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miércoles, 9 de septiembre de 2020

EL PLAN KALERGI

Por Antonio García para EL FARO DE HELLÍN.
 
 
Aunque es de rabiosa actualidad y casi de lo único que se habla –y parece que casi lo único que interesa–, me he propuesto no escribir nada sobre el Coronavirus hasta que todo esto pase. Después ya veremos por donde endereza un servidor de ustedes. Pero podemos aprovechar para conocer cosas interesantes, de más tesonera y “constante” actualidad, aunque no lo parezca y la mayoría lo ignore. En Europa –y resto de Occidente– se está produciendo algo de lo que apenas somos conscientes, o al menos, de cuál es su origen y causa.
   
En 1923 aparece el llamado Plan Kalergi, cuyo autor tiene un nombre casi impronunciable: Richard Nikolaus Graf von Coudenhove-Kalergi, un europeo nacido en 1984 en Tokio, de madre aristócrata japonesa y de un conde austríaco. Filósofo, político y geopolítico, propició la fundación de la Unión Internacional Paneuropea. Murió en Austria en 1972. En noviembre de 1922 –pocos años después de acabada la I Guerra Mundial–, en un artículo publicado en una revista berlinesa manifestó lo siguiente: «Pan-Europa es una nueva fuerza, una nueva corriente de ideas, que se fortalece cada año. Si todos los estadistas europeos reconocieran la necesidad de que los europeos se unieran, Pan-Europa sería una realidad dentro de seis meses». Ese mismo año ingresó en la masonería, “Logia Humanitas” de Viena, adscrita a la Gran Logia de Austria. Alcanzó el grado de Maestro masón. Hay que decir que desde el principio la masonería tuvo un gran interés en desarrollar este proyecto, financiado, dirigido y realizado por masones.
  
Pero ¿de qué va el Plan Kalergi? Pues es un plan desarrollado en 28 tesis, que contiene una serie de estrategias para alcanzar una dictadura que someta a los pueblos bajo el dominio de un único Estado Mundial, dirigido por una élite de raza superior.
    
Unos años antes, un francés, el conde Joseph Arthur de Gobinau escribió una obra titulada “Ensayo sobre la desigualdad de las razas humanas”, en donde afirmaba que la raza de los germanos era la única raza pura en comparación con aquellas que eran mezcladas con las razas negras y amarillas, y cómo en el mestizaje cada raza pierde sus características más importantes, dando lugar a subrazas degeneradas, menos inteligentes y capaces, hasta el punto de considerar que ello les impediría organizarse para llevar a cabo una rebelión, e incluso darse cuenta de que estaban siendo dominados. A este pájaro se le conoce como el fundador del racismo moderno. Pues bien, esta tesis sirvió de base a Kalergi y sus aliados masones, pero con un cambio: el predominio será de la élite judeo-masónica, que dirigirá a los pueblos y naciones hacia la dictadura de un único estado, el Nuevo Orden Mundial. Pero para ello necesitan conseguir una raza inferior, comenzando por Europa, a través del mestizaje propuesto por el conde francés, propiciando una inmigración masiva a un continente que terminará dominando por completo, imponiendo sus leyes, costumbres y creencias. Durante la llamada “crisis de los refugiados”, Felipe González dijo: «Europa necesita 20 millones de musulmanes árabes». Pues ya vamos por 25 millones. Y sin duda son los que más problemas están creando. ¿Y por qué musulmanes y árabes? Porque lo dice la élite que domina el mundo: la Masonería. Tienen dos bastiones a derruir: uno es la libertad y otro la Iglesia Católica. Y para conseguirlo, utilizan a los musulmanes estimulados por la fuerza que les da su creciente número, su índice de fertilidad y su radicalidad. En 2015, poco antes de morir Mohamed Ahmed Alí, colocado al frente de la Federación Española de Entidades Religiosas Islámicas, residente en nuestro país, pronunció estas palabras desafiando al Estado: «No permitiremos la injerencia del Gobierno en nuestros asuntos aunque sobrepasen el ordenamiento legal». En diciembre de 2018 se firmó en Marrakech el acuerdo del Primer Plan Global sobre la inmigración. Estos fueron sus tres objetivos: Ayudar a aprovechar los “beneficios” que producen estos movimientos. Que los países colaboren para mitigar los problemas que aquellos causan. Y que acuerden una protección mínima común a los inmigrantes indocumentados. Hubo países que no lo firmaron, pero el Gobierno español no solo lo firmó, sino que ha anunciado un Plan de Ciudadanía y un fondo estatal para la integración de los inmigrantes.
  
Tomo las palabras de un periodista: «Miedo nos da lo que del doctor cum fraude pueda salir. De momento, y para que la población vaya asumiendo la situación, nos repiten, para mentalizarnos de la necesidad de aceptar la llegada masiva de inmigrantes que “la natalidad en España está en mínimos históricos”, aunque ha recibido en 2018 el mayor flujo de inmigrantes de los últimos diez años, pero que, a pesar de ello, asegura que España necesita importar 250.000 inmigrantes cada año de aquí al año 2050». Hagan ustedes las cuentas. Se va cumpliendo el Plan Kalergi.

Y ahora es justo cuando debemos hacernos estas preguntas: ¿Por qué nuestros políticos no toman medidas para aumentar la natalidad española, sino todo lo contrario? Y por supuesto, europea ¿Por qué, tan valientes ellos, siempre atacan a los más débiles: a los niños en gestación, matándoles con el aborto y a los ancianos, empujándoles a morir? ¿Por qué hay millones de parados en España y necesitamos “importar” tanto inmigrante musulmán?

Y mientras tanto, este mismo mes en que nos encontramos 59 países han firmado una declaración conjunta –en medio de la pandemia– para la “protección de la salud y los derechos sexuales y reproductivos” (aborto) y la promoción de “la sensibilidad de género” como respuesta a la pandemia de coronavirus. «Nos comprometemos a proporcionar a todas las mujeres y niñas en edad reproductiva productos de salud reproductiva (aborto). Y pedimos a los gobiernos de todo el mundo que garanticen el acceso total y sin trabas a todos los servicios de salud sexual y reproductiva (aborto) para todas las mujeres y niñas».
    
De pasada, me gustaría saber, durante el tiempo que ustedes se han tomado para leer este artículo, cuánto ha aumentado la deuda española.
   
¿Es o no es hora de ir abriendo los ojos?

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