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domingo, 10 de mayo de 2015

OTRA VEZ LOS JESUITAS CONTRA LA FE CATÓLICA

Comenzamos este artículo con un chiste muy común entre los dominicos:
P ¿En que se parecen los jesuitas y dominicos?
R: Bueno, ambos fueron fundados por los españoles, Santo Domingo de los dominicos, y San Ignacio de Loyola de los jesuitas.También fueron ambas fundadas para luchar contra la herejía: los dominicos a luchar contra los albigenses y los jesuitas para luchar contra los protestantes.
P: ¿Cuál es la diferencia entre los jesuitas y dominicos?
R: Bueno, ¿has conocido a albigenses últimamente?
  
Así las cosas, pasamos a la materia grave: el jesuita Jose Ignacio González Faus, simpatizante del partido chavez-madurista "Podemos", publicó en su blog (alojado en Periodista Digiltal) una columna justificando la salida de uno de los fundadores de dicho partido, lo siguiente:
“Luego de estos análisis particulares (N. de E. la renuncia de Juan Carlos Monedero al partido por los miles de euros que él recibiera de parte del Imperio Bolivariano) quedan dos lecciones universales por recordar: La primera es que no hay partos virginales (ni siquiera el de Jesús lo fue): la vida nace siempre en medio de suciedad y desechos; pero es vida y promesa lo que allí nace”.
  
Sin tratar del tema izquierdista de González Faus (notorio porque hace parte del centro de estudios "Cristianisme i Justícia", subvencionado por los jesuitas de la sediciosa Cataluña y defensor de la nueva razzia de la morisma subsahariana a Europa; y por ser afín a la "Teología de la Liberación"), el que ese maldito viejo (que a sus 82 años debiera pensar en su juicio particular) diga semejantes palabras significa que en él DESAPARECIÓ EL TEMOR DE DIOS Y EL RESPETO A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA HACE RATO.
  
José Ignacio González Faus, jesuita modernista (hasta con su "crucifijo" de pared, hecho con raíces secas que más parecen otra cosa)
  
Recordemos el dogma de la Inmaculada Concepción: "María Santísima fue preservada de toda mancha de pecado original desde el primer instante". Esto implica por tanto, que:
  • Su concepción en el seno de Santa Ana fue de un modo casto y perfecto (así lo relata Ana Catalina Emmerick).
  • No pecó jamás, ni padeció tentación alguna.
  • No sufrió concupiscencia alguna.
  • No tuvo la incomodidad de los meses.
  • No enfermó, ni mucho menos podía envejecer.
  • Cuando se desposó con San José, lo hizo por mandato de Dios (recordar que Ella hizo voto de virginidad perpetua en el Templo de Jerusalén); y no hubo problema alguno, ya que San José también tomó ese voto (así refiere la Venerable Sor María de Agreda).
  • Cuando San Gabriel le anunció que sería la Madre del Verbo de Dios, María Santísima reitera su voto. Y Yahveh Dios le aseguró que Ella sería Virgen y Madre a la vez. Ante esta promesa de Dios (que respeta la libertad de sus creaturas y para quien NADA ES IMPOSIBLE), procedió en consecuencia (San Lucas 1, 26-38).
  • Al enterarse San José de que su Esposa se hallaba encinta, resolvió anular en secreto el desposorio. Pero cuando le fue revelado el Misterio de la Encarnación por obra del Espíritu Santo, asumió cabalmente su ministerio como padre adoptivo del Redentor.
  • No padeció dolor de parto cuando nació Jesús, sino que Ella le dio a luz en modo perfecto, excepcional y glorioso por intervención divina (lo profetizó el Rey David, lo relató San Santiago de Jerusalén en su Protoevangelio; y lo explicó San Alfonso Ligorio).
  • En la Vía Dolorosa y el Calvario, no desesperó ante los tormentos que Nuestro Señor padeció, sino que los soportó con heroica paciencia y ecuanimidad.
  • No murió, sino que fue Asunta al Cielo en cuerpo y alma estando CONSCIENTE Y DESPIERTA (así lo sostiene la Tradición Católica, y lo definió dogmáticamente el Papa Pío XII)
  
Innegablemente, González Faus no tiene Temor de Dios, porque llegó al máximo extremo de impiedad: En su libro "Sexo, verdad y discurso eclesiástico" (que os aconsejamos NO LEER, ya que es sumamente pornográfico), niega abiertamente el Infierno, y tacha de "decadente" a la Iglesia del siglo XIX y primera mitad del XX, llevándose por delante a San Ignacio de Loyola:
"soy de tradición jesuítica y admiro muchísimas cosas de San Ignacio. Lo cual no impide que convenga recordar a Horacio cuando comentaba comprensivo que a veces hasta el buen Homero se dormía (…) (Horacio, poeta latino, admiraba profundamente a Homero, poeta griego autor de la Ilíada y la Odisea, pero reconocía que a veces fallaba). Y me temo que de una de las cabezadas más inoportunas de mi fundador (y que, curiosamente, es casi lo único que influyó en la decadente Iglesia del XIX y comienzos del XX) brotó la petición que pone antes de la meditación sobre el infierno:
“para que, si del amor del Señor eterno me olvidare por mis faltas, a lo menos por el temor de las penas me ayude para no venir en pecado” (Ejercicios Espirituales, 65).
Seguramente, san Ignacio escribió esto cuando ya se hallaba muy lejos de sus antiguos devaneos sexuales, de los cuales no había salido precisamente por miedo al infierno. Y aquí le falló la psicología, que era precisamente su fuerte". (González Faus. "Sexo, verdad y discurso eclesiástico". Sal Terrae, 1993. Pág. 26)
  
Que San Ignacio fuera lo que fuere antes de ir a Manresa, poco importa. Era descendiente de cristianos nuevos, sí, pero un licencioso hasta ese nivel, jamás. En todo caso, después de su conversión, fue fiel y celoso defensor de la Fe Católica. Y los Ejercicios Espirituales han sido de gran provecho para miles de católicos desde 1548, guiando hacia la santidad a muchos de nosotros.
  
