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martes, 22 de agosto de 2023

LA PIEDAD DEL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA


«En la furiosa última guerra mundial, mientras ocurrían las cosas más atroces en la tierra, en el mar y en el aire, tal vez se infundió la persuasión en las mentes aterrorizadas de que ya no quedaba ningún sentido de misericordia en los corazones de los hombres. Sin embargo, sólo quien no recuerda aquel Corazón materno que, junto al Corazón dulcísimo del Hijo Jesús, latió siempre con el amor más tierno, puede pensar y decir esto. La piedad del Inmaculado Corazón de María es en cierto sentido infinita, por esa cierta infinitud que deriva de la consanguinidad con Dios a la gran Madre de Dios, según enseña el Doctor angélico; y el melifluo Doctor llama cariñosamente el alma de la Santísima Virgen María.
  
Así pues, como mientras el mundo se enfriaba, era necesario reavivar de nuevo el fuego del cielo, Nos mismos en la Fiesta de la Inmaculada Concepción de la Virgen, en el año 1942, quisimos consagrar perpetuamente la humanidad al Inmaculado Corazón de María.
   
Desde entonces, con mayor confianza, los fieles de todo el mundo comenzaron a acercarse al trono de la Gracia y al mismo tiempo se manifestaba más ampliamente la ayuda misericordiosa de María.
  
De la abundancia y dulzura del Corazón materno también bebieron abundantemente los fieles de la diócesis de Xuzhou en China, que atribuyen al Inmaculado Corazón de María su seguridad de los peligros de la guerra y especialmente del asedio de los japoneses».
   
PAPA PÍO XII, Carta Apostólica “Novíssimo universárum”, poniendo la diócesis de Xuzhou (China) bajo patrocinio del Inmaculado Corazón de María, 1 de Junio de 1947. Acta Apostólicæ Sedis 40 (1948), 492-493 (Fragmento).

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