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miércoles, 14 de diciembre de 2022

FULTON SHEEN CONTRA LA MISA TRADICIONAL (Y SU CONTESTACIÓN)

Recientemente, los apologistas anti-FSSPX (y en menor medida, los del Novus Ordo) han republicado lo que se considera ser una carta privada de 1978 del arzobispo Fulton J. Sheen advirtiendo contra la afiliación con la FSSPX.
  
Afortunadamente, esta carta no pasó inadvertida en los círculos de la FSSPX de entonces. El Dr. Eugene F. McKenzie († 2013), lector de The Angelus (revista oficial de la FSSPX-Distrito de Estados Unidos, actualmente conocida como Angelus Press), vio la carta y escribió una réplica, que envió al editor de la revista, el P. Carl (en el siglo Gerald John) Pulvermacher Lerenz OFM Cap. († 2006), quien decidió publicarlas en conjunto.
  
Traemos al español estas cartas, como parte de la labor divulgativa de documentos históricos, no sin antes dejar claro que CATÓLICAMENTE, LOS CAMBIOS HECHOS POR JUAN XXIII BIS RONCALLI (QUE NUNCA FUE PAPA VÁLIDO) NO ERAN VÁLIDOS NI VINCULANTES.

17 de Octubre de 1978
    
Estimado Padre Carl:
     
Adjunta encontrará una copia de una carta enviada recientemente a una ama de casa que vive cerca de Topeka, del obispo Fulton Sheen. Notará el esfuerzo que alienta en cierta Sra. Rew para continuar sus esfuerzos de apartar de nuestra congregación en St. Mary’s en la capilla San Pío X, su amiga y una de los nuestros. No pude resistir contestarle al buen obispo. No sé si sus políticas permiten imprimir este material, pero si Vd. lo desea, está bien.
    
Respetuosamemte,
  
Dr. Eugene F. McKenzie
   
***
  
21 de Septiembre de 1978
   
Querida Bárbara D. Rew (de soltera Becker):
  
Te agradezco por tu tierna carta y te admiro como madre de ocho niños pequeños. Estoy seguro que estás ocupada, pero feliz.
    
Si tienes alguna influnencia sobre tu amiga, te pediría que la influencies para que abandone la denominada Sociedad de San Pío X. Este grupo no tiene aprobación eclesiástica y, de hecho, puede llevarla a ella y posiblemente a su familia al cisma y aún a la herejía.
   
El Concilio Vaticano [II] aprobó la actualización de la Liturgia y entre los cambios estaban los recomendados para la Misa. Los cambios hechos por el Papa Pablo VI no fueron cambios doctrinales, solamente cambiaron del latín al vernáculo. Han habido muchos cambios en la Misa durante los siglos.
 
El Señor nunca dijo la Misa en latín; Él usó el idioma de su tiempo. Además, el cambio en la traducción no altera el significado del texto. Siempre busco las traducciones que hagan las Escrituras más entendibles y claras.
   
Puesto que yo nunca suelo escribir a nadie a menos que me hayan escrito a mí, yo no le escribiré a la Sra. Richardon. Yo te pido que le digas que se aleje de ese grupo cismático tan pronto como le sea posible, o sufrir la consecuencia de posiblemente encontrarse ella misma fuera de la Iglesia.
  
¡Dios te ama!
   
Fulton J. Sheen
   
***
    
30 de Septiembre de 1978
   
Reverendísimo Fulton J. Sheen
Arzobispo Titular de Newport

Su Excelencia:
  
Adjunta hallará su carta recientemente recibida por una ama de casa en esta área. Le respondo por su dramática condena de la Sociedad de San Pío X y por inferencia, de su fundador, el Arzobispo Lefebvre. También, su carta ha sido copiada y distribuida por su destinataria. Le mostraré que Vd. ha fijado su nombre a una letanía de declaraciones falsas y engañosas. Si yo no hubiera visto esta carta, no habría creído que el famoso Fulton Sheen pudiera ser su autor. La caridad me compele a preguntar ¿en realidad el autor era algún subalterno inexperto? Hablo a su carta.
  
