CONSECUENCIA DEL NOVUS ORDO: UN HOMBRE DESMENUZA UNA “HOSTIA” COMO PATATA FRITA

Noticia tomada de distintas fuentes.

   

El domingo 16 de Enero de 2022, en el servicio novusordiano de las 11:00h de la iglesia del Espíritu Santo en el XII distrito de París (Francia), un hombre recibió en la mano la inválida galleta Novus Ordo de manos del presbítero Simon Fornier de Violet, y en vez de llevarla a la boca, la desmenuzó totalmente llevándosela a la cara y arrojó los fragmentos al suelo.

   

Fornier de Violet, vicario parroquial, dice que el sujeto la aplastó “¡como se hace con una patata frita!”. Acto seguido, tomó al hombre de la chaqueta para demandarle una explicación, y solo le dijo: «Por Nadia», para luego perderse entre la concurrencia (que en su grueso no presenció lo ocurrido, y probablemente NO LE IMPORTÓ).

   

Dice el vicario (que fue instalado presbítero el 27 de Junio de 2020 por el entonces arzobispón de París Michel Aupetit) que el hombre «tenía las manos un poco hinchadas, con algunas heridas, como ocurre con las personas que consumen drogas o alcohol en exceso. Pero estaba totalmente consciente» (¿posible caso de violencia doméstica?). Inmediatamente, pidió a los feligreses que retrocedieran para poder recoger en una patena los fragmentos que podía, y disolverlos en agua una vez acabado el servicio.

  

El presbítero comentó lo sucedido al acabar el servicio e hizo una suerte de “procesión” mientras salía la congregación, y publicó la foto en su cuenta de Twitter.

   

Católicos tradicionales, esto es una consecuencia lógica del Novus Ordo Missæ y de su “comunión en la mano”, que Bergoglio ha hecho totalmente mandatorios en su Secta Deuterovaticana después del interregno de la coexistencia de una “Forma ordinaria” y una “Forma extraordinaria” del rito modernista. Y contrario a las voces que claman a gritos «¡Sacrilegio, profanación!», es menester recordar que en el Novus Ordo NO HAY PRESENCIA REAL desde el 3 de Abril de 1969 porque se usa un rito inválido con una forma adulterada y porque es oficiado por ministros inválidos, por lo tanto, lo que los conciliares reciben y adoran es un pan común y corriente, incurriendo en IDOLATRÍA.