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martes, 18 de mayo de 2021

MES DE MARÍA, POR EL PADRE FRANCISCO PALAU - DÍA DECIMOCTAVO

Dispuesto por el Bienaventurado Francisco de Jesús, María y José (en el siglo Francisco Palau y Quer) OCD, Misionero Apostólico, y publicado en Ibiza por la imprenta de Ramón Vidal en 1861. Licencia otorgada por D. Rafael Oliver y Rivas, Gobernador Eclesiástico y Vicario capitular de Ibiza, el 23 de Septiembre de 1861.
   
Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
   
ACTO DE CONTRICIÓN.
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador Padre, Redentor mío. Por ser Tú quien eres, Bondad infinita, y porque te amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberte ofendido. También me pesa que puedas castigarme con las penas del infierno. Ayudado de tu divina gracia propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.
   
ORACIÓN PREPARATORIA PARA TODOS LOS DÍAS.
Bellísima y habilísima Jardinera, aquí tenéis a vuestros pies un corazón convertido por sus culpas en bosque lleno de espinas y abrojos, donde tienen sus madrigueras y hacen sus crías las pasiones más feas y vergonzosas: a vuestras órdenes están millares de operarios pendientes de vuestros labios, que esperan les mandéis arrancar de él todo lo malo y todo lo vicioso, y sembrar y plantar lo santo, lo bueno y lo virtuoso. Yo os entrego, yo os doy el terreno de mi alma; mandad, Señora del mundo, mandad, Reina de los Ángeles, y será transformado en un paraíso de delicias para Vos y Vuestro Hijo; mandadlo, y vuestras órdenes serán fielmente ejecutadas. Yo os prometo que cooperaré a mi conversión con santos propósitos y firmes resoluciones; mas ¡ay! éstas serán estériles si Vos no las fecundáis. Yo soy una tierra árida, seca, consumida y abrasada por los ardores de mi concupiscencia; en vuestras manos están las llaves de aquella fuente cristalina y pura cerrada por mis culpas… abrid los favores y las gracias y los dones del cielo correrán a torrentes sobre mí. Yo soy un huerto sin muros abierto a todas las ilusiones del ángel malo, al mundo y a sus vanidades. Yo os constituyo su guardiana, protegedme y amparadme. 
   
Vos, oh amabilísima Hortelana, me pedís durante todo este mes flores y yerbas aromáticas, ramilletes, guirnaldas y coronas, ¡ay de mí! En mi alma no hay otra cosa que confusión, desorden, vergüenza, espinas y un bosque desarreglado. Señora, ordenadle, cultivadle, sembrad en él la semilla de todas las virtudes; plantad en él esas flores que buscáis, ponedlas en orden según sus especies. Aquí estoy, vuestra propiedad soy, no me opondré, no resistiré, sino que cooperaré a la obra santa que en estos días, dedicados a vuestra gloria y al bien de mi alma, Vos os proponéis hacer; principiadla, perfeccionadla y acabadla. Yo os ofrezco estos ejercicios a honra vuestra y a la gloria de vuestro Hijo. Amén.
  
DÍA DECIMOCTAVO
  
   
MEDITACIÓN
   
I. Claveles en ramillete
Entre las varias especies de clavelinas hay una que florece todas las estaciones del año, saca sus varitas rectas, produce sus tallos con una piña de botoncitos, y éstos, cuando revientan, forman un ramillete. Si bien no son tan grandes como otros de su especie, pero tienen el don de abrirse muchos a la vez en una misma piña: su olor es especial.

II. La magnanimidad y la magnificencia
Ordenada la vida según Dios y en Dios, y sentado el orden, se ha de preparar el ánimo para dos actos, el uno es ejecutar lo que la ley manda, Dios inspira y la conciencia dicta, y el otro sostener con constancia y firmeza y con ánimo invicto, el orden puesto a nuestra vida en medio de las batallas, contradicciones y oposiciones que encuentra de todos lados la virtud; y estos actos pertenecen a la magnanimidad. Es una virtud que nos da un corazón grande, infractible, capaz de emprender cuanto Dios le ordene. El decaimiento de ánimo, un abatimiento de fuerzas morales o la pusilanimidad, mata el alma. Si las empresas que Dios ordena traen consigo gastos de mucha consideración, en su ejecución necesitamos otra virtud compañera de la magnanimidad, y es la magnificencia.

III. Estas virtudes en María
María fue magnánima en toda su vida. Nos vio perdidos a todos, propuso en su ánimo salvarnos; perseveró en su propósito y lo consiguió. En la muerte de su Hijo Stabat mater recibió en su corazón los golpes terribles que caían sobre su Hijo; la lanza traspasó su alma y no se intimidó, ni se acobardó, ni desfalleció.

IV. Claveles a María en ramillete
Después que has prometido y resuelto y propuesto practicar la virtud, venida la ocasión, en tiempo de pruebas, de tentación y de contradicción, ¿cómo te portas? ¿decae tu ánimo? ¿te desalientas? ¿desmayas y desfalleces? Tu corazón ¿se mantiene siempre abierto, siempre grande, invicto, firme, invulnerable? Medítalo bien, y guárdate de la pusilanimidad y del apocamiento espiritual: coge esta magnanimidad y al dar a María tu flor, dile:

PRESENTACIÓN DE LA FLOR
ORACIÓN. Magnánima Judit: Recibid la flor de hoy, es el clavel ramillete, emblema de mi magnanimidad. Yo os prometo, yo propongo guardar entero, sincero nunca abatido, decaído ni pusilánime mi ánimo en tiempo de prueba y de tentación. Unid mi ánimo al vuestro, y será siempre magnánimo. A vuestro cuidado y solicitud maternal fío mi clavelina.
     
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.

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