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lunes, 18 de mayo de 2015

SAGACIDAD APOCALÍPTICA: PROFECÍA DE DANIEL

Recopilación hecha por el Ing. Raymond Yerks. Adaptada y ampliada por el editor.
 

La visión que tuvo Daniel en el año tercero del rey Ciro (Daniel 10:1) se refiere al futuro lejano (Daniel 12:1-3) referente a la Gran Tribulación y del Juicio Final.
  • Daniel 10:14 “He venido para darte a conocer lo que sucederá a tu pueblo en los últimos días, porque la visión es para días lejanos”.
  • Daniel 12:1-3 “En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que vela sobre los hijos de tu pueblo (El Arcángel Miguel destruirá al Anticristo). Y vendrá un tiempo como nunca ha habido desde que existen las naciones hasta entonces. Y en ese tiempo se salvarán todos los de tu pueblo que tienen su nombre escrito en el libro. Muchos de los que duermen en la tumba, despertarán (Juan 5:28-29): unos para vivir eternamente, y otros para el oprobio, para la desgracia eterna (Mateo 13:40-42; Ap 20:15). Y los que son sabios, los que guiaron a muchos por el camino recto, brillarán como la bóveda celeste; ¡brillarán por siempre, como las estrellas! (Mateo 13:43)”.
  • Daniel 12:13 “Pero sigue tu camino hasta el tiempo señalado: y descansa, y te levantaras en tu herencia al final de los días (Ap 21:7)”.
San Jerónimo dijo: Con esto se da a entender que todo el contexto de la profecía tiene que ver con la resurrección de los muertos, cuando el profeta también será levantado.

PARTE A
Antíoco IV Epífanes era un tipo de Anticristo del antiguo testamento, quien suprimió el sacrificio diario y profano el templo del Señor (Daniel 8:11). Sus acciones serán similares al Anticristo en el tiempo de la Gran Tribulación (Daniel 12:11).

PARTE B y C
Santa Matilde

«El anticristo, a través de una estratagema baja y falsa, y con regalos de oro y gemas, ganará influencia sobre los príncipes mundanos. Ellos le verán como su Señor y Dios.

Durante el tiempo del anticristo una Orden de Predicadores develará sus actividades; antes de esto sus miembros estarán activos por 30 años en paz. No tendrán casa propia, sino que serán huéspedes donde vayan. Llevarán un bastón con ellos donde esté representados los sufrimientos de Cristo y su Ascensión. Muchos paganos y judíos recibirán el Bautismo de estos hermanos. El Anticristo traspasará a estos hombres y capturará a todos sus seguidores.

Después de que los dos profetas (Enoc y Elías) son asesinados, el mayor poder sobre la tierra le será dado al Anticristo. Entonces van a poner calderos en las calles con contenido hirviendo, y conducirán a los hombres que se conocen como cristianos y sus esposas e hijos allí, para escoger o profesar la deidad del Anticristo y de esta manera conservar a su familia y ser recompensados con riquezas y un hogar, o profesar la fe cristiana, y por lo tanto, la muerte en el caldero hirviendo. Entonces las mujeres y sus hijos, que elegirán morir por el amor de Jesús, serán arrojados dentro de un pozo de fuego cubiertos con madera y paja, y serán quemados.
 
Ambos hombres están en el Paraíso viviendo dichosamente y comiendo los mismos alimentos que Adán comió una vez. Ellos, también, deberán evitar, en obediencia a Dios, del mismo árbol del cual Adán y Eva no debieron comer. Este árbol no es grande; su fruto parece muy hermoso y amable como una rosa, sin embargo en su interior es acre por naturaleza, indicando el amargo mal del pecado. Dios ha prohibido este fruto porque es muy dañoso a los hombres e incluso ahora es considerado como veneno. Un ángel acompañará a Enoc y Elías desde el Paraíso. La claridad y la gloria que rodea sus cuerpos desaparecerán entonces y recibirán de nuevo la apariencia terrestre y se convertirán en seres mortales. Tan pronto vean la tierra, ellos se asustarán como las personas que ven el océano y no saben cómo poder cruzarlo. Comerán miel e higos y beberán agua mezclada con vino mientras su espíritu será alimentado por Dios. Ellos aparecerán como predicadores en el último tiempo de miseria cuando muchos de los buenos hayan ya muerto como mártires, y consolarán al pueblo por mucho tiempo aún. Enoc y Elías verán muy de cerca al Anticristo; y le dirán a la gente quién es él, bajo qué poder hace prodigios, en qué día vino al mundo y cuál será su final. Entonces muchos hombres y mujeres se convertirán.

Enoc y Elías expondrán el engaño diabólico del Anticristo a la gente. Como consecuencia de esto, él los matará. Por tres días y medio sus cuerpos estarán expuestos a insultos, y los seguidores del Anticristo presumirán que todo el peligro se habrá acabado, pero de repente los cuerpos de los dos profetas se moverán, se levantarán, y la multitud contemplará y empezará a alabar a Dios. Un gran terremoto similar a la de la resurrección de Cristo, tomará lugar: Jerusalén será parcialmente destruida y miles morirán. Luego un voz del cielo dirá “¡Ascended!”, con lo cual los profetas ascenderán al cielo, resultando en la conversión de muchos.
 
El Anticristo reinará por treinta días después de la ascensión de Enoc y Elías.

