Este texto fue publicado en forma de folleto en la colección “Fe Íntegra” (Nº 9), por Licinio Rangel (sucesor de Mons. Antonio de Castro-Mayer en la Unión Sacerdotal San Juan Vianney), cuando los “Padres de Campos”
defendían la Fe Católica tradicional. Hoy, que han caído en las garras
del modernismo (por ende, del Vaticano II), queda el recuerdo de su
antigua lucha por la Fe, y una lección de lo nocivo que es hacer
componendas con el enemigo.
Traducción del original en Portugués publicado en el MOVIMIENTO DE LA JUVENTUD CATÓLICA DE BRASIL (FSSPX)
MARTÍN LUTERO, HOMICIDA Y SUICIDA
Estos son algunos datos históricos de la triste vida del fundador del
protestantismo, y de su trágico final, después de una de sus muchas
borracheras con sus amigos los príncipes.
Martín Lutero nació en Eisleben, de la Sajonia (Alemania) en 1483, y
puso fin a su propia vida en 1546, cerca de 25 años después de su
revuelta contra la Iglesia de Nuestro Señor. Su madre Margarita Lindemann Ziegler fue muy
religiosa, pero muy supersticiosa y dada a brujerías y encantamientos,
lo que influyó mucho en el comportamiento de su hijo. El joven Lutero,
después de sus estudios de humanidades en las escuelas locales de
Mansfeld, fue a estudiar filosofía y derecho en la Universidad de
Erfurt, donde se formó, en el año de 1505. En junio de este año entró al
Convento de los Agustinos, “no por vocación, mas por miedo a la
muerte”. Él mismo habló varias veces de ese “miedo a la muerte” que
determinó su entrada en la religión, como lo veremos.
LUTERO HOMICIDA
El Dr. Dietrich Emme (luterano), en su libro “Martín Lutero - su juventud y sus
años de estudios, entre 1483 y 1505”, Bonn, 1983, afirma que Lutero
entró al Convento sólo para no ser sometido a la justicia criminal, cuyo
resultado habría sido, probablemente, la pena de muerte, por haber
matado en duelo a un compañero de estudios llamado Jerónimo Buntz. De
ahí su “miedo a la muerte” al cual se refería frecuentemente.
Posteriormente un amigo le aconsejó refugiarse en el Convento de los
Eremitas de San Agustín, que entonces gozaba del derecho civil de asilo,
que lo colocaba al abrigo de la justicia. Fue aquí que se convirtió en
monje y padre agustino.
Lutero parecía haberse convertido. Pero no. Siempre perturbado y
contradictorio, él se declara reo confeso en una prédica en 1529: “Yo
fui monje, quería seriamente ser piadoso. Al contrario, me hundía
siempre más: yo era un gran trapacero y homicida” (WAW, 29, 50, 18). Y
un discurso transcrito por Veit Dietrich, afirma: “Me hice monje por un
designio especial de Dios, a fin de que no me prendiesen; lo que hubiera
sido muy fácil. Mas no pudieron porque la Orden se ocupaba de mí (esto
es, los superiores del Convento lo protegían)” (WA Tr 1, 134, 32). Por
tanto, Lutero fue reo de un homicidio que cometió cuando era estudiante
en Erfurt. Y según sus biógrafos, el motivo habría sido despecho porque
su colega obtuvo mejor nota en los exámenes.
LUTERO EBRIO E IMPÍO
Él lo confiesa: “Yo aquí me encuentro insensato, y endurecido, ocioso y
bebido de mañana a noche... En suma, yo que debía tener fervor de
espíritu, tengo ansias de la carne, de la lascivia, de la pereza y de
somnolencia”. En el ínterim, llamaba al Papa de “asno”.
Sobre la oración decía: “No puedo rezar, pero sí puedo maldecir. En
lugar de decir ‘santificado sea el tu Nombre’, diría: ‘maldito e
injuriado sea el nombre de los papistas..., que el papado sea maldito,
condenado y exterminado’. En verdad es así que rezo todos los días sin
descanso”.
