvarse. Denuncia consiguientemente como ajenos a la fe de Cristo a todos los que, después de aquel tiempo, observan la circuncisión y el sábado y guardan las demás prescripciones legales y que en modo alguno pueden ser partícipes de la salvación eterna, a no ser que un día se arrepientan de esos errores”. [Denzinger 712]
  • Papa Benedicto XIV, Ex quo primum, # 61, 1 de marzo de 1756: “La primera consideración es que las ceremonias de la ley mosaica fueron derogadas por la venida de Cristo y que ya no pueden ser observadas sin pecado después de la promulgación del Evangelio”. [The Papal Encyclicals, vol. 1 (1740‐1878), pág. 98]
  • Papa Pío XII, Mýstici Córporis Christi, # 29-30, 29 de junio de 1943: “Y, en primer lugar, con la muerte del Redentor, a la Ley Antigua abolida sucedió el Nuevo Testamento (…) en el patíbulo de su muerte Jesús abolió la Ley con sus decretos (Ef. 2, 15) (…) y constituyó el Nuevo en su sangre, derramada por todo el género humano. Pues, como dice San León Magno, hablando de la Cruz del Señor, ‘de tal manera en aquel momento se realizó un paso tan evidente de la Ley al Evangelio, de la Sinagoga a la Iglesia, de los muchos sacrificios a una sola hostia, que, al exhalar su espíritu el Señor, se rasgó inmediatamente de arriba abajo aquel velo místico que cubría a las miradas el secreto sagrado del templo’. En la Cruz, pues, murió la Ley Vieja, que en breve había de ser enterrada y resultaría mortífera…”. [The Papal Encyclicals, vol. 4 (1939‐1958), pág. 42]

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