El Todopoderoso ha preparado a San Miguel con poder y justicia y encargado de oponerse al Anticristo en los cielos. Cuando el Anticristo con su grupo de demonios llega en medio de ellos, San Miguel, descenderá del cielo con gran velocidad sobre ellos, estando lleno con santa indignación. Con su aparición gran temor surge a través del ejército orgulloso. Una terrible voz suena de la boca de San Miguel mientras la tierra se abre: “Desapareced, malditos, bajo lo mas profundo del abismo del infierno”. Un rayo de la nube echa al Anticristo y sus secuaces dentro del abismo temeroso de fuego y llamas con tal fuerza que los cimientos más profundos tiembla y todo el infierno resuena. Con la caída del Anticristo vendrán numerosos terremotos, una densa tiniebla cubrirá la tierra, el suelo se abrirá en miles de lugares debajo de los pies de los habitantes y ciudades, pueblos, castillos y una gran cantidad de personas serán tragadas. La mitad de esa multitud inmensa sobre el Monte Olivete serán echadas en el abismo con el Anticristo. El océano se moverá espantosamente y las olas desbordarán la costa e inundarán la tierra. Todas estas calamidades son sólo para asustar a los restantes a aceptar la gracia y la misericordia de Dios».
   
«Después del nacimiento del Anticristo, las gentes del mundo se volverán muy malvadas e impías. Las personas realmente virtuosas serán muy raras. Los sacerdotes en numerosos lugares se negarán al servicio de Dios, y vivirán con mujeres. Incluso los religiosos estarán sedientos de las cosas de este mundo. Las iglesias estarán tristes y se verán como graneros abandonados... en el momento en el que el Anticristo llegue a los veinte años, el mundo entero estará sin fe, los súbditos serán oprimidos por los dirigentes y todos aquellos que estarán en situación de autoridad. En cada período de tribulación Dios ayuda a su Iglesia, y lo hará en los tiempos antes de la venida del Anticristo.
 
De entre su Iglesia, Él suscitará un soberano cristiano que realizará los actos más remarcables. Gracias a la ayuda divina, este rey no conducirá solamente las almas a la verdadera fe, sino que asestará un duro golpe a los enemigos del imperio, los Turcos, quitándoles su imperio y restaurándolo para la cristiandad.

La concepción del Anticristo será como la de Cristo, excepto que será por el demonio [Santo Tomás de Aquino, y otros autores, niegan que será semejante] en lugar del Espíritu Santo. Tendrá el poder del demonio como Cristo tuvo el de Dios. El Anticristo se presentará a los judíos como el Mesías. Ellos serán sus primeros seguidores (2 Tesalonicenses 2, 9).

El Anticristo tendrá los poderes del demonio desde el comienzo. Será tan malvado que parecerá que su padre fue el diablo. Heredará sus tendencias malvadas de su madre, que también lo entrenará en el mal. Su esposa será una judía, pero tendrá muchas mujeres, especialmente hijas de gobernantes (Daniel 11, 27)

La vida del Anticristo será una parodia de la de Cristo. Será un orador convincente, teniedo gran sabiduría, el don de lenguas (Apoc. 13, 5) y será un niño prodigio a los seis o siete años. Llevará las riquezas del mundo a Jerusalén, y aparentará tener poder sobre las leyes de la naturaleza.
 
El Anticristo ganará una batalla en Meguido de Palestina. Después de esto, siete dirigentes, atemorizados, querrán someterse a él, y enseguida se convertirá en el amo del mundo.
  
El Anticristo será un iconoclasta (incluso contra las imágenes paganas). La mayor parte del mundo le adorará. Él enseñará que la religión cristiana es falsa, que la confiscación de los bienes cristianos es legal, que se debe observar el sábado en vez del domingo, y cambiará los Diez Mandamientos. Todos sus prodigios podrían no ser escritos en un libro. Serán más maravillosos que el Antiguo y Nuevo Testamentos. Todos los que tengan la marca del Anticristo serán poseídos por el demonio. Habrá persecución sin tregua a aquellos que no tengan la marca. Él leerá en el espíritu de las gentes, resucitará los muertos, recompensará a sus partidarios y punirá a los demás.
    
Elías hará cesar la lluvia, el rocío y la nieve cesarán en aquellas naciones donde sus habitantes se opongan a los dos profetas y se rehúsen a rechazar al Anticristo. La primera tierra en ser castigada será Palestina, a fin de ganar a los judíos.

Luego que Elías encuentre el Arca de la Alianza de los judíos (oculta hasta que los judíos se vuelvan a Dios), él y Enoc colocarán el Santísimo Sacramento sobre ella. Los judíos concluirán que Jesucristo, y no el Anticristo, es el verdadero Mesías. Ellos desertarán del Anticristo y harán un peregrinaje al Monte Nebo (donde se encuentra el Arca) lamentando la dureza de corazón de sus antepasados. Luego aceptarán la fe cristiana.

El Anticristo matará a Enoc y a Elías y los dejará sin sepultura. Ellos, sin embargo, resucitarán después de tres días y medio, y ascenderán al Cielo en presencia de sus enemigos. Este milagroso evento confundirá al anticristo. Con el fin de que las naciones no le abandonen, el Anticristo se levantará con gran majestad en el espacio sobre el monte de los Olivos, con la supuesta intención de derribar a los profetas quienes han ascendido al Cielo.

Cuando el Anticristo oiga que los dos profetas han milagrosamente ascendido al Cielo, él proclamará que fue por medio de la brujería que fueron capaces de ascender al cielo, pero que él los seguirá y los traerá de vuelta, para probar que, siendo Dios, su magia está sometida a él. Sus ministros reunirán una vasta multitud en el Monte de los Olivos, y el Anticristo hablará al pueblo y entonces, con la ayuda de satanás, ascenderá, como un águila, hacia el cielo.
  
Pero en ese momento Cristo le derribará. La tierra se abre y tragará a él y sus profetas vivos. Luego una gran parte de Jerusalén caerá en ruinas por el terremoto».
  
La Sibila, Reina Michaula -o Michalda- de Saba (“Libros sibilinos”, libro tercero, c. 1619)
«Se esparcirán más y más guerras, tantas que incluso el granjero será forzado a enviar a su hijo menor a la guerra, y el artesano tendrá también su taller y tomar las armas; pero ellos no les preocupará esto si solamente los enemigos no invaden su tierra, y estarán orgullosos de ello y creerán que han vencido a sus enemigos.
 
