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sábado, 7 de octubre de 2017

NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA CURÓ A PADRE PÍO EN 1959

Traducción de la noticia publicada por Joseph Pronechen* en NATIONAL CATHOLIC REGISTER.
  
¿SABÍAS QUE NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA CURÓ UNA VEZ AL PADRE PÍO?
Cómo Nuestra Señora de Fátima hizo un viaje especial para ayudar a un hijo dilecto que era profundamente devoto a sus mensajes.
   
    
Casi todos saben de Nuestra Señora de Fátima. Casi todos han oído del bienaventurado Padre Pío. Pero, ¿cuántos saben que el Padre Pío estuvo gravemente enfermo, en cama, y que Nuestra Señora de Fátima lo visitó para curarlo?
 
El milagroso evento sucedió en 1959. Esa primavera, la imagen de Nuestra Señora de Fátima había venido de Portugal para realizar varias paradas alrededor de las capitales provinciales de Italia. Viajando por helicóptero, la estatua de Nuestra Señora debería haber ido a Foggia donde su obispo Paolo Carta había preparado una tremenda recepción para la Virgen. Pero ella se desvió.
 
Ya como emérito, Paolo Carta contará la historia en 1997 y una anécdota del gran amor que el Padre Pío le tuvo a Nuestra Señora de Fátima en el programa Voce di Padre Pio del convento de Nuestra Señora de la Gracia, en San Giovanni Rotondo.
 
El obispo Carta evocó los pedidos de Nuestra Señora en Fátima y dijo que podía “asegurar que en el medio siglo siguiente, nadie en la Iglesia había dado una respuesta más completa que el Padre Pío. La angustia maternal del Inmaculado Corazón de María por las almas que van al Infierno invadió tan profunda y completamente el corazón del Padre Pío, que hizo de su vida entera un gran sacrificio a Nuestro Señor para apartar las almas de la damnación eterna”.
 
El obispo anotó que en Fátima la Virgen pidió especialmente la recitación del Rosario. “¿Y quién podría contar las horas que el Padre Pío gastaba orando por la conversión y la salvación de los pecadores?... Y con cuánta insistencia amorosa recomendaba a todos el Rosario como medio de salvación”.
 
Aparte, el obispo resaltó los incontables actos de mortificación, penitencia y sufrimiento que practicó el Padre Pío para salvar almas de caer en el Infierno, respondiendo al llamado de Nuestra Señora.
 
“Esta respuesta heroica del Padre Pío mereció una señal de favor maternal por parte de la Virgen”, anotó. “Y esa señal era admirable”.
 
La visita de María a San Giovanni Rotondo
Estaba agendado desde Portugal que la imagen peregrina de Nuestra Señora de Fátima arribase a la gran ciudad de Foggia. El monasterio de San Giovanni Rotondo estaba en la jurisdicción de la diócesis de Foggia, pero el Padre Pío estaba gravemente enfermo de pleuresía, e incapaz de incluso de celebrar Misa desde el 5 de Mayo cuando fue a Foggia. Fue a comienzo de Agosto que María estaba para llegar, y el Padre Pío permanecía en cama.
 
“¿Pero esta Madre, con un Inmaculado Corazón tan sensible y delicado, no visitaría a su más querido hijo, el Padre Pío?” explicó el obispo Carta.
 
De alguna forma, fue cambiado el itinerario. La imagen no iría a Foggia sino a San Giovanni Rotondo. El aire se llenó de gozo como la gente en el monasterio. Con la ayuda de un loudspeaker, el Padre Pío fue capaz de prepararlos para la llegada de su Madre el 6 de Agosto.
 
Esa mañana del 6 de Agosto, el Padre Pío intentó llegar hacia la iglesia. Intentó acercarse ante la imagen “—pero tuvo que sentarse porque estaba exhausto—, y le dio un rosario de oro”, reseñó el obispo Carta. “La imagen fue bajada hasta el rostro del Padre Pío, y así pudo besarla. Fue un gesto muy afectuoso”.
 
