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viernes, 12 de octubre de 2018

¡UNÍOS CONTRA LOS JUDEOMASONES!

Traducción del artículo rescatado en BIBLIOTHEQUE DE COMBAT.
  
 
LA JUDEOMASONERÍA ES LA CONTRA-MORAL
Si creéis en el principio de moralidad que ordena el respeto de la propiedad, si preferís guardar lo poco que poseéis, si recusáis la máxima judeomasónica formulada por el Hermano Pierre-Joseph Proudhon «La propiedad, es el robo», máxima por la cual vuestro vecino puede legalmente instalarse en vuestra casa y poneros fuera de ella; y si, a la luz de los acontecimientos, veis que la aplicación matemática de esta máxima continúa después de quince años en Rusia [estamos en 1932] y en los países que padecen la revolución, que es lo mismo en Italia y en Sicilia, y que en la Francia misma un ensayo de este tipo se está intentando en el departamento de Landes, si veis estas cosas y si comprendéis finalmente la advertencia de los «Protocolos» confirmada por los hechos, uníos contra los Judíos y los Francmasones.
 
Si creéis en el principio de moralidad que ordena el respeto de sí mism y de los otros, si no estimáis que el hombre y la mujer sean nacidos para la prostitución, que la familia, bajo la presión judeomasónica del divorcio y de la unión libre, deba devenir un falansterio y un establo, en lugar de permanecer, como en el tiempo de nuestros padres, un santuario bendito; y si a la luz de los acontecimientos, veis que la búsqueda de placer que provoca el mundo después de la paz no es sino la aplicación obligada del plan de Israel, y que ina tal disolución de las costumbres puede hundir en un lago de miseria y de vergüenza a los que los Judíos no temen llamar «los cerdos de los Gentiles», si veis estas cosas y si comprendéis finalmente la advertencia de los «Protocolos» confirmada por los hechos, uníos contra los Judíos y los Francmasones.
  
LA JUDEOMASONERÍA ES EL CONTRA-ESTADO
Si creéis en el principio de orden y autoridad sin el cual ningún gobierno subsistiría, si recordais que los proponentes de la igualdad no tienen otro fin que el dominaros y reduciros a servidumbre, que los proponentes de la fraternidad son los sin-patria que reversaron nuestras fronteras para mejor introducir al extranjero, que los proponentes de la libertad son los sans-culottes qui substituyen a la verdadera libertad el liberalismo y la licencia para destruir la sociedad; y si, a la luz de los acontecimientos, veis que estos proponentes son los amos, que los lugares útiles e influyentes están universalmente entre las manos judías y masónicas, que ellos se apoderan de las municipalidades, de los consejos generales, de los consejos de prefectura, de las administraciones, de los ministerios, del Parlamento, de la enseñanza en todos los grados, de los Estudios Superiores, de las Grandes Escuelas, de las Academias, y que los Archivos Israelitas se hicieron gloriar, con el sr. Alexandre Millerand, de tener sangre judía en la Presidencia de la República; y si, mejor aún, siempre a la luz de los acontecimientos, veis que este control del Estado prepara por el plan judeomasónico la revolución social, llamada ayer la Gran Revolución, nombrada actualmente el Bolchevismo, mas conducente la una y el otro, en 1932 como en 1793, al régimen del Terror, que agrega fatalmente en nuestros días la guerra extranjera a la guerra civil; si veis las conmociones bolchevistas partir de Rusia, como de un volcán mundial, para levantar convulsivamente todos los pueblos, si veis estas cosas y si comprendéis finalmente la advertencia de los «Protocolos» confirmada por los hechos, uníos contra los Judíos y los Francmasones.
  
LA JUDEOMASONERÍA ES LA CONTRA-IGLESIA
Si creéis todavía en los principios religiosos de vuestra juventud, en vuestro catecismo que explica singularmente el plan de la Contra-Iglesia, si vos no pensáis que después de vuestra muerte valdréis menos que un perro vivo, si sentís vuestra alma inmortal volver en ciertas horas su vista hacia el cielo, donde nos atiende el Padre que nos ha creado; si tenéis fe en el Cristo crucificado que perdona, que bendice, que consuela, y si encontráis al pie de la cruz, en lágrimas pero de pie, a su Madre que es también vuestra Madre; si vuestro recuerdo os lleva en ocasiones a la iglesia donde habéis sido bautizados, confirmados y comulgados; si sentís luego, en un estremecimiento del alma, un dulce pesar del pasado; y si, a la luz de los acontecimientos, veis que, después de cincuenta años, están encarnizados en sacar el crucifijo de las escuelas, de las guarderías, de los pretorios, de los hospitales para echarlos a la calle, que han exiliado a los monjes y a las religiosas porque ellos oran y enseñan, que han hecho una ley intangible de separación para llegar a cerrar un día vuestras iglesias y a expulsar a vuestros sacerdotes, contra los cuales habéis podido escuchar demasiado complacientes los rumores infames, luego que son vuestros mejores amigos, luego que han hecho una ley intangible de escuelas laicas para criar, nos lo han dicho, las generaciones sin Dios, los bolcheviques de mañana, que en definitiva es a Cristo, es a Dios que han expulsado de Francia, y que es precisamente la aplicación rigurosa del plan judeomasónico; si veis estas cosas y si comprendéis finalmente la advertencia de los «Protocolos» confirmada por los hechos, uníos contra los Judíos y los Francmasones.
  
¿Mañana? No, el día de hoy, si no queréis ser sorprendidos por la «Gran Noche». Un ministro de la guerra, mejor advertido sin duda, parece decirnos, al presentar su dimisión, que el peligro se anunciaba para 1921. En 1924, como conclusión de la visita de Édouard Marie Herriot a Moscú, Trotsky dijo en una reunión comunista:
«El sr. Herriot sera proclamado Presidente del Consejo en Francia, y establecerá un régimen a la Kerensky, cuyo resultado será el triunfo de los comunistas sobre la Burguesía francesa».
   
Tened cuidado de despertar demasiado tarde.
 
Un supremo aviso. En la aurora de este nuevo año, la Iglesia nos recuerda estas palabras del Evangelio: «al día octavo, José le dio al Niño el nombre de Jesús», que quiere decir Salvador. Creed que el único Salvador es Cristo Jesús; Él solo resucitará la verdadera Francia, la francia centenaria y tradicional, la Francia que no es ni judía ni masona, la Francia católica.
  
Mons. ERNEST JOUIN. Le péril judéo-maçonnique (El peligro judeomasónico), París 1932, págs. 21-24 (Conclusión).

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