El ex-ministro socialista de Defensa José Bono Martínez publicó su archivo personal con miles de documentos que tenía en su poder, entre ellos una plática en medio de una comida en la Fundación Encuentro con José María Martín Patino, secretario del cardenal Vicente Enrique y Tarancón.
Patino le contó a Bono el 18 de Septiembre de 2007 que Tarancón, si bien tenía una relación magnífica con Pablo VI Montini (que lo nombró administrador apostólico de Madrid en oposición a Mons. José Guerra Campos –al que Tarancón odiaba y tachó de inmoral– en una movida llamada “el Taranconazo”; inclusive cuando el Ministro de Asuntos Exteriores Gregorio López-Bravo de Castro fue a quejarse que Tarancón era aliado del marxismo, Montini le enseñó la puerta por medio de su secretario privado), con Juan Pablo II Wojtyła las cosas eran todo lo contrario (Tarancón se refería a él como “este señor”). Wojtyła no le perdonó que apoyara la constitución del 6 de Diciembre de 1978, que significó el destierro de la Iglesia frente al Estado español. Cuando Tarancón fue a presentar su renuncia en 1982 al arzobispado de Madrid, le reprochó que la CEE no apoyase al partido Democracia Cristiana en 1977. le dijo: «Usted será el responsable de que el catolicismo retroceda en España, mientras nos esforzamos para doblegar al comunismo, cada vez más débil». Y si bien las cosas parecían tranquilas en el viaje de Octubre de 1982, cuando le mostró las 147 parroquias construidas en Madrid, ¡cuál no sería su asombro cuando el 12 de Abril de 1983 se enteró por medio de un radiomensaje del Nuncio Antonio Innocenti que le fue aceptada la dimisión.
Martín Patino cuenta que Tarancón «fue fiel a la Guerra
Civil y que creyó que era una cruzada absolutamente necesaria y que a
pesar de las críticas que hacía al régimen sobre este asunto no tenía
ninguna duda». De hecho, cuando Tarancón era un simple cura, en 1937 redactó un Breve Curso de la Acción Católica donde dice lo siguiente:
«El aspecto político de España ha cambiado, gracias a Dios, radicalmente en los últimos meses. Los partidos políticos que fomentaron la división entre los españoles y que tan funestas consecuencias produjeron, han sido suprimidos de nuestra Patria. Hoy una organización única dirigida por el Jefe del Estado reúne en sus filas a todos los españoles: la Falange Española Tradicionalista y de las JONS. ¿Cuál ha de ser la posición de Acción Católica y sus relaciones para con ella? No puede mirar con indiferencia este resurgir esplendoroso del espíritu patriótico y español y esa nueva orientación del futuro Estado. Ello merece la simpatía y el afecto de todos los buenos españoles y de todos los católicos y la Acción Católica debe mirar con simpatía esta milicia y aun debe orientar hacia ella a sus miembros para que cumplan en sus filas con los deberes que en las horas presentes impone el patriotismo. No sólo no existe entre las dos organizaciones ninguna incompatibilidad sino que se complementan mutuamente. Falange E. T. y de las JONS busca el engrandecimiento material de España, la Acción Católica se preocupa de su engrandecimiento espiritual y religioso; las dos de consuno pueden forjar la España grande y católica que todos deseamos, reencarnación gloriosa de aquella España tradicional en la que el sentimiento religioso y el sentimiento patriótico se fundían en un solo anhelo. Entre la Acción Católica y la FET y de las JONS deben existir las mismas relaciones que entre la Iglesia y el Estado a los que oficial y legítimamente representan. Ni confusión ni oposición».
Bono asegura que Santiago Calvo Valencia, canónigo de la catedral de Toledo, le había enviado un extracto de un curso que Tarancón había dado a la Acción Católica en 1938, y que trataba sobre el mismo particular. Para después, elevado a la mitra arzobispal de Oviedo en 1964 y en el marco del Vaticano II, concilio cundido de odio visceral a España y encabezado por un Pablo VI Montini totalmente antiespañol y antifranquista (nada extraño en él, hijo del abogado y partisano Giorgio Montini Buffali y la judía Judith Alghisi, que encubrían a terroristas comunistas) Enrique y Tarancón apostatar de la Cruzada y erigirse en paladín de la progresía y la hodierna “Memoria Histórica Democrática”, siendo así el padre de la actitud arrodillada de la Iglesia Conciliar Española frente a los gobiernos de “Transición” y la “Democracia” (de hecho, él se opuso a que se reconociera como Mártires a los clérigos, monjas y seglares asesinados in ódium fídei por la República “sin Dios”).
Comentar que en la guerra civil española del 18/07/1936 a 1/04/1939, Citado como referencia en numerosas otras obras, un detallado estudio publicado en 1961 por Antonio Montero Moreno, identificó a un total de 6832 víctimas religiosas asesinadas en el territorio republicano, de las cuales 13 eran obispos, 4184 sacerdotes seculares, 2365 religiosos y 283 religiosas, la mayoría asesinados en 1936.
ResponderEliminarEn este contexto en 1937 debemos interpretar al simple cura Sr. Tarancón y seguramente después del decreto de unificación que en su artículo primero establece .Artículo 1°. Falange Española y Requetés, con sus actuales servicios y elementos, se integran bajo Mi Jefatura, en una sola entidad política de carácter nacional, que de momento se denominara Falange Española Tradicionalista y de las JONS.
Esta organización, intermedia entre la Sociedad y el Estado, tiene la misión principal de comunicar a Estado el aliento del pueblo y de llevar a este el pensamiento de aquél a través de las virtudes político-morales, de servicio, jerarquía y hermandad (…)
Quedan disueltas las demás organizaciones y partidos políticos.
Dado en Salamanca a diecinueve de abril de mil novecientos treinta y siete. FRANCISCO FRANCO
Boletín Oficial del Estado (Burgos), 20 abril de 1937«.