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lunes, 30 de octubre de 2023

MES DE SANTA TERESITA DEL NIÑO JESÚS – DÍA TRIGÉSIMO

Compuesto por el Rev. P. Aniceto de la Sagrada Familia OCD en el año 1925.
   
Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
   
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío Jesucristo, con el corazón partido por el dolor que me causan los pecados cometidos contra Ti, vengo a pedirte perdón de ellos. Ten piedad de mí, oh Dios; según la grandeza de tu misericordia y según la muchedumbre de tus piedades, borra mi iniquidad. Mira mi humillación y mi trabajo, y perdona todos mis pecados. Espero de tus bondades que no entrarás en juicio con tu siervo. porque no hay entre los vivientes ninguno limpio, en tu presencia, y que me perdonarás todas mis culpas, y me darás la gracia para perseverar en tu santo servicio hasta el fin de mi vida. Amén.
  
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
¡Oh Jesús! Maestro sapientísimo en la ciencia del amor, que aleccionaste en la escuela de tu corazón adorable a tu pequeñita esposa Santa Teresita del Niño Jesús, haciéndole correr por la senda del amor confiado hasta llegar a la cumbre de la perfección, yo te ruego te dignes enseñar a mi alma el secreto del Caminito de infancia espiritual como a ella se lo enseñaste; para esto vengo en este día a tu soberana presencia a meditar los ejemplos admirables que nos dejó tu regalada Santita. Escucha benigno las súplicas que ella por nosotros confiadamente te dirige. ¡Oh Jesús, si pudiera yo publicar tu inefable condescendencia con todas las almas pequeñitas! Creo que si, por un imposible, encontraras una más débil que la mía, te complacerías de colmarla de mayores gracias aún, con tal confiara por entero en tu infinita misericordia, Mas ¿por qué, Bien mío, deseo tanto comunicar los secretos de tu amor? ¿No fuiste tú solo quien me los enseñaste? ¿Y no puedes revelarlos a los demás? Ciertamente que sí, y puesto que lo sé, te conjuro que lo hagas: te suplico que fijes tus divinos ojos en todas las almas pequeñitas, y te escojas en este mundo una legión de Víctimas pequeñas dignas de tu amor… Dígnate escoger a la pobrecita de mi alma para el número de esa legión y haz, por tu piedad que, atraída por la fragancia de las virtudes de tu esposa, corra por la senda del bien hasta llegar a la perfección del amor. Amén.
   
DÍA TRIGÉSIMO – 30 DE OCTUBRE
MEDITACIÓN: EL CAMINITO
Imitatóres mei estóte, sicut et ego Christi (1.ª Corintios IV, 16). Sed mis imitadores como yo lo soy de Cristo.
   
Los Santos, según los divinos designios, son para nosotros vivientes modelos que, con sus ejemplos nos estimulan a la práctica de las virtudes que tal grado de gloria les merecieron. Revestidos de la misma flaca sustancia, acosados por los mismos enemigos y contando con las mismas dificultades, pudieron, con la Gracia del Señor, hacerse fuertes en su debilidad, superiores a sus enemigos y triunfadores de todas las dificultades.
    
El gran corazón de Agustín se esforzaba a la práctica de la virtud y mirando a los Santos se decía: «Lo que este y aquel pudieron ¿no lo podrás tú también?».
   
Ciertamente que sí, después de haber considerado las virtudes infantiles de Santa Teresita del Niño Jesús. Ella nos dice que su misión es la de enseñar a amar a Dios como ella le amó. «Presiento que mi misión va a empezar, mi misión e hacer amar a Dios como yo le amo… de enseñar mi caminito a las almas. QUIERO PASAR MI CIELO HACIENDO BIEN EN LA TIERRA. Esto no es imposible; resto que, en el seno mismo de la visión beatífica, los ángeles velan por nosotros. NO, no podré tener ningún descanso hasta el fin del mundo. Mas cuando el ángel haya dicho que ya no habrá más tiempo (Apoc. X, 6), entonces descansaré y podré gozar. porque el número de los escogidos estará ya completo. Y el caminito que nos ensena es camino de la infancia espiritual, el camino de la confianza y del abandono total. Quiero Indicarles los medios sencillos y fáciles que a mí me han dado resultado excelente y decirles que tan sólo una cosa debe hacerse, acá abajo: ¡Obsequiar a Jesús con las flores de los pequeños sacrificios, ganarle con caricias! ¡Así es cómo yo le he conquistado, por eso seré allá tan bien recibida!
   
