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miércoles, 6 de septiembre de 2023

LA “RELIGIÓN” DE LOS HORÓSCOPOS

Sacado de la revista “Roma” N.º 121 (Navidad de 1991). Rescatado de CATÓLICOS ALERTA – PRIMERA ÉPOCA. Vía APOSTOLADO CABALLERO DE LA INMACULADA.

LOS HORÓSCOPOS, UNA NUEVA RELIGIÓN
Don Pascualino Fusco (“Ha un senso l’esistenza?”, 2.ª edizione, ca. 1983, cap. XX, pp. 74-77)
   
1. EL NACIMIENTO DE LA ASTROLOGÍA
Desde tiempos antiquísimos los hombres observaban el cielo estrellado y al ver aquéllas luces centelleantes pensaban que fuesen por lo menos “piedras preciosas” que brillaban en la bóveda del cielo.
   
En ese entonces lograron dar nombre a no más de 4.000 estrellas en total. Hoy que sabe que sólo en nuestra galaxia no hay menos de ¡cien mil millones de estrellas!
   
Las 4.000 estrellas entonces conocidas, visibles a simple vista en la bóveda celeste, fueron suficiente para entusiasmar la fantasía de muchos pueblos primitivos y como eran inalcanzables e inconmensurables (como en el fondo lo son también hoy), los hombres de entonces hicieron de ellas “héroes míticos”, “divinidades”, y por consiguiente se creía que tenían poderes extraordinarios sobre los hombres y que estaban en condiciones de influenciar el curso de la vida humana.
   
La astrología nació precisamente de este sentido de maravilla y luego de adoración suscitado por estas numerosas luces fantasmagóricas, comenzando obviamente por el sol y la luna.
   
El hombre luego, estimulado por el deseo de conocer su “destino”, pensó que las estrellas  que estaban mirando desde lo alto, podían guiar y dirigir propiamente el futuro de los acontecimientos humanos. Parece que los babilonios (ya en el siglo VIII a. C.) fueron empedernidos astrólogos, al punto de dejarnos diversos tratados sobre el tema escritos sobre tablas de arcilla.
   
2. ASTROLOGÍA Y ASTRONOMÍA
En aquellos tiempos la astrología se confundía con la astronomía. La primera se ocupa de la interpretación, digamos subjetiva, del influjo que los astros podrían tener en la vida humana; la astronomía, en cambio, es una ciencia que estudia las leyes y la naturaleza física de los astros en el Universo.
        
De ese modo, desde la antigüedad se han observado una docena de constelaciones  (aunque haya muchas, muchas más) que rodean como un cinturón al sistema solar, Luego, la fantasía de los antiguos de acuerdo a la disposición de las estrellas que componían las diversas constelaciones, descubrió extrañas figuras de animales, o de objetos o de personas. Por lo tanto, tendremos así: Aries, Taurus, Géminis, Cancer, Leo, Virgo, Libra, Escorpio, Sagitario, Capricornio, Acuario, Piscis. Al conjunto de estos grupos de estrellas se los llamó ZODÍACO, que en griego quiere decir “círculo de animales”. ¡Estamos por consiguiente en plena “mitología”!
   
No se excluye que todo el Universo tenga en su conjunto una influencia (¡pero de tipo FÍSICO!) sobre la vida vegetal, animal y humana: ya sea porque toda la creación está de algún modo intercomunicada, ya sea porque toda realidad emite radiaciones (incluido el hombre) que obviamente encuentra a otras realidades.
   
Por consiguiente, también los astros emiten radiaciones (algunas de las cuales son bien conocidas en Física) que podrían influenciar al resto del Universo. incluida la Tierra.
   
Las influencias físicas (¡NO MORALES!) son evidentísimas, pero las experimentables se hallan ligadas a sólo los astros: el Sol y la Luna. Del sol depende el ciclo de las estaciones, del día y la noche, las manchas solares, etc. La luna, en cambio, hace sentir su influencia especialmente con las mareas.
       
3. PERO, ¿INFLUENCIAN VERDADERAMENTE LAS CONSTELACIONES?
Por analogía se querría por ello deducir que también los astros, específicamente ciertas constelaciones, determinan sus influencias sobre el humor, sobre el carácter y sobre la psicología humana, y por consiguiente, sobre el destino humano.
   
Hay que decir que la constelaciones no son formaciones reales, si no, como hemos visto, son interpretaciones subjetivas, a menudo ligadas a las leyendas mitológicas de los antiguos. Está claro, entonces que no puede haber ningún vínculo entre los “dibujos de las estrellas” en el cielo y cualquier tipo de actividad en la tierra.
   
Además si hubiese alguna influencia, esta debería ser constante y no variable “según el canal de televisión” o el nombre del “diario” que compramos en el kiosco.
   
Además, las estrellas, con sus configuraciones fantásticas están lejísimos, a miles de años luz, absolutamente fuera de alcance… En este caso, entonces, deberíamos tener en cuenta a las MUCHAS OTRAS CONSTELACIONES (que hoy se conocen y que nuestros antepasados no conocían) y que ¡en los horóscopos ni siquiera se nombran!
   
Así pues, algunas constelaciones tendrian una influencia (las del Zodíaco) y otras no, sólo porque no las nombramos…
   
¿A quién se debe esta injusticia?
   
Sobre todo, no puede haber una condenación directa y específica de determinados “dibujos de estrellas”, fantasiosos y mitológicos como precisamente lo son las constelaciones, con un determinado comportamiento que depende de las elecciones libres de nuestra voluntad.
   
¡A menos que se quiera aceptar la presencia de influencias “mágicas”, muy similares a las que se obtienen por la lectura de la borra del café en la taza o en las bolas de cristal de las adivinas!
   
