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domingo, 1 de octubre de 2023

MES DE LA DIVINA PASTORA – DÍA ÚLTIMO

Tomado de La Divina Pastora, o sea El rebaño del Buen Pastor Jesucristo guiado, custodiado y apacentado por su divina Madre María Santísima, escrito por fray Fermín de Alcaraz (en el siglo Fermín Sánchez Artesero) OFM Cap., Misionero Apostólico, e impreso en Madrid por don Leonardo Núñez en 1831, con aprobación eclesiástica. Por cada Consideración, Afecto y Oración hay concedidos 280 días de Indulgencia por el Nuncio Apostólico, el Arzobispo de Santiago de Compostela y otros Prelados.
 
DÍA TRIGÉSIMOPRIMERO
«Tabernáculum vero fácies: et operiméntum áliud tecto de péllibus aríetum rubricátis» Éxod., cap. 26, v. 1, 14. Y harás el tabernáculo: y lo cubrirás de pieles de carneros almagradas.

En este día se nos manifiesta el culto y veneración que las ovejas deben tributar a su Pastora, sobre lo cual,

1º Considera lo primero, como queriendo Dios dar a su pueblo un signo de su protección y amparo, en que reposase la plenitud de la Divinidad, y fuese como la imagen sensible que reuniese todo su culto, mandó fabricar una preciosa arca y un tabernáculo en que colocarla, que por todas sus circunstancias fue el símbolo más expreso de nuestra Divina Pastora. Mandó reunir para su estructura, su adorno y su defensa lo más precioso de maderas, de telas y de metales, y juntarlo todo con lo despreciable de las pieles de carneros. No puede darse una significación más clara de nuestra Divina Pastora. Ella es, en realidad y no en figura, la preciosa Arca del Testamento fabricada por la mano del Dios vivo, en la cual depositó, no los símbolos de la Divinidad; sino a la Divinidad misma, tan real y verdaderamente como fue desde ab ætérno, en donde el Verbo Eterno se vistió de las groseras pieles de la naturaleza humana. Ella se ve cubierta de las preciosas telas de grana, de púrpura y de jacinto, como se ve en la túnica, el manto y demás que adornan su virginal cuerpo y lo hermosean, al tiempo que lo hacen respetable: y porque siendo Pastora, debe andar por los campos haciendo guía a sus rebaños, así como el Arca del Testamento dirigió por mucho tiempo al Pueblo de Israel por los valles y desiertos; por esta razón se cubre con las pieles mismas que cubrían a la que fue su figura, para estar defendida de las aguas, el calor, los aires e intemperies. Considera además, como para defensa de aquella Arca misteriosa, y para que se adorase por el pueblo en un modo respetuoso, se mandó edificar el tabernáculo de tablones de madera fina y escogida, colocados con orden y hermosa simetría, en términos que cubriese al Arca por la espalda y los costados; asimismo que de sus columnas pendiesen finas y preciosas colgaduras, y del techo colgase por medio de sortijas el velo formado de telas estimables. Todo muy conforme a los Tabernáculos y Altares que, llegado el tiempo de la ley de gracia, debían erigirse para colocar esta Arca Santa en toda su propiedad, y en clase de Pastora cubierta de pieles y telas ricas, recibir nuestros cultos y veneración, y ser como el punto de reunión adonde acudan sus ovejas a honrarla, presentarla sus súplicas, hacerla ver sus necesidades, defenderse de los enemigos, que cual Lobos carniceros las rodean día y noche, mitigar la ira de Dios justamente irritada por sus ingratitudes, y atraer sobre sí mismas las bendiciones del Cielo. Con este fin, y a semejanza de lo mandado por Dios a su Pueblo, se erigen para resguardo de esta verdadera Arca de la alianza, los tabernáculos y retablos hermoseados con arte y con estudio, y se cubre con las colgaduras y el velo que cuelgan del techo de su habitación santa: en donde igualmente se esmera la piedad, para que todo sea con el decoro debido a tan gran Pastora.
  
