Novena
celebrada por las monjas del convento de Santa Catalina de Siena en
Palma de Mallorca, y publicada a instancias de un devoto por la imprenta
de Salvador Savall en 1823. Puede rezarse en cualquier momento del año,
especialmente en preparación a su fiesta litúrgica el 30 de Abril, y en
la de sus Sagrados Estigmas (1 de Abril).
ADVERTENCIA
Las almas que hoy son llamadas, y desean ser escogidas, noten las siguientes cuartillas del Obispo y Apóstol de Ginebra San Francisco de Sales (Práctica del Amor de Dios, libro XII, cap. XIII):
INTRODUCCIÓN (del autor original)
El venerable Padre Maestro Fray Luis de Granada (que tan altamente sintió, como profundo, claro, pío y elocuente escribió del amor de Dios) dice en el sermón tercero de la Seráfica Virgen Santa Catalina de Siena que: después del misterio de la Encarnación, y los que con él se eslabonan, en ninguna de las obras de Dios, que había visto, resplandecen las finezas del Divino Amor como en esta Virgen Seráfica y portento de las divinas gracias. De tan venerable y autorizado sentir, bien podemos inferir que así como por este misterio (que por ser todo obra de amor, se atribuye al Espíritu Santo, dador de los divinos dones) el Sumo Bien se comunicó a la humana naturaleza, hasta lo sumo de lo posible; así también pueden confiar las almas, que por medio de esta tan favorecida Esposa alcanzarán aquel fuego del Amor Divino que dijo el Verbo Humanado quería encender en la tierra, y con él aquellos consuelos y gracias que a más gloria del Señor convengan.
Todo humano desconsuelo halló el consuelo oportuno en esta prodigiosa Santa con portentosos milagros: pobres, afligidos, enfermos, bandos, sediciones, cismas, endemoniados y pecadores del todo desesperados; y como el Sumo Pontífice Pío II dice: Ninguno llegó a su presencia, que no volviese mejorado (Bula de Canonización). Pero sobre todas las gracias, de que es común Abogada, tiene la más importante, y en que la singularizó el Señor, que es alcanzar Bula de perdón y plenaria Indulgencia, con perfecta contrición de las culpas.
De esto hizo demostración la Santa (sobre las innumerables y milagrosas conversiones que en su vida se leen) en el caso que sucedió con su padre espiritual, designado por la Virgen Santísima, el Beato Raimundo de Capúa, general que fue de la sagrada Orden de Predicadores. Quiso este venerable Padre y discreto director asegurarse del espíritu que gobernaba aquella tan prodigiosa alma y su nueva hija. Para esto le pidió que le alcanzase del Señor una Bula de contrición y perdón general de sus culpas: y de repente, cuando mennos lo pensaba, estando un poco desganado, y presente la Santa, le vino tal conocimiento de la Bondad suma, y tan claro de la gravedad de la ofensa de todas sus más leves culpas, y la pena merecida por ellas, que reventando los ojos en torrentes de lágrimas, nadando en sollozos, gemidos y suspiros del mar amargo de contrición su encendido corazón, pensó le hubiera reventado el pecho, pero serenóse aquel mar y diluvio y las zozobras de sus dudas, la cándida paloma, mostrándole tan evidentes señales de la divina clemencia y diciéndole: Ea, Padre, acabad de leer toda la Bula. Acordaos de los dones del Señor, y proseguid en serle agradecido (Fray Lorenzo Gisbert y Capsir OP, Vida de Santa Catalina de Siena, libro I, cap. XVII).
Para conseguir esta, y las demás antedichas gracias, se hace la siguiente Novena por los nueve grados del Amor Divino que escribió el dulce Padre San Bernardo, y explicó largamente el Angélico Maestro Santo Tomás de Aquino, enseñando cómo por estos nueve suben las almas al último grado, que es de los Bienaventurados en la Gloria.