Habrá solamente un gran cambio en el vestir entre ellos, tanto que algunos con vanidad y arrogancia no sabrán cómo vestir y aparecer. Las mujeres mostrarán sus cuerpos semidesnudos solo para complacer a los hombres; nadie será capaz de distinguir al señor del siervo y al siervo del señor en sus vestidos; algunos no tendrán casi nada para comer y vestirán con modas tontas. Las mujeres también andarán con ropas de hombres y tendrán su cabello  medio cortado, medio rizado, diferente cada año; lo que vistan hoy será tirado mañana, pero se renovará cada día; serán vanas y voluptuosas, pero no solo oas mujeres, sino también los hombres.
 
Dios verá estas malas conductas por largo tiempo, pero finalmente su paciencia llegará a su fin y extenderá terriblemente sobre ellos su brazo castigador. Estallará en este tiempo una gran plaga y pondrá fin a la guerra, tanto que perecerá por la plaga un número mayor de personas que por la espada. Los cadáveres yacerán en todas partes y serán devorados por los perros y las aves de rapiña, porque no habrá suficiemte gente para enterrar todos los cuerpos. Aquellos que queden se entristecerán al ver esto, porque toda la ciudad de Praga será como un gran montón de ruinas, de la cual varios escombros ocasionalmente volarán al viento, de esta pila de escombros una ciudad nunca será nueva, solo martas y lobos vivirán allí; incluso se oirán allí voces penetrantes y perturbadoras, y cuando un carretero conduzca por allí, agitará su látigo y dirá: “Esta solía ser una gran ciudad, y donde algunas casas ahora son construidas de los antiguos muros de la ciudad, solían haber grandes casas y palacios”. Todo el que venga a este lugar en ese tiempo levantará sus manos al cielo y exclamará: “¿Dónde está la gloria de la ciudad? ¿Dónde está la gente, esta cidad donde vivían miles de personas? Ahora es un gran montón de escombros, una guarida de serpientes, martas y zorros”.
  
Antes que perezca esta ciudad, Dios enviará muchos castigos a lo largo del país para hacer que la gente se enmiende y arrepienta, y estos castigos serán: hambre, enfermedades, plagas, guerras, grandes heladas, por las cuales los bellos cereales y los jardines floridos serán arruinados; habrá grandes heladas a comienzos del verano, tanto que los árboles del jardín y del bosque se harán grises y los peces en las fuentes se congelarán, y así las heladas causarán enorme daño. Se acortarán tanto los días de vida de la gente que muchos jóvenes morirán, incluso los planetas celestiales se mostrarán hostiles a los humanos y el sol no les enviará cálidos rayos como sería el caso de otra forma, y habrá frecuentemente tanto frío que la gente en abrigos de piel cortará el grano; y tanta gente será golpeada, porque los frutos también perecerán debido a las severas heladas, pero antes que venga este tiempo, a la gente le serán dadas doce señales:
  • La primera señal será cuando la gente haga trabajo servil los domingos.
  • La segunda señal será cuando los jóvenes de trece y quince años se casen y pronto se divorcien porque un lado o el otro no esté satisfecho.
  • La tercera señal será cuando emerjan en el país varias artes y oficios sin precedentes y nunca antes vistos, la mayoría de los cuales traerán extranjeros al país.
  • La cuarta señal será cuando las vacas y otras mascotas den pocos beneficios y la gente atribuya esto a la magia.
  • La quinta señal será cuando la gente sea tan impía que amarán más la mentira que la verdad y volverán su corazón más al dinero y los tesoros terrenales que al Señor Dios.
  • La sexta señal será cuando las casas, muebles y campos sean avaluados y comprados muy por encima de su valor.
  • La séptima señal será cuando la gente plante frutales y viñedos y are a través de varios lugares desiertos y los haga cosechar de estos campos, y el pan siga siendo costoso.
  • La octava señal será cuando haya un cambio en la moneda y tomará largo tiempo para introducir grandes, inauditos e insoportables impuestos y gravámenes.
  • Sí, la novena señal será cuando haya un carnaval corto como no se ha visto en largo tiempo, tanto que la gente no tenga suficientes de los entretenimientos eufóricos usuales y por tanto también se tengan entretenimientos ruidosos durante la Cuaresma.
  • La décima señal sería si vais a encontrar nieve en vez de heno, porque caerá mucha nieve en el tiempo de cosechar el heno.
  • La undécima señal será cuando Dios críe las langostas y las envíe desde el amanecer hasta el atardecer, haciendo gran daño.
  • La duodécimá señal será cuando todos los árboles en el campo sobre una montaña (Blanik) mueran desde la copa hasta la raíz, y pronto venga una gran hambruna.
Estos doce signos serán dados definitivamente por Dios a la gente, y será hecho así para que las personas reconozcan su modo pecaminoso de vida y quieran mejorar. Pero no lo harán, sino que lo harán mucho peor. Por eso, muchas plagas vienen de todos lados, y serán tan grandes como nunca hubo desde que el mundo existe, y así Dios castigará al mundo entero por los pecados de los hombres. Aquellos que experimenten este triste tiempo reconocerán como cierto que todo lo que está escrito en este libro vendrá, y si la gente no presta atención a estos signos y no mejora sus vidas, así el Señor Dios levantará un rey contra el otro, tanto que uno estará contra el otro, y habrá guerras.
   
