jueves, 25 de junio de 2020

MES DE JUNIO DEDICADO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS - DÍA VIGESIMOQUINTO

Dispuesto por el Padre Félix Sardá y Salvany y publicado en Barcelona por la Tipografía Católica en 1879, con aprobación eclesiástica.
   
MES DE JUNIO DEDICADO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
   
 
Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
   
ACTO DE CONTRICIÓN
¡Dulcísimo Corazón de Jesús, que en este Divino Sacramento estáis vivo e inflamado de amor por nosotros! Aquí nos tenéis en vuestra presencia, pidiéndoos perdón de nuestras culpas e implorando vuestra misericordia. Nos pesa, oh buen Jesús, de haberos ofendido, por ser Vos tan bueno que no merecéis tal ingratitud. Concedednos luz y gracia para meditar vuestras virtudes y formar según ellas nuestro pobre corazón. Amén.
   
DÍA 25º – PIDAMOS AL SAGRADO CORAZÓN POR LOS POBRES AGONIZANTES
  
I
   
Más de ochenta mil almas, según cálculo aproximado, pasan cada día de este mundo a la eternidad. De consiguiente, más de ochenta mil personas están a todas horas en dolorosa agonía. Y ¿qué es la agonía? Son los últimos instantes concedidos a aquélla alma antes de presentarse al tremendo tribunal: Son las últimas luchas entre la gracia de Dios y la sugestión del diablo, en aquel corazón que ambos se disputan toda la vida. Son momentos preciosos, de los cuales, así puede salir una eternidad feliz, como una eternidad desventurada. Al paso que se le van acabando al cuerpo sus fuerzas; mientras va faltándole al pecho la respiración, a los ojos la luz, a los miembros el calor y el movimiento, va acercándose el alma a aquélla región pavorosa de la cual no se puede volver atrás.
 
Esto es agonizar, esto es morir. ¡Y más de ochenta mil hermanos nuestros están cada día, ahora mismo, en este preciso instante, en trance tan angustioso! Roguemos por ellos hoy y cada día al Sagrado Corazón de Jesús!
 
¡Oh Corazón Divino, que agonizaste en el Huerto y en el Calvario! Sed luz y consuelo de estos hermanos nuestros en su dolorosa agonía. Mirad bondadoso a estas almas privadas de todo humano consuelo, y que pendientes entre el Cielo que desean y el infierno que temen, colocadas entre el tiempo que les huye y la eternidad que se les viene encima, no tienen ya a quien volverse más que a Vos.
 
¡Corazón agonizante de nuestro divino Salvador! ¡Sed Vos el bálsamo cordial para esos hermanos nuestros en su angustiosísima situación!
    
Medítese unos minutos.
   
II
   
Un día seremos nosotros los que nos hallaremos en agonía. Lo que varias veces hemos presenciado con horror en tantos otros, por nosotros pasará, y en nosotros lo verán entristecidos nuestros amigos. El color pálido, la respiración difícil, la vista fija o extraviada, el entendimiento anublado, la voz anudada a la garganta, dirán que llegó el fin para nosotros, la hora de abandonar este mundo, al que hemos entregado, quizás con demasía, nuestro pobre corazón.
 
¡Oh adorable Corazón de Jesús! Cuando me falte todo, y todo me huya, y todo me desampare, no me dejaréis Vos. ¡Oh dulce Amigo mío! De Vos espero la gota mejor de cordial que ha de fortalecer mi espíritu acongojado y calmar su agitación y zozobra; de Vos aguardo, por medio de los Santos Sacramentos, el último abrazo de paz y reconciliación.
 
Pero entretanto, ochenta mil hermanos míos se hallan cada día en estas angustias, y os ruego los socorráis. Mientras como, descanso, trabajo, rezo o me divierto, ochenta mil almas se hallan pendientes en su eterna suerte de este último combate decisivo. ¡Oh amado Corazón de Jesús! Por aquellas tres amarguísimas horas que en el lecho de la Cruz os vieron Cielos y tierra agonizante y moribundo, ¡socorred en tales apreturas a los hijos de vuestro Corazón!
   
Medítese, y pídase la gracia particular.
   
