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martes, 18 de septiembre de 2018

ORACIÓN POR LA PATRIA

  
Señor Jesús, Rey de Reyes y Dominador supremo de toda la tierra, en esta hora en que las fuerzas de las tinieblas se ciernen sobre nuestro país por medio de ideologías perversas, acolitadas por los falsos pastores, nos postramos ante Ti con corazón contrito y humillado para rogarte por nuestro país.
  
Desde que el Evangelio de tu Cruz fue sembrado en esta tierra, nuestros padres te reconocieron como el centro de sus vidas y la fuente de toda autoridad y orden, poniendo en Ti su confianza cuando todo parecía humanamente perdido ante los embates de la naturaleza y las crueldades de la guerra fratricida. A Ti recurrieron en su angustia y los gobernantes que suscitaste, imbuidos de lealtad a tu santa Iglesia, proclamaron que ellos recibían de Ti su potestad, y consagraron la nación a tu Corazón amantísimo.
  
¡Cuánta nostalgia de aquellos tiempos! Mas hoy, los poderes seculares, en parte por odio inveterado, en parte por el interés de congraciarse con el extranjero, y en parte por la falsa obediencia a un clero acomodado al error, te han eliminado de sus leyes y de la instrucción pública, imponiendo doctrinas extrañas y perversas, restringiendo ilícitamente tus dominios al ámbito privado de las conciencias, aunque vemos la hora, más todavía, ya estamos en ella, en que ni eso nos van a dejar. Y en ello también la responsabilidad es nuestra, pues nuestros pecados y tibieza han propiciado el ascenso de estos malos gobernantes.
   
Tuya es la gloria, Señor; a nosotros nos queda la confusión de ver actualmente nuestro país a merced de potestades extranjeras y de sus quintacolumnistas, y con gobernantes que solo acrecientan ira para el día del Juicio. Pero confiamos en tu Palabra, que nos muestra que si nos convertimos a Ti, volverás benigno tu Rostro hacia nosotros, y nos restablecerás en tu favor. Por esto, aunque indignos, y conscientes de que las cosas están para peor en todo el mundo, nos entregamos a Ti, reconociendo y proclamándote nuevamente como Rey de nuestra nación. Danos fortaleza para resistir estos tiempos difíciles, aleja de nuestra patria toda intentona de entronización del error y la impiedad. Destruye toda insidia de blasfemia legal, y danos la paz que solamente procede de Ti.
  
Acuérdate de la promesa dada para siempre, por la cual estableciste tu trono en nuestro país tras la consagración. Que el Espíritu Santo, procedente de Ti y del Eterno Padre, ilumine nuestras mentes y corazones, para guiar nuestros pasos para tu eterna gloria y beneplácito. Y por la intercesión de tu Madre, la bienaventurada Virgen Santa María, concédenos la perseverancia en la fe, para que siendo aptos para toda buena obra, esperemos confiadamente el día en que reines sin oposición sobre nuestra patria y el mundo entero, por toda la eternidad. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

J.R.S.

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