Las almas que hoy son llamadas, y desean ser escogidas, noten las siguientes cuartillas del Obispo y Apóstol de Ginebra San Francisco de Sales (Práctica del Amor de Dios, libro XII, cap. XIII):
Mortal, elegir conviene
En esta vida inferior,
O bien el eterno Amor,
O bien la muerte perenne.
Mira a qué parte se inclina
Más segura tu remedio,
Pues no te ha dejado medio
La disposición Divina.
INTRODUCCIÓN (del autor original)
El venerable Padre Maestro Fray Luis de Granada (que tan altamente sintió, como profundo, claro, pío y elocuente escribió del amor de Dios) dice en el sermón tercero de la Seráfica Virgen Santa Catalina de Siena que: después del misterio de la Encarnación, y los que con él se eslabonan, en ninguna de las obras de Dios, que había visto, resplandecen las finezas del Divino Amor como en esta Virgen Seráfica y portento de las divinas gracias. De tan venerable y autorizado sentir, bien podemos inferir que así como por este misterio (que por ser todo obra de amor, se atribuye al Espíritu Santo, dador de los divinos dones) el Sumo Bien se comunicó a la humana naturaleza, hasta lo sumo de lo posible; así también pueden confiar las almas, que por medio de esta tan favorecida Esposa alcanzarán aquel fuego del Amor Divino que dijo el Verbo Humanado quería encender en la tierra, y con él aquellos consuelos y gracias que a más gloria del Señor convengan.
Todo humano desconsuelo halló el consuelo oportuno en esta prodigiosa Santa con portentosos milagros: pobres, afligidos, enfermos, bandos, sediciones, cismas, endemoniados y pecadores del todo desesperados; y como el Sumo Pontífice Pío II dice: Ninguno llegó a su presencia, que no volviese mejorado (Bula de Canonización). Pero sobre todas las gracias, de que es común Abogada, tiene la más importante, y en que la singularizó el Señor, que es alcanzar Bula de perdón y plenaria Indulgencia, con perfecta contrición de las culpas.
De esto hizo demostración la Santa (sobre las innumerables y milagrosas conversiones que en su vida se leen) en el caso que sucedió con su padre espiritual, designado por la Virgen Santísima, el Beato Raimundo de Capúa, general que fue de la sagrada Orden de Predicadores. Quiso este venerable Padre y discreto director asegurarse del espíritu que gobernaba aquella tan prodigiosa alma y su nueva hija. Para esto le pidió que le alcanzase del Señor una Bula de contrición y perdón general de sus culpas: y de repente, cuando mennos lo pensaba, estando un poco desganado, y presente la Santa, le vino tal conocimiento de la Bondad suma, y tan claro de la gravedad de la ofensa de todas sus más leves culpas, y la pena merecida por ellas, que reventando los ojos en torrentes de lágrimas, nadando en sollozos, gemidos y suspiros del mar amargo de contrición su encendido corazón, pensó le hubiera reventado el pecho, pero serenóse aquel mar y diluvio y las zozobras de sus dudas, la cándida paloma, mostrándole tan evidentes señales de la divina clemencia y diciéndole: Ea, Padre, acabad de leer toda la Bula. Acordaos de los dones del Señor, y proseguid en serle agradecido (Fray Lorenzo Gisbert y Capsir OP, Vida de Santa Catalina de Siena, libro I, cap. XVII).
Para conseguir esta, y las demás antedichas gracias, se hace la siguiente Novena por los nueve grados del Amor Divino que escribió el dulce Padre San Bernardo, y explicó largamente el Angélico Maestro Santo Tomás de Aquino, enseñando cómo por estos nueve suben las almas al último grado, que es de los Bienaventurados en la Gloria.
