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lunes, 9 de agosto de 2021

PRESBÍTERO FRANCÉS, ASESINADO POR EL RUANDÉS QUE INCENDIÓ LA CATEDRAL DE NANTES

El pro-inmigracionista Ministro del Interior francés Gérald Moussa Darmanin Ouakid informó que hoy, 9 de Agosto de 2021, fue apuñalado hasta la muerte el presbítero francés Olivier Maire, de 60 años de edad, superior provincial de la Compañía de María (mejor conocida como Misioneros de Montfort) en San Lorenzo del Sèvre, departamento de la Vandea. Su asesino es el ruandés Emmanuel Abayisenga, quien fue sospechoso del incendio de la catedral de San Pedro y San Pablo de Nantes el 18 de Julio del año pasado, se entregó a la gendarmería en Mortagne del Sèvre a las 9:00h (hora local).
  

Olivier Maire nació en Besanzón en 1961. Después de estudiar biología, hizo profesión solemne en los Misioneros de Montfort en 1986 y fue instalado presbítero el 19 de Junio de 1990 para dicha congregación con el inválido rito montini-bugniniano (por tanto, NO ERA SACERDOTE CATÓLICO). Estuvo en Uganda y en Roma, antes de ser nombrado provincial de los montfortianos en 2019. Según sus cofrades, era famoso por dirigir retiros espirituales, y por su apasionado conocimiento de la Patrística griega y de la obra de San Luis María de Montfort.
       
   
Emmanuel Abayisenga, por su parte, nació el 1 de Enero de 1981 en Muhanga, Ruanda. Poco se sabe de su pasado: hay quien dice que parte de su familia (que era de etnia hutu) huyó al Congo belga, y hay quien lo identifica como uno de cientos de niños soldados del Frente Patriótico Ruandés dirigido por Paul Kagame (desde entonces dictador de esa nación) que combatió durante la Guerra Civil y el Genocidio (que contó con apoyo del presidente francés Mitterand). Fue oficial de la Policía judicial de Ruanda en 2004, puesto del que renunció para llegar a Francia en 2012, país donde pidió asilo, que le fue negado. Al momento del incendio de la catedral de Nantes, tenía una orden de abandonar la Francia; y luego de haber sido puesto en libertad vigilada y bajo arraigo en San Lorenzo de Sèvre después de salir de prisión preventiva el 31 de Mayo mientras se adelantan las investigaciones por el incendio de la catedral (de la cual él se encargaba de cerrar las puertas) fue internado el 27 de Junio en un hospital psiquiátrico por un mes. Residía en el convento montfortiano pues Maire le hizo esa caridad, sin saber que estaba albergando al que hoy es su asesino.
   
Por si fuera poco, el diario conciliar La Croix reveló que Abayisenga es el hombre al que Francisco Bergoglio saludó en el Festival Europeo de la Alegría y la Misericordia en el Salón de Audiencias Pablo VI del Vaticano el 11 de Noviembre de 2016, en el marco del non sancto Año de la Misericordia. 
   
   
Darmanin, al tiempo de expresar sus condolencias a los montfortianos por la muerte de Maire, dijo que Abayisenga no podía ser expulsado de Francia porque, según él, «no era musulmán ni estaba inscrito en los registros de radicalización».
   
COMENTARIO: Ya los medios conciliares (La Croix, Vatican Media, ACI Prensa, Aleteia, et cœ́tera) han empezado a erigir al presbítero Olivier Maire como “mártir de la caridad”, cuando en realidad debe considerársele víctima de su propia imprudencia en acoger a alguien con notorio expediente criminal y pretender disculparlo atribuyéndole “enfermedad mental”.
   
No es un caso aislado. En Como, Italia, a las 7:00h del 15 de Septiembre de 2020, a las 7:00h, el presbítero pro-inmigracionismo Roberto Malgesini de 51 años fue apuñalado y degollado al salir de la rectoría parroquial de San Roque por el refugiado musulmán Mahmoudi Ben Youssef Ridha (que, aunque Bergoglio diga en mal italiano que estaba “mal de la cabeza” –literalmente dijo “malato di testa”, que significa “con dolor de cabeza”, en vez de “malato di mente”–, tenía dos órdenes de deportación a Túnez –de donde partió en 1993 para establecerse en Italia–, condenas por resistencia y ultraje a servidor público, obstrucción de servicio público y maltrato) y encima tuvo la cachaza de decir de quien fuera su benefactor «Me ha traicionado, fui a matarlo. El cura murió como un perro, así debió ser» [siguiendo el precepto del Corán de matar a los infieles –a quienes la sura 7, 176 llama “perros”, el mayor insulto entre los musulmanes– «donde quiera que se encuentren» (cf. suras 2, 191; 4, 89 y 9, 5) atacándoles en el cuello (sura 47, 4)].
  
  
Este caso, sin más, pasa a engrosar la estadística de los crímenes cometidos por los invasores en Francia (al borde de la guerra civil) y otros países, bajo la indolencia del lacayo de los Rothschild Emmanuel Macron Noguès y el discurso inmigracionista del capellán de la ONU Francisco Bergoglio.
   
Y al presbítero de la Diócesis de Metz Cédric Burgun, rector del Seminario de los Carmes y profesor de Derecho canónico en el Instituto Católico de París, que dijo: «la caridad y la misericordia toman ciertos riesgos que algunos responsables políticos han olvidado», sería bueno ver cómo reaccionaría si ÉL MISMO estuviese en esa situación, porque ¡EN TIEMPO DE GUERRA, UNO NO ACOGE AL ENEMIGO EN SU CASA!

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