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lunes, 29 de junio de 2020

«LA MISA SE CONVIRTIÓ EN UNA “FIESTITA INFANTIL”» (Mons. HÉCTOR AGUER)

Noticia tomada de GLORIA NEWS, ampliada en algunos detalles.
   
 
El arzobispo jubilado de La Plata (Argentina) Héctor Rubén Aguer de Angelis, de 77 años, escribió en Infocatólica un artículo titulado «Las llagas de Cristo… y de la Iglesia», donde identifica cinco males de la Iglesia contemporánea como son:
  1. El relativismo;
  2. La devastación de la liturgia;
  3. La secularización de la vida sacerdotal y la deficiente formación en los seminarios;
  4. La ruina de la familia cristiana y del orden familiar natural; y
  5. La descristianización de la sociedad.
Particularmente sobre la hodierna devastación litúrgica, Aguer explica:
«No fue tenida en cuenta una severa advertencia del Vaticano II: “Que nadie, aunque sea sacerdote, añada, quite o cambie cosa alguna por iniciativa propia en la liturgia” (Sacrosánctum Concílium, 21§3). Es verdad que muchos sacerdotes celebran dignamente la misa y logran incorporar a los fieles a “una celebración plena, activa y comunitaria” (ib.). Pero no se puede negar, y yo me refiero al caso argentino, que se ha generalizado el manoseo del rito más sagrado del catolicismo, y se han impuesto la improvisación, la abolición de la belleza –sobre todo en la música–, gestos y actitudes tales como gritos, aplausos, bailoteo, completamente ajenos a la índole sagrada de la celebración. Lo sagrado queda menoscabado o ha desaparecido. Yo mismo he oído decir a colegas obispos que ya no hay distinción entre sagrado y profano, y se felicitaban por esta evolución. La concepción unilateral de la misa como encuentro fraterno ha oscurecido su índole sacrificial; no se advierte que lo que hermana a los fieles es una realidad sobrenatural: la común participación por la fe y la caridad en el sacrificio pascual del Señor que se hace sacramentalmente presente en el rito de la Iglesia. En algunos casos la celebración se convierte en un espectáculo o en una fiestita para niños; el culto de Dios desaparece, es la satisfacción, el “sentirse bien” de los presentes lo que se busca. Con esa declinación que describo someramente, la fe es puesta entre paréntesis y la referencia a Dios queda reemplazada por la centralidad y primacía del hombre. La fenomenología de la religión muestra lo errado de semejante postura; probablemente un hombre de la Edad de Piedra se escandalizaría ante algunas celebraciones católicas de hoy; no encontraría en ellas la irrenunciable referencia a “lo otro”, a la trascendencia, al mundo de los dioses. La pérdida del sentido de la adoración tiene un efecto cultural destructor de la auténtica humanidad del hombre. El Cardenal Robert Sarah ha escrito: “El sentido de lo sagrado es el corazón de toda civilización humana”. Me detengo aquí; los lectores seguramente podrán sumar a los datos precedentes sus propias reflexiones y experiencias».
   
“Misa infantil” (Centro Arrupe, Valencia, España)
          
Francisco Bergoglio despidió a Aguer el 4 de Junio de 2018, diez días después que había llegado a la edad de retiro (Aguer cumplió los 75 el 24 de Mayo), y lo reemplazó con el escritor fantasma de su (de Bergoglio) Exhortación Post-sinodal Amóris Lætítia (Fornicatiónis Lætítia o los Amoríos de Leticia, como la queráis llamar) y experto en “el arte de besar” Víctor Manuel “Tucho” Fernández Martinelli.
    
No es de extrañar nada de lo que dice Aguer, pero en lugar de señalar los síntomas, debió mencionar quiénes fueron los causantes remotos y próximos de la demolición litúrgica:
  • La seudoreforma protestante (Martín Ludero/Lutero y Yohanan Cohen/Juan Calvino).
  • El Sínodo de Pistoya (condenado por el Papa Pío VI en la Bula Auctórem Fídei).
  • El “Movimiento Litúrgico” (contaminado de modernismo para la década de 1930).
  • Ferdinando Giuseppe Antonelli OFM.
  • La reforma de la Semana Santa de 1951-1955.
  • Ángelo Giuseppe Roncalli Marzola/Juan XXIII bis.
  • Giovanni Battista Montini Alghisi/Pablo VI.
  • El Concilio Vaticano “II” (de ellos).
  • Aníbal Bugnini CM.

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