domingo, 5 de enero de 2020

DEL RECIENTE ATAQUE ESTADOUNIDENSE EN IRAQ

El pasado 3 de Enero de 2020 a la 1 de la mañana (hora local), en el aeropuerto internacional de Bagdad, en un ataque con el vehículo aéreo no tripulado (dron) norteamericano MQ-9 ‘Reaper’ cayeron muertos diez militares (5 iraquíes y otros tantos iraníes), entre ellos el Mayor General Qasem Soleimani, jefe de la fuerza Al Quds (departamento de operaciones internacionales de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica -en persa سپاه پاسداران انقلاب اسلامی, Sepâh-e Pâsdârân-e Enghelâb-e Eslâmi-) de Irán, y Abu Mahdi al-Muhandis, segundo al mando de las Fuerzas de Movilización Popular (en árabe الحَشْد الشَعْبِيّ‎, al-Ḥashd ash-Shaʿbī) y secretario general del Movimiento de Resistencia Islámica de Iraq.
  

Aunque Estados Unidos y la Unión Europea lo consideraban terrorista, Soleimani dirigió muchas operaciones exitosas contra el grupo terrorista Dáesh, contribuyendo así a asegurar la supervivencia de los cristianos en Siria, no como los farsantes y sus lacayos comunitarios. Vale decir, combatir al Dáesh era un esfuerzo más contra el caos de la disolución masónica que promueve el aborto y las perversiones, desencadena guerras que originan oleadas de “migrantes y refugiados” sembrando odio y discordias entre los pueblos y financia terroristas asesinos que lucran sobre el tráfico de tantos seres humanos que vagabundean en las ciudades de media Europa.

La muerte de Soleimani, en lo que ha sido calificado como la mayor operación militar estadounidense para eliminar a un alto mando militar en un tercer país desde la operación “Venganza” (18 de Abril de 1943), donde fue asesinado el almirante mariscal japonés Isoroku Yamamoto mientras volaba hacia la isla de Guadalcanal, ha reavivado los vientos de guerra en el Cercano Oriente (favorables para los insaciables sectores belicistas norteamericanos acostumbrados a las guerras infinitas de George Walker Bush y las bombas alrededor del mundo durante Barack Hussein Obama Dunham III y un aparato militar que el año pasado tuvo un presupuesto de 650 millardos de dólares) y el sentimiento anti-estadounidense en Iraq luego de casi diecisiete años de la operación “Libertad para Iraq” (que derivó en el derrocamiento y muerte de Saddam Hussein), en medio del natimuerto proceso de impeachment (destitución) contra Donald J. Trump en el Congreso estadounidense -aunque la Cámara de Representantes está dominada por los demócratas, los republicanos son mayoría en el Senado- y de cara a las elecciones presidenciales del 3 de Noviembre, donde se juega su reelección y otro episodio como el de Bengasi le sería adverso.
  
Aunque Irán no está en su mejor momento por las sanciones económicas extranjeras y las protestas internas contra el gobierno -protestas alentadas por el exilio-, el general Mark Milley del Comando Central reconoció que “EEUU es muy consciente de la magnitud de la respuesta iraní”, pero que está haciendo todo lo posible “para reducir la tensión”. Y el analista Daniel Byman, investigador del Centro de Política Estadounidense en Oriente Medio del Brookings Institute y profesor de la Universidad de Georgetown, aunque es marcadamente anti-Irán, calificó la muerte de Soleimani como “una victoria hueca y de corta duración o, peor aún, una derrota disfrazada”.
 
Hay que esperar el avance de los acontecimientos.

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