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miércoles, 21 de junio de 2023

SAN JUAN DE MATERA, MONJE


Juan Scalcione, también llamado San Juan de Pulsano, nació en Matera, capital de la Lucania (actual Basilicata), en el seno de una familia noble. Desde muy joven sintió atracción por la vida eremítica. Antes de cumplir los quince años abandonó la casa paterna. Vestido pobremente y a lomos de un asnillo, se dirigió a la isla de San Pedro, cerca de Tarento, donde vivió algún tiempo con los monjes Basilianos. 
    
Marchó después a Calabria y también a Sicilia, en busca de una soledad radical, y se sometió a una praxis ascética muy severa.  Al cabo de una larga maduración espiritual, favorecida por abundantes gracias divinas, retorna a la Lucania y comienza a predicar en Ginosa. Aquí promueve la restauración de una iglesia y organiza un primer monasterio. Falsas acusaciones lo llevan a la cárcel y, una vez liberado, se dirige hacia el Lago Laceno para encontrarse con San Guillermo de Vercelli.
    
El primer encuentro de ambos santos había tenido lugar en Ginosa, cuando San Juan levantaba su primera fundación. El de Matera convenció al joven Guillermo de que abandonara su proyecto de peregrinación a Tierra Santa y se concentrase en la evangelización del sur de Italia.
     
Tras despedirse de Guillermo en el monte Cognato, San Juan de Matera se dirigió al oriente, a la ciudad de Bari. Su predicación exaltada entró en conflicto con el obispo del lugar, y nuevas calumnias recayeron sobre el santo, hasta el punto de ser acusado de herejía. El príncipe normando Grimoaldo Alfaranita intercedió por él y le aseguró, en lo sucesivo, protección y libertad de movimientos. 
    
En 1130 se establece en el valle de Pulsano, a escasos kilómetros de Matera, y funda una segunda comunidad monástica. La Congregación de Pulsano adoptó la Regla de San Benito y vivió con la aspereza que el joven monje había conocido en los ermitaños basilianos. Caminaban descalzos. No comían carne, ni huevos, ni leche. Vivían del trabajo de sus manos. Vestían túnica de gruesa arpillera, con un escapulario blanco, y era frecuente que los monjes pasaran largas temporadas en cuevas excavadas en la ladera donde se asentaba el monasterio. La comunidad creció en muy poco tiempo. 
     
El santo se encontraba en Foglia, en la región de la Apulia, tratando de fundar un nuevo yermo para mujeres, cuando le sobrevino la muerte ―por él mismo anunciada― el 20 de junio de 1139. 
   
La Congregación de Pulsano nombró su último abad en 1379. A partir de entonces el monasterio fue desintegrándose poco a poco, y pasó a la custodia de otras órdenes religiosas. 
    
San Juan de Matera fue canonizado por el papa Alejandro III en 1177. Su cuerpo se trasladó de Pulsano a Matera en 1830. Una urna de plata conserva sus huesos en la catedral desde 1939, en un altar ubicado en la nave lateral izquierda, entre la Madonna della Bruna y el retablo de Santa Ana.

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