Muy
poco se sabe de Santa Escolástica, hermana de San Benito Abad, fuera de
los Diálogos de San Gregorio, libro Segundo, capítulos XXXIII y XXXIV,
donde se cuenta que una vez al año se reunían para orar y conversar
sobre asuntos espirituales. Un día, presintiendo que ya no se verían
más, Santa Escolástica le pidió que se quedara hasta la mañana
siguiente. San Benito, siguiendo la regla monástica, quería irse antes
de la puesta del sol, pero no pudo porque estalló una tormenta (a ruego
de Santa Escolástica), y permanecieron en santa conversación hasta la
mañana siguiente, cuando pudo regresar al monasterio de Montecasino.
Tres días después, San Benito vio que el alma de Santa Escolástica
ascendió al Cielo en forma de paloma.
Estos episodios son referidos en la secuencia “Émicat merídies”, compuesta entre los siglos XII y XIII y recitada en la Misa Propia
que le dedica la Orden Benedictina. En esta secuencia se nota la
influencia de los Cánticos del Rey Salomón, en especial del pasaje con
que Cristo, divino Esposo de las almas, llama al alma devota a su
presencia después de su destierro en este mundo:
LATÍN
Émicat merídies,
Et beáta réquies
Vírgini Scholásticæ.
Intrat in cubícula;
Sponsi petit óscula,
Quem amávit únice.
Quantis cum gemítibus
Cordis et ardóribus
Hæc diléctum quǽsiit.
Movit cœlos lácrimis,
Imbribúsque plúrimis
Pectus fratris mólliit.
O grata collóquia,
Cum cœlórum gáudia
Benedíctus éxplicat!
Ardent desidéria,
Mentis et suspíria
Virgo sponsus éxcitat.
Veni formosíssima,
Sponsa dilectíssima,
Veni, coronáberis.
Dórmies in líliis,
Áfflues delíciis,
Et inebriáberis.
O colúmba vírginum,
Quæ de ripis flúminum
Adis aulam glóriæ;
Trahe nos odóribus,
Pasce et ubéribus
Immortális grátiæ.
Amen. Allelúja.
TRADUCCIÓN
El día ha terminado,
Y bienaventurado es el reposo
Para la virgen Escolástica.
Entró en la recámara,
Buscando el ósculo del Esposo
Al que tanto amó.
¡Con qué grandes gemidos,
Y ardor de corazón
Ella buscó al Amado!
Movió al Cielo con sus lágrimas,
Y con grandes lluvias
Suavizó el corazón de su hermano.
¡Oh grata conversación,
Cuando Benito explica
Los gozos del Cielo!
Ardiendo en santo anhelo,
Y ante los gemidos del corazón,
¡Oh virgen!, se levanta el Esposo.
Ven, hermosísima
Y amadísima esposa,
Ven, y serás coronada.
Dormirás entre lirios,
Abundarás en delectación,
Y serás embriagada de ellos.
Oh virgínea paloma,
Que desde el banco del río
Te diriges al aula de la gloria.
Atráenos con tus fragancias,
Y aliméntanos maternalmente
De la gracia inmortal.
Amén. Aleluya.
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