«Los sufrimientos de Susana comienzan al medio día, porque la Iglesia es Cristo, perseguida por las mentiras de los poderosos, que la codician. Nosotros somos los sirvientes, que conocemos la puerta secreta en el jardín, y sufrimos con la Madre Iglesia, pero nunca dudamos de su inocencia. Daniel puede tardar, pero Dios juzgará». (Mons. DANIEL L. DOLAN).
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