Si con mi caminito de amor las indujese a error —les decía a sus novicias—, no teman que se lo deje seguir por mucho tiempo. Pronto me aparecería para decirles que tomen otro camino; pero si no vuelvo, crean en la verdad de mis palabras: Jamás se tiene demasiada con onza en Dios tan potente y misericordioso. ¡Se obtiene de Él todo cuanto de Él se espera Y cómo habla de engañarse ni engañarnos siguiendo al divino modelo en la práctica de las virtudes infantiles! Al florecer en el huerto cerrado del Carmelo esta candorosísima doncella, dice Su Santidad Pío XI (Homilía en el día de la Canonización) y asociar a su nombre el del Niño Jesús reprodujo en sí tan al vivo la imagen de éste, que cuántos se precien   de venerarla, por necesidad hayan de venerar y alabar a la par al divino modelo que en sí misma ella ha copiado. Así, pues concebimos la esperanza de que nacer; entre los fieles un santo anhelo de aspirar a esta infancia espiritual, consistente en sentir y hacer por ejercicio de virtud lo que el niño tiene y ejecuta por naturaleza, pues como los niños, ni cegados por sombra alguna de culpa ni mancillados por los atractivos de las pasiones, descansan seguros en la posesión de su Inocencia y, completamente libres con sinceridad de engaño y disimulo, cuando patentizan sus pensamientos y obran con rectitud, se manifiestan al exterior cual realmente son; así Teresita más bien pareció poseer una naturaleza angélica que humana, armonizando la sencillez infantil con las leyes de la verdad y de la justicia. Porque grabadas profundamente en su memoria aquellas invitaciones y promesas del divino Esposo: Si alguno es pequeño que venga a mí: seréis conducidos en mis brazos y sobre mis rodillas os acariciaré. Como la madre acaricia a su hijo, así yo os consolaré, la virgen Lexoviense, con plena conciencia de su debilidad, se entregó completa y confiadamente a la divina Providencia, para conseguir, confiada tan sólo en el auxilio de Dios, por entre las asperezas de la vida, la santidad de vida a la que había determinado arribar con plena y plácida abdicación de su voluntad.

«Por tanto, venerables Hermanos, amados Hijos, deseamos ardientemente que todos los cristianos se hagan dignos de participar estas abundantísimas gracias por intercesión de Teresita; pero todavía anhelamos con más ardor que pongan todo su conato en imitarla, haciéndose como niños, pues si no fueren tales, según la sentencia de Cristo, se verán rechazados del reino de los cielos.
    
Si todos entran por este camino de infancia espiritual, quien se ve cuán fácilmente se obtendrá la reforma de la sociedad humana, que, desde el principio de Nuestro Pontificado, y más al promulgar el Año Santo, Nos hemos dado por programa. Hacemos, pues, nuestra, la oración con que la nueva Santa, Teresita del Niño Jesús, cierra el precioso libro de su vida: Te suplicamos, oh buen Jesús, que fijes tus ojos en todas las almas pequeñitas y te escojas en este mundo una legión dc victimas pequeñas dignas de tu amor. Amén.

Medítese un momento y pídase la gracia que se desea recibir.
   
EJEMPLO: UN LIBRO MISTERIOSO. RENOVACIÓN ESPIRITUAL
X. (Indre y Loira), diciembre 1913.

Hace unos tres años encontré en mi to un libro cubierto con papel obscuro; creyendo que alguna de mis hermanas habría olvidado y absorta en otras obras, no lo abrí.

Un día miré el título: era Historia de un alma. Había oído hablar de ella y, por curiosidad, recorrí sus páginas, causándome la impresión de una autobiografía pueril, aunque su autor me pareció una Santa dulce y consoladora.