AFECTOS
Fieles ovejas de María, ya podéis enfervorizar vuestras almas, para tributar a vuestra Pastora el culto que la es debido. En el Cielo en cuerpo y alma, y en la tierra significada en su peregrina imagen de Pastora, es después de su Divino Hijo el objeto de vuestro amor, y el término de vuestros homenajes. Ella está en medio de vosotras para ser vuestro refugio, vuestra fortaleza y vuestro consuelo. Consagradla vuestros cánticos: dirigidla vuestros cordiales afectos: dedicaros sin reserva a su obsequio: amadla, si fuera posible, cuanto ella os ama: y anunciad a todo el Universo este tesoro de gracia y de bendiciones. ¡Ovejas descarriadas!, no temáis acercaros al trono de esta amable Pastora: venid a su templo, santificado con su maternal presencia: ella es la que más se compadece de vuestra triste situación: por vosotras, y por vuestra salud, decretó el Señor enviarla en clase de Pastora: venid ante su Imagen: sus ojos ven vuestras necesidades, sus oídos oyen vuestras súplicas, y su Corazón se llena de contento al veros retroceder de los caminos de perdición, ella os reconciliará con su Hijo, abriendo por medio de sus Ministros los tesoros de su Sangre, con la cual, rociadas vuestras almas, serán limpias de las horruras del pecado.
    
Sí: yo os alabaré y bendeciré con toda sumisión y respeto, ¡oh Pastora Divina! Yo me uniré a esta porción de almas fieles, en cuyos corazones arde el celo por vuestro culto y devoción. Todos juntos cercaremos vuestro Tabernáculo, considerando en él, y en vuestra Imagen de Pastora, el gran prodigio de vuestro amor, de las misericordias de Dios, y de nuestra protección. Para esto estaré siempre unido a esta grey, en cuya compañía, después de tributaros los debidos homenajes y agradecer vuestros favores, procuraré reparar con mis lágrimas la indiferencia, el olvido y la ingratitud de los hombres, no solo porque no os tributan el debido culto; sino más bien, por la profanación y sacrilegios con que os ofenden en vuestro Santo Templo. Yo me haré modelo de veneración y respeto, poniendo toda mi gloria en honraros en vuestra Imagen, y ante ella invocar vuestra protección. Postrado en vuestra presencia, solo me ocuparé en consagraros todo mi interior y exterior, las operaciones de mi entendimiento, y los afectos de mi corazón y de mi alma.
   
2º Considera lo segundocuán admirables y estupendas son todas las obras del Altísimo, así en el orden de la naturaleza como en el de la gracia, y cómo exceden infinitamente la capacidad del hombre. Al ver la formación del Universo y de los seres que lo ocupan, al considerar la sublimidad de los decretos divinos, y la suave fuerza en ejecutarlos para la institución de la Iglesia, hecha ya la redención del hombre, no puede menos nuestro entendimiento de abatirse hasta el polvo, y cerrar sus ojos para no ser deslumbrados con tanta majestad. Mas entre todas estas obras del Altísimo dispuestas desde la eternidad, y ejecutadas en tiempo por una sucesión sabia de acontecimientos, debemos contar por una de las más admirables, la institución de la Madre de Dios por Pastora de la grey redimida con la Sangre del Cordero, y la fábrica de sus Imágenes en la caritativa y amorosa significación de sustentar, custodiar y proteger a las ovejas, por quienes el buen Pastor dio su alma, su sangre y su vida.
   
La Iglesia Católica, columna y firmamento de la verdad, aprobó con su permisión la piedad con que la Madre de Dios era venerada en la Imagen de Pastora, desde el tiempo en que salió a luz este amoroso título: y después, por especial decreto, ordenó el culto que se la debía con el oficio y misa de Madre del buen Pastor, con que se la honra en todo el orden de Capuchinos, como especial protectora de sus Misiones. Ya con esto, las ovejas del rebaño de Jesucristo tienen un signo exterior como punto de reunión para ellas, adonde deben acudir para rendir sus cultos y homenajes religiosos, e implorar la divina misericordia por la mediación de tan caritativa Pastora. Pondera, ¡alma mía!, que aunque Dios exige toda nuestra adoración en espíritu y en verdad, por su ser infinito, por su majestad y su gloria sin término; y aunque sea lícito, honesto y religioso el invocar a los santos y amigos de Dios, y venerarlos a ellos y a sus imágenes con un culto respectivo, hay entre éstos dos géneros de culto, uno que especialmente debemos tributar a la Divina Pastora, o Madre del buen Pastor, por reconocer en ella una comunicación especial de las perfecciones divinas, que excede a la de los Santos, y se queda un punto inferior a lo infinito. Y para que en esto, alma mía, no padezcas equivocación, advierte que si invocamos a los Santos que reinan con Jesucristo en el Cielo, por medio de sus Imágenes que nos los representan en la tierra, es en razón de intercesores, por cuyo medio esperamos conseguir de Dios la gracia, y aun los bienes de orden inferior: y si adoramos la Divinidad, aniquilándonos en su presencia hasta el abismo de nuestra nada, por reconocer la suprema e infinita majestad, soberanía e imperio en los cielos y en la tierra; en nuestra Pastora hay una especial dignidad, que reside en su maternidad divina, la cual exige uno como honor medio entre Dios y los Santos, y con la que resplandece en términos, que después de Dios no se halla otra semejante. Es tanta su perfección, que solo Dios puede conocerla (San Bernardo, Sermón 51, art. 3, cap. 1). No pudo Dios, dice Santo Tomás, formar una Madre más digna que María; y así es, que aquellas almas que en clase y semejanza de ovejas del buen Pastor, veneran y reverencian a su Madre y sus Imágenes, cumplen con un deber impuesto por éste su Divino Hijo, celoso siempre del honor de su Madre.
  
