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sábado, 12 de abril de 2014

VISITA REAL PARA UN ANTIPAPA, EL PRÍNCIPE JUDÍO, Y OTROS ASUNTOS DE LA PÉRFIDA ALBIÓN

Uno y otro artículos fueron tomados de FORO CATÓLICO
    
1° VISITA DE LA REINA DE INGLATERRA A FRANCISCO I - Por VATICAN INSIDER-LA STAMPA (Italia).
   
Isabel II, Gobernadora Suprema de la secta anglicana, y Francisco I, Gobernante de la secta deuterovaticana
  
Un encuentro muy cordial y también muy breve, que duró unos 20 minutos. Formal, pero enmarcado por el típico humor británico del duque de Edimburgo, Felipe. Hoy (el Jueves pasado) por la tarde se llevó a cabo el encuentro entre la reina Isabel II, que también es la “líder” de la Iglesia de Inglaterra, y el "Papa" Francisco. La pareja real llegó a Roma por la mañana y, después de un almuerzo con el presidente del país, Giorgio Napolitano, se dirigió hacia el Vaticano, para volver inmediatamente hacia Londres.
      
Debido a un pequeño retraso, la soberana se disculpó con Francisco diciendo que «tuvimos un almuerzo muy agradable con el presidente» Giorgio Napolitano. «Welcome», le dijo el Pontífice, que durante el encuentro contó con el apoyo de un intérprete. El encuentro (cuyo carácter fue definido de oficial pero informal) se llevó a cabo en un estudio que se encuentra al lado del Aula Pablo VI y no en el Palacio Apostólico ni en la Casa Santa Marta, en donde vive el "Papa". En la pequeña placita que se encuentra enfrente, «la reina fue recibida por el cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado, en compañía de mons. Mamberti, Secretario para las relaciones con los Estados y mons. Camilleri, subsecretario para las relaciones con los Estados. En la entrada del estudio interior también estaba presente el cardenal Cormac Murphy-O’Connor, arzobispo emérito de Westminster», indicó el vocero vaticano Federico Lombardi.
      
Después de unos veinte minutos a puertas cerradas, se procedió con el tradicional intercambio de regalos. Los soberanos ingleses regalaron a Francisco una canasta con comida (un poco de miel, jugo de manzana, sidra…): «Traje algo de todas nuestras tierras para usted personalmente», explicó Isabel II. En particular, «esta miel es de mi jardín, espero que sea algo insólito para usted», añadió. El duque Felipe le regaló dos botellas de whisky, mismas que Francisco recibió no sin cierta sorpresa y curiosidad. Otro de los regalos para el "Papa" (tradición entre los soberanos del Reino Unido) fueron dos fotos enmarcadas de la reina y el duque: «Me temo –explicó la reina– que debo darle estas fotos…». Francisco, por su parte, entregó una esfera de lapislázuli, que representa el globo, rematada en una cruz en plata de San Eduardo; pero este regalo es en realidad para el príncipe Jorge de Cambridge, el hijo de 8 meses de William y Kate, bisnieto de la reina: «Es para el nene», dijo el Papa en español. «Pues va a estar muy contento, cuando sea un poco más grande», comentó la reina.
    
Regalo de la reina de Inglaterra a Bergoglio: Whisky, miel, sidra y otros comestibles
   
Orbe que Francisco Bergoglio regaló al bisnieto de la reina de Inglaterra
    
A la soberarana, en cambio el Pontífice le regaló el decreto de culto a San Eduardo el confesor, rey de Inglaterra y fundador de la estructura que después se convertiría en la abadía de Westminster. Se trata de la edición facsimilar de un documento del 29 de mayo de 1679, con el que se extiende el culto de San Eduardo a la Iglesia universal. «¡Ah, entonces lo canonizaron!», comentó Felipe, a quien Francisco también hizo un presente: tres medallas del Pontificado, de oro, plata y bronce: «¡Es la única medalla de oro que he ganado!», bromeó el consorte al recibirlas. Los argumentos políticos y la cuestión de las Islas Malvinas quedaron, pues, fuera del encuentro.
    
2° EL HIJO DE WILLIAM Y KATE ES JUDÍO [Fragmentos] - Por José Brechner Zuker - CORRECCIÓN POLÍTICA CERO (Bolivia).
     
La familia real británica esconde secretos sobre los que no nos queda más que especular y sacar nuestras propias conclusiones, a menos que los monarcas decidan contarnos el porqué de sus extrañezas.
    
