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domingo, 3 de noviembre de 2019

CUANDO LOS “ORTODOXOS” CREÍAN EN EL PURGATORIO

Traducción del artículo publicado por Giuliano Zoroddu para RADIO SPADA.
  
    
Como se sabe, uno de los artículos de fe que dividen a la Iglesia Romana de las varias iglesias cismáticas de Oriente es la creencia en el Purgatorio. Todavía en el siglo XV no era pues tan divisivo, si durante los labores del Concilio Ecumenico de Florencia –durante el cual se realizó la reunión efímera entre Griegos y Latinos– el más antiunionista de todos, Marcos Eugénico, Arzobispo de Éfeso, fue protagonista de cuanto sigue:
«Después de las fiestas de Pascua, y mientras se esperaban nuevos obispos, los Latinos pidieron a los Griegos no perder tiempo y congregarse frecuentemente para examinar los dogmas contrastados. Luego de un intervalo tan largo, los Griegos consintieron con dificultad. Fueron electos dos comisarios por una parte y por la otra: por los Latinos, dos cardenales, dos metropolitanos, dos obispos, dos monjes sacerdotes, dos abades y dos notarios, doce en total. Los Griegos escogieron otro tanto por su parte, y conferenciaban juntos dos veces a la semana, en la iglesia de San Francisco.
   
La primera de estas conferencias particulares fue tenida el 4 de junio. Los Latinos propusieron la cuestión del Purgatorio y expusieron así la doctrina de la Iglesia Romana: Las ánimas de los justos que son puras y sin mancha van directamente al cielo y gozan inmediatamente de la vista de Dios; pero las que mueren con pecados veniales y que no han satisfecho plenamente por los pecados mortales ya remitidos, son purificadas por el fuego, aliviadas o liberadas por las oraciones, las limosnas o los sufragios de la Iglesia: respecto a aquellos que mueren en pecado mortal y sin penitencia, ellos son enviados inmediatamente al Infierno. Los Latinos acompañaron esta doctrina con muchos pasajes de la Escritura y de los Padres. Marcos de Éfeso respondió entonces en nombre de los Griegos: “Todo lo que habéis dicho, y los testimonios de los Santos que habéis leído, la Iglesia Griega lo abraza y lo lee. Sobre este artículo hay poca diferencia entre nosotros”».
  
P. RENÉ FRANÇOIS ROHRBACHER. Historia universal de la Iglesia Católica desde el principio del mundo hasta nuestros días, Vol. XI. Turín 1861, pág. 458.

4 comentarios:

  1. No entiendo muy bien porque la mayoría se empeña en llamar cismáticos a los ortodoxos, cuando en realidad son herejes y hasta apostatas. Y evidentemente la más terrible de sus numerosas herejías no es la del Purgatorio, sino la del Filioque que los entronca más con los arrianos que con los católicos.

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    1. Favor de leer aunque sea en Wikipedia, la unión de Brest, donde los uniatos sin necesidad de rechazar ninguna de sus posturas, y las siguen manteniendo hasta hoy, pues el papa de ese tiempo dijo que eran recibidos en la iglesia romana pues su teología no contradecía la fe católica, entre ello el purgatorio y el filioque, más tu ve en wikipedia, y otras webs, pues solo de notas tu ignorancia

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    2. El Papa Clemente VIII recibió a los rutenos con su liturgia y sus costumbres, reservándose el derecho a corregir lo que fuere contrario a la Doctrina y la Moral Católica, y ellos a su vez debían hacer la profesión de fe Católica y la abjuración de los errores. Y la historia muestra que los gobernantes y el alto clero estaban dispuestos a la unión:

      Durante la sesión IV del II Concilio de Lyon, donde el emperador Miguel VIII Paleólogo, en la profesión de fe hecha ante el beato Gregorio X, aceptó la doctrina católica sobre la procedencia del Espíritu Santo y la existencia del Purgatorio: «Crédimus et Spíritum Sanctum, plenum et perféctum verumque Deum ex Patre Filióque procedéntem, coæquálem et consubstantiálem et coomnipoténtem et coætérnum per ómnia Patri et Fílio (Creemos también que el Espíritu Santo es Dios pleno, perfecto y verdadero que procede del Padre y del Hijo, consustancial, coomnipotente y coeterno en todo con el Padre y el Hijo)» (Dz. 463), y «Quod si vere pœniténtes in caritáte decésserint, ántequam dignis pœniténtiæ frúctibus de commíssis satisfecérint et omíssis: eórum ánimas pœnis purgatóriis seu cathárteriis, sicut nobis frater Johánnes [Parastron OFM] explanávit, post mortem purgári: et ad pœnas hujúsmodi relevándas prodésse eis fidélium vivórum suffrágia, Missárum scílicet sacrifícia, oratiónes et eleemósynas et ália pietátis offícia, quæ a fidélibus pro áliis fidélibus fúeri consuevérunt secúndum Ecclésiæ institúta (Y si verdaderamente arrepentidos murieren en caridad antes de haber satisfecho con frutos dignos de penitencia por sus comisiones y omisiones, sus almas son purificadas después de la muerte con penas purgatorias o catarterias, como nos lo ha explicado Fray Juan [Parastron, OFM]; y para alivio de esas penas les aprovechan los sufragios, de los fieles vivos, a saber, los sacrificios de las misas, las oraciones y limosnas, y otros oficios de piedad, que, según las instituciones de la Iglesia, unos fieles acostumbran hacer en favor de otros)» (Dz. 464).

      Incluso el mismo Concilio de Florencia, en el decreto de unión Læténtur Cœli incluía la declaración de que el Filióque fue lícite ac rationabíliter incluido, veritátis declarándæ grátia, et imminénte tunc necessitáte (cf. Dz. 691).

      En ambos casos, a los griegos no se les exigió insertar la palabra Filióque (en griego καὶ τοῦ Υἱοῦ) -habida cuenta de las dificultades que entraña la palabra griega ἐκπορευόμενον-, sino que aceptaran la doctrina católica de que el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo (ya que el Hijo es en todo consustancial al Padre, como dice el Símbolo Niceno). Pero como siempre, los griegos rechazaron el retorno a la Unidad por puras razones políticas y nacionalistas, hasta el punto que incluso hoy prefieren mil veces ser súbditos de los musulmanes antes que volver a la Iglesia Católica.

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    3. En todo caso, cisma, herejía o apostasía, igual los tres son pecados contra la fe, y tienen la misma consecuencia: el que incurre en ellos se excluye a sí mismo del Cuerpo Místico de Cristo -y si es clérigo, se depone del cargo-; y si no se arrepiente, irá al Infierno preparado para el diablo y sus ángeles -sin importar sus buenas obras o que diga morir por Cristo, FUERA DE LA IGLESIA CATÓLICA NO HAY ABSOLUTAMENTE NINGUNA SALVACIÓN PARA NADIE-.

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