Esa misma tarde, entre las 14:00h y las 15:00h, Nuestra Señora de Fátima estaba de nuevo en el helicóptero para viajar al siguiente destino. Partiendo desde la Casa para el Alivio del Sufrimiento —que fue construido por idea e inspiración del Padre Pío y abrió el 5 de Mayo de 1956—, el helicóptero circunvoló el monasterio por tres veces antes de volar a su siguiente parada. Posteriormente, el piloto no pudo explicar por qué sucedió.
 
La sorpresa del Padre
El Padre Carta describió cómo “desde una ventana el Padre Pío vio alejarse el the helicóptero con los ojos llenos de lágrimas. A Nuestra Señora le dirigió el Padre Pío un lamento con una confianza muy propia de él: ‘Mi Señora y Madre, viniste a Italia y yo estaba enfermo, ahora te vas y me dejas todavía enfermo’”.
 
Pero mientras el helicóptero volaba en círculo, sintió un estremecimiento, una sacudida, a través de su cuerpo. El obispo repitió lo que diría el Padre Pío durante el resto de su vida: “En ese mismo instante sentí una suerte de estremecimiento en mis huesos que me curó inmediatamente”.
 
El obispo agregó las palabras de su padre espiritual que le confirmó el evento diciendo: “En ese momento el Padre sintió una fuerza misteriosa en su cuerpo y le dijo a sus cofrades: ‘Estoy curado’. Estuvo saludable y fuerte como nunca antes lo estuvo en su vida”.
 
En Padre Pio: a Personal Portrait (Padre Pío: Un retrato personal), publicado originalmente en 1978 y republicado recientemente, Fray Francesco Napolitano, quien trabajó con el santo fraile, dijo: “Estaba presente en ese momento y puedo testificar que el Padre Pío nunca se sintió tan saludable como lo estuvo después de la partida de la imagen de Nuestra Señora de Fátima”.
 
Cuando le hablaron sobre un artículo en el diario local de Foggia preguntándole por qué Nuestra Señora de Fátima fue a San Giovanni Rotondo en lugar del santuario de San Miguel en Monte Sant’Angelo localizado en Foggia, el obispo Carta repitió que el Padre Pío simplemente replicó: “Nuestra Señora vino aquí porque quería curar al Padre Pío”.
 
Tres días después de su visita, el Padre Pío volvió a celebrar Misa.
   
Una curación que refleja un ejemplo perfecto
El obispo tenía su propia idea de por qué Nuestra Señora de Fátima vino al monasterio del Padre Pío. “Me gusta agregar que ella también vino porque el ejemplo de la ardiente devoción del Padre Pío y s milagrosa recuperación levantaría en Italia y el mundo un ferviente incremento en el amor y la confianza hacia el Inmaculado Corazón de María”.
  
El obispo Carta vio este favor celestial como un recordatorio, añadiendo que “de este maravilloso episodio debemos tomar una santa resolución de crecer siempre en esta devoción con una generosa respuesta al mensaje de Fátima, recitando fervientemente el Rosario todos los días, orando y ofreciendo nuestros sufrimientos por la conversión de los pecadores, recibiendo la Comunión el primer Sábado del mes con la esperanza de que estas consoladoras palabras serán verdad para nosotros: ‘Yo prometo la salvación de todos aquellos que practiquen la devoción a mi Inmaculado Corazón. Esas almas serán las más queridas por Dios, y como flores las pondré delante de su trono’”.
 
Por su respuesta al mensaje y las peticiones de la Virgen, el Padre Pío es como un ramillete completo.
 
* Joseph Pronechen es un escritor de planta en National Catholic Register desde 2005. Sus artículos han aparecido en varias publicaciones nacionales en Estados Unidos incluyendo la revista Columbia, Soul, Faith and Family, Catholic Digest, y Marian Helper. Sus colaboraciones en religión también han aparecido en Fairfield County Catholic y en uno de los mayores diarios de Connecticut. Tiene un grado de maestría y anteriormente enseñaba inglés y cursos en estudio fílmico en una preparatoria católica en Connecticut. Joseph y su esposa Mary residen en la Costa Este.

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