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martes, 2 de agosto de 2011

MARÍA SANTÍSIMA EN LA VIDA Y APOSTOLADO DE SAN PEDRO JULIÁN EYMARD

"A quien Dios quiere hacer santo, lo hace gran devoto de Santa María" (San Luis María de Montfort)

Un apóstol eminente de la Eucaristía, san Pedro Julián Eymard, es también un fiel devoto de la Virgen María. Ella ha tenido un lugar especial en su vida y, al final de su camino, la ha honrado con un título particular, el de Nuestra Señora del Santísimo Sacramento.

San Pedro Julián Eymard, apóstol de Jesús Sacramentado

El primer santuario y el más querido de su corazón, fue el de Laus. Situado a 80 kilómetros de La Mure, en la diócesis de Gap, Notre-Dame de Laus era, después del siglo XVII, un centro de peregrinación que destacaba en la Provenza y el Delfinado. A la edad de once añós, Pedro Julián, llega allí, solo, y mendigando el pan. Fue allí, dirá más tarde, donde, por primera vez, conocí y amé a María.

El Santuario de Nuestra Señora de Laus es recordado porque allí, entre 1674 y 1717, la Virgen se apareció a la beata Benita Rencurel, y desde entonces se han dado muchos milagros en el lugar de las apariciones

En Laus, María le enseña a Pedro Julián a abrirse al amor. Hace la primera comunión a la edad de doce años, y manifiesta su deseo de ser sacerdote, aunque su padre se oponga a su aspiración. En una nueva peregrinación a Laus Pedro Julián recibe, del Padre Touche, la confirmación de su vocación y la gracia de comulgar todos los domingos, una excepción en aquella época

Más decidido que nunca, se pone a aprender latín, solo, a escondidas de su padre. En el mes de agosto de 1828, estando al servicio de un sacerdote en el hospicio de Saint-Robert, a las puertas de Grenoble, se entera accidentalmente de la muerte de su madre. Se dirige rápidamente a la capilla del hospicio para encomendarse a María. "Bendije a Nuestra Señora De Laus, anotará más tarde, y el día en que la tomé por madre cuando murió mi pobre madre, le pedí, postrado a sus pies en la capilla de Saint-Robert, la gracia de ser un día sacerdote. (17 de marzo de 1865) A partir de esta época, escribirá más tarde, experimenté siempre, la protección de María, de una manera muy especial, (3 de septiembre de 1839). 

Su entrada en los Maristas en 1839 llena sus expectativas: llegar a ser religioso en una Sociedad que lleva el nombre de María y que es su familia de una manera muy especial. Hace su noviciado en Lyón, durante algunos meses, y desde entonces, el santuario de Nuestra Señora De Fourvière se convierte en su lugar privilegiado de oración: sube allí por lo menos dos veces a la semana. En su retiro de entrada en el noviciado, escribe: He sentido en mí un gran deseo de vivir de la vida de la Santísima Virgen y de hacer un estudio continuado de su humildad, de su obediencia y de su amor divino; de pedir las luces del Espíritu santo por María para conocer la voluntad de Dios sobre mí... para obtener el espíritu de la Sociedad de María. ( 28 de agosto 1839).

Santuario de Nuestra Señora de Fourvière, uno de los santuarios que San Pedro Julián Eymard visitaba frecuentemente en peregrinación

En el Corpus de 1845, experimenta una atracción eucarística muy fuerte que va a marcar su ministerio. El 21 de enero de 1851, estando orando en Fourvière, recibe la inspiración de consagrarse a una obra eucarística. Descubre que la Eucaristía es el remedio a la indiferencia religiosa y a la increencia moderna. Una nueva gracia en La Seyne-sur-Mer, el 18 de abril de 1853, le confirma en su deseo. Orienta a los jóvenes, se prepara con los sacerdotes y laicos para crear una nueva obra eucarística. En realidad, su proyecto quedará corto, pero tiene la conciencia de que la Virgen María le está guiando hacia esta vocación nueva, que siente en su corazón.

Fue Nuestra Señora quien le señaló a San Pedro Julián Eymard que su apostolado será propagar el amor y la reparación a Jesús Sacramentado

Después de que varios años de reflexión prudente y de combate interior, alentado por el papa Pio IX, funda a la congregación del Santísimo Sacramento en París el 13 de mayo de 1856.

Meditando sobre María, durante su gran retiro de Roma, anota en efecto: Le debo (a María) la perseverancia, la vocación, sobre todo la gracia del Santísimo Sacramento. Ella me ha dado a su Hijo como su servidor, su hijo predilecto (11 de marzo de 1865).

O todavía poco después: ¡Cómo (María) me ha conducido de la mano, solo, hasta el sacerdocio! ¡Después, al Santísimo Sacramento! (17 de marzo 1865) De Nazareth, Jesús fue al Cenáculo, y María fijó allí su estancia!.


NUESTRA SEÑORA DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO, ¿POR QUÉ?

El título de Nuestra Señora del Santísimo Sacramento fue dado a María por San Pedro Julián Eymard en mayo de 1868, mientras que hablaba a sus principiantes. Algunos años más tarde él describió lo que debe parecer su estatua: "La Virgen santa tiene al niño en sus brazos y él sostiene un cáliz en una mano y una hostia en la otra". Él les suplicó a que invocaran a María como "¡Nuestra Señora del Santísimo Sacramento, ruega por nosotros que recurrimos a ti!". 

Imagen de Nuestra Señora del Santísimo Sacramento, tal como la describió San Pedro Julián Eymard

Pío IX enriqueció la invocación con indulgencias. Dos veces, San. Pío X hizo lo mismo. El 30 de diciembre de 1905, él concedió una indulgencia de 300 días al fiel que ore: “Nuestra Señora del Santísimo Sacramento, ruega para nosotros.” Y dirá después "este título, de Nuestra Señora del Santísimo Sacramento, es quizás el más significativo de todos".

San Pío X, buscando enfervorizar al creyente hacia la Sagrada Eucaristía, concedió 300 días de indulgencia a los devotos de Nuestra Señora del Santísimo Sacramento

En 1921 la Sagrada Congregación para los Ritos autorizó a las Congregaciones del Santísimo Sacramento a celebrar cada año, el día 13 de mayo, la "conmemoración solemne de la Santísima Virgen" con la intención de honrar a María bajo título de "Nuestra Señora del Santísimo Sacramento".

El papa Juan XXIII codificó el título de Nuestra Señora del Santísimo Sacramento cuando declaró a Santo a Pedro Julián Eymard, el 9 de diciembre de 1962, al final de la última sesión del Concilio Vaticano II.

ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO

Virgen María, Nuestra Señora del Santísimo Sacramento, gloria del pueblo cristiano, gozo de la Iglesia universal, ruega por nosotros y concede a todos los fieles verdadera devoción a la Sagrada Eucaristía, siendo dignos de recibirla cada día.

Antífona: Oh Augustísimo Sacramento, en el cual recibimos a Cristo, se renueva la Memoria de su Pasión, el alma se llena de gracia y nos es dada en prenda la vida futura!

V. Les has dado pan del cielo
R. Que contiene en sí todo deleite.

ORACIÓN
Oh Dios, que nos dejaste en este sacramento admirable el memorial de tu pasión y de tu Cruz; concédenos, te suplicamos, que de tal modo veneremos los sagrados misterios de tu Cuerpo y Sangre para que podamos siempre gozar de los frutos de tu Redención. Tu que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

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