Novena dispuesta por un Capellán del convento de las Carmelitas Descalzas de Guadalajara, y reimpresa en Ciudad de Méjico a devoción del Capitán Manuel de León, ensayador de la Real Casa de Moneda, por la Imprenta nueva de la Biblioteca Mejicana en 1756. Indulgencia de 40 días concedida mediante Certificación de fecha 5 de Febrero de 1755 por Mons. Dr. Fray Francisco Pallas Faro OP, Obispo titulad de Sinópolis y Vicario apostólico de Fujián (actual Archidiócesis de Fuzhou, China), a cuantos rezaren la Novena.
ADVERTENCIA: Conforme al decreto Sanctíssimus Dóminus Noster del Papa Urbano VIII (13 de Marzo de 1625), se deben reconocer en los hechos milagrosos relatados en este libro una autoridad puramente humana, en total sometimiento al juicio de la Santa Iglesia Romana sobre ellos.
PRÓLOGO A LOS DEVOTOS DE NUESTRA SEÑORA DE SAN JUAN
Es tanta la fama de los milagros y maravillas de la Soberana Imagen de Nuestra Señora de San Juan, que su Santuario se ha hecho celebérrimo en toda nuestra América: En él se admiran repetidos portentos, y muy singulares prodigios: a él vienen cada día, como a Romería, innumerable concurso de gente de todos estados y de remotas tierras a ofrecer votos, a pagar limosnas, a encender luces, a hacer Confesiones generales, Comuniones edificativas, y devotos Novenarios: y estos con tanto fervor, que no contentos con las Misas que oyen, ni con los Rosarios que rezan, piden otros ejercicios, devociones, anhelando siempre por alguna Novena o Devocionario especialísimo en honra de esta admirable Imagen; motivo porque el Br. D. Francisco de los Ríos, su dignísimo Capellán mayor, su fidelísimo Claviculario, su vigilantísimo Custodio, y su Recamarero mayor, procuró que en honra de la Soberana se pusiese en ejecución esta Novena, la cual fió a mi cuidado, sin reparar a mi corto talento, e ineptitud muy notoria: acepté ciego, porque si a ley de Amigo debí complacer su gusto, a ley de esclavo (aunque indigno) de esta gran Señora debí ofrecer; y cooperar en lo que juzgué ser servicio suyo.
Mas para obedecer y no errar (confieso con ingenuidad) me valí de la industria de la Abeja, la cual para labrar y endulzar su panal, coge de una y otra flor el jugo, allí yo para formar esta Novena cogí de varios libricos, que como flores han escrito hombres insignes en honra de MARÍA Santísima, el jugo de afectos, oraciones y ejemplos con los cuales la he formado, para que como panalito de miel virgen (aunque hecho a costa ajena) se acepte, como lo espero, por ser en honra del mejor panal de la más pura y cándida miel: «Comédi favum cum melle meo» (Cant. c. 5, v. 1). Nuestra Señora de San Juan, la que exhala vida y dulzura, la que es el imán de los corazones, en la que le halla el tesoro mayor y más rico de las Indias, y en quien todos buscan y hallan el consuelo.
El motivo de poner en cada uno de los días de la Novena algunos milagros de la Santísima Imagen, es por expresar los milagros aprobados por el Ordinario, como consta de la Historia, que así de esta Santa Imagen, como de la de Nra. Sra. de Zapopan escribió el Muy Rev. P. Francisco de Florencia de la Sacratísima Compañía de Jesús, mi Madre, a instancias del Ilmo. y muy Venerable Sr. Dr. D. Juan de Santiago de León Garavito, Obispo, que fue de este Obispado de Guadalajara, porque aunque es cierto, que cada día se oyen nuevos prodigios de la Sra., pero como no consta estar aprobados, no harán ni moverán con la eficacia como los que aquí se expresan y corren con segura y cierta aprobación: fuera de estos también se confía que que los principales milagros de la Soberana Imagen, queden reimpresos para memoria, la cual se puede perder por la falta que hay de los libros de su Historia, y si los escritos, como dice San Máximo, «Scriptúra, memóriæ reparátrix, est obliviónis medicaméntum», son reparadores de la memoria y remedio del olvido, no se juzgará por ociosa la reimpresión de los que aquí se ponen.
Diome motivo de adjudicar a esta Novena la Corona de las doce Estrellas, el ver al misterioso Lienzo que sirve de cortina a la Original y Sagrada Imagen de MARÍA Santísima: en él se halla con gran primor iluminada la Imagen del purísimo Apóstol y Evangelista San Juan, aquel a quien San Pedro Damián llama la Boca de Dios, lengua del Espíritu Santo, cedro del Paraíso, luz de la Iglesia, honra del universo, resplandor del Mundo, el pregonero de la Divinidad, las delicias de Cristo, la Estrella de los hombres, el Compañero de los Ángeles, el Espejo de la luz, la fórmula de la Fe, el alma de las virtudes, la Columna del Cielo, y el Querubín de la tierra: Este es, y no otro Santo, el que debió estar, y este misterio talmente iluminado en la Cortina; no solo por haber quedado MARÍA Santísima a su cuidado: Accépit eam Discípulis in suam (Joann., c. 19), que eso puede ser común a todas sus Sagradas Imágenes, sino porque se sepa, que si la cortina cubre y esconde a la Soberana Señora, solo San Juan, que supo en el Apocalipsis descubrir la Imagen prodigiosa de MARÍA Santístima aun en lo más escondido de los Cielos pues de descubrir a la que por singular prodigio de la tierra como se oculta por mayor respecto en el Cielo del célebre Santuario de Nuestra Señora de San Juan.