Como resultado de las guerras, se introducirán impuestos tan grandes e inauditos en todo el mundo que no podrán incluso pronunciarse. Los pueblos serán plagados por impuestos, que no podrán pagar, y serán chantajeados por la fuerza. Finalmente, habrá un alzamiento entre el pueblo y se opondrán a los funcionarios porque no serán capaces de pagar tan altos impuestos. Mucha gente por tanto se unirán y se establecerán cerca a esa gran ciudad, y cuando esto sea visto por los grandes del país, se encontrarán en la gran ciudad y darán gran consejo, y se hará bajo el mandato de un rey, que será el octavo de su nombre; todos querrán estar presentes en este gran consejo (Parlamento de estado) para saber qué es negociado en él. Vendrán muchos del ejército, como también de la gente común y de los grandes; y cuando venga el tiempo en que se tendrá el gran consejo, súbitamente se anunciará que la gente debería estar cercada, para que no le sea dada superioridad, y que los que debían estar acostumbrados a pagar impuestos reales deberán detenerse, y cuando la gente común oiga esto y pueda ver que los impuestos no cesarán, levantarán sus voces y gritarán: “Caballeros, os hemos dado cuanto teníamos, sin otra presión que la prisión, ahora no tenemos nada más, porque sabéis que vosotros habéis tomado de nosotros cuanto quisisteis, y así os habéis pagado y no nos dejasteis más que lo que tenemos para comer con nuestros hijos, tanto que ahora tenemos que calmar el hambre en necesidad y miseria”. Pero los jueces no atenderán a estos discursos, sino que seguirán demandando impuestos y más impuestos del pueblo; pero la gente no querrá cumplirlos, sino que golpearán juntos y dirán: “¡Caballeros! ¡Rogad vosotros por nosotros, porque ya habéis recogido mucho de nuestro trabajo, no podemos daros ya nada porque no nos queda nada!”.
    
Entonces los encumbrados tendrán algunos hombres del común puestos en la cárcel; pero la gente se levantará contra esto, y una sangrienta batalla comenzará de inmediato, tanto que un gran número de caballeros perecerá por sus vidas, y habrá muchos de ambos lados, tanto del lado de los soldados y del lado de la gente que caerán en esta guerra; la mayoría de los caballeros serán muertos en la Plaza de la Ciudad Vieja, tanto que los callejones y esquinas se llenarán de ellos. Adicionalmente, muchos serán defenestrados del Ayuntamiento. La gente común que tome parte de esta guerra gritará: “No me importa si debo morir de hambre o en la batalla, al menos no veré a mis hijos morir de hambre”.
   
Y entonces esta guerra será terrible, un gran número de cadáveres yacerá en montones y nadie querrá enterrarlos. Dios permitirá este castigo sobre los caballeros porque ellos acortaron a los súbditos en su adquisición y los plagaron con grandes impuestos y con muchos trabajos forzados; segundo, porque oprimieron a las viudas y huérfanos; tercero, porque urdieron juicios injustos; porque fueron altivos y vanos; quinto, por la fornicación, adulterio y falsa creencia; sexto, por la música, baile y otras licencias; séptimo, porque tomaron de sus subordinados los hijos como sus soldados y las hijas en sus campos como sirvientas; octavo, porque no guardaron los días de fiesta; y por eso serán castigados por sus propios vasallos.
  
Y sobre el clero, aquellos que hayan dejado los caminos de la piedad y temor de Dios, también el Señor Dios les dará como castigo que perderán sus propiedades y que incluso serán echados de sus casas; porque algunas mujeres tendrán sus hijos en sus pechos y los sacarán, y otros estarán ocupados horneando pan y lo dejarán estar allí, y otra mujer ordeñará una vaca y dejará ir todo. Sí, otro girará, tomará las redes y todos correrán tras los sacerdotes cuando los vean huir. Los sacerdotes que no quieran tomar este camino, tomarán refugio en el arado y mezclarán sus ropas para no ser reconocidos; algunos les darán refugio, proveerán con comida y bebida y también los acompañarán en el camino; podrían haberlos traicionado, pero no harán así para que les pase lo que les sucederá a ellos. Pero cuando vayan más lejos, serán insultados, saqueados y muertos por muchos poponentes. Todo esto les sucederá antes de la batalla de Blanik, por las siguientes razones: Porque muchos de ellos amaron el sexo femenino más que la divina ley, y también porque fueron osados, tacaños y despiadados para con el pobre.
 
Además, cuando haya discordia en el país bajo los estados, Dios permitirá a los enemigos moverse contra ellos de sus cuatro costados, desde la medianoche, luego del amanecer, del medio día y finalmente del ocaso, y los eenemigos estarán acampados en el país y su número será indeciblemente grande, de hecho en tal manera que el país será inundado por los enemigos y encerrado en su alrededor. Los ejércitos permanecerán en sus sitios por largo tiempo hasta que un día ellos se moverán con la mayor velocidad y se dirigirán a esa gran ciudad; allí ellos rodearán esta ciudad, y un buen día dos ejércitos se encontrarán y comenzará la gran batalla; será tan fuerte en todos sus cuatro frentes que durará siete días y sus noches. Después de esta batalla habrá tantas armas, personas y caballos que todo transeúnte se estremecerá y alguno enloquecerá al ver a tanta gente siendo muerta. La ciudad será en tal forma destruida que escasamente quedará a la mitad. Desde esta ciudad la sangrienta lucha irá a la Montaña Blanik, y todo ejército volverá a su sitio. Si fuera posible, la gente querrá huir al campo en en este tiempo. Entonces el justo será separado del injusto; sí, el Señor Dios defenderá al justo de sus enemigos, lo envolverá en nubes de niebla para que no sea visto por los enemigos; pero Él castigará a los malvados, tanto que ninguno de ellos podrá esconderse del enemigo, y donde quiera que se oculte, en bosques o cuevas, las serpientes y escorpiones los harán salir de cualquier escondite y los enemigos los encontrarán y matarán en todas partes, porque ellos examinarán todo matorral con la espada. Con este gran castigo que vendrá sobre los pecadores, tres partes de los impíos serán destruídos, y solo parte de los justos será perdonado. Todo el que esté a diez o doce millas de esta gran ciudad dará gracias a Dios. Donde el ejército enemigo se mueva, habrá muy pocos impíos vivos, tanto que tendrán suficiente espacio en un vagón. Habrá un estanque el cual, en el tiempo de la gran batalla, estará seco; y se derramará tanta sangre que ese estanque se llenará con sangre humana, y que la misma sangre fluirá sobre la presa. El clamor y el terrible trueno de las armas en esta batalla se oirá a veinticuatro millas, y la batalla tomará doce días completos, y al decimotercer día Dios enviará su fiel ayuda a sus fieles, desde el Monte Blanik, porque desde allí vendrá un poderoso ejército, que estará allí para sus fieles. Y mientras los guerreros de Dios aparecen, habrá tal terror y confusión que los enemigos se matarán unos a otros, sí, los guerreros de Dios lucharán fuertemente contra ellos y los alejarán y matarán a todos. Enonces ellos desaparecerán, porque no volverán al Monte Blanik, y nadie volverá a verlos.
  
