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martes, 13 de septiembre de 2022

NUESTRA SEÑORA DE LAS LÁGRIMAS DE SALTA


Se trata de una pequeña imagen de la Inmaculada Concepción, pintada al óleo de 30x25 cm, copia original de una de las versiones del pintor italiano Giovanni Battista Salvi da Sassoferrato de “La Madonna” renacentista.
    
Pocos conocen que ese diminuto cuadro es el lienzo donde se manifestó otro portentoso prodigio en el año 1749.
   
La Virgen de las Lágrimas es uno de los milagros acontecidos en Salta el 4 de agosto de 1749, en los preludios de la renovación del Pacto de Fidelidad.
    
Fue el padre Juan Arisaga el primer  testigo de este hecho. El cuadro era de su devoción personal. La imagen presentaba su cara, sus ojos, el cuello y el resto de la superficie, bañados en “una especia de agua clara y cristalina, que causó en el padre, a primera vista, mucha ternura y admiración”, relata la respuesta del rector del colegio de la compañía de Jesús, el padre Pedro Lizoain, a un exhorto elevado por el cabildo.
   
Recurrió a la ayuda del padre Alberto Araoz, y limpiándole el sudor con “unos algodones y un poco de bretania”, afirmó en presencia de “curiosos y admirados”: “Veamos si mañana sucede lo mismo, y si sucediere, digo que es una cosa maravillosa”.
   
Al otro día, en horas de la noche, el padre Juan repara en que la imagen “estaba no solo bañada como la noche antecedente, sino que era mayor y copioso el sudor en el cuello, menos en el rostro y lo restante del cuerpo”.
    
Esta escena de milagro se desarrolló en uno de los cuartos que estaban mas preservados de la humedad en todo el colegio y el aire que corría esos días era propio “para no conservar la humedad, sí para desecar la que había”. En efecto, los colores de la imagen presentaban un calor inusual y no se habían movido, así como tampoco el sudor había borrado o desfigurado la imagen.
    
Retiraron la imagen y se dieron cuenta que el espaldar o bretaña que servía de refuerzo y tocaba inmediatamente la pared, y la pared misma estaba seca. Llamaron entonces al padre Gabriel Gutiérrez, famoso maestro y pintor, para que estudiara si alguna causa natural pudiera explicar tal suceso y no se encontró ninguna.
    
El día 6 de agosto, la imagen continúo mostrando el mismo prodigio. El día 7 de agosto amaneció “rociada con las mismas gotas de la noche anterior, presentando al día siguiente, el 8 de agosto, unos puntos resplandecientes como estrellitas menudas”, según las vivencias del Mons. Julián Toscano Zelayarán.
     
Ese día, en horas de la tarde, se expuso la imagen a la pública veneración de la iglesia y se dio principio a una misión y novena a Nuestra Señora.
    
El 13 de septiembre de 1952, en el cabildo histórico, se realizó la emocionante ceremonia de coronación de la Virgen de las Lágrimas y luego se la llevo en procesión solemne a la Iglesia Catedral.
   
Hoy se encuentra con altar propio en la nave lateral derecha –“nave de la Virgen”– solemnizada bajo el baldaquino que anteriormente adornaba la entonces sede episcopal junto al altar mayor. Desde aquí acompaña con su silencio la devoción permanente que caracteriza al Santuario durante todo el año.
   

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