Así es, porque aunque encubre el Original Simulacro de la Señora la cortina donde está iluminado San Juan en la misma cortina la descubre y hace patente a todos el Sagrado Evangelista: y es el caso, que en la misma cortina retrataron muy al vivo a la Santísima Imagen que se oculta, y con tanto primor, que se deja ver, como en el Cielo: (Apoc, c. 12.) la vio San Juan vestida del Sol, por peana la Luna, y coronada con doce refulgentísimas Estrellas; y el Santo Evangelista como en éxtasis, y con la pluma en la mano para la descripción de tantos misterios.
Entre los muchos, que encierra este Lienzo o dibuja esta cortina, el Misterio de las doce Estrellas, que a MARÍA Señora forman imperial Corona, me influyeron como dominantes Astros la devoción, que digo de la Corona en honra de las doce Estrellas, aplicada a esta su Santa Imagen: no solo por venirle tan ajustada a su devoción, ni por estar tan de asiento las Estrellas en su bellísimo Rostro (P. Florencia, 114) como cada día le ven resplandecer, sino también por ser tan de su agrado, como lo manifiestan los prodigios y milagros que varios Autores escriben, alentado a tan santa devoción (Luis Novarino en Umbra Vírginis, fol. 481; P. Florencia, lib. de su Historia). Entre los muchos casos que refieren, solo diré para prueba el que escribe en su libro Corona de flores el R. P. Juan Antonio de Oviedo de la Sagrada Compañía de Jesus. (Corona de flores, fol. 188).
Cierto devoto de MARÍA, que la rezaba, iba de camino con dos compañeros, los cuales adelantándose un día, dieron en manos de salteadores, que les quitaron cuanto llevaban y también la vida: llegó al mismo lugar el tercero, y, estando ya para pasar la misma suerte que sus dos compañeros, suplicó con instancia a los salteadores que le concediesen siquiera un rato de tiempo para encomendarse a Nuestra Señora, lo consiguió, y poniéndose a rezar su continua devoción de la Corona de doce Estrellas, con el fervor que le enseñaba su manifiesto peligro, vieron los salteadores que bajando del Cielo su Reina Soberana, acompañada de las gloriosas Vírgenes y Mártires Catalina y Lucía, asistía con muestras de singular amor a su devoto: vieron más, que al rezar la Oración del Padre nuestro, salía de su boca una rosa encarnada muy hermosa, y una rosa muy blanca por cada Ave María que rezaba, y que recogiéndolas en sus manos por mandato de la Virgen Santa Catalina, las entregaba a Santa Lucía, quien en un círculo de oro, que en las manos tenía, las iba uniendo y atando con un hilo de plata. Acabada la Corona de quince Rosas, doce blancas y tres encarnadas, la misma Soberana Reina la puso con sus manos en la cabeza de su devoto, y luego de la aparición los salteadores se convirtieron a nueva vida y el devoto de MARÍA quedó libre y con la Corona en la cabeza, en prueba del prodigio, el cual se entró Religioso para servir mejor a Dios, y agradecer con sus buenas obras a MARÍA Santísima tanto favor.
¡Por cierto, que este caso es muy digno de alguna admiración! que por ofrecer a MARÍA Santísima en tres Padre nuestros, y doce Ave Marías una Corona, retorna la Señora a sus devos la misma Corona, y con ella grandes beneficios! Bien necesitaba yo, para alzar a la devoción de esta Corona, tener la eficacia de un Ángel, que en materias de persuadir de que se hagan Coronas, y dediquen, solo un Ángel puede alentar, mas no quede por eso: oigan al mismo que le habló al Profeta Zacarías: «Mira, le dice el Ángel, que tomes suficiente masa de oro y plata, y fabricando unas Coronas las dediques a Jesús sumo Sacerdote» (Sumes áurum, et argéntum, fácies Corónas, et pones in cápite Jesu Sacerdótis magni, Zach. 6, 15). Lo que en este caso hay que reparar es que fabricándose estas Coronas para Jesús, diga el Ángel que las ha de ceder en unos ilustres Héroes: «Et corónæ erunt Helen, Thobíæ et Idaíæ». ¿Pues cómo si se consagran las Coronas a Jesús, se han de ofrecer a esos nobles Varones? El Padre Cornelio da la razón, y dice que las merecieron estos por el celo y devoción con que ofrecieron materia para ellas, y así aunque las Coronas se fabrican para Jesús, las cede gustoso en recompensa de la liberalidad y amor de sus amantes: «Quia ad eas áurum, et argéntum abtulérunt» (Cornel. hic.). Como si dijera a los devotos de MARÍA: «Vosotros le tributais a esta gran Reina para Corona el oro más fino de la Oración del Padre nuestro, la plata más pura del Ave María, pues entended que esa Corona, aunque es dedicada a MARÍA, esta gran Reina la cede en vosotros por signos de vuelto celo y fervorosa devoción».
MODO DE REZAR LA CORONA DE LAS DOCE ESTRELLAS
Fue invención muy antigua de los devotos de MARÍA Santísima rezar esta Corona de doce Ave Marías en memoria de las virtudes y privilegios singulares con que la Santísima TRINIDAD la enriqueció y hermoseó, como explica con dulzura San Bernardo (Sermón Signum magnum), y los tres Padre nuestros en honra de la Santísima TRINIDAD que se los concedió, y se reza en esta forma: (P. Oviedo, libro Corona de Flores, folio 188). Hecha la señal de la Cruz, se le reza un Padre nuestro al Padre Eterno en acción de gracias de los beneficios que hizo a MARÍA como a Hija muy amada, y luego cuatro Ave Marías, se dice el versículo Gloria Patri, etc.; después otro Padre nuestro al Hijo en agradecimiento de los dones que concedió a MARÍA como a Madre muy querida, y luego cuatro Ave Marías, y el versículo Gloria Patri, etc. Finalmente otro Padre nuestro al Espíritu Santo en reconocimiento, y memoria de los privilegios y virtudes con que enriqueció a MARÍA como Esposa muy regalada, y luego cuatro Ave Marías, y le concluye con el versículo Gloria Patri, etc. Y luego se ofrece como se verá en el folio catorce con la Oración, que empieza Soberana Emperatriz, etc.
