Para la eucaristía Novus Ordo de clausura del ex-sínodo el domingo 29 de Octubre (que no fue celebrada por Francisco Bergoglio), la cruz que presidía el altar mayor de la Basílica de San Pedro fue remplazada por una cruz procesional que fue puesta a un lado del altar.
Según publicó Messa in Latino, la cruz del altar estaba presente el día anterior, durante la peregrinación “Pópulus Summórum Pontíficum”. Por ende, la quitaron.
Alguno objetará diciendo que en el Novus Ordo se puede usar la cruz procesional como cruz de altar (citando para ello IGMR 117), o que la cruz del altar obstaculizaba la vista. Pero acontece que en tantos años, la cruz del altar no estorbaba; y la procesional, tampoco se veía de todos modos.
Cuando el triunfo de la veneración de las imágenes en el Concilio de Constantinopla el 11 de Marzo del 843, fue preservado el mosaico de la cruz vacía en la iglesia de Santa Irene, no obstante su creación un siglo antes para la herejía iconoclasta para remplazar el mosaico de la Madre de Dios que originalmente estaba ahí. El Vaticano modernista, ni a eso llega.
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