Sobre los mandamentos, decía: “Todo el Decálogo debe ser apagado de
nuestros ojos, de nuestra alma y de nosotros tan perseguidos por el
diablo... Debes beber con más abundancia, y cometer algún pecado por
odio y para molestar al demonio...”. Lutero no sólo afirmaba que las
buenas obras nada valen para la salvación, sino que las maldecía.
Pero sobre el pecado, él decía: “Sé pecador y peca fuertemente, pero
cree com más fuerza y alégrate con Cristo vencedor del pecado y de la
muerte... Durante la vida debemos pecar”.
Sobre la castidad, Lutero incentivó a que los monjes, sacerdotes y
religiosas saliesen de sus Conventos y se casaran. “El celibato -decía-
es una invención maldita”. “Del mismo modo que no puedo dejar de ser
hombre, así tampoco puedo vivir sin una mujer”.
Sobre la Virgen María, “la pluma” rehusa escribir las blasfemias que
profirió contra su pureza (originalmente este texto fue publicado en
forma de folleto. N. del E.).
Sobre Jesucristo, afirma que “cometió adulterio con la samaritana en el
pozo de Jacob, con la mujer adúltera que perdonó..., y con la
Magdalena...”.
Sobre Dios: “Ciertamente Dios es muy grande y poderoso, bueno y misericordioso..., pero es muy estúpido; y un tirano”.
Su último sermón en Wittenberg, en mayo de 1546, fue un furioso ataque
contra el Papa, el sacrificio de la Misa y el culto a Nuestra Señora.
LUTERO SUICIDA
Lutero tenía un temperamento extremamente mórbido y neurótico. Después
de su revuelta contra la Iglesia, su neurosis alcanzó los límites
extremos. Estudios especializados le atribuyen una “neurosis de angustia
gravísima”, del tipo que lleva al suicidio (Roland Dalbies, en “Angustia de Lutero”).
El suicidio de Lutero es afirmado tanto por católicos como por
protestantes. Este es el testimonio de su criado, Ambrosio Kudtfeld, que
más tarde se hizo médico:
“Martín Lutero, en la noche que antecedió a su muerte, se dejó vencer por su habitual intemperancia, y en tal exceso, que fuimos obligados a cargarlo totalmente embriagado, y a colocarlo en su lecho. Después nos retiramos a nuestro aposento sin presentir nada de desagradable. Por la mañana volvimos a nuestro patrón para ayudarlo a vestirse, como de costumbre. Pero, ¡que dolor! Vimos a nuestro patrón Martín colgando de su cama y estrangulado míseramente.Tenía la boca torcida y la parte derecha del rosto oscura; el cuello morado y deformado. Ante tan horrendo espectáculo, fuimos invadidos por un gran terror. Corrimos sin demora a los príncipes, sus convidados de la víspera, para anunciarles aquel execrable fin de Lutero. Ellos quedaron aterrorizados como nosotros. Y luego se empeñaron com mil promesas y juramentos, que observásemos sobre aquel acontecimiento, eterno silencio, y que colocásemos el cadáver de Lutero en su cama, y anunciásemos al pueblo que el ‘Maestro Lutero’ había imprevistamente abandonado esta vida”.
Este relato del suicidio de Lutero fue publicado em Amberes, en el año
de 1606, por el sensato Enrique Sedulio en su libro “Præscriptiónes advérsus hæréses”, cap. XVIII, §25-27. Dos médicos comprobarán los
sintomas de suicidio relatados por su criado Kudtfeld. Fueron ellos François de
Coster y Lucas Fortnagel. Las informaciones de este último fueron
publicadas por el escritor Jacques Maritain, en su libro “Los Tres Reformadores”. En ese libro el autor ofrece también una impresionante
lista de amigos, compañeros y primeros discípulos de Lutero que se suicidaron.