Las personas que no supieren leer las Oraciones de esta Novena, podrán rezar solo esta Corona de la manera que se ha dicho, y los que se precian de Esclavos amantes de esta Soberana Imagen, podrán rezarla todos los días, y para memoria pueden traer un Rosario de cuentas menudas con tres Misterios, que cada uno tenga un Padre nuestro, y cuatro Ave Marías, y traerlo atado al Rosario de la gran Señora
Otras Oraciones que se ponen en esta Novena para las personas devotas, particularmente para las mujeres: (Devóto fœmíneo sexu, San Agustín) que son las que se han ganado este título; pero las personas ocupadas podrán rezar las Oraciones que quisieren y pudieren, supuesto que no hay ningún precepto, ni obligación para hacer esta ni otra Novena con las Oraciones y ejercicios que se piden, y solo es para devoción, nacida de varios afectos ya a los Misterios de Cristo, ya a los de MARÍA Santísima, o a otros Santos.
Y si alguno reparare que esta Novena no está dispuesta con el Misterio de la Concepción Purísima de MARÍA, siendo este propio de su advocación, digo: que por haber ya Novena impresa del Misterio, tan docta como edificativa, se excuse: fuera, que lo que se me encargó fue Novena en honra de la singular y admirable Imagen de Nuestra Señora de San Juan para el consuelo de sus devotos, que la pretendían con ansia, para hallarla siempre que se hallasen en algún trabajo de alma o cuerpo, y siempre que visitasen su Santuario: y así digo que esta Novena se puede hacer en cualquier tiempo del año, y en cualquier parte o lugar: que aunque su Santuario, u otra Iglesia, es el propio lugar para orar, pero como no todos pueden hacerlo así, o por enfermedad, ocupación, o legítimo impedimento, no por eso dejarán de ser oídos de la Señora los que la hicieren en su casa, o en otra parte con devoción y preparación, la cual será de la manera siguiente:
Sea lo primero limpiar el alma de todo pecado mortal, haciendo una confesión verdadera, y si pudiere comulgará el día que la comenzare, y los demás que aconsejare el prudente Confesor, o el Padre espiritual, los que no lo pudieren hacer por legítimo impedimento, procuren hacer actos de Contrición y propongan a Nuestra Señora hacerlo cuando cómodamente lo puedan conseguir: en los días que se hiciere esta Novena, se procurará hacer algún ejercicio de obra de caridad o de dar limosna (los que pudieren) a los necesitados, principalmente a los pobres vergonzantes, que estos, como no la puedan pedir por vergüenza; padecen muchísima mortificación y necesidad: ayunos y mortificaciones corporales no se piden en esta Novena, porque el que quisiere o pudiere hacerlo lo haga de su espontánea voluntad con consejo de su Padre espiritual o Superior, supuesto que de la obediencia se agrada más a la Santísima Virgen.
Todos los días procuren oír Misa (si la hubiere, o se pudiere) recen el Rosario de Nuestra Señora y si rezaren las tres partes en el discurso del día, sea la primera por la mañana, antes del medio día la segunda, y a la noche la tercera, con las Letanías y Salve.
El ejercicio de esta Novena se podrá hacer a cualquier hora del día, pero las personas que la hicieren en el Santuario de la Señora, o en otra iglesia, la harán después que hayan oído Misa, y sea así: Hecha la señal de la Cruz levantará el corazón a Dios y a su Santísima Madre la saludará con la Salutación que adelante se pone, y luego el Acto de Contrición, siguiendo el orden con que se expresa en este primer día y en los siguientes solo el Milagro y la Oración que se pone en la que se varía.
NOVENA EN HONRA DE LA MILAGROSÍSIMA IMAGEN DE MARÍA SANTÍSIMA, NUESTRA SEÑORA DE SAN JUAN, SITA EN EL VALLE DE LA VILLA DE LOS LAGOS, DEL OBISPADO DE GUADALAJARA, NUEVO REINO DE GALICIA
Por la señal ✠ de la santa Cruz; de nuestros ✠ enemigos líbranos, Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
SALUTACIÓN DE SAN EFRÉN DE SIRIA
Dígnate, Virgen Santa, que tu siervo te alabe y diga Ave María. Ave, cándida Paloma: ave, fulgentísima Estrella: ave, Luz sobremanera hermosa. Ave, de los Serafines cántico: ave, de los Querubines himno: ave, alegría del género humano, pues tan poderosa eres, Señora, el perdón de los pecados nos alcanza. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN
Oh Virgen María, Madre admirable de Dios, Abogada de los pecadores y Reina de los Ángeles: veis aquí postrado a vuestros pies al mayor de los pecadores, pues al Dios de la Majestad (a quien Vos con tanto amor concebisteis, disteis a luz y criasteis, ahora en el Cielo su imponderable hermosura os llena de suma gloria y tiene arrebatadas las atenciones de todos los Santos y Ángeles, que temblando en su presencia, no cesan de amarle) me atreví yo, gusanillo vil, a despreciar tan inmensa hermosura por un poco de nada, que es el pecado, pésame Señora de mi ingratitud, ya propongo morir antes que pecar, y confío en vuestras amorosísimas entrañas de piadosa Madre, me alcanzaréis el gozo de una eficaz gracia, en la cual persevere hasta la muerte. Amén.
