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jueves, 27 de octubre de 2022

EL ALCOHOL Y PROVERBIOS 31, 4-7

Traducción del artículo publicado en Inglés por Dave Armstrong para NATIONAL CATHOLIC REGISTER.
     

La Biblia no está en contra de todas las bebidas alcohólicas. Así, ¿cómo interpretamos Proverbios 31, 7?
Proverbios 31, 4-7 (Versión Estándar Revisada):
[4] No es para reyes, ¡oh Lemuel!, no es para reyes el beber vino, o para los gobernantes desear bebida fuertes;
[5] no sea que beban y se olviden lo que ha sido decretado, y perviertan los derechos de todos los afligidos.
[6] Dale bebida fuerte al que está por perecer, y vino a los que están en amargura;
[7] que beban y se olviden de su pobreza, y no recuerden más su miseria.
  
Mi primer pensamiento en reacción a esto es I Timoteo 5, 23: “No bebas más sólo agua, sino usa un poco de vino por causa de tu estómago y tus frecuentes enfermedades”.
  
Claramente vemos un “motivo medicinal” en la Escritura; incluso en el Nuevo Testamento. La referencia cruzada funciona con relación a Prov. 31, 6, pero no tanto con 31, 7: “que beban y se olviden de su pobreza”. Esta es la parte fascinante. Sospecho que dice que beber para de alguna manera olvidar las miserias; aunque no hasta el punto de embriagarse y perder el control, lo que es condenado en muchos lugares de la Escritura.
  
Es también interesante que en 31, 5 la “bebida fuerte” cuando es tomada por los reyes se dice que lleva a la opresión de sus súbditos, mientras que lo mismo para el pobre es casi un bálsamo para ayudarle a olvidar sus “miserias”: nada diferente a la filosofía de millones de vagabundos (incluyendo no-alcohólicos) en cualquier bar.
  
El mismo San Pablo escribe en ese mismo libro:
1.ª Timoteo 3, 8: Asimismo, los diáconos deben ser serios, sin doblez, no adictos a mucho vino, [...] (cf. 3, 3; Tito 1, 7)
Y en otros lugares:
  • Romanos 13,13: comportémonos decorosamente como de día, no en orgías y borracheras, no en libertinaje y licenciosidad, no en pleitos y celos.
  • 1.ª Corintios 5, 11: no os asociéis con ninguno que lleve el nombre de hermano, si es culpable de inmoralidad o de avaricia, o si es idólatra, injuriador, borracho o ladrón, ni aun para comer con tal persona.
  • 1.ª Corintios 6, 10: ni ladrones, ni avaros, ni borrachos, ni maldicientes, ni salteadores heredarán el reino de Dios.
  • Gálatas 5, 21: envidias, borracheras, juergas y cosas por el estilo. Os advierto, como os advertí antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.
  • Efesios 5, 18: Y no os embriaguéis con vino, porque eso es libertinaje; sino sed llenos del Espíritu,
  
San Pedro coincide:
1.ª Pedro 4, 3: Que el tiempo pasado sea suficiente para hacer lo que a los gentiles les gusta hacer, viviendo en libertinaje, pasiones, borracheras, orgías, glotonerías e idolatría sin ley.

Los mismos Proverbios condenan la embriaguez:
  • Proverbios 20, 1: El vino es escarnecedor, la bebida fuerte es alborotadora; y quien por ellos se desviare no es sabio.
  • Proverbios 23, 20-21: No estés entre bebedores de vino, o entre glotones comedores de carne; porque el ebrio y el glotón acabarán en la pobreza, y la somnolencia vestirá al hombre de harapos.
  • Proverbios 26, 10: Como un arquero que hiere a todo es el que contrata a un tonto errante o ebrio.
Aunque no dice nada contra el vino per se:
Proverbios 3, 10: Entonces tus graneros estarán llenos en plenitud, y tus barriles estarán repletos de vino.
  
El primer milagro de Jesús fue convertir el agua en vino en una boda. Por tanto, la Biblia en ninguna manera se opone a toda bebida alcólica. Así las cosas, ¿cómo interpretamos Proverbios 31, 7?

Un Comentario Católico sobre la Escritura (Catholic Commentary on Scripture), editado por Dom Bernard Orchard (Londres, Thomas Nelson: 1953, pág. 488) refiere a “Dos ocasiones apropiadas para el uso del vino, el sufrimiento corporal y el y el distrés mental; cf. Sal. 103, 15.”

He aquí la referencia cruzada:
Salmo 104, 14-15: “Tú produces la hierba para que crezca el ganado, y las plantas para que el hombre cultive, para que pueda sacar alimento de la tierra, y vino para alegrar el corazón del hombre, y aceite para hacer lucir su rostro, y pan para fortalecer el corazón del hombre”.
  
El Comentario Haydock de la Biblia Católica (1859) confirma lo que sospechaba del caso:
“Ver. 6. Bebida. En hebreo shecar (שֵׁכָ֣ר), particularmente vino de palma. -Están tristes. En hebreo dice אָבַד “perecer”, ser sentenciado a muerte (Marcos 15, 23 y Amós 2, 8); o, quien lamenta y está de duelo por un fallecido. En tales ocasiones ninguna comida se preparaba en la casa, sino que los amigos suplían con lo necesario, e iban a comer y beber con el afligido, Ecclesiastés 7, 3.
 
Ver. 7. Más. No que la intoxicación esté permitida incluso para ellos”.
 
En efecto, entonces, parece que para los antiguos Hebreos y los primeros Cristianos, consumir vino tenía (entre otros) un uso medicinal (la sugerencia de San Pablo para los problemas estomacales; Prov. 31, 6) y en varias situaciones, una función como antidepresivo o alivio al estrés (Prov. 31, 7); aunque en ambos casos, no se sanciona hasta el extremo de la embriaguez, que es condenada a lo largo de la Escritura. Hoy tenemos píldoras antidepresivas, ansiolíticos, golosinas, cafeína y más, que nos ayudan en distintos momentos; en ese entonces era el vino. No veo diferencia esencial, a menos que se utilice excesivamente, llegando a un estado de ebriedad (por tanto, irresponsable).
 
El Comentario Eerdmans sobre la Biblia (edición de 1987, pág. 569) declara: “La bebida es el anodino de los desesperanzados -no hay excusa de esto para los que no están en esta condición- (versos 6, 7)”.
 
El Comentario crítico y exploratorio de toda la Biblia de Robert Jamieson, Andrew Fausset y David Brown de 1864 opina: “El uso apropiado de tales bebidas es restaurar el tono a los cuerpos débiles y las mentes deprimidas (cf. Sal. 104, 15)”.
   
El famoso comentarista presbiteriano Matthew Henry interviene:
v. 6, 7. . . . Los que tienen de qué no sólo deben dar pan al hambriento y agua al sediento, sino que deben dar bebida fuerte al que está a punto de perecer por enfermedad o dolor y vino a los que están melancólicos y de corazón apesadumbrado; porque fue designado para animar y revivir los espíritus, y alegrar el corazón. . .
  
Pienso, por ahora, que tenemos la idea general.

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