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sábado, 7 de octubre de 2023

SANTA JUSTINA DE PADUA, VIRGEN Y MÁRTIR

  
San Venancio Fortunato, obispo de Poitiers a principios del siglo VII, considera a Santa Justina como una de las vírgenes más ilustres cuya santidad y triunfo han sido consagrados por la Iglesia y afirma que su nombre hace tan famosa a Padua como el de Santa Eufemia a Calcedonia y el de Santa Eulalia a Mérida. El mismo autor, en el poema  que dedicó a la vida de San Martín, exhorta a los peregrinos que van a Padua a besar el sepulcro de la bienaventurada Justina. A principios del siglo VI, se construyó en Padua una iglesia en honor de la santa y se pretende que sus reliquias fueron descubiertas ahí en 1117. Por la misma época vio la luz una falsificación de las actas del martirio de la santa. Según ese documento, Justina fue bautizada por San Prosdócimo, "un discípulo del bienaventurado Pedro", el cual comunicó al autor los datos que poseía sobre la santa. Prosdósimo, según el relato al que nos referimos, fue el primer obispo de Padua y sufrió el martirio durante la persecución de Nerón. Santa Justina fue decapitada por haber permanecido fiel a la fe. El relato añade muchos detalles de cuya verdad no existe prueba alguna.
  
La realidad es que ella vivió durante la persecución de Diocleciano en el año 304. Se dedicó a la religión desde sus primeros años e hizo voto de virginidad perpetua. Cuando fue llevada ante el prefecto Maximiano, Justina se mantuvo firme contra todos los ataques, por lo que el prefecto hizo que la mataran a espada.
      
La "reforma" benedictina de Santa Justina, que data del siglo XV y es conocida actualmente en Italia con el nombre de congregación de Monte Cassino, tomó su nombre del de la abadía de Padua en la que fundada. Luis Barbo, enviado por el Papa Gregorio XII, fue elegido abad el 3 de Febrero de 1409, emprendió la reforma en el monasterio y restableció la observancia benedictina.

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