ORACIÓN PREPARATORIA
Acordaos, oh piadosísima Virgen MARÍA, que jamás se ha sabido que alguno que haya confiado en vuestro patrocinio e implorado vuestra ayuda, haya sido desamparado. Veis aquí, pues, que animado yo con esta confianza, me acojo a Vos, oh Madre, Virgen de las Vírgenes: a Vos vengo, y con gemidos y ruegos me pongo en vuestra presencia. No queráis, oh Madre del Divino Verbo, despreciar mis palabras, sino dignaos propicia de verme y favorecerme. Amén.
DÍA PRIMERO
MILAGRO
Pinta San Gregorio Nacianceno a MARÍA Santísima como abrasada y divina Fénix: (Amóris flammis Phœnix redivíva Dei Mater; fol. 89, Umbra Vírginis), y este pensamiento del Santo es muy misterioso y adecuado a la Soberana Emperatriz de los Cielos en su admirable Imagen de Nra. Sra. de San Juan. Teníase esta Santa Imagen como desechada por vieja, y como consumida por débil material, mas entonces quiso Dios que como misteriosa Fénix se renovase con prodigios, pues aun en este estado de vieja con solo su contacto resucitó una niña que desgraciadamente había muerto atravesada de agudas dagas a vista de su padre, que era maromero o volantín, el cual agradecido buscó artífices que la renovasen, y halló Ángeles en forma de mancebos, que en breves horas lo ejecutaron y desaparecieron, dejándosela tan hermosa, y como renovada Fénix, despidiendo rayos de luz, como hasta el día de hoy se ve (P. Florencia, en su Hist., fol. 52), como que nos muestra con este prodigio ser ella por quien nosotros nos renovamos como el fénix, como dice San Germán Auxerrense: (Hæc est illa per quam omnes renáscimur).
ORACIÓN PARA EL PRIMER DÍA
Oh Inmaculada y siempre bendita, singular e incomparable Virgen MARÍA, Madre de Dios, Templo suyo muy agradable, Sagrario del Espíritu Santo, Puerta del Reino de los Cielos y divina Fénix, por quien, después de Dios, vive todo el Orbe de la tierra, inclina, oh Madre de misericordia, esos tus purísimos Ojos en mi alma: mírala, Señora, hecha a Imagen y semejanza de Dios, ahora tan envejecida por mis culpas, tan apolillada con los apetitos, tan deshecha con las pasiones: compadécete, Señora, de su ruina, y alcanza de Dios Nuestro Señor, que así como tu Santa Imagen, por ser Imagen tuya, quiso su Majestad se renovase por manos de los Ángeles, mi alma, por ser Imagen de Dios, se renueve por tu intercesión a los esmeros de la gracia, concediéndome también lo que te pido en esta Novena, si es para gloria de su divina Majestad, y bien de mi alma. Amén.
Aquí se hace la petición a MARÍA Santísima según la necesidad particular de cada uno; hecha alguna pausa se reza la Corona de las doce Estrellas, y se ofrece con la Oración siguiente:
OFRECIMIENTO
Soberana Emperatriz de los Cielos, y Señora del Universo MARÍA Santísima, postrado a tus Santísimas Plantas, humildemente te ofrezco estos tres Padre nuestros y doce Ave Marías en memoria y reverencia de las doce Estrellas con que el Apóstol San Juan te vio en los Cielos Coronada, de lo cual, Señora, me regocijo y doy a la Santísima TRINIDAD las gracias por las virtudes y privilegios singulares con que en estos Misteriosos Astros simbolizó la Imperial Corona, con que te hermoseó y coronó desde el primer instante de tu Purísima Concepción: por esta tu primera exaltación te ruego, Serenísima Reina, me concedas que a la influencia de estos astros logre yo fortaleza para vencer los combates de los enemigos del alma, y me des tanta gracia, cuanta necesito para saber merecer la corona que está prometida a los que fielmente pelearen hasta el fin.
También te suplico, Señora, asistas con tu favor a la Santa Iglesia, para su mayor exaltación; al Sumo Pontífice, para que logre sus santos deseos; a nuestro Católico Rey, para el logro de las paces que pretende entre los Príncipes Cristianos; a los herejes, cismáticos e infieles, para que salgan de la noche de sus errores e ignorancias; a los pecadores, para que horrorizados de las tinieblas de la culpa, soliciten presto con la verdadera contrición la luz de la gracia; y a las Ánimas del Purgatorio libertad, para que pasen al descanso de la Bienaventuranza, a donde por gracia reinas por todos los siglos de los siglos. Amén.
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
DÍA SEGUNDO
Por la señal…
Salutación, Acto de contrición y Oración preparatoria.
MILAGRO
Imagen de MARÍA Santísima, dice San Lorenzo Justininano (Probémus Maríam natatóriam Sýloë significátam: Novarino, Umbra V. n . 313) era la Piscina de Siloé, a la cual remitió Cristo nuestro Señor, según San Juan: (Joan. c. 9) al Ciego para merecer la luz de los ojos: Hoy tenemos por nuestra dicha mejorada esta Piscina en la Milagrosa Imagen de nuestra Señora de San Juan, en la cual, no solo una vez al año se mueven las aguas de su Patrocinio como en la de Siloé, sino que continuamente están hirviendo, como dice San Ambrosio, para beneficio de todos los que las buscan para su remedio (Novar. in umbra. Virg, n. 1238). A esta Sagrada Piscina llegó un Ciego de la Ciudad de Méjico, y estándole haciendo una Novena, consiguió la vista que deseaba; volvióse gustoso para su tierra, mas en la Ciudad de Querétaro, una noche se acordó que le faltó que pedir a la Soberana Señora la vista con la condición necesaria, de que si le convenía, con este pensamiento no pudo sosegar, y determinó volver al Santuario, a donde entró y pidió a la Señora con la condición de que si le convenía, se la dejase, y si no se la quitase, y luego al punto quedó otra vez ciego, y se fue más contento que antes, porque discurría era dicha cegar para ver mejor; y que el poder de Dios, que está en manos de MARÍA Santísima, sabe alumbrar con las sombras, como con los resplandores (Psal. 138. Sicut tenébra ejus, ita lumen ejus. Florencia, fol. 114).
