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lunes, 5 de junio de 2023

CONSAGRACIÓN DEL MUNDO AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA

Coronación de María (atribuido a Mateo de Venecia, 1324).

Por mandato dado por el Papa Pío XII en su encíclica “Ad Cœli Regínam”, la Consagración que hizo del mundo al Inmaculado Corazón de María el 31 de Octubre de 1942 (Acta Apostólicæ Sedis XXXIV [1942], pág. 345) debe reiterarse en la fiesta de la Realeza de María. [La parte en corchetes la dijo Pío XII ese día].
   
ORACIÓN PARA LA CONSAGRACIÓN DE LA IGLESIA Y DEL GÉNERO HUMANO AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA

¡Oh Reina del Santísimo Rosario, auxilio de los cristianos, refugio del género humano, vencedora de todas las batallas de Dios! Ante vuestro Trono nos postramos suplicantes, seguros de impetrar misericordia y de alcanzar gracia y oportuno auxilio y defensa en las presentes calamidades, no por nuestros méritos, de los que no presumimos, sino únicamente por la inmensa bondad de vuestro maternal Corazón.
   
[Nos, como Padre de la gran familia cristiana, Vicario de Aquel a quien ha sido dada toda potestad en los cielos y la tierra, de quien recibimos la responsabilidad de todas las almas redimidas por su preciosa Sangre, y por todos los pueblos del mundo,] En esta hora trágica de la historia humana, a Vos, a vuestro Inmaculado Corazón, nos entregamos y nos consagramos, no sólo en unión con la Santa Iglesia, cuerpo místico de vuestro Hijo Jesús, que sufre y sangra en tantas partes y de tantos modos atribulada, sino también con todo el Mundo dilacerado por atroces discordias, abrasado en un incendio de odio, víctima de sus propias iniquidades.

Que os conmuevan tantas ruinas materiales y morales, tantos dolores, tantas angustias de padres y madres, de esposos, de hermanos, de niños inocentes; tantas vidas cortadas en flor, tantos cuerpos despedazados en la horrenda carnicería, tantas almas torturadas y agonizantes, tantas en peligro de perderse eternamente.

Vos, oh Madre de misericordia, impetradnos de Dios la paz; y, ante todo, las gracias que pueden convertir en un momento los humanos corazones, las gracias que preparan, concilian y aseguran la paz. Reina de la paz, rogad por nosotros y dad al mundo en guerra la paz por que suspiran los pueblos, la paz en la verdad, en la justicia, en la caridad de Cristo. Dadle la paz de las armas y la paz de las almas, para que en la tranquilidad del orden se dilate el reino de Dios.

Conceded vuestra protección a los infieles y a cuantos yacen aún en las sombras de la muerte; concédeles la paz y haced que brille para ellos el sol de la verdad y puedan repetir con nosotros ante el único Salvador del mundo: Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad.

Dad la paz a los pueblos separados por el error o la discordia, especialmente a aquellos que os profesan singular devoción y en los cuales no había casa donde no se hallase honrada vuestra venerada imagen (hoy quizá oculta y retirada para mejores tiempos), y haced que retornen al único redil de Cristo bajo el único verdadero Pastor.

Obtened paz y libertad completa para la Iglesia Santa de Dios; contened el diluvio inundante del neopaganismo, fomentad en los fieles el amor a la pureza, la práctica de la vida cristiana y del celo apostólico, a fin de que aumente en méritos y en número el pueblo de los que sirven a Dios.

Finalmente, así como fueron consagrados al Corazón de vuestro Hijo Jesús la Iglesia y todo el género humano, para que, puestas en El todas las esperanzas, fuese para ellos señal y prenda de victoria y de salvación; de igual manera, oh Madre nuestra y Reina del Mundo, también nos consagramos para siempre a Vos, a vuestro Inmaculado Corazón, para que vuestro amor y patrocinio aceleren el triunfo del Reino de Dios, y todas las gentes, pacificadas entre sí y con Dios, os proclamen bienaventurada y entonen con Vos, de un extremo a Otro de la tierra, el eterno Magníficat de gloria, de amor, de reconocimiento al Corazón de Jesús, en sólo el cual pueden hallar la Verdad, la Vida y la Paz. Amén.
  