SAGRADA
NOVENA A LA SERÁFICA MADRE Y CÁNDIDA VIRGEN SANTA CATALINA DE SIENA,
PARA CONSEGUIR EL PERDÓN DE LAS CULPAS, CONSUELOS DEL DIVINO ESPÍRITU, Y
POR SUS GRADOS EL ETERNO AMOR DEL SEÑOR
Para
que la práctica de este santo ejercicio sea con el fruto espiritual que
se desea, podrá prepararse el que hiciere la Novena confesando y
comulgando en el primer día; y si no pudiere, procurará purificarse con
un fervoroso acto de contrición: empleándose en cada uno de los días en
imitar alguna de las muchas virtudes de la Santa, y poniendo especial
cuidado en la mortificación de los sentidos, y puesto de rodillas
delante de su Altar o Imagen, levantará el corazón a Dios y,
ofreciéndole con encendido afecto todas sus obras, se persignará con la
señal de la Cruz, y dirá la oración siguiente:
Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
Hoy la devoción más fina
Consagra, a tus pies postrada,
Esta Novena Sagrada,
Seráfica Catalina.
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
¡Oh
inmensa piedad! ¡Oh inmutable caridad! que, para librarme de la vil
servidumbre del pecado, obligado del inextinguible fuego de vuestro
amor, entregasteis a la muerte vuestro Unigénito Hijo, cuyas dulcísimas
entrañas no solo le inclinaron a hacerse hombre de la Virgen María, sino
que sediento de mi bien, abrazó la muerte de Cruz, derramando el
infinito tesoro de su Sangre, para que yo viviera. Ruego a vuestra
Majestad Divina, que reconocido de mi pasada ingratitud, sepa apreciar
en adelante, asistido de Vos, este imponderable beneficio, huyendo del
errado camino en que me ha puesto en desorden de mis apetitos, para que
empleando en Vos (único bien mío) todas mis potencias, pase de esclavo
de mis vicios, por medio de una verdadera contrición, a merecer el
dulcísimo y apacible título de hijo vuestro, empleando el resto de mis
días, y en especial este rato, a mayor honra y gloria vuestra; y para
que mis culpas no impidan tan dichoso fin, digo, Señor, de lo más íntimo
de mi corazón, que me pesa de haber ofendido a una Suma Bondad tan
digna de ser amada; y propongo, ayudado de vuestra gracia, de
enmendarme, con muy firme esperanza, de que me perdonareis por los
méritos de vuestro Hijo, y Redentor mío. Amén.
DÍA PRIMERO - 21 DE ABRIL
Pues del Divino amor llena
Despedís ardiente llama,
Socorred al que a vos clama,
Astro brillante de Siena.
ORACIÓN
¡Oh
Amante Catalina! Espejo del Divino amor, que ejercitada en el primer
grado de vuestro ardiente fuego, enfermasteis provechosamente; y herida
desde niña de enfermedad tan dichosa, principio de la eterna salud, la
alcanzasteis a tanto número de almas: logre yo por vuestra intercesión
esta gracia, por la que debisteis a vuestro Esposo Jesús, cuando en
forma visible de Pontífice, asistido de los Apóstoles San Pedro, San
Pablo y San Juan Evangelista, se os manifestó en vuestra pueril edad,
dándoos su bendición; desde cuyo instante aborrecisteis todo gusto
sensible, y aun el comer os era tormento de muerte, pasando muchos años
milagrosamente con zumo de yerbas amargas, y los ocho últimos de vuestra
vida, sin ningún material alimento. Ruegoos, Madre mía amantísima, que
os imite yo de tal suerte, que los aplausos y placeres del mundo causen
en mí tal tedio, que sus gustos me sean disgustos, y lo dulce amargo,
hasta que negado a mí mismo, alcance que el amor Divino me sea desamor
de mi amor propio, y rendido éste consiga tan dichosa muerte. Amén.
Ahora
se rezarán tres Padre nuestros con tres Ave Marías y Gloria Patri, en
reverencia de la Santísima Trinidad por las tres gracias que concedió a
nuestra Santa: de Virgen, Mártir de amor, y nueva Apóstol. Después cada
cual, avivando la fe, con las palabras que le diere su propio afecto,
pedirá interiormente la gracia espiritual o consuelo que necesita, y se
dirá la oración siguiente:
Con humildes oraciones
Piden a tu protección
Saetas de contrición
Todos nuestros corazones.
