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miércoles, 4 de octubre de 2023

MES DE SANTA TERESITA DEL NIÑO JESÚS – DÍA CUARTO

Compuesto por el Rev. P. Aniceto de la Sagrada Familia OCD en el año 1925.
   
Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
   
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío Jesucristo, con el corazón partido por el dolor que me causan los pecados cometidos contra Ti, vengo a pedirte perdón de ellos. Ten piedad de mí, oh Dios; según la grandeza de tu misericordia y según la muchedumbre de tus piedades, borra mi iniquidad. Mira mi humillación y mi trabajo, y perdona todos mis pecados. Espero de tus bondades que no entrarás en juicio con tu siervo. porque no hay entre los vivientes ninguno limpio, en tu presencia, y que me perdonarás todas mis culpas, y me darás la gracia para perseverar en tu santo servicio hasta el fin de mi vida. Amén.
  
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
¡Oh Jesús! Maestro sapientísimo en la ciencia del amor, que aleccionaste en la escuela de tu corazón adorable a tu pequeñita esposa Santa Teresita del Niño Jesús, haciéndole correr por la senda del amor confiado hasta llegar a la cumbre de la perfección, yo te ruego te dignes enseñar a mi alma el secreto del Caminito de infancia espiritual como a ella se lo enseñaste; para esto vengo en este día a tu soberana presencia a meditar los ejemplos admirables que nos dejó tu regalada Santita. Escucha benigno las súplicas que ella por nosotros confiadamente te dirige. ¡Oh Jesús, si pudiera yo publicar tu inefable condescendencia con todas las almas pequeñitas! Creo que si, por un imposible, encontraras una más débil que la mía, te complacerías de colmarla de mayores gracias aún, con tal confiara por entero en tu infinita misericordia, Mas ¿por qué, Bien mío, deseo tanto comunicar los secretos de tu amor? ¿No fuiste tú solo quien me los enseñaste? ¿Y no puedes revelarlos a los demás? Ciertamente que sí, y puesto que lo sé, te conjuro que lo hagas: te suplico que fijes tus divinos ojos en todas las almas pequeñitas, y te escojas en este mundo una legión de Víctimas pequeñas dignas de tu amor… Dígnate escoger a la pobrecita de mi alma para el número de esa legión y haz, por tu piedad que, atraída por la fragancia de las virtudes de tu esposa, corra por la senda del bien hasta llegar a la perfección del amor. Amén.
   
DÍA CUARTO – 4 DE OCTUBRE
MEDITACIÓN: LA COOPERACIÓN HUMANA
Ómnia cooperántur in bonum iis, qui secíndum propósitum vocáti sunt sancti. (S. Pablo ad Rom. VIII, 28.)
Todas las cosas contribuyen al bien de aquellos que han sido llamados a la santidad.

En la vida nada hay que no pueda ser de provecho para la santidad de nuestra alma. Como dirigido por la mano providente del Señor, todo va ordenado para la santificación de sus elegidos. Jesús, con soberana elocuencia, lo enseñó a sus amados discípulos cuando les dijo: Ni una hoja del árbol cae en tierra, ni un solo cabello se desprende de vuestra cabeza sin providencia divina. No queráis, pues, temer que todos los cabellos de vuestra cabeza están contados y vosotros valéis mucho más delante de mi Padre.
  
El secreto pues de la santidad no está en la ostentación que lleva consigo el ejecutar grandes obras, sino en saber tener la voluntad conforme en todo lo que la divina Providencia ordenare. Esto es hacer la voluntad del Señor en todas nuestras acciones, como se lo suplicamos en la oración del Padre nuestro: «Hágase Señor tu voluntad así en la tierra como en el cielo». ¡Oh, si meditásemos un momento la sublime doctrina que encierran estas palabras de la oración Dominical!, cuán otros serian nuestros progresos en la perfección del espíritu: No andaríamos tan inquietos por los contratiempos que se oponen en el camino de la vida. Correríamos acosados por la sed fatigosa del dolor a la única fuente donde manan las verdaderas aguas de la consolación, a la voluntad de nuestro Señor, que sapientísimamente dirige para nuestro bien toda tribulación.
   
La muerte prematura de la señora de Martin causó pena profundísima en el tierno y delicado corazón de Teresita. Todo cambió por completo. Antes era viva, expansiva y alegre: ahora tímida, dulce, de exagerada sensibilidad. No recuerdo haber orado mucho, pero a nadie comunicaba los profundos sentimientos que embargaban mi corazón; observaba y escuchaba en silencio... Si Dios no hubiera prodigado sobre su florecita sus bienhechores rayos jamás hubiera podido aclimatarse en la tierra. Demasiado tierna todavía para soportar las lluvias y las tormentas. le era necesario mucho calor, suave rocío y brisa primaverales. Nada de esto le faltó ni siquiera bajo la nieve de la tribulación. ¿Y cómo le había de faltar si todas las cosas, como ordenadas y dirigidas por el Señor, contribuyen a la salvación de los elegidos de Dios? La conformidad con la voluntad del Señor libra al corazón de mil sinsabores que produce la demasiada reflexión de las cosas sensibles. No merecen la pena de una reflexión intelectual las contradicciones de esta vida. Si de vez en cuando dejásemos correr nuestros ojos por los espacios admirables de los cielos, muy pronto, la luz que en ellos se refleja nos haría comprender aquella profunda sentencia del apóstol San Pablo: «No son dignas de aprecio las contradicciones de este mundo si las ponemos en parangón con las bienaventuranzas que el Señor tiene prometidas a sus escogidos.