En el curso de dieciséis días luego de esta terrible batalla, el estanque estará tan seco como antes; en medio de este estanque se levanta un tronco cortado, arraigado en el suelo, que Dios dejará en pie antes del tiempo, pero que permanecerá oculto. En el día decimosexto, los fieles que queden después de la abtalla se encontrarán y regocijarán, abrazarán y besarán, y uno se sorprenderá del otro que Dios ha salvado y protegido del enemigo, y se preguntarán unos a otros: “¿Qué comías?”. Y el otro responderá: “Dios fue mi salvación y protección. He comido raíces que Dios me permitió sacar de la tierra”.

Y todos los que se reunan allí irán hasta ese estanque para ver a los caídos, cuyo número será enorme, tantos que la gente que quede no será suficiente para enterrarlos a todos. Y cuando se reúnan en ese lugar, un sacerdote piadoso en esa tribu, que se levantará en medio del estanque, realizará el servicio y todos darán gracias a Dios con altas voces por la gracia de aberlos protegido de los enemigos. Entonces todos volverán a su apartamento, donde encontrarán a otra persona o a dos, porque en ese tiempo muchos serán muertos o quemados, y muchos gobernates serán destruidos. Estará el hombre y la mujer, los padres con los hijos, el amigo con el amigo, el vecino se reunirá con su vecino, y una verdadera amistad brillará en medio de ellos, tanto que serán un solo corazón y se amarán los unos a los otros. Cuando los enemigos huyan de la batalla en el monte Blanik, tomarán el camino hacia esa gran ciudad (Praga), pero los ciudadanos no lo dejarán y no les permitirán pasar por en medio. Tan enfurecidos, los enemigos destruirán la ciudad hasta sus cimientos, que no quedará nada de la ciudad, sino que permanecerá en ruinas hasta el último día.
 
Aquellos que queden, entonces tendrán un rey bueno y piados. Sucederá como te lo digo, ¡oh gran rey Salomón!, en el primer libro: un rey vendrá del Occidente. Bajo su reinado el Señor Dios renovará el trono del Mesías, se incrementará el clero piadoso, y este enseñará nuevamente al pueblo la verdadera fe del Mesías. Después de eso, todos –el rey y los sacerdotes, los señores y el pueblo– será sincero, amigable, fiel y sin engaño y falsedad, y todos serán piadosos, y Dios les dará cincuenta años buenos, calmados y felices. Todo se hará barato: por ejemplo, el trigo de Metz costará siete dineros de plata, la cebada de Metz costará doce dineros de plata, una medida de vino costará dos cruceros, y una libra de carne de venado también costará dos cruceros, y todo lo habrá en abundancia, y el rey irá en nombre de Dios con su ejército a la Tierra Santa contra los gentiles y contra los judíos, contra los tártaros y contra los turcos que tienen en su poder la tumba del Mesías y otros lugares y los guardan, y con ellos librará una larga guerra, que durará diecinueve años, por la fe del Mesías, porque él también tratará que los gentiles quieran ser llevados a la verdadera fe del Mesías, y conquistará por la gracia de Dios conquistará Jerusalén y la tumba del Mesías, como también los otros lugares que son considerados sagrados por las palabras del Mesías. Sabe, oh gran rey Salomón, que de la tumba del Mesías se levantará un roble tan antiguo como la creación del mundo; y cuando el Mesías sea atormentado hasta la muerte por los judíos, este árbol se secará y permanecerá muerto hasta que ese rey derrote a los gentiles y conserve y mantenga la tumba del Mesías. Y los paganos tendrán su profecía en este árbol, como mencioné en el primer libro: que un rey vendrá del Occidente y conquistará la tumba del Mesías y todos los santos lugares, y que este rey y su ejército ayudarán a que este árbol sea custodiado, y que bajo este árbol un sacerdote celebrará el culto y el rey colgará su yelmo en este árbol, y que inmediatamente este árbol reverdecerá y florecerá hermosamente y dará un aroma agradable. ¡En ese tiempo se asombrarán de que este árbol ahora sea verde! Entonces los gentiles, turcos, tártaros y judíos, viendo todo esto, aceptarán inmediatamente la fe y la enseñanza del Mesías, y así sucederá que habrá sobre la tierra una sola fe y un solo Dios.
  
Por eso, como predije antes, seguirán cincuenta buenos años luego de esta gran guerra, y Dios hará que esto suceda porque la gente será piadosa y vivirá las enseñanzas del Mesías; y por eso Dios permitirá que los tesoros ocultos bajo la tierra salgan a la luz y sean abiertos, tanto que a nadie le faltará nada. Después que este rey llegue a una edad muy avanzada, morirá de causas naturales; pero después de su muerte la gente olvidará nuevamente a Dios y entrará al camino de impiedad de sus antepasados; ellos olbidarán que la bondad de Dios abrió sus riquezas, estarán orgullosos de sus riquezas, y al mismo tiempo serán insolentes, sin castidad y tan engreídos como en Sodoma. Al final ellos tendrán un rey, que será llamado Matías, bajo cuyo reinado la gente abandonará completamente a Dios, tanto que Dios castigará la multitud de las impiedades con el fuego de azufre que caerá del cielo. Vuestro ganado aullará terriblemente, y todos temblarán con miedo y terror; en ese tiempo el sol, la luna y las estrellas brilllarán diferentemente; pero la gente no mejorará después de todo, sino que incesantemente llevarán una vida disipada llena de obras diabólicas hasta que el último día los sorprenda, y se arrepentirán entonces de haber enfadado tanto a Dios”.
 
