Noticia tomada de FSSPX NEWS.
En
Eritrea, la situación de la Iglesia católica se vuelve más preocupante a
medida que pasan las semanas: desde junio de 2019, sus 29 hospitales
han sido confiscados y nacionalizados por el régimen totalitario del
presidente Issayas Afeworki.
Desde
la independencia del país en 1991, la Iglesia católica sigue siendo la
única institución que se atreve a oponerse al régimen de Issayas
Afeworki: el dictador, de confesión ortodoxa miafisista y marxista en su
política, está furioso contra los obispos por haber denunciado, en una
carta pastoral en 2014, los crímenes cometidos desde su llegada al
poder.
La
confiscación de hospitales católicos es la última medida de represalia
contra la Iglesia católica. No fue casualidad que los hospitales
católicos, mejor equipados con medios e instrumentos más avanzados que
las instituciones de atención pública, hayan sido nacionalizados en
junio.
Después
de los hospitales, siguen las escuelas. Lo que temen ahora los
católicos es que las escuelas católicas sean nacionalizadas o cerradas.
En varias partes del país, las autoridades públicas ya están tratando de
evitar la inscripción de estudiantes en escuelas católicas para el
próximo año escolar.
Del
25 de junio al 12 de julio, los obispos de Eritrea pidieron a los
fieles tres semanas de ayuno y oraciones para contrarrestar una
persecución de la que pocos medios extranjeros hacen eco.
La
Iglesia católica Eritrea (en tigriña ካቶሊካዊት ቤተክርስትያን ኤርትራ, Katolikat’wa
Bet’ǝ kr’stian Ertra) fue erigida el 19 de enero de 2015 luego de ser
separada de la Iglesia católica etiópica. Perteneciente al rito
abisinio, esta Iglesia contaba con 190.000 miembros en 2010.
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