ORACIÓN PARA EL DÍA SEGUNDO
Oh Inmaculada y siempre bendita, singular e incomparable Virgen MARÍA, Madre de Dios, Templo suyo muy agradable, Sagrario del Espíritu Santo, Puerta del Reino de los Cielos, Fuente de Luz, por quien, después de Dios, vive todo el Orbe de la tierra, vuelve a mí, oh Madre Soberana, esos tus misericordiosos ojos; compadécete de mí, que soy de aquellos que teniendo ojos no ven: (Psal. 33). Y pues eres la Piscina, dame luz que deseo, para no tropezar con los engaños del mundo, para no caer en los lazos del demonio, ni perecer en los precipicios de la carne; y si este favor que te pido en esta Novena me conviene, y es del agrado de Dios, concédemelo, y si no, dame resignación perfecta en la divina voluntad. Amén.
Se hace la petición. Rezar la Corona de las Doce estrellas, y el Ofrecimiento.
DÍA TERCERO
Por la señal…
Salutación, Acto de contrición y Oración preparatoria.
MILAGRO
La Milagrosa Piscina de Siloé no solo tenía virtud para dar vista a los ciegos, sí también para sanar todas las enfermedades, como dice San Juan (Joan., c. 3). Esta verdad Evangélica se experimenta con repetidos prodigios en la Milagrosa Imagen de Nuestra Señora de San Juan, y Piscina milagrosísima, que sana en todos tiempos, no solo ciegos, sino también todas, y cualesquiera enfermedades: Dícelo su Historia, y lo publican los muchos milagros con que cada día publica Dios la fama de esta perenne fuente de salud, la cual convida a todos los enfermos, como dice San Juan Damasceno (Ego fons perénnis de curatiónem. En Novarino, n. 739), para sanarlos. Qué bien percibieron en sus interiores estos Marianos ecos una Mujer hidrópica, otra con flujo de sangre, otro con dolor de oído, otra mujer, que viendo a un niño, que rabiosamente moría por haber comido veneno de Solimám, y otros muchos desahuciados en lo humano, solo con visitar a esta gran Señora, sanaron repentina y milagrosamente, la cual tiene tan crecidas y veloces corrientes, que a los imposibilitadas de venir a su Santuario, luego que la invocan, les concede la salud, como le sucedió a un negro que mordido de víbora perecía, a otro de tabardillo que le amenazaba la muerte, a otros, que precipitados de lo alto la invocaban, luego sentían el favor: Véase su Historia, a que remito al devoto de Nuestra Señora (P. Florencia).
ORACIÓN PARA EL DÍA TERCERO
Oh Inmaculada y siempre bendita, singular e incomparable Virgen MARÍA Madre de Dios, Templo suyo muy agradable, Sagrario del Espíritu Santo, Puerta del Reino del Cielo y Médica Soberana, por quien, después de Dios, vive todo el Orbe de la tierra: Inclina, ¡oh admirable Madre!, los ojos de tu misericordia a este enfermo concebido en flaquezas y miserias, lleno de dolencias en el alma y cuerpo, a Ti vengo a sanar, a Ti, que eres la Piscina de Siloé, que sanas paralíticos, a Ti, que eres el Jordán para los leprosos, el óleo para los heridos, generoso vino para los flacos, cordial para los tristes, pítima para los afligidos, confortativo para los pusilánimes, triaca magna por los mordidos de serpientes, antídoto para el mortal veneno, y general Médica y Medicina para todos los enfermos: Sáname, Señora, de todas mis enfermedades interiores y exteriores, y concédeme también el favor que en esta Novena te pido si ha de ser remedio para mi salvación; si no, concédeme lo que fuere del mayor agrado de Dios nuestro Señor. Amén.
Se hace la petición. Rezar la Corona de las Doce estrellas, y el Ofrecimiento.
DÍA CUARTO
Por la señal…
Salutación, Acto de contrición y Oración preparatoria.
MILAGRO
Aquella piedra del Desierto, que herida de Moisés dio copiosas aguas al sediento Pueblo de Dios, no solo fue, dice el Sagrado Texto, para beneficio de los hombres, sino también para refrigerio de los brutos: Bibet omnis multitúdo, et jumenta ejus (N. 20. 8). Esta piedra, en sentir de Ricardo de San Víctor, fue Imagen de MARÍA SANTÍSIMA, la cual no solo mana en beneficios para los hombres, sino también se derrama para provecho y utilidad de los brutos: (Novarino, Umbra Vírginis, n.º 662). En conformidad de esta verdad ha manifestado Dios singulares prodigios con la Milagrosa Imagen de su Santísima Madre, que se venera en el dichoso Desierto del Pueblo de San Juan, como preciosísima Piedra que derramando favores para todas las criaturas racionales, no excusa ni aun a los perros y magnificencia. Unos indios conchos con envenenadas flechas quitaron la vida a un perro que guardaba de un rebaño las ovejas, sintióse en extremo su amo, mas unos hombres compadecidos, y fiados en los prodigios de nuestra Señora de San Juan, sacaron las flechas al difunto perro, y en las heridas le echaron de la tierra tocada a la Santísima Imagen, y con esta diligencia no solo resucitó el perro, sino que partió a cuidar las ovejas como solía. A otro perro, que le habían dado hierba y moría rabiando, sus amos le dieron un remedio con tierra de la Santísima Virgen y quedó sano, y lo que más se admiró fue que al punto corrió el perro para la Iglesia de la Soberana Señora, donde se estuvo todo el día sin salir, ni aun para buscar el sustento. Averígüense en los hombres, que reciben continuos beneficios de esta gran Señora, y no le saben corresponder. (P. Florencia, fol. 89; 116).