Entonces Salomón pidió a la Sibila que le dijera y le hiciera saber cuánto durará el mundo y cuándo vendrá el día novísimo. La Sibila replicó: “No lo sé, oh rey, porque Dios no lo ha hecho conocer ni a sus Ángeles; pero te digo: Tú eres rey y tienes tus siervos, buenos y malos; ¿le das al malo tanto como al bueno?”. Y Salomón replicó: “Daría bienes al bueno, y castigaría al malvado”.
 
Entonces la Sibila dijo: “Hablaste verdad, gran rey; así, si la gente hace el bien, el Señor Dios les incrementará el número de sus años; pero si lo ofenden por su mala vida, entonces el Señor Dios les disminuye sus años y acorta los días que ha determinado por la creación del mundo. Así que es completamente desconocido a nosotros cuándo llegará el día novísimo. Pero estas cosas que pasarán antes del día novísimo, y también los milagros que Dios hará visible, te los puedo predecir, oh gran rey, así:
  • La primera señal antes del Último día será cuando todas las criaturas comiencen a sudar sangre en todo el mundo.
  • La segunda señal será cuando el sol salga tres veces en una flecha que asustará a la gente y harán penitencia.
  • La tercera señal será cuando el sol, la luna y las estrellas brillen tan rojas como la sangre; entonces la gente retorcerá sus manos y volverá al Señor Dios.
  • La cuarta señal  será cuando todos los árboles y bosques alrededor del mundo se blanquearán en un año; la gente vivirá una vida desdichada.
  • La quinta señal será cuando la tierra arda y se hunda en muchos lugares; la gente esperará su última hora.
  • La sexta señal será cuando las aguas emerjan y ardan desde las profundidades de la tierra; sí, la gente luchará con la muerte del terror, pero de todas maneras no morirán.
  • La séptima señal será cuando las montañas y valles se balanceen unos a otros, porque la gente irá de un lugar a otro en su gran temor.
Estas siete señales seguramente vendrán antes del día novísimo, y se volverán aún más terribles de lo que te describo, oh gran rey Salomón, en palabras aquí; porque antes del Juicio Final, el horrible Lucifer enviará a su descendiente el Anticristo al mundo, y él nacerá de una judía en Babilonia, y alejará al pueblo del Dios verdadero, reprochará la fe y la enseñanza del Mesías y solo alabará su enseñanza. y allí atraerá a muchas personas hacia él con regalos, de modo que luego enviará a sus discípulos y seguidores a diferentes países para predicar sus enseñanzas y reprochar las enseñanzas del Mesías y alejar a las personas de él, porque se volverá grande. Hará milagros como si tuviera este poder de Dios, cuando será el poder del infierno que Lucifer mismo le dio. Y aquellas personas a las que no puede llevar a su fe, las atormentará, quemará y asesinará terriblemente. Y hasta que ya haya seducido a muchas personas de la verdadera fe, Dios ya no podrá ver sus acontecimientos, sino que enviará desde el paraíso a sus dos fieles predicadores y defensores de la santa verdad, Enoc y Elías, y predicarán libre y abiertamente en contra del Anticristo diciendo que es el diablo encarnado, y apartarán a muchos lejos de él. Entonces el Anticristo tan pronto como se entere del daño, marchará hacia Jerusalén con el fin de demostrar que él es el verdadero Mesías y Dios, y matará a ambos profetas en Jerusalén. Sus cuerpos permanecerán tirados en las calles sin enterrar por tres días y medio, pero en el cuarto día serán resucitados por una voz del cielo, “Enoc y Elías, ¡levantaos!”, y subirán al cielo en una nube, y habrá una terrible tormenta y el rayo golpeará contra siete mil infieles; y la décima parte de la ciudad de Jerusalén caerá, y el resto de la gente se lamentará de haberle creído al Anticristo y se convertirá al Dios verdadero. Entonces, el Anticristo dará a conocer que después de quince días también ascenderá al cielo, para que nadie dudare de su divinidad.
  
En el día señalado, él majestuosamente se sentará en una silla hermosa, en el monte de los Olivos, en vista de una gran multitud, y ante todo el pueblo se levantará hacia el cielo mediante la ayuda del diablo. Pero aquí, con el mandato de Dios, el Arcángel Miguel lo echará a la tierra con el golpe de un rayo, arrojándolo a él y a todos sus seguidores en el abismo del Infierno, como hizo con Lucifer al comienzo del mundo. Para ese tiempo estará sentado en el Trono del Mesías Pedro II, un natural de Roma.

Cuando todo esto sea visto y oído por los judíos y los gentiles, ellos aceptarán la fe del Mesías y vivirán en armonía. ¡Entonces súbitamente vendrá el último día, el día del terror!
 
Después que hayan aparecido las siete cosas predichas, sonará finalmente un terrible estampido de siete truenos, cuando las ciudades y castillos colapsarán, los cielos y la tierra temblarán. Esto hará a la gente temblar de miedo y esperar su último fin. Al final habrá oscuridad sobre todo el mundo, habrá un rugido y las rocas se quebrarán, y el mundo entero será como era cuando fueron creados los primeros humanos. Después de esta gran oscuridad, el sol comenzará a brilar, y se verán en él cinco estrellas, y cuando la gente vuelva sus ojos a estas estrellas y al sol, todos alrededor del mundo morirán inmediatamente. Entonces el Mesías enviará su ángel al mundo con una trompeta “¡Levantaos de las tumbas, vosotros los muertos, y venga cada alma humana para su Juicio!”.