TRADUCCIÓN AL LATÍN
  
ORÁTIO PRO CONSECRATIÓNE ECCLÉSIÆ ET HUMÁNI GÉNERIS AD COR MARÍÆ IMMACULÁTUM
   
Regína Sanctíssimi Rosárii, Auxílium Christianórum, perfúgium géneris humáni, in ómnium prœliórum Dei victrix! Coram throno tuo nos prostérnimus, fidéles ad misericórdiam consequéndam, et grátiam inveniéndam, et opportúnum adjutórium in calamitátibus, non propter mérita nostra, quæ non præsúmimus, sed solum propter imménsam Cordis tui bonitátem.
   
Tibi et Immaculáto Corde tuo [Nos, Pater magnæ Christiánæ famíliæ, vicárius Illíus, cui data est omnis potéstas in cœlo et in terra, et a quo suscépimus curam tot animárum a suo pretióso Sánguine redémptis, et pro ómnibus gentes mundi], hunc trágicum evéntum in história humána hora confídmus, consecrámus et donámus te non solum Ecclésiam sanctam, corpus mýsticum Fílii tui Jesu, cruéntum et dolórem in multis membris et sic paupďrrimus, sed étiam totum mundum - víctima própriæ iniquitátis, letáli discórdia flagrans flamma ódii.
   
Móverit tot materiálibus et morálibus rúinis, tantus dolor, tantus horror patrum, matrum, viduárum, fratrum et sorórum et innocéntium infántium, tot in prima vita perúerunt, tot mutiláta córpora, tot excruciáti, tot ánimas oppréssas, ætérne intéritus periclitántibus. Tu Mater misericórdiæ, dona nobis pacem a Deo, eas præsertim grátias, quæ statim mala corda convértere possunt, grátias quæ veram pacem præpárant, áfferunt et stabíliunt. Regína pacis, ora pro nobis et da mundo in bello pacem pro qua hómines gemunt, pacem in veritáte, justítia et amóre Christi! Da ei pacem armórum et animárum, ut in tranquillitáte órdinis regnum Dei crescat.
   
Præténde fidem tuam infidélibus et illis qui adhuc in tenébris mortis jacent; dat eis pacem, et sol veritátis lúceat eis, et nobíscum, coram unico mundi Salvatóre, dicant: “Glória in altíssimis Deo, et in terra pax homínibus bonæ voluntátis”.
   
Da pacem pópulis, erróre vel discórdia separátis, qui te speciáliter colunt, ubi nulla est domus, ubi sancta tua imágine non pendet (hódie fórtasse abscónditam et in dies melióres reservátam). Reduc eos ad unum gregem Christi, ab uno vero pastóre ductum!
      
Ora pro pace et plena libertáte pro sancta Dei Ecclésia! Primórdia neo-paganísmi et materialísmi resíste, et in córdibus fidélium amórem puritátem, christiánæ vitæ ratiónem, zelum apostólicum íncitet, ita ut pópulus Deo serviéntium mérito et número crescat.
   
Dénique, sicut Ecclésia et omne genus humánus jam Sacratíssimo Cordi Jesu consecrátur, ut qui omnem spem in eo collócant, sit signum et pignus victóriæ et salútis, ab hodiérno mundo Immaculáto Cordi, Matri et Regínæ, æternáliter offerúntur, ut amor et pattocínio tuo ad triúmphum Regni Dei festínet, ut omnes humánas generatiónes, sibi et cum Deo pacem hábeant; ut gloriam tuam annúntiet et apud Te ab extrémo terræ úsque ad extrémum, áliud ad ætérnum “Magníficat”, láudet, amándum et grátias agat Cor Jesu, in quo solo veritátem, vitam et pacem possunt inveníre. Amen.

La Santidad del Papa Pío XII, mediante rescripto del 17 de Noviembre de 1942, se dignó benignamente conceder la Indulgencia parcial de 3 años a los fieles que devotamente rezaren esta oración, e Indulgencia plenaria, que puede lucrarse una vez al mes, con las condiciones acostumbradas, a quienes la rezaren cada día. También hay Indulgencia plenaria en la fiesta de la Realeza de María.

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