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Amabilísima Esposa de Jesús,
escogida por la Virgen Madre; azucena de virginal pureza, elegida del
Eterno Padre para maestra de las almas y espejo de sabiduría, mártir de
amor, ejemplo de penitencia, y rosa de caridad, encendida con el fuego
del Espíritu Santo; pues priváis tanto en la vista de la Divina Esencia,
por lo que de ella fuisteis algún tiempo privada por la salud de las
almas, y sabéis la necesidad en que ahora clama y suspira mi corazón;
aplicad vuestra poderosa intercesión, para que el Señor me conceda
aquella Bula, que sabéis de perfecta contrición y plenaria Indulgencia
de mis culpas, más y más puro amor, y la gracia que os pido en esta
Novena, si conviene para su mayor gloria, y si no, encaminad mi
petición para lo que más de mi le agrade, y que eternamente le ame.
Amén.
GOZOS
Pues al Cielo arrebatada
Fuisteis por bondad Divina:
Sed siempre nuestra Abogada,
Virgen Santa Catalina.
Con bendición de dulzura
El Señor os visitó
Cuando en trono se os mostró
Visible con gran ternura,
De su belleza prendada
Fuisteis amante muy fina:
Sed siempre nuestra Abogada,
Virgen Santa Catalina.
En vuestra niñez mostrasteis
Señas de gran santidad;
Pues pureza y castidad
A los siete años votasteis:
Admiración ha causado
Vuestra virtud peregrina:
Sed siempre nuestra Abogada,
Virgen Santa Catalina.
Con un fervor nunca visto
Hábito Guzmán tomasteis,
Y con gran dicha lograsteis
Ser desposada con Cristo;
Con luz de gloria colmada
El Cielo a vos se avecina:
Sed siempre nuestra Abogada,
Virgen Santa Catalina.
Para obligar la clemencia
De Dios con los pecadores,
Usasteis con vos rigores
De áspera y cruel penitencia;
Cual Domingo triplicada
Tomabais la disciplina:
Sed siempre nuestra Abogada,
Virgen Santa Catalina.
De materia corrompida
Del cáncer de una mujer,
La caridad supo hacer
La más gustosa bebida,
Así del asco triunfasteis,
Agigantada Heroína:
Sed siempre nuestra Abogada,
Virgen Santa Catalina.
A Jesús amor tuvisteis
De tan alta elevación,
Que os arrancó el corazón
Y el suyo de él recibisteis;
Como a esposa muy amada
A su costado os reclina:
Sed siempre nuestra Abogada,
Virgen Santa Catalina.
En vos con rayos violentos
Sus llagas Cristo imprimió
Con que vuestra alma sintió
De la pasión los tormentos;
Sin vida hubierais quedado,
A no obrar mano divina:
Sed siempre nuestra Abogada,
Virgen Santa Catalina.
Vuestra gran fe al Sacramento
Con tal devoción invoca,
Que en fin se os vino a la boca
Por el aire con portento;
Cristo mismo, cosa rara
A comulgaros se inclina:
Sed siempre nuestra Abogada,
Virgen Santa Catalina.
Mil efectos percibisteis
De este pan angelical,
Pues sin manjar corporal
En muchos años vivisteis;
Era la mesa sagrada
De favores oficina:
Sed siempre nuestra Abogada,
Virgen Santa Catalina.
A la Iglesia en dulce unión
Los Florentinos trajisteis,
Y en toda Roma tuvisteis
Una grande estimación;
A Florencia por Legada
El Pontífice os destina:
Sed siempre nuestra Abogada,
Virgen Santa Catalina.
Al Papa, y los Cardenales
En público predicasteis,
Y los más doctos pasmasteis
En coloquios Celestiales;
Por infusa, y encumbrada
Aclaman vuestra doctrina:
Sed siempre nuestra Abogada,
Virgen Santa Catalina.
