martes, 14 de julio de 2020

MES DE JULIO EN HONOR A SAN IGNACIO DE LOYOLA - DÍA DECIMOCUARTO

Dispuesto en Italiano por el Padre Domingo Estanislao Alberti SJ, y publicado en Palermo en 1726, y traducido al Español por otro sacerdote jesuita en Madrid, con aprobación eclesiástica.
   
MES DE JULIO CONSAGRADO A LAS GLORIAS DE SAN IGNACIO DE LOYOLA, FUNDADOR DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS
   
 
Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
  
℣. Dios mio, en mi favor benigno atiende.
℟. Señor, a mi socorro presto atiende.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, y ahora y siempre, y en los siglos de los siglos. Amén.
       
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Padre, Criador y Redentor mío, en quien creo, en quien espero, a quien amo y estimo más que a mi vida, más que a mi alma, más que a todas las cosas, me pesa, Dios mío, de haber pecado; pésame, Padre mío amorosísimo, de haberos agraviado; pésame de todo mi corazón de haberos ofendido, por ser vos quien sois bondad suma, inmensa, infinita. Digo una y mil veces, Dios mío y Padre mío, me pesa de haberme apartado de Vos por mis iniquidades: ayudado de vuestra gracia, propongo firmemente enmendarme, confesarme, y primero morir que volver a pecar. Dadme, Dios mío, un corazón contrito y humillado; dadme gracia para cumplir mis propósitos; haced por vuestra bondad que en mi corazón arda siempre la llama de vuestro divino amor, y que en todo busque vuestra mayor gloria, a imitación del inflamado y celosísimo San Ignacio de Loyola, a cuyo honor, para gloria vuestra, consagro este mes; cuyas virtudes deseo imitar en la tierra, para ser después su compañero en el Cielo. Amén.
     
DÍA DECIMOCUARTO – NO SE PUEDE SERVIR A DOS SEÑORES
Santísimo Patriarca San Ignacio: yo no acabaré de darme verdaderamente a Dios, si vos no me socorréis prontamente. Todos los días propongo servir a Dios, y jamás [ocr errors] mo los medios, que à Dios me guian. Este quiero, fingido, que profieren mis labios, es un verdadero no quiero que dice mi corazón. Y es que quisiera yo darme a Dios de tal manera, que no dejare de amar al mundo. ¡Y qué mayor locura que pretender juntar el día con la noche, la santidad con la vanidad, la gracia con el pecado, Cristo con el mundo, y a Dios con Lucifer! ¿Y tienen acaso Lucifer y el mundo algún derecho sobre mi corazón? ¿No es solo Dios el que me creó, el que me ha llenado de bienes, el que me conserva la vida? ¿No es solo Cristo el que hecho Hombre por mí, se dejó azotar, coronar de espinas, y crucificar por mi amor? ¿Padeció Él acaso en una sola parte de su Cuerpo sacrosanto o no, sino que todo fue hecho una llaga por mi salud? ¿Me dejó Él acaso en prenda de su amor en la adorable Eucaristía un solo brazo, un solo pie, o no sino todo su Cuerpo, toda su Sangre, y todo cuanto tiene como Dios y como Hombre? Pues ¿cómo pretendo yo contentarle dándole sola una parte de mi vilísimo corazón? ¡Ah! No es razón, Santo Padre mío: yo quiero ser todo de Dios, y todo por vuetras manos le ofrezco mi corazón con vuestras mismas palabras: «Recibid, Señor, toda mi libertad», toda sea vuestra, que es la cosa más preciosa de cuantas tengo. «Recibid mi memoria, mi entendimiento, y toda mi voluntad». Mi memoria os confagro, para que jamás olvide vuestros favores, jamás olvide mis obligaciones para con Vos: todo mi entendimiento os ofrezco, para que jamás deje de mirar vuestra excelentísima Soberanía, y mi bajeza y demeritos. Toda mi voluntad, para no querer en adelante jamás, jamás otra cosa, sino lo que os agrada a Vos, ni rehusar sino lo que a Vos desagrada. «Cuanto tengo y poseo, Vos me lo habéis dado», ni podía ser otra cosa, pues sois Vos, Dios, mío, la fuente única de todo bien. Y por tanto, «todo a Vos lo devuelvo, y a vuestra voluntad totalmente lo entrego, para que lo gobernéis», y hagáis en mí, y en «todo lo que más os agradare. Solo os pido me deis vuestra gracia, y vuestro amor, que con ello solo seré muy rico, sin que me quede otra cosa alguna que pedir, ni que desear».
    