Cuando quise devolver la obra no pude hacerlo, pues ignoraba quién había traído el libro. No di entonces a ello mucha Importancia. pero ahora me inclino a creer que fue depositado en ml casa por la indulgente Taumaturga.

Hace dos meses sufrí una crisis aguda de sufrimientos morales, aumentados por el deplorable estado de mi salud. Abrí entonces por segunda vez la Historia de un alma y al leerla de nuevo, me encontré poseída de admiración y extrañeza. ¿Cómo habla podido no comprender… Cada página era para mí una revelación a la par que un consuelo del cual no podía privarme.

En adelante, cuando la prueba es muy pesada. al instante abro el libro y encuentro al punto la paz y aun la alegría. Comienzo entonces a vivir verdadera vida de unión con mi Santita. Un día la sentí cerca de mí y la vi con los ojos del alma, llevándome a loa brazos misericordiosos del Salvador. Fue una gracia verdaderamente divina en sus efectos, porque desde ese momento mi alma ha entrado en un camino nuevo en el que mi querida hermanita me lleva de su mano enseñándome ella el abandono y el amor.

JACULATORIA: ¡Oh regalada Esposa de Jesús! Haz nacer en nosotros el deseo de imitar como tú las virtudes de Jesús infante.

ORACIÓN PARA ESTE DÍA
¡Oh queridísima y venerada Santita!, que mereciste por tus infantiles virtudes la gloria de ser maestra en el camino de Infancia espiritual; yo te ruego humildemente que hagas en mí el bien de conocer y practicar el caminito de Infancia, sembrándolo de la lluvia de rosas de tus inefables protecciones, a fin de que tenga la dicha de imitar tus virtudes y la de adorar y bendecir eternalmente en compañía tuya a Jesús mi único tesoro a quien me entrego, no deseando otra dicha que la de hacerle sonreír; y para más obligarte te recordamos tus inefables promesas en favor de tus devotos con las siguientes:
  
DEPRECACIONES
  • ¡FIorecilla de Jesús, que con tus perfumes virginales atrajiste hacia ti las miradas del Esposo divino, haz que nuestras plegarias merezcan la bendición del cielo! Padrenuestro y Avemaría.
  • ¡Virgen graciosa!, que supiste iniciarte en el corazón del Rey celestial, oyendo de sus labios divinos «Todo lo mío es tuyo», haz que se derrame sobre mi corazón la gracia de tu protección poderosa. Padrenuestro y Avemaría.
  • ¡Oh celestial criatura!, que nos prometiste que tus oraciones serían en el cielo bien recibidas, ruega por nosotros y arroja la abundancia de gracias sobre nuestras almas, como la lluvia de rosas que prometiste hacer caer sobre la tierra. Padrenuestro, Avemaría y Gloria Patri.

ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
¡Oh Jesús! Atraído suavemente por el imán poderoso de tu amor a la escuela donde tus manos graciosas señalan a las almas el camino de la virtud infantil, tomo la resolución de poner en práctica tus enseñanzas a imitación de tu pequeñita esposa Santa Teresita. ¡Oh Jesús divino! Tú, misericordiosamente, te dignaste mirarla, y con solo la mirada de tus ojos claros, serenos, vestida la dejaste de tu hermosura. Dígnate, pues, te lo pido con fe, recompensar este devoto ejercicio, con la dulce y misericordiosa mirada de tus ojos divinos. «Mas qué digo, ¡Jesús mío! Tú sabes muy bien que no es la recompensa la que me induce a servirte, sino únicamente tu amor y la salvación de mi alma». Te lo pido por la intercesión de tu florecilla regalada. ¡Oh querida Teresita! Es preciso que ruegues por mí, para que el rocío de la gracia se derrame sobre el cáliz de la flor de mi corazón, para fortalecerlo y dotarlo de todo cuanto le falta. ¡Adiós, florecilla de Jesús! Pide que cuantas oraciones se hagan por mí, sirvan para aumentar el fuego que debe consumirme. Amén.
  
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.

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