Traducción del artículo publicado por Charlie Bunga Banyangumuka para RADIO SPADA.
Mosaico paleocristiano que muestra el terrible momento del Juicio Universal, expresado en los Evangelios con la separación de las ovejas de las cabras. Curioso el detalle de Satanás, el Antiguo enemigo, el Artífice de nuestra ruina retratado en azul, color generalmente vinculado a una connotación positiva.
Reflejándose encima, todavía, me di cuenta de aquel azul no querido, pero me gusta pensar que lo sea, refiriéndose al color de las llamas.
Las que nosotros conocemos, y que frecuentemente se desencadenan en los incendios son las de color rojo encendido/naraja que van de los 675 a 900 grados Celsius, terribles pero no como las llamas azules, la de los fogones, para entendernos.
Éstas, una vez iniciadas, desencadenan temperaturas de 1400 grados y son las más brutales, quemantes y devastadoras que existen en el estadio natural.
El mensaje, a nosotros los hombres del siglo XXI queda claramente manifiesto; el Diablo, representado con aquel atrayente colorido celeste, en realidad está envuelto en las más tremendas llamas que existen en la Creación. No nos atraiga pues su engañosa, belleza porque oculta el infeliz destino, suyo y de sus estultos secuaces, de quienes se oponen a las Leyes de Dios.
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