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martes, 6 de julio de 2021

LA OTRA CARA DE LA MONEDA DE LA QUEMA DE IGLESIAS EN CANADÁ

Noticia ha sido en días recientes la quema de 25 iglesias en Canadá luego del presunto hallazgo de fosas comunes en terrenos pertenecientes a la antigua escuela residencial (= internado) indígena de Kamloops (Columbia Británica), azuzada por activistas como la bareiní-canadiense Harsha Walia (que en su cuenta de Twitter publicó «¡Quemadlas todas!») sectores indigenistas en contubernio con el tiránico régimen canadiense y el silencio obscecuente de la masoquista jerarquía conciliar de dicho país. A fin de traer precisiones, presentamos esta columna de la autoría del abogado Carlos Ramírez:
En Canadá se publicó el hallazgo de los restos de unos 215 niños indígenas, en un centro administrado por la Iglesia Católica durante el siglo pasado. La noticia se ha manipulado grandemente, con el fin de hacer pensar que la Iglesia es la culpable de las muertes de esos 215 menores de edad. Justin Trudeau, Primer Ministro de Canadá, dijo estar “muy dolido” por el “desgarrador” hallazgo, y exigió que la Iglesia Católica pida perdón por esas muertes.
   
Sin embargo, no se trata de ningún exterminio indígena, como lo han querido hacer ver. La verdad es otra, muy diferente de lo que la agenda progresista quiere que pensemos. Todo el asunto ha sido manipulado con el fin de atacar a la Iglesia Católica. De ahí que haya, hasta el momento, al menos seis templos católicos incendiados, reducidos a cenizas, sin que haya ningún culpable, y sin que la policía prevenga que haya más incendios.
   
Todos los templos incendiados están en territorios indígenas. Por ende, se trata de ataques contra la fe cristiana de los indígenas, por parte de grupos adversos al cristianismo.
   
¿Qué fue lo que pasó en realidad, con esos 215 menores indígenas? En 1920 el gobierno canadiense ordenó la asistencia obligatoria de los menores indígenas a las escuelas. A fin de asegurar la asistencia a clases, se ordenó que los menores indígenas fueran llevados a vivir en residencias administradas, ya fuera por la Iglesia Católica, o por otras confesiones cristianas. De manera que no fue la Iglesia Católica, ni las iglesias protestantes, las que arrancaron a esos niños indígenas de sus hogares, sino que fue el gobierno canadiense. A esas residencias, el gobierno también mandaba niños indígenas huérfanos.
   
¿Por qué murieron en esas residencias? Por diversas enfermedades, como viruela o sarampión. La mayoría de ellos por tuberculosis. Otros por hipotermia, desnutrición, o hasta por suicidios.
   
¿Por qué no los sepultaron en cementerios? Porque, por tratarse de indígenas, no tenían derecho a recibir sepultura en los cementerios, de acuerdo con disposiciones del gobierno canadiense de ese entonces.
   
Son cosas que acontecieron hace un siglo, cuando había pocos recursos como vacunas, alimentos, medicamentos, medios de transporte. Y estamos hablando de Canadá, que tiene inviernos muy crudos y prolongados.
    
Hoy, los medios quieren hacer pensar que se trató de un genocidio por parte de la Iglesia Católica. El motivo detrás de esa maniobra es, como siempre, político. Hay interés en despojar a los indígenas de Canadá de sus tierras, con el fin de favorecer a grandes compañías que quieren explotar yacimientos de minerales, y otros recursos naturales.

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