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sábado, 28 de noviembre de 2020

LA MISA “RORATE” DE ADVIENTO

    
Originalmente, la “Misa Roráte” es el nombre para una Misa votiva de la Santísima Virgen en el Adviento, llamada así por la Antífona de Introito Roráte cœli. Como tal, su color litúrgico es el blanco. Es una tradición celebrar las Misas Roráte en la madrugada (antes del amanecer), acompañado por la luz de las velas en una iglesia que de otra forma esté oscura.
   
La Misa Roráte se originó en la Edad Media como una de las distintas devociones populares a la Santísima Virgen María durante el Adviento que se habían desarrollado en ese entonces [Policarpo Radó, Enchíridion Litúrgicum: Compléctens Theologíæ Sacramentális Et Dógmata Et Leges (Roma: Herder, 1961), págs. 1109-1110]. Como uno de los temas del Adviento es la Encarnación de Jesucristo, era natural que emergieran estas devociones a la Santísima Virgen. Particularmente, la Misa Roráte era la favorita del pueblo. La antífona de Introito, la Epístola, el Gradual, el Evangelio y la antífona de Comunión de la Misa Roráte eran tomadas de la Misa del miércoles de las Témporas de Adviento, el Ofertorio de la Domínica IV de Adviento, y las oraciones (Colecta, Secreta y Postcomunión) de la Fiesta de la Anunciación.
   
En la Edad Media, la Misa Roráte era conocida también como Missa aurea, por las distintas promesas agregadas a ella (várias enim promissiónes adjungébant his Missis), y como Missa Angélica porque la perícopa del Evangelio que relata la Anunciación, comienza con las palabras “Missus est Ángelus Gábriel” (Fue enviado el Ángel Gabriel; Luc. I, 26-38).
   
