Páginas

viernes, 19 de abril de 2019

NEGACIONISMO CONCILIAR: VATICANO REHABILITARÁ A LOS FARISEOS

Traducción del artículo publicado por Francesca de Villasmundo para MÉDIAS PRESSE. Textos bíblicos tomados de la traducción de Mons. Félix Torres Amat.
 
  
Uno se pregunta hasta dónde y cuándo se terminará la desestructuración del catolicismo emprendida por más de medio siglo por la iglesia conciliar y las autoridades que la gobiernan.
  
La última manía en curso en los palacios vaticanos, hoy más apóstatas que apostólicos, es la rehabilitación de los fariseos, a través de una arrogante negación y revisión de los Evangelios; de los fariseos que fueron un partido político-religioso y «carnal» que, como enseña el teólogo tomista argentino Padre Julio Meinvielle, desfiguraba al «Mesías, Aquel que se esperaba para que trajese al mundo la gracia y la verdad», haciéndolo devenir «un jefe político, terreno, que debía asegurar y perpetuar el poder de Israel sobre todas las naciones».
   
Siguiendo el camino abierto por el omnipotente decreto conciliar Nostra Ætáte, expresión de la voluntad modernista y progresista que quiere negar el papel de la Sinagoga en la muerte de Cristo-Mesías, se ha llegado a disculpar a los judíos, estos «hermanos mayores» caros a Juan Pablo II, devenidos «padres en la fe» con Benedicto XVI.
  
   
Es en esta óptica que el Pontificio Instituto Bíblico ha organizado en Roma para el próximo 9 de mayo, en la Pontificia Universidad Gregoriana, un congreso sobre el tema «Jesús y los Fariseos – Un re-examen interdisciplinar».
    
Como informa Jacopo Scaramuzzi en Vatican Insider
«El encuentro, apoyado también por el American Jewish Committee, por la Conferencia Episcopal Italiana y por la sociedad Verbum que produce software para los estudios católicos, verá la participación de más de trescientos expertos de distintas materias, católicos, protestantes y judíos. Entre los otros estarán los rabinos David Rosen, Riccardo Di Segni y Abraham Skorka, este último amigo de vieja data de Jorge Mario Bergoglio, el presidente de la commisión para el ecumenismo y el diálogo de la CEI Ambrogio Spreafico, e incluso expertos de historia, arqueología, estudios rabínicos, Nuevo Testamento, educación, y arte popular de Argentina, Austria, Canadá, Colombia, Alemania, India, Israel, Italia, Países Bajos y Estados Unidos».
   
Al final del encuentro, los participantes serán recibidos por el Papa Francisco.
  
Presentados en los Evangelios como enemigos de Cristo, «ejemplos de legalismo, hipocresía y avidez», los fariseos serán el centro del encuentro, cuyos intervinientes tendrán la tarea de reexaminar las fuentes a fin de superar los «prejuicios» en frente de ellos. Prejuicios que, según los organizadores, pueden ser asociados a las pulsiones antisemitas [sic].
 
El objetivo cel encuentro es doble: «un re-examen de las fuentes para crear un cuadro más claro sobre los fariseos “literarios” e “históricos” de la antigüedad» y en seguida «reconsiderar los factores responsables de los prejuicios que han dañado la percepción común de los fariseos y sugerir modos para superarlos».
  
El Rector del Instituto Bíblico, el jesuita Michael Kolarcik, en el curso de una conferencia de prensa ha explicado que «El tema de la relación entre Jesús y los fariseos es otro medio para describir las relaciones entre cristianos y judíos a lo largo de dos milenios (…) cosa que tiene consecuencias significativas sobre nuestra actual relación».
   
Por su parte, el Padre Etienne Veto, director del Centro Cardenal Bea para los Estudios Judíos de la Pontificia Universidad Gregoriana, ha afirmado que con el tiempo, gracias a los estudios conducidos, se ha entendido que la representación comúnmente admitida de los fariseos «no es correcta» y que «hay una relación entre el antisemitismo [sic] y la concepción de los fariseos».
  
Mientras, uno de los principales organizadores del encuentro, el profesor Joseph Sievers, ha declarado: «Nosotros queremos individualizar las raíces de esta representación inadecuada de los farisei y superar los prejuicios».
  
Uno de los intelectuales judíos que tendrán amplio espacio en este encuentro, la profesora Amy Jill Levine, que enseña Nuevo Testamento en el Pontificio Instituto Bíblico, avanza otro argumento en apoyo de este trabajo de rehabilitación de los fariseos: «No hay necesidad de presentar mal a los fariseos en particular y al judaísmo en general para presentar bien a Jesús: Jesús se presenta bien por sí solo», y precisa que con todo «tenemos los Evangelios que describen a los fariseos como hipócritas y enemigos de Jesús», y espera que «las homilías sobre los fariseos no propaguen el antisemitismo [sic] sino que presenten correctamente el Evangelio de la paz».
  