Y el Mesías descenderá al valle de Josafat, y establecerá allí el trono de juez, y ahora toda la gente que haya vivido aparecerá ante él, y tendrán todas sus buenas y malas acciones grabadas en sus frentes. Adán y Eva serán los primeros, luego el justo Abel y el malvado Caín, y después de ellos todo el resto del mundo, de los cuales los justos estarán a la derecha con Abel, y los injustos a la izquierda con Caín. Y entonces el Mesías dirá: “¡Vosotros que seguisteis el camino de Caín y el Anticristo, iros con ellos al abismo del Infierno; pero vosotros que seguisteis la senda de la justicia, entrad al paraíso de la eterna alegría!”.
 
Y he aquí, gran rey, los justos recibirán la señal de la santa Cruz en sus frentes y caminarán en el reino celestial ante el rostro de Dios.
 
¡Amén! ¡Amén! Te digo, Rey Salomón, que todo esto sucederá, y que sinceramente deseo para ti y para mí que ambos, con el justo Abel, conducidos por el Mesías, podamos también entrar al paraíso de eterna alegría”».

Santa Hildegarda (Scívias, libro tercero, visión XI. En Rev. Gerald Culleton, The Reign of Antichrist, TAN Books, 1951 -Traducción de Carlos Alberto Disandro)
«Un gran enemigo de la Iglesia, un precursor del Anticristo, tomará el título de Salvador. Los herejes seguirán a este precursor del Anticristo y perseguirán a la verdadera Iglesia de Cristo. Su astucia será grande, tan grande de hecho que serán capaces de traer a muchos hombres justos hacia su partido. Los Obispos permanecerán fieles, pero todos, por su coraje y fidelidad a la Iglesia, sufrirán mucho, aunque muchos protestantes consolarán a los hijos de Dios por su conversión a la Iglesia Católica. Inmediatamente precediendo al Anticristo habrá hambruna y terremotos (es de advertir que los protestantes no existían para la época de la profecía).

Ciuando el gran gobernante extermine casi completamente a los turcos, uno de los mahometanos restantes se convertirá, y será sacerdote, obispo y cardenal, y cuando el nuevo Papa sea elegido (inmediatamente antes del Anticristo), este cardenal matará al Papa antes de su coronación, por envidia, deseando ser él el Papa; entonces cuando los otros cardenales elijan al próximo Papa, este cardenal se proclamará Antipapa, y dos tercios de los cristianos se irán con él. Al igual que el Anticristo, él es descendiente de la tribu de Dan (algunos consideran que los turcos son descendientes de la tribu de Dan).

Cuando el temor de Dios haya sido desarraigado de todas partes, tomarán lugar violentas y furiosas guerras. Una multitud de gentes serán degolladas y muchas ciudades se transformarán en montones de basura. Unos pocos, crueles fuera de lo común, realizarán su papel a expensas de la paz y la tranquilidad de otros. Como ha sido desde el comienzo del mundo, Dios entregará la vara del castigo a sus enemigos para la extirpación del mal....
    
El Hijo de Corrupción y Ruina aparecerá y reinará solamente por un corto tiempo, hacia el fin de los días que durará el mundo; período que corresponde al momento cuando el sol haya desaparecido más allá del horizonte; es decir, vendrá en los últimos días del mundo. Él no será Satanás en sí mismo, sino un ser humano a imagen y semejanza suya en su atroz fealdad. Su madre, una mujer depravada poseída por el demonio, vivirá como una prostituta en el desierto. Ella declarará que es ignorante de la identidad del padre, y sostendrá que su hijo fue dado a ella por Dios en una forma sobrenatural, como lo es el Hijo de la Virgen Santísima. A esa mujer, los engañados la venerarán como santa.

Su madre con poca frecuencia dejará que alguien lo vea, y aun con arte mágica, ella intentará ganar para él el amor del pueblo. Él se criará en diferentes lugares secretos y se mantendrá aislado hasta que haya crecido. Cuando llegue a la adultez públicamente anunciará una doctrina hostil sobre la religión. Él seducirá y atraerá hacia sí a la gente concediéndoles completa exención de la observancia de todos los mandamientos divinos y eclesiásticos. perdonando sus pecados y requiriéndoles solamente que crean en su divinidad. Escarnecerá y rechazará el Bautismo y el Evangelio. Abrirá su boca para predicar contradicción. Dirá: «Jesús de Nazaret no es el hijo de Dios, sólo es un engañador que se arrogó ser Dios; y la Iglesia instituída por él es solamente superstición», que el verdadero Cristo vino en su persona de él, diciendo: «Soy el Salvador del mundo». Especialmente tratará de convencer a los judíos de que es el Mesías enviado por Dios, y los judíos le aceptarán como tal. Su doctrina de fe será tomada de la religión judía y aparentemente no diferirá mucho de la doctrina fundamental del Cristianismo, porque enseñará que hay un Dios que creó el mundo, que es omnisciente y conoce los pensamientos del hombre y es justo, que recompensa a los que obedecen sus mandamientos y castiga a quienes los traspasan, y que resucitará a todos los muertos en su debido momento. Que este Dios ha hablado por medio de Moisés y los Profetas, por tanto, se deben guardar los preceptos de la ley mosaica, especialmente la circuncisión y la observancia del Sabbát, aunque por sus leyes morales tratará de revertir todo orden en la tierra. Por tanto es llamado en la Sagrada Escritura el Inicuo. Pensará que puede cambiar los tiempos y las leyes. Desechará todas las leyes, y los principios morales y religiosos, para traer el mundo a sí mismo. Concederá entera libertad de los mandamientos de Dios y de la Iglesia, y permitirá a todos vivir como les dicte su pasión. Haciendo esto espera ser reconocido por la gente como liberador del yugo, y la causa de la prosperidad en el mundo. La Religión que desarrollará para hacerla conveniente. Dirá que no necesitas ayunar ni mortificarte con la renunciación, como la gente de los tiempos pasados hacía cuando no tenían conocimiento de la bondad de Dios. Será suficiente amar a Dios. Él dejará a la gente festejar el contento de su corazón hasta el punto que se compadecerán de las gentes infortunadas de los siglos pasados. Predicará el amor libre y destruirá los lazos familiares. Hará escarnio de todo lo santo, y ridiculirizará todas las gracias de la Iglesia con diabólica burla. Condenará la humildad y alentará el orgullo y dogmas espantosos. Destruirá todo lo que Dios ha enseñado en el Antiguo y Nuevo Testamento, y mantendrá que el pecado y el vicio no son pecado ni vicio. Brevemente declarará que el camimo al Infierno es el camino al Cielo.
  