Muchas costumbres de “los reales” (la Dinastía Windsor) como los llaman los británicos (“the royals”), son ajenas a otros soberanos europeos y a sus propios súbditos. Pero son comunes al pueblo judío.
       
[...]
    
A todo vástago real británico se le hace la circuncisión al octavo día de haber nacido (como a todo niño judío) y no es hecha por un médico tradicional, sino por un “mohel” o “especialista judío” en cortarles esa parte íntima e inservible a sus pacientes, sin previamente consultarles.
     
Jorge, hijo de los príncipes Guillermo Mountbatten-Windsor y Catalina Middleton, duques de Cambridge
   
La circuncisión de la realeza no es efectuada por un mohel cualquiera, sino por uno ortodoxo, que sigue al pie de la letra las costumbres y leyes del judaísmo. [...]
    
Con el tiempo cavilaría con que el apelativo: “Británico”, no se traduce al inglés como “Britannic”, que sería su extensión lógica, sino que se dice “British”. La cosa se pone interesante, porque la palabra “brit” en hebreo significa “pacto” e “ish” significa “hombre”. O sea que “British” significaría: “Hombre del Pacto”.
         
En hebreo circuncisión se dice: “Brit Milá”, que significa “Pacto de Circuncisión” y debe ser practicada en todo niño judío, como establece Dios en Génesis 17:10-12.
       
Los judíos practican la circuncisión al octavo día del nacimiento de cualquier niño (así sea en medio del día Sábado)
        
Otro detalle interesante con el Príncipe Guillermo, es que siguiendo la tradición real, comenzó a prepararse para gobernar a los 13 años, la edad en la que los judíos hacen el solemne(sic) Bar Mitzvá, y liberan a sus padres de sus pecados, asumiendo la responsabilidad de sus actos ante Dios.
     
El Bar Mitzvá representa el paso de la infancia a la adultez ritual para los judíos
   
La reina Isabel II, tomó entonces a Guillermo bajo su regazo y se lo llevó a Balmoral para iniciar su entrenamiento como futuro Rey del Reino Unido, ya que el príncipe Carlos ha sido descartado como heredero del trono por esas cuestiones de faldas y orejas.
     
Se rumora que la reina Isabel II prefiere que su sucesor en el trono sea su nieto Guillermo de Cambridge, y no el príncipe Carlos
     
Su dulce y sencilla extinta esposa, la Princesa Diana, según las malas, pero muchas veces bien informadas lenguas, no era la hija de Earl Spencer, Vizconde de Althorp, sino de Sir James Goldsmith, el poderoso banquero judío, con quien su madre tuvo un affaire. Para hacer las cosas más kosher, el verdadero nombre de la madre de Diana: Frances Shand Kydd, era Frances Ruth Burke Roche, una Rothschild. O sea que la hermosa princesa, era judía de padre y madre, lo que hace que sus hijos sean cien por ciento judíos, aunque para los judíos basta con que la madre lo sea, pues la herencia judía se transmite a través del vientre materno.

Diana Spencer, primera esposa del príncipe Carlos, era judía por partida doble (si se admite la hipótesis del affaire de su madre). De todos modos, el judío lo es por su madre.
      
¿Pero acaso el Judaísmo no es una religión? En realidad es más que eso, son las tradiciones, creencias, convicciones, leyes y costumbres del pueblo judío, pero se puede ser judío laico, ortodoxo, ateo, budista o cristiano. Mas no se deja de ser judío. Basta con conocer un antisemita para constatarlo.
    
El pueblo judío, como se auto-explica, es “un pueblo”, descendiente de Abraham, Isaac, Jacob y sus hijos, a los que Dios eligió. De manera que hay una continuidad genética que es fácilmente verificable a través de un simple examen de ADN.
   
Toda esta trama judeo-británica se torna más fascinante con el nacimiento del principito pues su madre, Catalina Middleton, Duquesa de Cambridge –según nada menos que el corresponsal de la BBC ante la Corte Real, Michael Cole, quien hizo exhaustivos estudios genealógicos sobre su familia– es cien por ciento judía.
     
Carole Middleton, la madre de Kate, es hija de Ronald Goldsmith (nada que ver con el banquero) y Dorothy Harrison; ambos judíos. Los padres de Dorothy fueron Robert Harrison y Elizabeth Temple, los dos judíos. Y Elizabeth era descendiente de los Myers, una distinguida familia judía del siglo XIX.
      
En fin, ¡Lejaim! (Vida)  por el recién nacido y sus padres. [...]

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