Fuisteis luz de pecadores;
Pues los que con vos trataban,
Luego en buenos se trocaban,
Y los buenos en mejores;
Por esto habéis merecido
El renombre de Divina:
Sed siempre nuestra Abogada,
Virgen Santa Catalina.
Es premio tan excelente,
El que en el Cielo gozáis,
Que los prodigios, que obráis,
Lo publican claramente;
Del devoto que os invoca,
Sois eficaz medicina:
Sed siempre nuestra Abogada,
Virgen Santa Catalina.
Antífona: Dénos la bienaventurada virgen Santa Catalina gozar la verdadera luz de Cristo, e irnos a los coros celestiales.
ORACIÓN
Oh
Dios, que le diste a la bienaventurada Santa Catalina, decorada con
especial privilegio de virginidad y paciencia para vencer los ataques de
los espíritus malignos y permanecer imperturbados en tu amor;
concédenos te suplicamos, que por su imitación pisemos la iniquidad del
mundo, y superando todas las insidias de los enemigos, podamos llegar
seguros a tu gloria. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
DÍA SEGUNDO - 22 DE ABRIL
Por la señal...
Oración “¡Oh inmensa piedad!”.
Por la señal...
Oración “¡Oh inmensa piedad!”.
Del Altar el pan Sagrado vuela,
Y a Vos se encamina,
Como a morada Divina
De Jesús Sacramentado.
ORACIÓN
¡Oh
Serafín del Divino trono! Que elevada en el segundo grado de vuestra
ardiente llama sin parar volabais en su presencia hasta transformarnos
en el Verbo Humanado, y teniendo en Vos sus delicias, se os comunicó por
sus Divinas manos en varias ocasiones, para que le recibieseis
Sacramentado; volando otras veces de las de los Sacerdotes la Sacrosanta
Hostia para entrar en vuestro pecho, que sediento le buscaba: alcanzad a
mi alma, que por vuestra poderosa intercesión incesantemente arda en
intensos y vivos deseos que me hagan buscar nuevos empleos del Divino
agrado; no se me pase, como hasta aquí, mi vida en inconstancias y
deseos generales, ni detenga mi afecto fuera de Dios ninguna criatura;
sí que elija constante el vivir de asiento en su Divino amor,
recogiéndome a una vida en que de continuo le ame y siga sus santas
inspiraciones, sin cesar hasta la muerte. Amén.
Rezar tres Padre nuestros con tres Ave Marías y Gloria Patri; y pedir la gracia espiritual o consuelo que necesita. La oración “Amabilísima Esposa de Jesús,...” y los Gozos se rezarán todos los días.
DÍA TERCERO - 23 DE ABRIL
Por la señal...
Oración “¡Oh inmensa piedad!”.
Por la señal...
Oración “¡Oh inmensa piedad!”.
Cuando Dios por altos fines;
Os regaló a su costado,
Oh, ¡cuanta envidia habéis dado
A todos los serafines!
ORACIÓN
¡Oh
abismo de paciencia! ¡Oh fragante y encendida rosa de caridad! ¡Oh
penitente azucena! Pues obrando de continuo sin deteneros corríais tan
amante por el tercer grado de vuestro amoroso incendio, que cuidadosa
solo de la honra Divina, despreciando la vuestra, sufristeis constante
el público castigo que os dieron por la falsa acusación que contra
vuestra virginal pureza produjo aquella mujer tan beneficiada de Vos en
la cura del cáncer que tenía en el pecho, tolerando con humildad la
infamia sin desmentirla; cuyo sufrimiento os grangeó las dos coronas que
os presentó vuestro Esposo, una de oro y otra de espinas, para que
eligiéseis, y escogisteis la de espinas para padecerlas, permitiendo por
esto que la misma acusadora os viese después transformada en glorias, y
que confesando su culpa, quedase sana de cuerpo y alma; y sin
entibiarse vuestra caridad, proseguisteis en servirla con más intenso
fervor, de suerte que para vencer el hastío y vómito que os ocasionaba
el demonio por medio de la hediondez de la llaga, triunfasteis de él,
bebiendo una grande porción de la misma pestilente podre; por lo cual os
recreó Jesús en la Llaga de su costado: Alcanzadme del Señor, Patrona y
Señora mía, por este tan gran favor, una fervorosa caridad, que
destierre la debilidad de mis propósitos y ejercicios de virtudes,
usando con mis prójimos por puro amor de mi Dios. Amén.