Padre nuestro, Ave María y Gloria.
 
SENTENCIAS DE SAN IGNACIO
  1. ¿Qué hiciérais vos, si el mismo Cristo, que os ha dado a todo sí mismo, os pidiere alguna cosa? ¿Tuviérais valor para darle lo peor, o para no darle lo mejor, y a todo vos mismo?
  2. ¡Ay, cómo es imposible que viva jamás tranquilo en la tierra quien tiene en su alma algo de terreno, y no es de Dios totalmente!
  3. Quien se da todo a Dios, tiene a todo Dios por suyo; y al que tiene a Dios, aunque no tenga otra cosa, no le puede faltar nada, porque Dios es todo bien, y todo bien nos viene con Dios.
JACULATORIA: Recibid, Señor, toda mi libertad. (San Ignacio de Loyola).
   
HIMNO (Compuesto por el padre Pedro Labbé SJ)
 
Hunc mater in præsépio
Parit futúri néscia.
Jam Jesuíta náscitur,
Christi futúrus assécla.
  
Ad sacri áquas baptismátis
Infans vocat se Ignátium.
Sic Pentecósten nómine
Porténdit orbi flámmeam.
  
In arce Pompejópolis
Gravi ruína stérnitur.
Númquam cucúrrit réctius,
Quam dum labórat tíbia.
  
Morbus fit illi sánitas;
Dum facta Sanctórum legit,
Fit ipse Sanctus, et facit
Piis legénda postéris.
  
Appáret ægróto Petrus,
Virgo salúti víndicat.
Miles futúrus Fílii,
Prius Maríæ mílitat.
   
In æde sacra Vírginis
Appéndit arma mílitis:
Vili lacérna clárior,
Qum dum rubet sub púrpura.
   
Ut impúdici témperet
Flammas, áquis immérgitur.
Non ante visus frígidis
Amor feríre spículis.
  
In monte pergit Martýrum,
Mólitur illic Órdinem.
Quális, putas, erit domus
Nascens in alto cúlmine?
  
Bis quínque Jesus mílites
Suo corónat nómine:
Sed, quánta sint olim, docet,
Ferénda sub hoc ómine.

Ignátius sodálibus
Orbis labóres divídit:
Et primus in labóribus
Omnes labóres súscipit.
      
Famem, caténas, vérbera,
Amóre Christi pértulit:
Sed pœna major ómnibus,
Non posse plura pérpeti.
   
His vixit in labóribus,
Cœli sed inter gáudia:
Nunc déspicit, quæ sǽpius
Suspéxit olim sídera.
  
Tibi, Pater, sit glória,
Tibíque Patris Únice,
Tibíque Sancte Spíritus
In sæculórum sǽcula. Amen.
   