Medítese un momento y pídase la gracia que se desea recibir.

EJEMPLO: DESPUÉS DE HABER LEÍDO SU VIDA, HE APRECIADO EL SUFRIMIENTO
M. Francia. 9 de Julio de 1919.

Tengo 20 años. Desde la edad de 5 sufro casi continuamente de endocarditis, angina de pecho, anemia, etc.; en fin, muchas espinas. Estas espinas, desgraciadamente, no han producido flores en mucho tiempo. Ha sido necesaria la intervención de esta encantadora Reinecita para hacerme comprender que era un privilegiado de Jesús. Solamente después de leer su vida he apreciado el grande honor que me hacia el Señor asociándome a sus sufrimientos. Desde que conozco a Sor Teresita, 8 meses poco más o menos, me encuentro completamente cambiado. Poco a poco, gracias a ella, he llegado a no amar más que la voluntad de Dios, penas o alegrías, poco importa más Yo no quiero sino lo que quiere nuestro Señor. No le pido más que una cosa: amarle con locura, siguiendo las huellas de mi Teresita.
   
¡Oh!, compadezco con toda mi alma a los que no conocen el amor, y estoy vivamente agradecido a Sor Teresita de habérmelo revelado; a ejemplo suyo me eh abandonado al Amor misericordioso. El sufrimiento es a veces muy vivo, pero lo amo, puesto que viene de Jesús. Este relato expresa muy deficientemente lo que la Santita ha hecho por mí. Pero lo que es evidente es que ella me ha convertido por completo, que la amo mucho, y desearía fuese conocida en todas partes.  

JACULATORIA: ¡Dios mío! lo escojo todo. no quiero ser Santa a medias; no tengo miedo de sufrir por Vos, tan sólo temo una cosa: conservar mi voluntad; tomadla, pues escojo todo lo que Vos queréis.

ORACIÓN PARA ESTE DÍA
¡Venerada Santita!, que mereciste por tu inquebrantable adhesión a la voluntad divina, que todas las más grandes tribulaciones que mortificaron tu vida fuesen motivos dc purificación para tu almita delicada y que tus lágrimas derramadas por la fuerza del dolor se convirtieran en preciosos brillantes que adornan tu corona en el cielo; haz, piadosa Santita, que sepa aprovecharme de todas las cosas que el Señor me mande, sometiéndome en un todo a su santísima voluntad; y para más obligarte te recordamos tus inefables promesas en favor de tus devotos con las siguientes:
  
DEPRECACIONES
  • ¡FIorecilla de Jesús, que con tus perfumes virginales atrajiste hacia ti las miradas del Esposo divino, haz que nuestras plegarias merezcan la bendición del cielo! Padrenuestro y Avemaría.
  • ¡Virgen graciosa!, que supiste iniciarte en el corazón del Rey celestial, oyendo de sus labios divinos «Todo lo mío es tuyo», haz que se derrame sobre mi corazón la gracia de tu protección poderosa. Padrenuestro y Avemaría.
  • ¡Oh celestial criatura!, que nos prometiste que tus oraciones serían en cl cielo bien recibidas, ruega por nosotros y arroja la abundancia de gracias sobre nuestras almas, como la lluvia de rosas que prometiste hacer caer sobre la tierra. Padrenuestro, Avemaría y Gloria Patri.

ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
¡Oh Jesús! Atraído suavemente por el imán poderoso de tu amor a la escuela donde tus manos graciosas señalan a las almas el camino de la virtud infantil, tomo la resolución de poner en práctica tus enseñanzas a imitación de tu pequeñita esposa Santa Teresita. ¡Oh Jesús divino! Tú, misericordiosamente, te dignaste mirarla, y con solo la mirada de tus ojos claros, serenos, vestida la dejaste de tu hermosura. Dígnate, pues, te lo pido con fe, recompensar este devoto ejercicio, con la dulce y misericordiosa mirada dc tus ojos divinos. «Mas qué digo, ¡Jesús mío! Tú sabes muy bien que no es la recompensa la que me induce a servirte, sino únicamente tu amor y la salvación de mi alma». Te lo pido por la intercesión de tu florecilla regalada. ¡Oh querida Teresita! Es preciso que ruegues por mí, para que el rocío de la gracia se derrame sobre el cáliz de la flor de mi corazón, para fortalecerlo y dotarlo de todo cuanto le falta. ¡Adiós, florecilla de Jesús! Pide que cuantas oraciones se hagan por mí, sirvan para aumentar el fuego que debe consumirme. Amén.
  
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.

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