La Misa Roráte era celebrada de las siguientes maneras:
  • Según el Ordo Romanus XV (siglo VIII), la Misa Roráte se decía en los siete días antes de la Navidad.
  • Otra  tradición es celebrar esta Misa en los nueve días previos a la Navidad (Celebrátio novendiális Missárum ((aureárum)) / Una Novena de Misas Doradas). Esta práctica estaba permitida por la Sagrada Congregación de Ritos, especialmente para las diócesis de Italia (1658, 1713 y 1718). Es una práctica común entre los Católicos prepararse para grandes eventos por medio de una novena. Esta novena tiene el simbolismo agregado que cada día representa uno de los nueve meses que duró el embarazo de la Virgen María.
  • En algunos lugares, la Misa Roráte es dicha el miércoles de la tercera semana de Adviento en lugar de la Misa del miércoles de las Témporas de Adviento [Joseph Wuest, Materias Litúrgicas, –Thomas W. Mullaney, trad.– (Nueva York: Frederick Pustet Company Inc., 1956), §272 b.]
  • En Alemania, Austria, Polonia, Bohemia y Hungría, la Misa Roráte era celebrada diariamente a lo largo del Adviento. Por supuesto, estaba prohibido en las fiestas más solemnes si el decir esta Misa causaba que se omitiera una Misa conventual o una Misa de precepto. Antiguamente, debido a la prohibición de celebrar cualquier fiesta en Cuaresma, la Anunciación era conmemorada en tiempo de Adviento (práctica que se mantiene en el Rito Ambrosiano y en el Rito Hispánico), y contaba con un Prefacio propio, presente en varios sacramentarios antiguos como el Sacramentario del Abad Grimaldo de San Galo, el Sacramentario Boldvense (escrito en Hungría entre 1192 y 1195, descubierto por el jesuita György Pray –de ahí que se le conozca como Codex Prayanus– y actualmente en la Biblioteca Nacional de Hungría, OSzK, MNy 1), el Misal Leofric; y el mencionado Misal Ambrosiano:
    Vere dignum et justum est, ǽquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere, Dómine, Sancte Pater, omnípotens ætérne Deus. Qui Beátæ Maríæ Vírginis partum Ecclésiæ tuæ tribuísti celebráre mirábile mystérium, et inenarrábile sacraméntum. In qua manet intácta cástitas, pudor ínteger, firma constántia. Quæ lætátur, quod Virgo concépit, quod Cœli Dóminum castis portávit viscéribus; quod édidit partum, admirándam Divínæ dispensatiónis operatiónem. Quæ virum non cognóvit, et mater est, et post Fílium est virgo. Duóbus enim gavísa munéribus, mirátur quod virgo péperit, lætátur quod Redemptórem mundi édidit Jesum Christum Dóminum nostrum. Per quem Majestátem tuam laudant Ángeli, adórant Dominatiónes, tremunt Potestátes. Cœli cœlorúmque Virtútes, ac beáta Séraphim, sócia exsultatióne concélebrant. Cum quibus et nostras voces, ut admítti júbeas deprecámur, súpplici confessióne dicéntes: Sanctus,... (Verdaderamente es digno y justo, equitativo y saludable, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor Santo, Padre omnipotente y eterno Dios: que por el parto de la Bienaventurada Virgen María concediste a tu Iglesia celebrar un admirable misterio y un sacramento inenarrable, en el cual permanece intacta la castidad, íntegro el pudor y firme la constancia; que se alegra porque Ella, por admirable dispensación divina, como Virgen concibió, en su seno casto llevó al Señor de los Cielos, y como Virgen dio a luz. La que no conoció varón es también madre, y por su Hijo, virgen. Porque en dos dones ella se regocija, admirada que como Virgen dio a luz, y se regocija porque dio al mundo al Redentor, Jesucristo Nuestro Señor. Por cuya majestad te alaban los Ángeles, te adoran las Dominaciones, se estremecen las Potestades; y las Virtudes celestiales, con los bienaventurados Serafines te celebran. Te suplicamos nos permitas asociarnos a sus voces, cantando humildemente tu alabanza, diciendo: Santo,...).
    Entre 1774 y 1960, la Sagrada Congregación de Ritos concedió varios permisos respecto a esta práctica. 
  • También se acostumbra en “Austria, Suiza y Alemania” que “las familias caminaran en la oscuridad de la madrugada (cargando lámparas, velas, o más tarde, linternas) a la igledia, mientras se celebraba la Misa, y se cantaban mos himnos favoritos del Adviento” [Ann Ball, Encyclopedia of Catholic Devotions and Practices, (Huntington: Our Sunday Visitor, 2003), voz “Misa Roráte”]. Aún en la Polonia moderna se conserva esta tradición, aunque dependiendo de la costumbre local, es celebrada o en la madrugada o al ocaso de las ferias del Adviento.
     
“Por regla general, el Santísimo Sacramento era expuesto al mismo tiempo” [Gerhard Podhradsky, New Dictionary of the Liturgy, traducción por Geoffrey Chapman Ltd., (Nueva York: Alba House, 1966), voz “Roráte”] mientras se decía la Misa Roráte. Tan tarde como en la década de 1960, esta era la costumbre “en muchos lugares”.
   
Hay también la costumbre de cantar tres veces la antífona “Ecce, Dóminus véniet” al concluir la Misa Roráte. Después del Último Evangelio, el Sacerdote (y los ministros, si es una Misa Mayor) va al centro del altar. Entonces él entona la antífona tres veces, siendo continuada por los presentes. Cada entonación comienza con un tono más alto  que la anterior. Esto refleja la práctica del triple “Ecce Lignum Crucis” del Viernes Santo y el triple Allelúja en la Vigilia Pascual. La Antífona dice: “Ecce  Dóminus véniet, et omnes sancti ejus cum eo: et erit in die illa lux magna, allelúja. (He aquí, el Señor vendrá, y todos sus Santos con Él; y en ese día habrá una gran luz, aleluya)” [Texto y traducción: dom Prosper Guéranger OSB, El Año litúrgico, vol. 1 (Adviento), Laurence Shepherd, trad. (Loreto Publications, 2000), pág. 55]. El “Ecce, Dóminus véniet” es la tercera antífona para el Oficio de la Domínica I de Adviento. La referencia  a la gran luz es apropiada para una Misa que se oficiaba justamente a la luz de las velas y durante la cual salía el sol.

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