1. («EL CONCILIO VATICANO APROBÓ LA ACTUALIZACIÓN DE LA LITURGIA Y, ENTRE LOS CAMBIOS ESTABAN LOS RECOMENDADOS PARA LA MISA») El Concilio Vaticano [II] nunca insinuó lo que se convirtió en una revolución. El Concilio nunca intentó que el latín sea removido de la Misa. Los Padres (¿Vd. estuvo allí?) permitieron la opción del vernáculo para algunas oraciones de apertura. Ellos nunca insinuaron alterar el Canon ni en especial la Consagración. Como Vd. sabe, el artículo 36 de la Constitución sobre la Liturgia [Sacrosánctum Concílium] dice: «Se conservará (servétur) el uso de la lengua latina en los ritos latinos».
   
¿Por qué Vd. continúa violando esta ley? No hay una línea en la Constitución sobre remplazar nuestros altares con mesas; ni una sugerencia que el sacerdote esté de frente a la congregación. El fallecido cardenal inglés [Carmel] Heenan testificó que cuando los Padres votaron la Constitución, no previeron «que el latín virtualmente desaparecería de las iglesias católicas».

El fallecido Arzobispo [Robert] Dwyer, escribiendo sobre el espíritu eufórico de los Padres el día que votaron en favor de la Constitución por 2.147 a 4, comenta con la tristeza y sabiduria de la retrospectiva: «¿Quién soñó en ese día que en pocos años, menos de una década, el pasado latino de la Iglesia sería todo menos borrado, que sería reducido a un recuerdo? El pensamiento de eso nos habría horrorizado, pero parecía más allá del reino de lo posible por ser ridículo. Nos reíamos de eso».

Un prelado, que cumplió funciones importantes durante el Concilio, se expresó fuertemente sobre esta materia en 1969: «Lamento haber votado en favor de la Constitución del Concilio en cuyo nombre (pero en qué manera) esta herética pseudo-reforma ha sido llevada a cabo, un triunfo de la arrogancia y la ignorancia. Si fuera posible, yo revertiría mi voto, y declararía ante un magistrado que mi asentimiento había sido obtenido mediante engaño» (Mons. Domenico Celada).
  
Finalmente, el Concilio tomó por concedida la bula Quo Primum que garantiza «en perpetuidad» el derecho de todo sacerdote a decir la Misa Immemorial (Tridentina) y el derecho de los laicos a oír la misma. Jamás insinuó en remplazar la Misa antigua con el Novus Ordo —cómo podía— el Concilio clausurado en 1965. ¡El Novus Ordo no fue promulgado hasta 1969! ¿Entonces por qué Vd. ilegalmente rehúsa a los sacerdotes y laicos de su diócesis el derecho a esta Misa? Por favor no responda, como la mayoría de los periódicos diocesanos, que la Constitución Missále Románun publicada por Pablo VI para instituir el Novus Ordo rescinde a Quo Primum y por ende la Misa Tridentina. ¡Eso es una mentira!
  
Si Vd. ha leído el documento original latino, encontró que ni siquiera menciona a Quo Primum sino que es meramente un «permiso» para decir el Novus Ordo. Los liberales tratan de hacer de este «permiso» una ley vinculante por «traducción inexacta» cuando van del latín al inglés, francés, italiano y alemán. ¿Cómo pasó, Su Excelencia, que todos estos «expertos» cometieron el mismo error lingüístico en la cuarta desde la última línea del documento Missále Románum? ¿Vd. no lo leyó? Como los obispos de la nación, ¿Vd. tomó la palabra del perito liberal Yves Congar para esto?

2. («LOS CAMBIOS HECHOS POR EL PAPA PABLO VI NO FUERON CAMBIOS DOCTRINALES, SOLAMENTE CAMBIARON DEL LATÍN AL VERNÁCULO») Esta declaración, y de un Obispo, es tan irreal como para dejar estupefacto al lector. Sabemos que el Papa Pablo no hizo todos los radicales cambios litúrgicos que llevan su nombre, pero decir que esta revolución fue de carácter lingüístico, bueno, es para pedir no ser tomado en serio.