ORACIÓN Y ACTO DE CONSAGRACIÓN
Rendido a vuestros pies, oh Jesús mío, considerando las inefables muestras de amor que me habéis dado y las sublimes lecciones que me enseña de continuo vuestro adorabilísimo Corazón, os pido humildemente la gracia de conoceros, amaros y serviros como fiel discípulo vuestro, para hacerme digno de las mercedes y bendiciones que generoso concedéis a los que de veras os conocen, aman y sirven.
   
¡Mirad que soy muy pobre, dulcísimo Jesús, y necesito de Vos, como el mendigo de la limosna que el rico le ha de dar! Mirad que soy muy rudo, oh soberano Maestro, y necesito de vuestras divinas enseñanzas, para luz y guía de mi ignorancia! ¡Mirad que soy muy débil, oh poderosísimo amparo de los flacos, y caigo a cada paso, y necesito apoyarme en Vos para no desfallecer! Sedlo todo para mí, Sagrado Corazón: socorro de mi miseria, lumbre de mis ojos, báculo de mis pasos, remedio de mis males, auxilio en toda necesidad. De Vos lo espera todo mi pobre corazón. Vos lo alentasteis y convidasteis cuando con tan tiernos acentos dijisteis repetidas veces en vuestro Evangelio: «Venid a Mí…, Aprended de Mí…, Pedid, llamad…». A las puertas de vuestro Corazón vengo pues hoy, y llamo, y pido, y espero. Del mío os hago, oh Señor, firme, formal y decidida entrega. Tomadlo Vos, y dadme en cambio lo que sabéis me ha de hacer bueno en la tierra y dichoso en la eternidad. Amén.
    
Aquí se rezará tres veces el Padre Nuestro, Ave María y Gloria, en recuerdo de las tres insignias, cruz, corona y herida de la lanza, con que se apareció el Sagrado Corazón a Santa Margarita María Alacoque.
   
LETANÍA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
       
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
      
Dios Padre celestial, ten piedad de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Santísima Trinidad, que eres un solo Dios, ten piedad de nosotros.
      
Corazón de Jesús, Hijo del Padre Eterno, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, formado por el Espíritu Santo en el seno de la Virgen Madre, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, unido substancialmente al Verbo Divino, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, de majestad infinita, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, templo santo de Dios, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, tabernáculo del Altísimo, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, casa de Dios y puerta del Cielo, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, horno ardiente de caridad, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, Santuario de justicia y de amor, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, lleno de amor y bondad, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, abismo de todas las virtudes, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, dignísimo de toda alabanza, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, rey y centro de todos los corazones, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, en quien están encerrados todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, en quien habita toda la plenitud de la divinidad, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, en quien el Padre tiene todas sus complacencias, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, de cuya plenitud hemos participado todos nosotros, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, deseado de los collados eternos, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, paciente y de gran misericordia, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, rico para con todos aquellos que te invocan, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, fuente de vida y santidad, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, propiciación por nuestros pecados, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, saciado de oprobios, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, despedazado por nuestras maldades, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, hecho obediente hasta la muerte, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, traspasado con la lanza, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, fuente de todo consuelo, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, nuestra vida y resurrección, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, nuestra paz y reconciliación, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, víctima de los pecadores, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, salud de los que en ti esperan, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, esperanza de los que en ti mueren, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, delicia de todos los Santos, ten piedad de nosotros.
    
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros, Señor.
   
℣. Jesús, manso y humilde de Corazón.
℟. Haz nuestro corazón semejante al tuyo.
  
ORACIÓN
¡Oh Jesús, Señor nuestro, que por un nuevo beneficio de tu gracia te has dignado manifestar a tu Iglesia las riquezas de tu Corazón!: haz que podamos pagar a este divino Corazón amor con amor, y reparar con dignos desagravios los ultrajes que te ha hecho la ingratitud de los hombres.
   
Omnipotente y sempiterno Dios, pon los ojos en el Corazón de tu muy amado Hijo, y en las alabanzas y satisfacciones que te ha ofrecido a nombre de los pecadores, y aplacado con ellas, perdona a los que imploran tu misericordia en nombre del mismo Jesucristo, que contigo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
  
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.

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