ORACIÓN PARA EL DÍA CUARTO
Οh Inmaculada y siempre bendita, singular e incomparable Virgen MARÍA, Madre de Dios, Templo suyo, Sagrario del Espíritu Santo, Puerta del Reino de los Cielos, por quien, después de Dios, vive todo el Orbe de la tierra, inclina, oh Madre de misericordia, los ojos de tu piedad a mis indignos ruegos, los cuales a tu clemencia claman; bien sé, Señora, que merecía ser desechado y tratado como perro, cual otra Cananea con Cristo tu Divino Hijo (Math., cap. 15), pues por mis graves culpas he sido peor que jumento; pero tú, Piadosísima Madre, que no te desdeñas de favorecer aun a estos, dígnate de alcanzar de su Majestad la gracia, para merecer una migaja del Eucarístico Pan, al que tu amasaste y cociste al calor del Espíritu Santo en tu divino Vientre, para nuestra salud y vida eterna, y si el favor que te pido en esta Novena conduce a este fin, concédemelo, y si no, que se haga lo que fuere del divino agrado. Amén.
Se hace la petición. Rezar la Corona de las Doce estrellas, y el Ofrecimiento.
DÍA QUINTO
Por la señal…
Salutación, Acto de contrición y Oración preparatoria.
MILAGRO
MARÍA Santísima se interpreta Señora del Mar, o Estrella del Mar (Dómina Maris. Novarino, Umbra Vírginis, n. 1136). Y del mar peligroso del Mundo, en donde resplandece su intercesión para librarnos de los graves peligros con que cada día nos amenaza: así lo asegura San Bernardo (Homilía 2.ª super Missus est). Y así se experimenta con los milagros que la Soberana Señora ha hecho y hace por medio de su Santísima Imagen de Nuestra Señora de San Juan: Estrella tan benévola como divina para favorecer a sus devotos, no solo en las tempestades de la tierra, sino también en los peligros y borrascas del mar. Acaecióles a unos navegantes grave tormenta en el mar, de la cual se levantó una ola que entrándose en el navío, echó al mar a una mujer que iba de estos reinos para España: Esta en aquel inproviso riesgo invocó a la Virgen de San Juan, y a poco rato vino otra ola y la restituyó viva al navío, con grande admiración de los marineros, quienes se informaron de tan maravillosa Estrella, a la cual siguió un caballero que se halló presente, y la hizo en su Santuario devota Novena (P. Florencia, .fol. 122).
ORACIÓN PARA EL DÍA QUINTO
Oh Inmaculada y siempre bendita, singular e incomparable Virgen MARÍA, Madre de Dios, Templo Suyo muy agradable, Sagrario del Espíritu Santo, Puerta del Reino de los Cielos, por quien, después de Dios, vive todo el Orbe de la tierra; inclina, oh Madre de misericordia, esos luceros refulgentísimos de tus misericordiosos ojos; mírame, Señora, que naufrago en este tempestuoso mar del mundo, tragando las amargas aguas de los trabajos, combatido del viento de las tentaciones, y de las olas de las enfermedades, sin tener otra esperanza que en Ti, que como Estrella benigna me has de ayudar, para que no perezca y quedes sumergido en tanto golfo: Alcánzame, Señora, que al soplo suave de la gracia en la Nave de la Santa Iglesia, camine seguro a la Patria Celestial, y si el favor que te pido en esta Novena conduce a este fin, concédemelo, a mayor honra y gloria de Dios, y bien de mi alma. Amen.
Se hace la petición. Rezar la Corona de las Doce estrellas, y el Ofrecimiento.
DÍA SEXTO
Por la señal…
Salutación, Acto de contrición y Oración preparatoria.
MILAGRO
Aquella Zarza que vio Moisés, que en medio del fuego conservaba sus verdores, dice Novarino (n. 565) era imagen de MARÍA Santísima, la cual pronosticaba aun en sombras los favores que hoy gozan sus devotos, librándose por su intercesión de muchos peligros y tribulaciones. Bien claro lo experimentó un amartelado devoto de la gran Reina en su milagrosa Imagen de Nuestra Señora de San Juan, a quien invocó hallándose en grave peligro de voraz fuego que les cercó, así a su gente como a toda su hacienda, la cual se componía de unos carros con que conducía semillas y otros víveres al Parral, para donde caminaba cuando le sucedió el caso, y experimentó la maravilla del prodigio de verse en el fuego libre, así él, su familia y sus carros con todo lo que llevaba, y lo que mas admiró fue que unos calabazos de manteca que llevaba a vender, habiéndolos abrasado el fuego y reducídolos a carbón, la manteca quedó congelada y sin derretirse, de tal suerte que así llegó al Parral, en donde se le vendió con gran crédito, por conocerse de todos era manteca de milagro de Nuestra Señora de S. Juan. (Refiérelo el P. Florencia, fol. 83).
ORACIÓN PARA EL DÍA SEXTO
Oh Inmaculada y siempre bendita, singular e incomparable Virgen MARÍA, Madre de Dios, Templo suyo muy agradable, Sagrario del Espíritu Santo, Puerta del Reino de los Cielos, por quien, después de Dios, vive todo el Orbe de la tierra, inclina, ¡oh Madre de misericordia!, esos tus divinos ojos a este indigno siervo, que en incendio de ira se abrasa, en llamas de concupiscencia se quema, y en brasas de apetito se arde: Compadécete, Señora, de mí, y haz que entre tan civiles llamas no me consuma, antes sí, quede tan purificado, sin tizne de culpa, que abrasado solo en el fuego del amor de Dios, camine seguro a la Patria Celestial, en donde espero lograr por tu intercesión los tesoros eternos, y, si para este fin conduce la gracia que te pido en esta Novena, concédemela a mayor honra de su Divina Majestad. Amén.