AFECTOS
Yo no cesaré ya un instante de tributar el debido culto a mi Madre Pastora: le ofreceré todos mis homenajes, no solamente en el retiro de mi oración, sino en todo tiempo y lugar. Fundaré mi gloria en declararme venerador de tan santa Madre, hasta que todo el mundo sea testigo de mi celo y mi fervor para extender su culto y aumentar el número de las ovejas que la obsequien y la sirvan: y reunido yo con estas almas santas que la reconocen por su Pastora, la tributaremos todo honor, gloria y bendición: celebraremos sus beneficios, y cantaremos sus alabanzas. Sí, Divina Pastora, en el templo mismo en que os veneramos, contemplaremos la altura a que os ensalzó el Omnipotente. Nuestro corazón se llenará de alegría en el lugar mismo en que establecéis el imperio de vuestra protección en vuestra Imagen de Pastora. Allí miraremos a una Madre, ocupada de continuo en aliviar nuestros males. Cuanto más pobres seamos los que nos postramos ante vuestro trono, tanto seremos más enriquecidos de vuestras gracias: cuanto más despreciados, seremos más amados de Vos: cuanto más perseguidos, seremos más protegidos, y tanto más os comunicaréis a vuestros siervos, cuanto nosotros seamos más fieles en honraros.
     
La impiedad se armará contra el fiel rebaño de María en el exceso de su ceguedad y endurecimiento; pues como se reservó para nuestro siglo el proferir en público la blasfemia horrible, que antes solo pronunciaba el insensato en lo escondido de su corazón (Ps. 13, v. 1), de negar la existencia de Dios; se arrojará mucho mejor a negar a nuestra Pastora el culto y veneración que como a Madre suya la es debido querrán destruir el imperio que ejerce en los cielos y en la tierra, levantando el estandarte de la incredulidad para seducir a los simples. No cesará su furor hasta abolir el culto y hacer que se olviden los prodigios de la redención, y se desfiguren las obras de su sabiduría y misericordia. ¿Y cuál será, ovejas de María, vuestro apoyo para no ceder a este torrente de impiedad que por todas partes nos circunda? Vos, sin duda alguna, ¡oh Pastora divina! Vos que los conocéis, y estáis viendo su malicia desde el alto Cielo en que habitáis: Vos los confundiréis, e inutilizaréis los planes diabólicos delineados en sus juntas infernales en que se agitan por destruir vuestro culto. Mas como vuestro amable Corazón se compadece del extravío de estas ovejas indóciles, por ingratas que ellas sean, seguidlas desde lejos: llamadlas; y acaso ellas oyendo vuestra voz, cediendo a sus propios remordimientos, o convencidos de su error, os darán el consuelo de que las veáis volver a Vos pesarosas de sus yerros, y resueltas a serviros y honraros.
            
ORACIÓN
Vos sois Pastora Divina, por cuyo medio, como por un acueducto celestial, vienen a nosotros todos los dones temporales y espirituales: por lo tanto, yo la menor y más favorecida de vuestras ovejas, me postro ante vuestro trono de majestad, y en unión de los espíritus angélicos que lo cercan, adoro y reverencio vuestra admirable excelencia y dignidad, elevada sobre todo lo que no es Dios: os doy gracias por la protección que me dispensáis, y todo me consagro por vuestro siervo. Fijando mis ojos en ese Tabernáculo en que os ostentáis Pastora vigilante de la grey de vuestro Hijo, deposito en Vos mi confianza, y espero de vuestras hermosas manos cuanto me sea necesario para vivir en el mundo fiel a los preceptos de Dios, y alcanzar la vida eterna. Amén.
   
Se reza un Padre nuestro, cinco Ave Marías, y un Gloria Patri.

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