Rezar tres Padre nuestros con tres Ave Marías y Gloria Patri; y pedir la gracia espiritual o consuelo que necesita. La oración “Amabilísima Esposa de Jesús,...” y los Gozos se rezarán todos los días.
Por la señal...
Oración “¡Oh inmensa piedad!”.
Sintiendo de alta oración cuerpo,
Y alma los ardores,
Padecisteis los dolores
De la sagrada Pasión
ORACIÓN
¡Oh
fuego, y abismo de caridad! ¡Oh viva Hostia de la pasión de vuestro
Esposo! ¡Oh Catalina en el padecer Divina! Pues reconcentrada ya en el
cuarto grado del sagrado volcán de vuestro amor, admitisteis con
sufrimiento invencible las penas y trabajos imponderables de
enfermedades, calumnias, infamias y persecuciones de criaturas y
demonios; padeciendo también con el más acerbo dolor de vuestro cuerpo y
alma, todas las penas y dolores de la Pasión del Salvador, deseando ser
una con Él; pues todas las sentisteis juntas, y en particular aquella
tan atroz que sufrió cuando al estirarle en la Cruz la mano derecha,
para que llegase al barreno, haciendo hincapié en el doloroso cuerpo, le
descoyuntaron los más sensibles Divinos huesos que amparan el corazón;
pues experimentó el vuestro este cruel estrago, dulcísima abogada mía, y
os hizo el Señor la gracia de tener por la mayor dicha el pasar la vida
infatigable en continuas penas, recreándoos en el inmenso mar de ellas
con indecible sed y hambre de padecerlas; conseguidme de mi Dios que
sufra alegre, paciente y humilde las que tuviere, a mayor agrado suyo.
Amén.
Rezar tres Padre nuestros con tres Ave Marías y Gloria Patri; y pedir la gracia espiritual o consuelo que necesita. La oración “Amabilísima Esposa de Jesús,...” y los Gozos se rezarán todos los días.
Por la señal...
Oración “¡Oh inmensa piedad!”.
Fuiste al cielo arrebatada,
Y eje la Divina Esencia
Bebiste por experiencia
La ciencia más encumbrada
ORACIÓN
¡Oh
Catalina, abrasada del amor divino! Que apeteciendo incesantemente a
vuestro Dios en el quinto grado del ardor que deshacía vuestro pecho,
padecisteis de nuevo los dolores de la Pasión del Señor; y dividiendo
los ímpetus de su incendio vuestro corazón en dos partes, quedasteis
muerta cuatro horas, en que vuestra alma (cual la de otro Pablo al
tercer Cielo) fue arrebatada a la Divina Esencia, viendo y gozando aquel
gozo de la Gloria en que se anegan los Bienaventurados, y sintiendo las
indecibles penas de los del Purgatorio, y también los eternos tormentos
que padecen sin fin en el Infierno los que en esta vida no pusieron fin
a sus gustos abrazando la penitencia; de cuyo rapto, volviendo por
disposición Divina a animar nuestro cuerpo para el alto empleo de la
predicación y conversión del mundo, quedasteis graduada y ordenada entre
los Ángeles: Suplicoos, Serafín humano, que pues resucitasteis
volviendo a esta vida mortal para bien de las almas, alcances a este
miserable devoto vuestro una penetrante saeta de vuestro amor, para que
muriendo del todo a mis inclinaciones, aspire impaciente a ver y amar al
Sumo Bien para siempre. Amén.
