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viernes, 17 de mayo de 2013

CLAMAR A OÍDOS SORDOS, O DENUNCIAR ANTE LOS CARDENALES SOBRE LA MASONERÍA INFILTRADA

Desde IL GIORNALE (Italia)

EL ACUERDO CON LOS MASONES ES EL NUEVO MISTERIO DEL VATICANO

Un cardenal revela que antes del cónclave otro cardenal denunció el "asunto" de las Logias en la Iglesia e instó a "cerrar el caso"

La eterna cuestión de la masonería infiltrada en la Iglesia... vuelve al ruedo


"Hoy tenemos que abordar seriamente el problema y hacer todo lo posible para encontrar a los infiltrados en el Vaticano."

Así lo dijo en un discurso largo, detallado y sin rodeos, un cardenal presente en las congregaciones generales que precedieron al cónclave, en que resultó electo Papa, el jesuita Jorge Mario Bergoglio. 

El cardenal comenzó a leer el texto de varias carpetas, hasta que para el asombro de sus hermanos cardenales pronunció la palabra que nadie habría imaginado que le digan a la derecha de su asiento: la MASONERÍA.

Dentro de las congregaciones generales previas al cónclave, se hizo mención del problema de la masonería infiltrada

El meollo de aquella larga jornada a principios del mes de marzo se lo comentó a IL GIORNALE otro cardenal italiano que, como todos, estaba dentro del Aula Nueva del Sínodo en la casa donde los cardenales se hallaban trabajando en una agenda apretada en vista de la clausura de la Capilla Sixtina (ese cardenal solicitó no publicar su nombre al diario italiano). "El affaire de los Masones en el Vaticano se está haciendo demasiado grande", dijo en el encuentro el cardenal durante esa reunión presidida por el decano Ángelo Raffaele Sodano Brignolo. "El Colegio de Cardenales debe moverse para evitar que esta gente pueda permanecer en el corazón de la Iglesia y debe ser uno de los primeros pasos para afrontar con el nuevo Papa electo", señaló.

La masonería vuelve así a sacudir las salas sacras y hace discutir a cardenales y laicos. Esta vez, sin embargo, parece ser una sacudida final: La palabra que se filtra más allá del Tiber es "tolerancia cero" hacia los posibles infiltrados, tan es así que, según lo dicho por la eminencia anónima "un grupo de cardenales estaría dispuesto a hablar de ello con Bergoglio en la primera oportunidad". Para hacer el tema más actual está un nuevo libro, "Vaticano massone. Legge, denaro e poteri occulti: il lato segreto della Chiesa di Papa Francesco" (“La Masonería Vaticana. Leyes, dinero y poderes ocultos: el lado secreto de la Iglesia del Papa Francisco”) publicado por Piemme y co-escrito por los periodistas Giacomo Galeazzi y Ferruccio Pinotti. Dentro de su texto, también acompañado de algunos documentos, se habla de eminencias y laicos empleados del Vaticano pertenecientes a las logias secretas, que pudieran haber jugado un rol importante en el hurto de documentos en el apartamento del Papa, la renuncia de Benedicto XVI y la elección de Francisco para el trono pontificio

Portada del libro "Vaticano massone. Legge, denaro e poteri occulti: il lato segreto della Chiesa di Papa Francesco" (escrito por Giacomo Galeazzi y Ferruccio Pinotti)

En el libro de más de 500 páginas también se publicó una carta dirigida al Papa Juan Pablo II: el remitente fue el entonces Gran Maestro de la masonería del Gran Oriente de Italia, Virgilio Gaito, que junto con el cardenal Silvio Oddi (ex Prefecto de la Congregación para el Clero que murió en 2001) exhortó al Papa a enterrar el hacha de guerra, porque "ha llegado el momento de lanzar una apelación adecuada para la reconciliación, que ponga fin a este centenario malentendido entre la Iglesia católica y la masonería".

Las apelaciones del Gran Maestro se dirigieron al Papa Wojtyla, quien permaneció distante de ellas junto con el entonces prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Joseph Ratzinger. El Papa Juan Pablo II se mantuvo inflexible a lo largo de su pontificado en la misma línea (de condenación a la masonería).

De acuerdo al autor del libro "Vaticano masón", Juan Pablo II y Joseph Ratzinger mantuvieron las condenas a la masonería.

Siempre se señaló que el Papa polaco en 1983, al promulgar el nuevo Código de Derecho Canónico, incluyó un canon contra las logias masónicas. En un artículo publicado en el mismo día de la entrada en vigor del Código, de hecho, el entonces prefecto Ratzinger dejó en claro que para un católico estaba prohibido pertenecer a una logia y quien lo hiciera cometía un pecado muy grave que lo excluía de la comunión eucarística sin ninguna excepción.

El tema que aún se sigue hablando y que permanece en primer plano, dejando un aire de misterio al estilo de Dan Brown, es la presencia o ausencia de los masones en el Vaticano. Pregunta que trató de responder ese cardenal, ante los demás cardenales durante las congregaciones pre-cónclave, recordando que el humo de Satanás entró a través de alguna grieta en la Iglesia, como lo había señalado el Papa Pablo VI en junio de 1972. "Necesitamos un compromiso de nuestra parte", dijo en esa reunión ante el colegio cardenalicio, "para cerrar el caso de una vez por todas. Sin dudarlo y para el bien de la Iglesia "

"Tuve de nuevo la visión de la secta secreta socavando por todas partes la iglesia de San Pedro. Vi una enorme cantidad de hombres que trabajaban en invertirla Estas personas, haciendo su trabajo de destrucción, parecían seguir ciertas prescripciones y una cierta regla: llevaban delantales blancos rodeados de una cinta azul y proveídos de bolsillos, con paletas de albañil en la cintura. Vi con horror que había también entre ellos sacerdotes católicos." (Profecía de la beata Ana Catalina Emmerick)

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