De acuerdo a Dietrich Von Hildebrand, el Novus Ordo del Papa Pablo «meramente cambió» el 70 por ciento de la Misa Tridentina. Un gran total de treinta y cinco oraciones fueron remplazadas o descartadas. El contraste del antiguo Misal Romano que Vd. compiló, con los nuevos Misalitos, es tan rígido que desafía la comparación. Si su declaración anterior fuera aun parcialmente verdadera, los verdaderos Católicos irían directamente a asistir a la Nueva Misa y usar sus antiguos misales solamente leyendo la sección inglesa. Inténtelo, Obispo Sheen. Sería como ir a ver el juego de los Yankees con un programa del Ballet de Bolshói como guía.

3. («HAN HABIDO MUCHOS CAMBIOS EN LA MISA A TRAVÉS DE LOS SIGLOS») Ningún crítico informado de la Nueva Misa ha sugerido jamás que el Misal de San Pío V era intocable o que Quo Primum precluía cualquier reforma del Misal por los Pontífices subsiguientes. El Arzobispo Lefebvre no ha hecho tales afirmaciones. La evidencia histórica existente muestra que hasta 1969, cuando se impuso el Novus Ordo, los cambios en la Misa por 1500 fueron conducidos con la mayor reverencia y cuidado. La «reform del Papa Juan XXIII es típica de los cambios que aparecían solo raramente. Después de mucha investigación y discusión, ese Papa permitió que el Último Evangelio fuera omitido ocasionalmente, alteró ligeramente el calendario y tímidamente insertó el nombre de San José en el Canon. Vd. seguramente sabe que numerosos estudiosos recientes han demostrado que no hay comparación posible con lo que el Papa Pablo VI ha permitido y las revisiones de los Papas que fueron antes de él.

Las siguientes líneas son de la edición de 1952 de un libro titulado This Is the Mass: «La Misa vino a ser tal como la conocemos, en lo que concierne a su gran estructura, hacia finales del siglo III. Aunque esta o aquella parte pueda mostrar algún aumento o disminución en importancia, incluso ahora el plano general de la ceremonia es tal como era entonces».
   
Estas líneas, ese libro, fue escrito por dos expertos sobre la Misa, y sus nombres son: Henri Daniel-Rops y Fulton J. Sheen.
    
Vd. nos reprende por volvernos a la Sociedad de San Pío X por nuestra Misa Inmemorial porque solo estos sacerdotes del Arzobispo Lefebvre tienen el coraje de traernos lo que Vd. y los Obispos de la nación deberían estar proporcionando.
  
Vd. sabe mejor que yo que este Novus Ordo que Vd. defiende es perturbadoramente similar al rito herético diseñado por el hereje Tomás Cranmer en tiempo de Enrique VIII. Vd. sabe que Cranmer diseñó exitosamente un ataque de tres puntas para destruir la Misa y la Fe en Inglaterra. Primero, remplazó los altares con mesas: «Altares para ese odioso sacrificio, mesas para las comidas memoriales». Segundo, remplazó el «abominable latín» con el vernáculo para después poder gradualmente mutilar las oraciones. Tercero, vino la comunión en la mano; así en el tiempo, la idea de la Presencia Real, que él odiaba, sería diluida.
  
En exactamente veinte años, Cranmer demolió la Fe en Inglaterra. En los últimos diez años, ¡Vd. y los Obispos de Estados Unidos han reducido la asistencia a Misa a la mitad!
  
¿Ese patrón no es similar?
   
¿Quién está conduciendo a quién «al cisma, e incluso a la herejía»?
  
Hace algunos años, un obispo estadounidense escribió estas líneas en el prefacio a su Misal Dominical de la Misa Tridentina. Estas palabras resumen el caso hecho por el Arzobispo Lefebvre y sus hombres:
«No hay comulgatorio sin un altar,
Porque solamente un Sacrificio conduce a un Sacramento». Por Fulton J. Sheen
Tenga mucho cuidado, gran Obispo de la pantalla de televisión, que su aguda pluma no se convierta en su azote, poquer Vd. puede aprender un día, como Pablo de Tarso, que al aporrear al anciano Arzobispo francés Vd. ha, en realidad, golpeado el cuerpo desnudo del Salvador.
  
Respetuosamemte,
  
Dr. Eugene F. McKenzie

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