TÍTULOS GLORIOSOS DADOS A SAN IGNACIO DE LOYOLA
San Ignacio, Fundador de la Compañía de Jesús. Rogad por nosotros.
Que en escrivir las Constituciones de la Compañía y los Ejercicios, fuisteis admirablemente instruido por la Santísima Virgen. Rogad por nosotros.
Varón cuya dignidad nunca se alaba bastantemente. Rogad por nosotros.
Padre de Maestros Espirituales. Rogad por nosotros.
Nuevo espejo de santidad y prudencia. Rogad por nosotros.
Cabeza de nuevos Apóstoles. Rogad por nosotros.
Acérrimo enemigo de los Herejes. Rogad por nosotros.
Capitán esforzado y contrapuesto a Lutero. Rogad por nosotros.
Vaso de elección para la conversión del mundo. Rogad por nosotros.
Grande apoyo y lumbrera de la Iglesia. Rogad por nosotros.
Espíritu de salud para la Santa Sede Apostólica Romana. Rogad por nosotros.
Sucesor de Pablo Apóstol. Rogad por nosotros.
Segundo Piloto, después de los Apóstoles, de la Armada de la Iglesia. Rogad por nosotros.
Gigante de Apostólica santidad. Rogad por nosotros.
Maestro y Capitán de la Fe, y en el ocio Mártir. Rogad por nosotros.
Séptimo Ángel del Apocalipsis, cubierto con la nube de la Divina protección. Rogad por nosotros.
Igual a los Santísimos Patriarcas de todos los siglos antecedentes. Rogad por nosotros.
Que fuisteis en la penitencia otro Bautista, en la obediencia otro Abrahán. Rogad por nosotros.
Templo de la paz. Rogad por nosotros.
Alma del mundo. Rogad por nosotros.
Sol que disipa todas las tinieblas de los errores. Rogad por nosotros.
Defensor del Imperio Cristiano. Rogad por nosotros.
Atlante que sostiene al mundo con los hombros de la doctrina y de la piedad. Rogad por nosotros.
Tesoro común del mundo. Rogad por nosotros.
Mongivelo del amor divino. Rogad por nosotros.
Varón lleno del Espíritu Santo, y conspicuo en el Dpn de Sabiduría. Rogad por nosotros.
Que por los mismos infernales enemigos fuisteis llamado su mayor enemigo. Rogad por nosotros.
Que fuisteis el tercer sutentador del mundo, después de Santo Domingo y San Francisco. Rogad por nosotros.
Que con el libro de los Ejercicios no cesáis de producir en el mundo frutos copiosísimos. Rogad por nosotros.
Que tuvisteis un ánimo mayor que el mundo. Rogad por nosotros.
Que enseñateis a San Felipe Neri, según él mismo lo confesó, el arte de tener oración. Rogad por nosotros.
Que por la Santísima Virgen fuisteis dado por Maestro de humildad a Santa María Magdalena de Pazzi. Rogad por nosotros.
Que tuvisteis siempre en la boca, y siempre en todo buscateis la mayor gloria de Dios. Rogad por nosotros.
Cuya grande alabanza es haber tenido por hijo al Padre del nuevo Mundo San Francisco Javier. Rogad por nosotros.
Cuyo grandísimo ornamento es haber sido visto en el Cielo semejantísimo al Discípulo amado de Crito San Juan Evangelista. Rogad por nosotros.
  
Antífona: Dios te salve Padre amantísimo, nuevo espejo de prudencia, del mundo apoyo y Maestro, luz hermosa de la Iglesia, Dios te salve. A ti clamamos los desterrados hijos tuyos: a ti enderezamos nuetros suspiros: a ti pedimos socorro si el mundo, que un tiempo te persiguió, nos persigue a nosotros también. Ea, pues, Patrono, y Abogado nuestro, vuelve a nosotros, que somos tus hijos, esos tus ojos misericordiosos, llenos de amor y ternura paternal. Y en tantos afanes, vuélvenos clemente y propicio al bendito JESÚS, cuya Compañía, debajo del magisterio de su Santa Madre, instituiste. A ti ofrezcan nuetros deseos y ruegos los dos Franciscos Javier y Borja, Luis Gonzaga y Estanislao Kotska, y Juan Francisco Regis, con los tres Mártires del Japón, que contigo triunfan en el Cielo, como gloriosos Hijos dignísimos de tal Padre. Haz, pues, que Jesús nos oiga, oh Ignacio, verdaderamente Padre, verdaderamente piadoso, verdaderamente dulce hijo de María. Ruega por nosotros, Santo Padre Ignacio, para que seamos dignos de las promesas de Jesucristo. Amén.
    
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS (Compuesta por San Ignacio de Loyola).
Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad, todo mi haber y mi poseer; vos me lo disteis, a vos, Señor, lo vuelvo, todo es vuestro, disponed según vuestra santa voluntad: dadme vuestro amor y gracia, que esto me basta. ¡Oh mi Dios, amor de mi corazón, si todos los hombres os conociesen! ¿Qué quiero yo, Señor, fuera de Vos, o qué puedo querer? Concededme, Señor, que os ame, del cual amor no quiero más premio que amaros más.
   
ORACIÓN (copiada de una carta de San Francisco Javier a San Ignacio)
¡Oh Padre de mi alma, y digno de mi mayor veneración! Puestas las rodillas en tierra, como si te mirara presente, te suplico humildemente, que no ceses de rogar por mí a Dios, para que mientras me dure la vida, me dé la gracia de conocer y hacer enteramente su santísima voluntad.
   
℣. Ruega por nosotros, Santo Patriarca Ignacio.
℟. Para que seamos dignos hijos tuyos.
  
ORACIÓN
¡Oh Dios, que para propagar la mayor gloria de tu Santo nombre, fortaleciste a la Iglesia Militante por medio de San Ignacio, con un nuevo subsidio! Concédenos que por su auxilio e imitación, peleando en la tierra, merezcamos con él ser coronados en los Cielos. Por nuestro Señor Jesucristo tu Hijo, que contigo en unidad del Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
  
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.

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