Se hace la petición. Rezar la Corona de las Doce estrellas, y el Ofrecimiento.
DÍA SÉPTIMO
Por la señal…
Salutación, Acto de contrición y Oración preparatoria.
MILAGRO
Ninguno ignora, que MARÍA Santísima es la Fuente y Madre del puro amor, pues la misma Señora lo publicó por el Eclesiástico (Ego Mater pulchra dilectiónis. Eccl., c. 24). Y por sus milagros y maravillas lo manifiesta, especialmente con aquellos que lo muestran con fervorosas obras, como que estas son señales ciertas de amantes puros y devotos verdaderos: (Videámus, si flores fructus partúriunt. Cant., 7). Muchos son los prodigios con que MARÍA Santísima ha manifestado su excesivo amor con los que la veneran y sirven en su milagrosísima Imagen de Nuestra Señora de San Juan, entre los portentosos casos de su Historia se lee el siguiente.
A Juan de Contreras, Vicario, que fue de dicho Santuario, le aconteció una noche oír a deshora golpes extraños en su mismo cuarto, procuró luego solicitar quién los daba, y no hallando cosa natural, entendió ser algún Ángel que le avisaba de algún peligro, y así salió luego a la plazuela de la Iglesia, y vio que tres ladrones procuraban robar el tesoro de su alma, la Santísima Virgen, y lleno de santo celo, llamó a sus criados, motivo porque los ladrones echaron a huir, mas el Vicario montó a caballo, y con sus criados los siguió hasta alcanzarlos, y uno de ellos atrevido le tiró tan fuerte golpe con una lanza, que rompiéndole al celoso Vicario la camisa y jubón, le tiró en tierra, y con esto escaparon: Llegó luego el criado, pensando su amo era muerto, y le halló bueno y sin herida ni dolor alguno, dando gracias a Dios, y a su Santísima Madre Nuestra Señora de San Juan, a quien invocó al tiempo del peligro, y así agradecido, el día siguiente dijo Misa, y dio públicas gracias, y desde aquella hora como el otro amado Juan, hizo voto de servir a la Soberana Señora toda su vida, sin interés alguno, como lo cumplió con grande esmero (P. Florencia, fol. 64).
ORACIÓN PARA EL DÍA SÉPTIMO
Oh Inmaculada y siempre bendita, singular e incomparable Virgen MARÍA, Madre de Dios, Templo suyo muy agradable, Sagrario del Espíritu Santo, Puerta del Reino de los Cielos, por quien, después de Dios, vive todo el Orbe de la tierra; arroja, ¡oh Madre del bellísimo amor!, las llamas de este volcán de tu caritativo Corazón al mío, para que a su calor se abrase, a su actividad se anime, y a sus apacibles truenos despierte del sueño en que los tres enemigos pretenden robar el Templo vivo de Dios, que es mi alma: ¡Ay Señora, no lo permitas! Mira, que en ella está el tesoro de la purísima Sangre de tu amado Hijo Jesús: Mira, que es la misma que tú le diste liberalmente en la Encarnación, con el fin de que la vertiese en raudales en la Cruz para nuestra dicha; acuérdate, Señora, que entonces con indecibles dolores aceptaste ser Madre de los hombres, y estos en cabeza del purísimo Apóstol San Juan (Et ex illa hora accépit eam discípulus in suam. Joan., c. 19) son hijos y esclavos tuyos, obligados desde aquella hora a amarte y servirte: esta obligación, Señora, desde esta hora la revalido con todo mi corazón; y si para este fin conduce lo que te pido en esta Novena, alcánzamelo de su Majestad, a mayor honra y gloria suya y provecho de mi alma. Amén. (P. Florencia, fol. 64).
Se hace la petición. Rezar la Corona de las Doce estrellas, y el Ofrecimiento.
DÍA OCTAVO
Por la señal…
Salutación, Acto de contrición y Oración preparatoria.
MILAGRO
Se interpreta MARÍA Santísima, ILLUMINÁTRIX, que quiere decir la que alumbra e ilumina hasta lo más oculto y escondido del corazón, como dice el doctísimo Idiota: (Illuminátrix que investigáre facit abscóndita cordis. En Novarino, n. 113). Esta maravilla se ve practicada en la admirable Imagen de Nuestra Señora de San Juan. Un hombre, más por curiosidad que por devoción, entró al Santuario de esta Reina, el cual quiso registrar de su Rostro Santísimo la hermosura, mas no pudo, porque despidiendo la Señora rayos de luz lo cegaron como a otro Saulo, para que viviera mejor, y así conoció entonces de su mala conciencia y desatada vida lo abominable, y no pudiendo sufrir tanta abominación, a gritos confesaba sus pecados, de tal fuerte que el Vicario y otros Sacerdotes que estaban presentes acudieron a socorrerlo, y díjoles el arrepentido pecador lo que le pasaba; y pidióle a uno de ellos le confesase generalmente, lo cual hizo en algunos días con muestras de verdadera contrición, y acabada, no solo abrió los ojos del cuerpo, sino también los de el alma, para poder caminar a una Religión, donde acabo ejemplarmente, como en escuela donde no se aprende otra cosa que saber morir para vivir eternamente, al contrario de los ciegos del mundo, que solo viven para morir con desgracia (P. Florencia, en su Historia).