Rezar tres Padre nuestros con tres Ave Marías y Gloria Patri; y pedir la gracia espiritual o consuelo que necesita. La oración “Amabilísima Esposa de Jesús,...” y los Gozos se rezarán todos los días.
DÍA SEXTO - 26 DE ABRIL
Por la señal...
Oración “¡Oh inmensa piedad!”.
Con milagro nunca visto,
Robando los corazones
Desterrasteis sediciones
Contra el Vicario de Cristo.
ORACIÓN
¡Oh
portento de la gracia! ¡Oh Catalina, milagro de vuestro sexo en el
ministerio Apostólico! Pues corriendo velozmente en el servicio de Dios,
y en su alcance, os remontasteis al sexto grado del amor de vuestro
Esposo, y por su Divino precepto, sedienta del Martirio, fuisteis, ya
como Embajadora de Florencia a la Corte del Papa, y ya como legada suya a
sosegar las sediciones y rebelión de aquella Ciudad y más de sesenta
Pueblos contra el Vicario de Cristo; alcanzando victoria contra el
Infierno, y que volviese la Silla a Roma apagando también el cisma de la
Iglesia; y siendo asombro de sabiduría, predicasteis varias veces
delante del Papa y su Sagrado Colegio, venerándoos como nuevo Apóstol,
cuyo alto empleo desempeñasteis con tanto fervor, que fueron
innumerables las conversiones debidas a la eficacia de vuestras
palabras, sin que bastasen los muchos Confesores que os seguían (y tres
de ellos con autoridad Pontificia para absolver de casos reservados) a
confesar los que convertía vuestra doctrina, y pues ninguno llegó a
vuestra presencia que no volviese mejorado: alcanzadme, amada Protectora
mía, que dando yo de mano a todo lo mundano, despierte de mi flojedad, y
corra veloz por el camino de la perfección, hasta gozarme en el Eterno
Bien. Amén
Rezar tres Padre nuestros con tres Ave Marías y Gloria Patri; y pedir la gracia espiritual o consuelo que necesita. La oración “Amabilísima Esposa de Jesús,...” y los Gozos se rezarán todos los días.
DÍA SÉPTIMO - 27 DE ABRIL
Por la señal...
Oración “¡Oh inmensa piedad!”.
Por la señal...
Oración “¡Oh inmensa piedad!”.
Sin culpas tu compunción
Fue asombro de penitencia:
Sin estudio hallaste ciencia,
Y amaste sin corazón.
ORACIÓN
¡Oh
prodigio de santidad! ¡Oh mujer verdaderamente fuerte de espíritu
magnánimo! Que desviando de la parte racional toda especie de temor
pusilánime, emprendisteis con santa audacia las más arduas dificultades,
y aprehendiendo a Dios en el séptimo grado de vuestro abrasado exceso,
como liberal, amante, poderoso y fuerte, deshecha en vehementes ansias
pedíais, como David, que criase en vos un corazón limpio y nuevo, y que
renovase en vuestras entrañas un espíritu recto, y mostrándoseos amante
abrió vuestro costado, y os sacó y llevó el corazón, viviendo sin él
milagrosamente algunos días, hasta que apareciéndoseos después con otro,
que traía en la mano, todo rubicundo y encendido, abriéndoos segunda
vez el costado os le puso y cerró la herida, dejando por señal aquella
cicatriz que después vieron algunas devotas mujeres vuestras compañeras:
Por este raro favor os suplico, Virgen Santa, que pues aquel Divino
corazón encendió en vuestro pecho tal hoguera, que hacía volar por el
aire a su centro vuestro virginal cuerpo, logre yo por vuestra
intercesión una centella que consuma todas mis tibiezas, hasta que viva
crucificado con Cristo. Amén.
Rezar tres Padre nuestros con tres Ave Marías y Gloria Patri; y pedir la gracia espiritual o consuelo que necesita. La oración “Amabilísima Esposa de Jesús,...” y los Gozos se rezarán todos los días.
