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jueves, 5 de mayo de 2022

ZUPPI NO IRÍA COMO PRESIDENTE DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ITALIANA POR NO SER TAN BERGOGLIANO


En una entrevista con Luciano Fontana al diario italiano Corriere della Sera el 3 de Mayo, Bergoglio expresó sus preferencias para quien presida la Conferencia Episcopal Italiana, que se reunirá del 23 al 27 de Mayo para elegir a su presidente (aunque, por compromiso, Bergoglio es quien finalmente lo designa, sea de la terna presentada por la CEI o no):
«Frecuentemente he encontrado una mentalidad preconciliar que se travestía de conciliar. En continentes como América latina y África era más fácil. En Italia tal vez es más difícil. Pero hay valientes sacerdotes, valientes párrocos, valientes religiosas, valientes laicos. Por ejemplo, una de las cosas que intento hacer para renovar la Iglesia italiana es no cambiar demasiadp a los obispos. El cardenal [Bernardino] Gantin decía que el obispo es el esposo de la Iglesia, todo obispo es el esposo de la Iglesia para toda la vida. Cuando hay el hábito, está bien. Por esto busco nombrar a los sacerdotes, como ha sucedido en Génova, en Turín y en Calabria. Creo que esto sea la renovación de la Iglesia italiana. Ahora la próxima asamblea deberá elegir el nuevo presidente de la CEI, yo busco encontrar uno que quiera hacer un buen cambio. Prefiero que sea un cardenal, que sea autoritario. Y que tenga la posibilidad de escoger el secretario, que pueda decir: quiero trabajar con esta persona».
En este contexto, “autoritario” significa ejecutor sin carácter de la rigidez de Bergoglio, alguien que se limite a hacer su voluntad sin importar quién caiga.
   
De estas palabras se deduce que el arzobispón Domenico “Mimmo” Battaglia de Nápoles queda excluido, reduciéndose las opciones a los cardenales Matteo Maria Zuppi Fumagalli (66) de Bolonia, y Augusto Paolo Lojudice (57) de Siena-Colle di Val d’Elsa-Montalcino.
  
Tampoco sería una opción el vicario general para la Diócesis de Roma, el cardenal Ángelo De Donatis Fattizzo, quien implementó la aplicación más radical del motu Traditiónis Custódes. Al parecer, Bergoglio quiere continuar vengándose de De Donatis, no sólo por lo del cierre de las iglesias de la Alma Urbe cuando comenzó el corona, sino también porque en 2017, cuando se iba a nombrar el remplazo del cardenal Agostino Vallini, Bergoglio prefería a Lojudice (entonces obispo titular de Alba Marítima y Vicario auxiliar para Roma Sur), pero De Donatis (obispo titular de Mottola) era el preferido del clero romano (dos años antes, Bergoglio lo había nombrado vicario auxiliar para la formación del clero).
   
Según el periodista Andrea Gagliarducci, columnista para Catholic News Agency, Bergoglio elegirá al débil cardenal Lojudice, por quien sus simpatías “permanecen firmes”. Zuppi, en cambio, habría perdido ese favor porque él ha interpretado Traditiónis Custódes en una forma más liberal, toda vez que permite la celebración del rito roncalliano de 1962 en su diócesis con la única limitación que no sea en una iglesia parroquial. Y en la Casa Santa Marta se rumoraba que por esa razón Zuppi (que además está fuertemente vinculado a la influyente y controversial Comunidad Sant’Egidio) se ha hecho uno de los favoritos para el siguiente cónclave.
   
Lojudice, además de pertenecer a una archidiócesis que no es de las tradicionales para el capelo cardenalicio, es alguien que no es muy dado a aparecer en medios de comunicación (al contrario que Zuppi).
   
De otra parte, y según las palabras de Bergoglio, el mandato de Stefano Russo (60) como secretario general de la CEI terminará anticipadamente (Russo había sido elegido en la asamblea de 2018 y se esperaba que permanecería hasta el 2023). Se rumora que sería designado nuevamente a una diócesis. Tal vez Perusa-Città della Pieve, cuyo titular, el cardenal Gualtiero Bassetti Nannini (el actual presidente de la CEI) cumplió 80 años el pasado 7 de Abril, perdiendo automáticamente el derecho al sufragio en el cónclave según el motu próprio Ingravescénte Ætátem del 21 de Noviembre de 1969, y vacando definitivamente del arzobispado (a tenor del motu próprio Ecclésiæ Sanctæ del 1 de Junio de 1966, todo obispo debe presentar su renuncia a los 75 años, quedando en el Papa la facultad de aceptarla o no. Zuppi debió presentar su renuncia antes del 7 de Abril de 2017, cuando cumplió esa edad).

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