ORACIÓN PARA EL DÍA OCTAVO
Oh Inmaculada y siempre bendita, singular e incomparable Virgen MARÍA, Madre de Dios, Templo suyo, Sagrario del Espíritu Santo, Puerta del Reino de los Cielos, por quien, después de Dios, vive todo el Orbe de la tierra, inclina, ¡oh Madre de misericordia, esos tus ojos refulgentísimos, a mí pecador, haz, Señora, que tus milagrosos rayos de luz inclinen y alumbren mi alma, para que registrando ni conciencia lo más oculto de mis culpas, horrorizado de mi fealdad; la procure limpiar con una verdadera confesión, y lavar con lágrimas de contrición; no permitas, Madre admirable, salga yo de tu presencia sin el logro de esta dicha, sin la riqueza de esta gracia, y si la que te pido en esta Novena conduce a este fin, concédemela a mayor honra y gloria de Dios y tuya. Amén.
Se hace la petición. Rezar la Corona de las Doce estrellas, y el Ofrecimiento.
DÍA NOVENO
Por la señal…
Salutación, Acto de contrición y Oración preparatoria.
MILAGRO
San Alberto Magno, hablando de MARÍA Santísima en el primer instante de su Purísima Concepción, dice que fue para los demonios golpe tan fuerte que los hizo temblar de miedo y huir cobardes, por lo mucho que les dolió la singular pureza de esta Aurora Virgen, a quien le deben los pecadores reconciliarse con Dios (San Alberto Magno, in lob Bibl. B.V. M). Ninguno lo podrá dudar à vista de de su milagrosísima Imagen de Nuestra Señora de San Juan, la cual con este título de tu Concepción Purísima se venera, dígalo el caso siguiente. Un hombre arriero cargaba una manceba, con quien vivía en mal estado: Llegó al Pueblo de Nuestra Señora de San Juan, y estando ejerciendo su oficio, le dio una mula una coz en la boca del estómago, que allí quedo como muerto: los compañeros, lastimados de la desgracia, acordaron el entrárselo a la milagrosa Imagen de MARÍA Santísima; pusieron al moribundo delante de su Altar, e invocándola en su favor, se levantó este con horror y espanto, y dando gritos, decía: «¡Que me llevan los diablos!»; mas ¿cómo pudiera ser ejecutada esta sentencia a vista de la Madre de Misericordia? La cual no solo lo libró de la muerte temporal, sino de la eterna, haciéndole con tal favor, que desde aquel día despidiese la ocasión y mudase de vida, como lo refiere el Padre Florencia (fol. 195).
ORACIÓN PARA EL DÍA NOVENO
Oh Inmaculada y siempre bendita, singular e incomparable Virgen MARÍA, Madre de Dios, Templo suyo muy agradable, Sagrario del Espíritu Santo, Puerta del Reino de los Cielos, por quien, después de Dios, vive todo el Orbe de la tierra; inclina a mí esos tus misericordiosos ojos, que no solo dan vida a los cuerpos, sino que introducen la mejor vida de la gracia a las almas: Compadécete de mí, Señora, que con mortales accidentes por instantes me acabo, y con continuas y mortales culpas me consuma, rodeado siempre de demonios, que como hambrientos leones me pretenden tragar. No lo permitas, Señora, líbrame de esta desgraciada muerte, que ya desde hoy te prometo dejar todas las ocasiones de culpas y solo aspirar con nueva vida a la consecución de la gracia, y si el favor que te pido en esta Novena me conviene para este fin, concédemelo por los méritos de tu Santísimo Hijo JESÚS nuestro Señor, que vive y reina por todos los siglos de los siglos. Amén.
ACCIÓN DE GRACIAS A DIOS PADRE, PADRE DE MISERICORDIAS Y DIOS DE TODA CONSOLACIÓN, POR EL DON DE LA DEVOCIÓN CON LA SANTÍSIMA VIRGEN
Amarémoste, Señor Dios nuestro, y bendecimos tu Santo Nombre, porque nos has colmado de bendiciones de tu dulzura, y de inmensas e innumerables misericordias en el tiempo de tu beneplácito, y voluntad, previniéndonos ab ætérno, aunque indignísimos siervos tuyos: y en primer lugar, porque por la luz de tu Sabiduría, que estampases en nosotras, por el Don de Fe, y celestiales inspiraciones, te dignaste de darnos a entender cuán agradable y acepto es a tu Soberana Majestad, y a nosotros útil para nuestro remedio y salvación, amar con todo afecto y honrar y reverenciar con todo conato y fuerza del cuerpo, y del espíritu a la Santísima Virgen, Madre de tu Unigénito Hijo. Y para que así lo cumpliésemos, has entrañado en nuestros corazones un tiernísimo y filial amor a MARÍA, apacentándonos a los pechos de nuestra amantísima Madre la Iglesia sustentándonos con la purísima Leche de la Religión Católica; por esto hiciste que nuestros corazones fe alegrasen, cuando estando en tanto peligro e incertidumbre nuestra salvación, contemplamos con gozo increíble de nuestras almas este gran beneficio, como señal y prendas de nuestra predestinación, y comenzamos desde acá a gustar en dulce y regalada devoción los regalos y gustos de el Reino del Cielo. ¡Oh Padre de misericordias, y Dios de toda consolación! Confirma en nosotros esta confianza, que por Ti tenemos de MARÍA, Madre de misericordia, consuelo y refugio de afligidos: haz con poderoso brazo que ofreciéndonos de todo corazón a su servicio, no volvamos atrás ni desmayemos, sino que continuemos con lluvias abundantes de tus divinas gracias, por Jesucristo tu Hijo, a quien contigo, y con el Espíritu Santo sea alabanza, honra y gloria por toda la eternidad. Amén.
Se hace la petición. Rezar la Corona de las Doce estrellas, y el Ofrecimiento.
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