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jueves, 25 de julio de 2019

EXCOMULGAN AL PATRIARCA ORTODOXO DE ERITREA (Por orden del gobierno)

Nota previa: El Estado de Eritrea es un país situado en el Cuerno de África, independizado de Etiopía en 1993, y gobernado desde entonces por el partido Frente Popular por la Democracia y la Justicia -heredero del marxista Frente Popular para la Liberación de Eritrea- del presidente Isaías Afeworki. Su población (escasamente de 5 millones de personas) está dividida principalmente entre cristianos (la mayoría miembros de la Iglesia Ortodoxa de Eritrea -miafisista-, la Iglesia Católica Eritrea -metrópoli sui juris creada en 2015, perteneciente a la tradición litúrgica alejandrina- y la Iglesia Evangélica Luterana de Eritrea, totalizando el 62,9 % de la población) y musulmanes suníes (el 36,2 %).
  
Traducción del artículo publicado por Anne-Bénédicte Hoffner, corresponsal de LA CROIX en Eritrea.
  
PATRIARCA DE IGLESIA “ACUSADO DE HEREJÍA” Y EXPULSADO
Abune Antonio, de 90 años, es la más reciente víctima del gobierno autoritario de Eritrea
24 de Julio de 2019

El anterior patriarca Antonio III, Abune Antonios Gebremedin Debretsion.
  
Las relaciones entre el gobierno de Eritrea y las iglesias cristianas continúan deteriorándose. Esta vez, es el mismo Patriarca ortodoxo, el nonagenario Abune Antonio I Gebremedin Debretsion, quien ha pagado el precio.
 
El sitio web de la Iglesia Ortodoxa OCP (Orthodox Cognate Page) Media Network informó que ha sido “ciegamente acusado de herejía” por "un grupo de obispos” e incluso “excluido de la Iglesia”.
  
“Esta iniciativa es parte de los programas autoritarios de propaganda del gobierno eritreo”, dice la agencia ortodoxa de noticias, que señala que el Patriarca Antonio ha estado “bajo arresto domiciliario desde 2007” después de ser “despedido por el gobierno mientras tomaba una firme posición contra su inferferencia en los asuntos eclesiales”.
  
De acuerdo con la BBC, la decisión fue tomada por “cinco de los seis obispos más poderosos del país” incluyendo al obispo Lucas Gebrehiwet de Gash Barka, el Secretario del Santo Sínodo [N. del T. Los demás firmantes son Juan de Senhit, Sahel – Keren y Nakfa; Pedro Asfehe Araya de Assab; Salama Tesfagaber de Semhar y Danakil – Massawa y Assab; y Mateo Abraham Semereab de Debarwa]. “No sabemos por qué falta una firma” [la del obispo Cirilo Tesfasilassie de Akele Guzay-Adi Keyh, N. del T.] resaltó la cadena británica.
  
UN RÉGIMEN AUTORITARÍSIMO
Desde su indendencia, ganada en una feroz lucha contra Etiopía en 1991, Eritrea ha estado bajo el control del presidente Issayas Afeworki, un ex ingeniero de 68 años conocido por haber apresado sin juicio incluso a sus amigos más cercanos.
  
El patriarca Antonio es una de las incontavles víctimas de esteis autoritarísimo régimen en el mundo, a menudo comparado con Corea del Norte.
  
Su Iglesia (la Iglesia Ortodoxa de Eritrea -en tigriña ቤተ ክርስትያን ተዋህዶ ኤርትራ, Tewahədo Bet’ə K’rstian Ertra) es una iglesia oriental autocéfala, que se separó de la Iglesia de Etiopía cuando la independencia de Eritrea fue proclamada en 1993.
  
Antonios, su tercer patriarca (y el primer obispo que antes no lo fue de Etiopía), fue consagrado obispo por el Patriarca Copto Ortodoxo Shenouda III de Alejandría en 1994 (y como Patriarca en 2004), antes de ser depuesto en 2006, bajo presión del gobierno. La sede permaneció vacante por casi dos años.
  