Acerca de esta última cita, él llama a la Iglesia de dichos siglos de "decadente", siendo que esa época en el Catolicismo es la Filadelfia apocalíptica: la Iglesia que a pesar de no tener tanto poder político, fue firme en la guarda y transmisión del Dogma de la Fe, llegando a convertir a millones de personas en Estados Unidos, África subsahariana, Asia, Australia y los mares del Sur; y a reconstruir la Cristiandad en Europa e Hispanoamérica. En tanto que esa "primavera eclesial" (como implícitamente considera González Faus al Vaticano II), es en realidad Laodicea: la Apostasía institucionalizada, la Ramera con ropajes de doncella. Y sus frutos patentes a la vista:
  • Europa apostató del Catolicismo, volviéndose al neo-paganismo de la New Age.
  • Hispanoamérica vio crecer a la sectas protestantes.
  • Los seminarios y conventos se vaciaron, y muchas iglesias terminaron en venta o demolidas.
  • Auge de las demandas de nulidades de matrimonio, solicitudes de reducción al estado laico, escándalos de pederastia y corrupción financiera.
  • Adulteración de los Sacramentos, los Dogmas y la Devoción.
  • Proliferación de herejías, cismas y apostasía.
  • Y un largo etcétera.
  
Sabemos que este artículo no le importará a ninguno de los "Jerarcas" conciliares, con Papanatas Francisco Bergoglio a la cabeza. Es más, ni lo leerán, ya que ellos vomitan y apoyan toda suerte de herejías y blasfemias. Pero en fin, que quede constancia: SI SAN IGNACIO DE LOYOLA VIVIERA HOY, A BUEN SEGURO YA LO HABRÍAN EXCOMULGADO. Y a González Faus, QUE SE VAYA AL INFIERNO.
  
DATOS IMPORTANTES SOBRE EL IMPÍO GONZÁLEZ FAUS (Fuente: CATHOLIC.NET)
El jesuita José Ignacio González Faus, es profesor de Cristología. Ya en 1971 se solidarizaba con su hermano de orden Juan Leita, que había sido expulsado de la Compañía (Ya, 1-5-71; ¿Qué Pasa?, 19-6-71). Firma un escrito contra el Concordato (Ya, 12-6-71) y otro en favor de la Asamblea conjunta (Vida Nueva, 18-12-71). Después es también forzado a dejar la Compañía de Jesús, con José María Díez Alegría (quien negó el Limbo de los infantes y fue marxista), con quien se solidariza (El Ciervo, l.ª quincena, abril, 75).
 
Será uno de los nueve que interrogan a los obispos con un artículo también citado ya varias veces: «Matrimonio indisoluble: ¿ley o ideal?» (Vida Nueva, 15-12-79) . Es evidente cual era la opinión de los firmantes.
  
Será vetado para enseñar en determinadas facultades católicas (El País, 28-2-81). La solidaridad con la guerrilla marxista salvadoreña era también obligada (El País, 15-12-81; 27-3-82), aunque los compañeros de viaje fueran Santiago Carrillo (máximo mandatario entonces del Partido Comunista de España) y sus correligionarios.
  
Las tesis del jesuita dieron lugar a una polémica en la que el provincial de Cataluña y el obispo Iniesta se ponen de su lado (Ya, 21-12 82; 8-1-83; 12-1-83). En este caso fue el cardenal Ratzinger el origen de las censuras. Todo ello no fue obstáculo para que sus compañeros jesuitas le eligieran representante para la Congregación general que se iba a celebrar en Roma (Ya, 13-4-83).
  
Critica el documento vaticano sobre la Teología de la Liberación (El País, 9-9-84) y los nombramientos cardenalicios que hace el Papa Wojtyla (El País, 25-6-85), aunque según él, en realidad, «lo que habría que hacer es cuestionar el colegio cardenalicio».
   
También criticará a la jerarquía eclesiástica en el Octavo encuentro de cristianos de base (El País, 31-10-88). Su modelo de obispo parece ser Pedro Casaldáliga, para el que también solicita el Premio Nobel de La Paz (El País, 4-3-89).
  
Con otros españoles acusa al Vaticano de actuaciones «autoritarias y excluyentes» (El País, 19-6-89) y pide el compromiso firme con los marginados (El País, 5-7-82), en una reunión en El Escorial para conmemorar el veinte aniversario del Congreso que dio a conocer en Europa la Teología de la Liberación. Los allí reunidos firman una carta de solidaridad con Boff, que acababa de dejar el sacerdocio. González Faus afirmó que «la teología de la liberación no sólo sigue viva sino que ha engendrado hermanos menores como la teología de la marginación».
  
Mientras tanto, la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe, con la firma del obispo Palenzuela, opone serios reparos doctrinales al libro de González Faus Hombres de la comunidad. Apuntes sobre el ministerio eclesial (ABC, 28-11-88; Iglesia-Mundo, 2ª quincena febrero, 90).

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