Páginas

viernes, 28 de octubre de 2022

SESENTA AÑOS DEL VATICANO II: UN PEQUEÑO RECORDATORIO

    

Frente al “concilio vaticano segundo”, aún hoy hay quien aplaude los cambios y las “variaciones” (habría dicho Romano Amerio, eminente historiador de la crisis de la Iglesia en el “Post-Concilio”), considerándole providenciales y fruto de un cambio continuo de la misma Iglesia católica, y casi invocando siempre nuevos y superiores.
   
Hay quien se cierra pensativo, condena los abusos mayores, busca hallar justificantes o motivaciones para lo que parece no tener sentido, se confía a este o aquel grupo, o a singulares representantes del Episcopado, por buscar hallar un modus vivéndi entre el catolicismo de siempre y las degeneraciones de hoy.
     
Hay quien disgustado y herido por ciertas tomas de posición y por ciertos gestos, rechaza de plano la doctrina y funciones redentoras de la Iglesia, considerando casi estas últimas décadas el develamiento de una falsedad congénita en la misma institución y en la figura misma de su Divino Fundador.
    
Hay quien en cambio (y es también el moderado pero claro parecer de quien escribe) considera que lo sucedido entre 1962 y 1965 fue históricamente la Revolución en el seno de la misma Iglesia, o sea, un evento traumático y violento que ha de hecho atentado (y bajo una mirada exterior ha logrado) insertar en el seno del Magisterio de la Iglesia doctrinas, ideologías, actitudes y comportamientos que no solo le fueron siempre extrañas, sino que contradicen lo que la Iglesia siempre ha creído, tenido, predicado y hecho.
    
Por ende, el “Concilio vaticano segundo” no ha llevado a término un aggiornamento, adaptando antiguas fórmulas a una forma más actual e interesante para el hombre moderno sino que ha, de jure y de facto, revolucionado y adulterado una correcta concepción de la Iglesia en relación a sí misma, a la sociedad en que se encuentra operando, a las otras religiones (en especial modo los sedicentes “grandes monoteísmos”), a la propia liturgia, y a la interpretación de los textos sagrados.
    
Durante “el concilio”, una minoría de obispos progresistas, sostenidos por Juan XXIII primero y por Pablo VI después, llegó a poner en jaque una fuerte mayoría de obispos ligados a la Teología Católica y no a las concepciones revolucionarias de los teólogos novadores (los padres Congar, Rahner, Chenu y otros más).
     
Tanto así que no por nada se habla de una conducta abiertamente golpista tenida por los obispos progresistas en el interior del concilio.
   
Muchos han analizado los grandes errores dogmáticos del “Vaticano II” (entre los cuales destaca ciertamente la herejía de la “libertad religiosa”, ya condenada por Pío IX, y presente en cambio en “Dignitátis Humánæ”, la eliminación del Deicidio en “Nostra Ætáte”, la radical mutación de la concepción de la Iglesia y del Primado pontificio en “Lumen Géntium”, el debilitamiento de la posición de la Iglesia en la sociedad en “Gáudium et spes”, y elabuso del rol del laicado en “Apostólicam actuositátem”).
    
Por último al “Concilio” lo siguió (y como en toda revolución las consecuencias arrollan también las más tranquilas premisas) una reforma radical de la Santa Misa, tal por mutar radicalmente su estructura, naturaleza y finalidad (transformando el severo Sacrificio de la Misa en latín en un encuentro convivial en lengua vernácula, frecuentemente de mal gusto y con notable predisposición a la invención litúrgica).
    
Para no hablar de la reforma de los rituales y del nuevo “código de derecho canónico” de 1983 (también hijo del “Concilio”).
   
Es evidente que la obediencia al magisterio de la Iglesia por un católico es esencial, pero cuando resulta evidente a la razón, al corazón, y sobre todo al sensus Fídei, un general proceso autodemolitivo de la Iglesia, la clara transformación de la Iglesia, sociedad perfecta, autónoma y soberana, dirigida a la Redención de los hombres, en un mero ente filantrópico, débil y frecuentemente prona frente a ciertos poderes y ciertas ideas, el católico tiene el deber de ser plenamente católico, alejándose moral y físicamente del error y de quien lo enseña.
   
PIERGIORGIO SEVESO. La strobosfera n.16: nuova legislatura e totalitarismo liberale, sessant’anni di “Concilio”, Gomez Davila rivisitato (Fragmento). Radio Spada, 15 de Octubre de 2022 (Traducción propia).

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Preferiblemente, los comentarios (y sus respuestas) deben guardar relación al contenido del artículo. De otro modo, su publicación dependerá de la pertinencia del contenido. La blasfemia está estrictamente prohibida. La administración del blog se reserva el derecho de publicación (sin que necesariamente signifique adhesión a su contenido), y renuncia expresa e irrevocablemente a TODA responsabilidad (civil, penal, administrativa, canónica, etc.) por comentarios que no sean de su autoría.