La marca (del Anticristo) será un símbolo infernal del Bautismo, porque a raíz de ésta una persona será sellada como adherente del Anticristo y también del Diablo, por el cual se rinde a sí misma a la influencia de Satanás. Cualquiera que no tenga esta marca del Anticristo no puede comprar ni vender nada, y será decapitada.

Él ganará para sí a los gobernantes, los poderosos y los ricos, trayendo la destrucción de los que no acepten su fe y, finalmente, subyugará la tierra toda.

Las calles de Jerusalén brillarán cual oro finísimo con la sangre de los cristianos, que fluirá como el agua. Simultáneamente el Anticristo tratará de incrementar sus prodigios. Sus ejecutores obrarán tales milagros cuando atormenten a los cristianos, que la gente pensará que el Anticristo es el Dios verdadero. Los verdugos no permitirán a los cristianos ganar fácilmente la corona del martirio, porque ellos se empeñarán en prolongar sus dolores hasta que renuncien a su fe. Aunque algunos recibirán una gracia especial de Dios para morir durante los tormentos.

El Anticristo hará que la tierra se mueva, nivelará las montañas, secará los ríos, producirá truenos y rayos y granizo, removerá las hojas de los árboles y las retornará nuevamente a ellos, hará que los hombres se enfermen y curen. exorcizará demonios, y levantará a los muertos. Él parecerá ser crucificado y resucitado de entre los muertos. Ante todo esto, los cristianos estarán asombrados y con graves dudas, mientras que los seguidores del Anticristo serán confirmados en su falsa fe.

Enoc y Elías están siendo instruidos por Dios en una forma misteriosa en el paraíso. Dios les muestra a ellos las obras de los hombres como piensa que ellos pudieran verlas con los ojos naturales. Los dos hombres son, por tanto, mucho más sabios que todos los sabios juntos. La misma fuerza que removió a Enoc y Elías de la tierra los traerá de regreso en un viento tormentoso y en el tiempo cuando el Anticristo esparcirá su falsa doctrina. Mientras ellos moren entre los hombres, siempre serán refrescados luego de 40 días. Ellos tienen la misión divina de resistir al Anticristo y conducir a los errantes de vuelta al camino de salvación. Ambos hombres, distinguidos por la edad y estatura, dirán a los hombres: «Este maldito es enviado por el demonio para llevar a los hombres al error. Hemos sido preservados por Dios en un lugar secreto, donde no experimentamos los sufrimientos de los hombres. Ahora estamos enviados por Dios para oponernos a la herejía de este destructor. Mirad si nos parecemos a vosotros en estatura y edad». Y porque el testimonio de ambos coincidirá, serán creídos. Todos seguirán a estos dos ancianos y renunciarán a la herejía. Ellos visitarán todas las ciudades y aldeas donde previamente el Anticristo había sembrado su herejía, y por el poder del Espíritu Santo obrarán genuinos milagros. Toda la gente se maravillará grandemente de ellos. Enoc y Elías confundirán a los seguidores de satanás con truenos, y los destruirán y fortificarán en la fe a los Cristianos. Por tanto, los Cristianos correrán al martirio, que el hijo del mal preparará a ellos cual banquete, tanto que los verdugos se cansarán de contar a los muertos a causa de su gran número; porque su sangre correrá como ríos.

Pero cuando al final el hijo de la perdición comprenda que no es posible superar a estos dos hombres realmente santos ni con halagos ni con amenazas, y que no puede oscurecer sus milagros, ordenará que sean sometidos a un martirio cruel y que su recuerdo sea borrado de la tierra, para que sobre la tierra no quede nadie capaz de resistirle.
  
Por último, cuando él haya puesto en obra todos sus planes, reunirá a sus adoradores y les dirá que en ese momento ascenderá hacia el Cielo. Sin embargo, en el momento de la ascensión un rayo le abrumará y lo aniquilará. La subida prevista en el cielo habrá sido preparada con el empleo astuto de dispositivos ingeniosos, y en el momento en que el evento debía tener lugar, llevándolo a su destrucción, producirá una nube que extenderá un olor insoportable. A través de esto muchas personas volverán a entrar en razón y entendimiento.
  
Entonces la gente deberá prepararse para el Juicio último, el día que ciertamente está velado en el secreto y la oscuridad, pero no muy distante».
 
PARTE D
Sor María de la Natividad (Juana Le Royer)
«Quince días después de la ascensión de Enoc y Elías, terribles catástrofes se vendrán sobre la tierra: Los terremotos más severos, maremotos inundando la superficie de la tierra, y culminando en densas tinieblas sobre la tierra».
  
PARTE E
Ricardo Rolle de Hampole
«45 días para arrepentimiento intervendrán antes del Juicio Final».
  
PARTE F
En el ÚLTIMO DÍA después de la resurrección de los muertos (Juan 6:54) (Juan 6:44) (Juan 6:39-40) cuando lo mortal es vestido de inmortalidad (1 Corintios 15:54) (Filipenses 3:21) (1 Juan 3:2), luego arrebatados (1 Tesalonicenses 4:16-17) sucederá el Juicio Final (Juan 12:48).

Después del Juicio Final la tierra cambiará de apariencia (1 Corintios 7:31), habrá tierra nueva y cielo nuevo (Apocalipsis 21:1) en donde los vencedores recibirán la Nueva Jerusalén como herencia (Apocalipsis 21:7), y reinaran por todos los siglos (Apocalipsis 22:5).

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