Por la señal...
Oración “¡Oh inmensa piedad!”.
Por despreciar los placeres,
Con que engaña el inundo vano,
Dios de Esposo os dio la mano,
¡Oh ejemplo de las mujeres!
ORACIÓN
!Oh
Esposa dulcísima de Jesús! Que enlazada ya en el estrecho abrazo y nudo
indisoluble de vuestro dulce Esposo en el octavo grado de vuestra
sagrada hoguera, aquel Jueves de Carnestolendas, en que el mundo ciego
corre sin riendas a las disoluciones y ofensas divinas, encerrada en
vuestro retiro contemplábais a Cristo pendiente en la Cruz de tres
clavos en los más dolorosos nervios de sus Sagrados pies y manos, y
sintiendo en dulces coloquios la ingratitud de los hombres a tan
excesivo amor, se os apareció lleno de gala, acompañado de la Virgen
Madre, el gran Patriarca Santo Domingo, San Pablo y San Juan Evangelista
con el Rey David, y convirtiendo en hermoso Cielo aquella humilde
Celdita se celebró el más solemne y Divino desposorio, y dándoos Jesús
la mano de Esposo, la juntó con la vuestra la Santísima Virgen,
dejándoos por arras de tan místico Divino matrimonio aquel misterioso
anillo que todavía se ve en vuestro dedo con cuatro perlas y un
diamante, para mostrar, que la voluntad, el corazón, y bienes del
Esposo, todo es vuestro: Pues sois tan absoluta y singular Esposa del
Señor, haced que yo obre con tal pureza de intención y firmeza de
diamante en la que ofrezco, que merezca morir a mi sensualidad, para
unirme a mi Dios en estrecho lazo de amor. Amén.
Rezar tres Padre nuestros con tres Ave Marías y Gloria Patri; y pedir la gracia espiritual o consuelo que necesita. La oración “Amabilísima Esposa de Jesús,...” y los Gozos se rezarán todos los días.
Por la señal...
Oración “¡Oh inmensa piedad!”.
A las llagas del amado
Águila veloz volasteis,
Y en vos impresas quedasteis
Hecha un Serafín llagado.
ORACIÓN
¡Oh
admirable Catalina! ¡Oh triunfante encendida mártir de amor! Que
ardiendo suave y dulcemente en la Divina voracidad del noveno grado,
como ascua del mismo amor transformada, gozabais lo que amabais, y
amabais lo que gozabais; y enardecida en la contemplación de las cinco
fuentes de las Llagas de Jesús (en cuyos dulces sagrados manantiales
bebisteis repetidas veces), viendo entrar vuestro corazón por la del
costado, se abrasó vuestra alma tan vivamente en la consideración de
vuestro Esposo llagado y crucificado, y en el cuchillo de dolor que
traspasó la bendita alma de su dulcísima Madre al pie de la Cruz, que
fue vuestro cuerpo elevado casi hasta el techo de la Iglesia de Santa
Cristina en Pisa, en donde en esta ocasión orábais, apareciéndoseos
Jesús Crucificado para sellar en lo exterior lo que el interior padecía,
os arrojó de sus Llagas cinco arroyos de su Divina Sangre, con que
quedasteis llagada de pies y manos y costado, mudando el color sanguíneo
en encendido oro; para que sintiendo el dolor para quitar mil vidas, no
las viese el mundo, como así lo pedisteis. Alcanzadme, Divino Fénix, de
aquel fuego Seráfico en que ardíais, un destello que consuma mis apegos
y tibiezas, y eleve mi alma a la feliz región de la Bienaventuranza
eterna. Amén.
Rezar tres Padre nuestros con tres Ave Marías y Gloria Patri; y pedir la gracia espiritual o consuelo que necesita. La oración “Amabilísima Esposa de Jesús,...” y los Gozos se rezarán todos los días.
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