Por tanto, “hermanos separados” (sic) de la Iglesia Católica por ese
falso y ebrio reformador, abran los ojos, y vuelvan a la verdadera
Iglesia de Jesucristo. Es fácil reconecerla. Está claro en los Santos
Evangelios que a la verdadera Iglesia de Cristo es una sola (Mt. 16,
16). Es lo que aquí leemos: “Tu eres Pedro, y sobre esta piedra
edificaré mi Iglesia”. (Cf “Folletos Católicos” - nº 1).
Inútil imaginar que Cristo señalaba para Sí cuando hablaba a Pedro.
Sabemos que Cristo es la “Piedra Angular” principal de su Iglesia. Pero
Él tornó a Pedro participante de esa condición. Sus palabras "son
palabras de vida y de verdad”. Solo Él, como único Mediador “de
Redención” (1 Tim 2, 5-6), puede fundar, y realmente fundó su única y
verdadera Iglesia teniendo también por fundamento visible, en este
mundo, a Pedro y sus sucesores, los Papas (NOTA DEL TRADUCTOR:
mientras conservasen el Dogma de la Fe). Como hay un solo Señor, una
sola Fe, un solo Bautismo (Ef. 4, 5), tambien una sola tiene que ser la
Iglesia de ese único Señor. Es la Iglesia de los primeros cristianos, es
la Iglesia de los mártires, es la Iglesia Católica de siempre, la única
que es Apostólica, porque es la única que viene desde los Apóstoles.
Es la única que existió desde Cristo y de los Apóstoles hasta Lutero, y
hasta hoy, y que existirá “hasta el fin de los siglos” (Mt 28, 28-30). Al
paso que las de los protestantes son “una legión”. Ellas comenzaron a
partir de ese falso reformador, en el año de 1521, que fue el primero en
atreverse a hacer lo que solo Dios puede hacer: fundar una religión. La
primera de las religiones de esa “legión” de iglesias llamóse iglesia
luterana. Mas, ya en el tiempo de Lutero, algunos luteranos imitarán su
mal ejemplo.
Así, Calvino fundó el calvinismo en Ginebra. Luego surgieron los
anabaptistas, los anglicanos, los baptistas, los metodistas, etc., etc.
(Cf. “Folletos Católicos”, nº 14). Se calcula hoy en varios millares el
número de sectas nacidas de los errores luteranos. Y hoy en su nueva
versión, con sus “Tiendas de bendición”, praticando un verdadero
curanderismo de Biblias en la mano. La mala simiente sembrada por el
ebrio y neurótico monje continuó a producir sus malos frutos.
Pero la tentación de pretenderse reformar la irreformable obra de
Nuestro Señor Jesucristo, su Iglesia, continúa. Y hasta en los medios
católicos autoproclamados “progresistas”, se está pretendiendo reformar,
no a los hombres de la Iglesia, sino a la propia Iglesia. Ellos se
asemejan hoy a los “católicos reformados" de los tiempos de Lutero, con
su falsa reforma. Ante esto, la Biblia afirma que la única Iglesia de
Cristo, en sí misma, “es... santa e inmaculada” (Ef. 5, 27).
Nota: Los datos de este folleto son de “Martín Lutero, homicida y
suicida”, P. Luigi Villa, revista Chiesa Viva, nº 258, Brescia, Italia; y
de “Lutero”, P. Pedro de I. Muñoz, revista Tradición Católica, nº 137,
Barcelona, España.
Dom Licinio Rangel, OVS
Un análisis psico-patológico de Martín Lutero, presentado en un foro de psiquiatría de 2014:
ResponderEliminarhttps://psiquiatria.com/bibliopsiquis/rasgos-psicopatol-ogicos-de-martin-lutero/
https://es.scribd.com/document/339118181/Rasgos-Psicopatologicos-de-Lutero