Lo que significa, comprendiendo bien a la señora Levine, que de ahora en adelante tendremos, por un lado el “Evangelio de la paz”, evidentemente políticamente y religiosamente correcto, el “Evangelio de Nostra Ætáte”, que será preventivamente purgado de las connotaciones antifarisaicas, y del otro los Evangelios de los Apóstoles, políticamente incorrectos, e incluso antisemitas [sic].
  
Por tanto, serán precisamente los Santos Evangelios y los Hechos de los Apóstoles los que constituyen un problema para los judíos actuales, como para sus antepasados… Serán los anatemas severos, vigorosos y rudos del mismo Cristo contra los fariseos incrédulos y esclerocardíacos que deberán pasar por el cedazo conciliar bajo la supervisión doctrinal de los fariseos actuales; para que, por medio del diálogo interreligioso con los judíos, se hagan desaparecer tanto las siguientes condenas divinas a los fariseos como la puesta a un lado de la Sinagoga a favor de la predicación a los gentiles:
«Porque yo os digo que si vuestra justicia no es más llena y más perfecta que la de los escribas y fariseos, no entrareis en el reino de los cielos» (San Mateo, cap. 5, v. 20).  
  
«¡Pero ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerraís el reino de los cielos a los hombres; porque ni vosotros entráis ni dejáis entrar a los que entrarían; impidiéndoles que crean en mí! ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que devorais las casas de las viudas, con el pretexto de hacer largas oraciones: por eso recibiréis sentencia mucho más rigurosa, porque abusais de las cosas santas para vuestra avaricia! ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, porque andais girando por mar y tierra, a trueque de convertir un gentil; y después de convertido, lo haceis con vuestro ejemplo y doctrina digno del infierno dos veces más que vosotros! ¡Ay de vosotros guías o conductores ciegos, que decís: “el jurar uno por el templo no es nada, no obliga: mas quien jura por el oro del templo está obligado”! ¡Necios y ciegos! ¿qué vale más, el oro o el templo que santifica al oro? […] ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipóeritas, que pagais diezmo hasta de la yerbabuena, y del eneldo, y del comino, y habeis abandonado las cosas más esenciales de la Ley: la justicia, la misericordia y la buena fe! Estas debiérais observar, sin omitir aquellas. ¡Oh guías ciegos, que coláis cuanto bebéis, por si hay un mosquito, y os tragáis un camello! ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que limpiáis por defuera la copa y el plato; y por dentro, en el corazón, estáis llenos de rapacidad e inmundicia! ¡Fariseo ciego, limpia primero por dentro la copa y el plato, si quieres que lo de afuera sea limpio! ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, porque sois semejantes a los sepulcros blanqueados, los cuales por afuera parecen hermosos a los hombres, mas por dentro están llenos de huesos de muertos, y de todo género de podredumbre! Así también vosotros en el exterior os mostráis justos a los hombres; mas en el interior estáis llenos de hipocresía y de iniquidad. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que fabricáis los sepulcros de los profetas, y adornais los monumentos de los justos!, y decís: “si hubiéramos vivido en tiempo de nuestros padres, no hubiéramos sido sus cómplices en la muerte de los profetas”. Con lo que dais testimonio contra vosotros mismos de que sois hijos de los que mataron a los profetas. Acabad pues de llenar la medida de vuestros padres, haciendo morir al Mesías. ¡Serpientes, raza de víboras! ¿Cómo será posible que eviteis el ser condenados al fuego del infierno? Porque he ahí que yo voy a enviaros profetas, y sabios, y escribas, y de ellos degollaréis a unos, crucificaréis a otros, a otros azotaréis en vuestras sinagogas, y los andaréis persiguiendo de ciudad en ciudad; para que recaiga sobre vosotros toda la sangre inocente derramada sobre la tierra, desde la sangre del justo Abel hasta la sangre de Zacarías, hijo de Baraquías, a quien matasteis entre el templo y el altar. En verdad os digo, que todas estas cosas vendrán a caer sobre la generación presente. ¡Jerusalén! ¡Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que a ti son enviados! ¿Cuántas veces quise recoger tus hijos, como la gallina recoge sus pollitos bajo las alas, y tú no lo has querido? He aquí que vuestra casa va a quedar desierta. Y así os digo: en breve ya no me veréis más hasta tanto que reconociéndome por Mesías, digais: “Bendito sea el que viene en nombre del Señor”» (San Mateo, cap. 23, vv. 13-17; 23-39).
Y fue precisamente un eminente judío convertido al catolicismo, el Padre Augustin Lémann, que quiere recordar: «De los labios de este Cordero salían solo palabras de misericordia y unción. Sólo los orgullosos fariseos hicieron subir el tono de Sus reprobaciones».
  
¡Reprobaciones que dos mil años después, sus descendientes quieren cancelar, con la bendición de la “iglesia conciliar”!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Preferiblemente, los comentarios (y sus respuestas) deben guardar relación al contenido del artículo. De otro modo, su publicación dependerá de la pertinencia del contenido. La blasfemia está estrictamente prohibida. La administración del blog se reserva el derecho de publicación (sin que necesariamente signifique adhesión a su contenido), y renuncia expresa e irrevocablemente a TODA responsabilidad (civil, penal, administrativa, canónica, etc.) por comentarios que no sean de su autoría.