Pero en qué medida todo esto puede establecer el futuro de una persona ¡es totalmente gratuito e irracional!
  
4. INDETERMINACIÓN DEL HORÓSCOPO
Por otra parte, hay que decir que no tanto la fecha de nacimiento puede experimentar influencias astrales (si las hubiese), sino más bien la de la concepción. Haría falta por consiguiente, estar al tanto exactamente de las interferencias interexistentes entre los diversos astros en el momento de la fecundación y de la primera formación del embrión humano, lo cual es prácticamente imposible.
   
Para aumentar la vaguedad y la indeterminación del fenómeno hay además otros factores. El factor geográfico: es diversa la concepción en el Polo Norte o en el Ecuador, siempre en relación con la diversa influencia de las posibles radiaciones de los astros (es conocida la inclinación de los rayos solares, etc., en el Polo y en el Ecuador).
   
Además sobre todo, no será nunca posible registrar las influencias que en un determinado momento (por ejemplo, en la concepción) tuvieron lugar, no sólo por parte de los astros conocidos (sol, luna, constelaciones, etc.) sino contemporáneamente de otros astros que en aquel momento se encontraban en una trayectoria dada, precisamente porque el Universo cambia continuamente.
                                  
Todo el Universo se halla en continua expansión y movimiento y NO HAY UN SEGUNDO DE TIEMPO IGUAL AL OTRO. ¿Cómo, por consiguiente, se podrá saber cuál fue la situación “real” de todos los astros posibles implicados en el momento de nuestra concepción o de nuestro nacimiento?
   
5. CONTRADICCIONES Y ABSURDOS DE LOS  HORÓSCOPOS
Además, si en todo esto se pretendiese también “predecir” el futuro que depende de miles de otros inescrutables factores no “astrales” (por ejemplo, las voluntades libres de uno y de los demás, comprenderíamos que DAR CREDIBILIDAD A LOS  HORÓSCOPOS ES SUMERGIRSE EN PLENA ATMÓSFERA “MÁGICA”; es, en la práctica, aceptar gratuitamente UNA NUEVA FE: la fe “ASTRAL”.
   
En pocas palabras podríamos afirmar que personas nacidas el mismo día podrían tener una “plataforma común” de influencias astrales, pero luego, al haber intervenido miles de otros factores (ambientes, personas, situaciones, etc.), si se realizase algo previsto por el horóscopo, sería realmente pura coincidencia… como jugar a la ruleta.
   
¿La contraprueba de esto? Es sabido que las estadísticas han demostrado varias veces que sujetos nacidos BAJO LAS MISMAS CONSTELACIONES han tenido INCLINACIONES DISTINTAS (¡incluso algunos gemelos!) Y UNA VIDA TOTALMENTE DIFERENTE o DIRECTAMENTE OPUESTA (uno, por ejemplo, se hizo un SANTO, otro de la misma constelación (o el gemelo) ¡se convirtió en cambio en un DELINCUENTE!).
   
Viceversa, personas nacidas bajo constelaciones diversas han tenido una índole afín y situaciones análogas.
   
También con un mínimo de buen sentido y de… agudeza, uno puede darse cuenta de la estupidez de los horóscopos. Basta confrontar los horóscopos de los periódicos para ver que casi siempre ¡dicen cosas opuestas!…
   
Sin embargo, es cierto que el horóscopo tiene su influencia sobre la sociedad actual: ¡la psicológica! Es ya un fenómeno colectivo difundidísimo según el cual millones de hombres y de mujeres adaptan sus tareas cotidianas de acuerdo a los horóscopos. Pero, ¡YA VIMOS EN QUE MEDIDA ESTE MODO DE OBRAR PUEDE SER PROPIO DE PERSONAS SERIAS E INTELIGENTES!…
     
6. EL ACOSTUMBRADO SUSTITUTO DE LA RELIGIÓN
Una vez más se trata de un “sustituto” de la verdadera fe y de la verdadera religión. Con tal de no admitir lo “trascendente” y lo “sobrenatural”, es decir a DIOS, único protagonista junto con nuestra voluntad, de nuestro futuro, se delega en el horóscopo nuestra fe y nuestra esperanza.
   
El derrumbe de muchos valores morales y espirituales induce a buscar el propio “destino" en las figuras de las estrellas. ¡EL DESTINO DEL HOMBRE ESTÁ, en cambio, EN LAS MANOS DE DIOS y EN LAS “ELECCIONES” DEL HOMBRE MISMO! 
   
¡Cuanta sabiduría e inteligencia se encuentra en estas antiguas palabras: 
«Dios creo al principio al hombre, y dejóle en manos de su albedrío. Dióle, además, sus mandamientos y preceptos. Si tú quieres, puedes guardar sus mandamientos, y la práctica de la fidelidad es su beneplácito. Ha puesto delante de ti el agua y el fuego: extiende tu mano a lo que más te agrade. Delante del hombre están la vida y la muerte, el bien y el mal; lo que escogiese le será dado» (ECLESIÁSTICO, capítulo 15, 14-18).
Por ello, la “estrella buena” o “mala” está muy cerca, está dentro de nosotros. No deleguemos en las estrellas que están muy lejanas el decimos qué cosa debemos hacer. Porque, en tal caso, en verdad, las estrellas ¡están mirando! 
   
De cualquier manera, ya vino una “ESTRELLA” del Cielo a decimos lo que debemos hacer y «volverá sobre las nubes del cielo» al fin de los tiempos para ver qué cosa hemos hecho. Se trata de seguirla como hicieron los tres Astrólogos de Oriente (los REYES MAGOS): «Hemos visto una estrella y la hemos seguido».
   
¡Esta ESTRELLA se llama CRISTO!

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