En 2007, las autoridades (a la cabeza del laico Yoftahe Dimetros) impusieron un sucesor sobre el Santo Sínodo, el Abune Dióscoro Hagos Mendefera, causando serias dificultades: él no fue reconocido por algunos de sus fieles, ni por las otras Iglesias.
  
En 2017, el décimo año del arresto del Abune Antonio, la presión diplomática de Francia, la Unión Europea, Canadá, Reino Unido y Estados Unidos se combinaron para lograr su libertad. Para sorpresa de todos, apareció públicamente el domingo 16 de julio de 2017 y ante más de cien fieles, participó en una Misa en la Catedral de Santa María en Asmara.
  
Una declaración tranquilizadora fue leida durante la Misa y publicada en la página de la Iglesia Ortodoxa de Eritrea. Muy brevemente, se declaraba que “después de muchos esfuerzos emprendidos por la Unión de Monasterios y Estudiosos de la Iglesia Ortodoxa de Eritrea, el problema del Patriarca Abune Antonio I ha sido resuelto”, y que el Santo Sìnodo unido ha concluido con él una reconciliación plena y completa.
 
OPERACIÓN COMUNICACIÓN
En realidad, sólo era propaganda de parte del régimen. El Patriarca, que estaba rodeado por guardias durante la Misa, fue nuevamente puesto bajo arresto domiciliario inmediatamente después de su furtiva aparición pública.
  
Y la presión sobre la Iglesia Ortodoxa ha continuado. Según Christian Solidarity Worldwide, que monitorea de cerca y regularmente la situación en Eritrea, el patriarca, quien es seriamente diabético y sufre de presión alta, describió -en un vídeo sacado clandestinamente del país en Abril- sus condiciones de vida, sin asistencia en la “casa de sirvientes” de una villa habitada por el obispo Lucas.
  
En su carta anunciando su expulsión, los cinco obispos afirmaron que “sus recientes actividades” los habían llevado a concluir que “su arrepentimiento no fue auténtico”.
  
“Su nombre nunca debe ser mencionado o recordado nuevamente, y aquellos que lo hagan serán severamente castigados”, agregó su carta.
 
Para la página OCP Media Network, todo esto es un signo de control político sobre la Iglesia de Eritrea. Sus líderes han por eso escogido mantener su confianza en Abune Antonio, quien “todavía es el patriarca canónico de Eritrea, reconocido por los Ortodoxos y por el resto del mundo cristiano.
 
LA IGLESIA CATÓLICA TAMBIÉN BAJO PRESIÓN
La evangélica eritrea Helen Berhane (de la iglesia Rhema) es una de 27 personas “que sufrieron por su fe” y fue recibida el 21 de Julio por el presidente Donald Trump como parte de su II Conferencia por la Libertad Religiosa.
  
Actualmente refugiada en Dinamarca, la joven mujer trajo la atención sobre “el destino trágico del patriarca, al cual nombró, y otros líderes eclesiásticos apresados sin cargos”, reporta CSW.
  
En su discurso, el vicepresidente estadounidense Mike Pence llamó por la liberación del Abune Antonio, “quien ha estado bajo arresto por doce años, porque se rehúsa a excomulgar a miembros de su iglesia que critican al gobierno”.
  
La pequeña Iglesia Católica del país ha estado también en la mira de las autoridades desde la publicación, en 2015, de una valiente carta pastoral titulada “¿Qué has hecho con tu hermano?”, que advirtió contra la continuada emigración de la población del país.
  
En Junio, “personal enviado por el Estado -de los sectores del ejército, la policía y la salud- vinieron a demandar la entrega de la infraestructura de salud de la Iglesia Católica”, se quejaron los obispos ante la Ministra de Salud, Amna Nurhusein.
  
Cuando el hospital católico y los funcionarios de la clínica rechazaron firmar los documentos de rendición presentados, los funcionarios del gobierno cerraron el centro y evacuaron a sus pacientes.

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