Puede rezarse en cualquier momento del año, pero particularmente antes del segundo domingo después de la fiesta de Nuestra Señora del Buen Suceso.
Por la señal de la Santa Cruz…
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío, por ser Vos quién sois y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; propongo firmemente nunca más pecar, apartarme de todas las ocasiones de ofenderos, confesarme y, cumplir la penitencia que me fuera impuesta.
Ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis pecados, y, así como lo suplico, así confío en vuestra bondad y misericordia infinita, que los perdonaréis, por los méritos de vuestra preciosísima sangre, pasión y muerte, y me daréis la gracia para enmendarme, y perseverar en vuestro Santo Amor y Servicio, hasta el fin de mi vida. Amén.
DÍA PRIMERO
CONSIDERACIÓN PARA EL PRIMER DÍA
Contempla al Niño Jesús, extendidos sus brazos en la Cruz, mostrando sus cinco llagas y en su cabeza la corona de espinas. De sus labios brota una sublime queja: “Hijo mío, todo sufrí Yo por tu amor” ¿Qué haces tú por Mí? Venerando cada una de sus cinco llagas
esfuérzate alma, por corresponder a su amor.
No sigas el sendero del pecado, guarda tus sentidos, refrena la imaginación, sé caritativo con todos y perdona de corazón…¡Hazlo todo por su amor!.
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
Jesús crecía en sabiduría y en edad, y en gracia delante de Dios y de los hombres. (Lucas 2: 52). Capullo hermosísimo y adorable, el Niño Jesús del Pichincha nos presenta al Redentor en los albores de su juventud.
Quiso su Madre, la Reina de El Buen Suceso sea honrado en el Ecuador, talvez el primer país en el mundo en tener tal honor. Jóven, Dios, Rey y Hombre…la tierna sonrisa de su faz embarga de amor y deleita suavísimamente el alma.
Es al Divino Corazón de este hermoso Niño, quien sobre el Monte Pichincha quiso beber el cáliz amargo de la crucifixión por los pecados del Ecuador, al que dos siglos después se consagraría nuestra nación, tal como Nuestra Señora de El Buen Suceso nos lo anunciaba.
Amémos al Niño Jesús del Pichincha, amémos a Nuestra Señora de El Buen Suceso, honrémoslos de corazón, pues Ellos, en un día no muy lejano salvarán al Ecuador como nos lo han revelado.
Pídase aquí una gracia al Divino Niño Jesús del Pichincha.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
Divino Niño Jesús de la Cruz del Pichincha, Ten piedad de nosotros
Oh! Madre de El Buen Suceso, Ruega por nosotros.
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío, por ser Vos quién sois y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; propongo firmemente nunca más pecar, apartarme de todas las ocasiones de ofenderos, confesarme y, cumplir la penitencia que me fuera impuesta.
Ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis pecados, y, así como lo suplico, así confío en vuestra bondad y misericordia infinita, que los perdonaréis, por los méritos de vuestra preciosísima sangre, pasión y muerte, y me daréis la gracia para enmendarme, y perseverar en vuestro Santo Amor y Servicio, hasta el fin de mi vida. Amén.
DÍA PRIMERO
CONSIDERACIÓN PARA EL PRIMER DÍA
Contempla al Niño Jesús, extendidos sus brazos en la Cruz, mostrando sus cinco llagas y en su cabeza la corona de espinas. De sus labios brota una sublime queja: “Hijo mío, todo sufrí Yo por tu amor” ¿Qué haces tú por Mí? Venerando cada una de sus cinco llagas
esfuérzate alma, por corresponder a su amor.
No sigas el sendero del pecado, guarda tus sentidos, refrena la imaginación, sé caritativo con todos y perdona de corazón…¡Hazlo todo por su amor!.
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
Jesús crecía en sabiduría y en edad, y en gracia delante de Dios y de los hombres. (Lucas 2: 52). Capullo hermosísimo y adorable, el Niño Jesús del Pichincha nos presenta al Redentor en los albores de su juventud.
Quiso su Madre, la Reina de El Buen Suceso sea honrado en el Ecuador, talvez el primer país en el mundo en tener tal honor. Jóven, Dios, Rey y Hombre…la tierna sonrisa de su faz embarga de amor y deleita suavísimamente el alma.
Es al Divino Corazón de este hermoso Niño, quien sobre el Monte Pichincha quiso beber el cáliz amargo de la crucifixión por los pecados del Ecuador, al que dos siglos después se consagraría nuestra nación, tal como Nuestra Señora de El Buen Suceso nos lo anunciaba.
Amémos al Niño Jesús del Pichincha, amémos a Nuestra Señora de El Buen Suceso, honrémoslos de corazón, pues Ellos, en un día no muy lejano salvarán al Ecuador como nos lo han revelado.
Pídase aquí una gracia al Divino Niño Jesús del Pichincha.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
Divino Niño Jesús de la Cruz del Pichincha, Ten piedad de nosotros
Oh! Madre de El Buen Suceso, Ruega por nosotros.
DÍA SEGUNDO
Por la señal de la Santa Cruz…
Acto de contrición.
CONSIDERACIÓN PARA EL SEGUNDO DÍA
Contempla al Divino Niño Jesús de la Cruz, que desde la cuna de Belén se presentó como Salvador y Redentor del género humano. ¡Oh alma!, esfuérzate por participar de los preciosos frutos que nos mereció Jesús en el ara del Calvario y que nos brinda cada día
en el Santo Sacrificio de la Misa. Acude a sus Sacramentos y bebe la fuente inagotable de su misericordia.
Contempla al Divino Niño Jesús de la Cruz, que desde la cuna de Belén se presentó como Salvador y Redentor del género humano. ¡Oh alma!, esfuérzate por participar de los preciosos frutos que nos mereció Jesús en el ara del Calvario y que nos brinda cada día
en el Santo Sacrificio de la Misa. Acude a sus Sacramentos y bebe la fuente inagotable de su misericordia.
CONSIDERACIÓN PARA EL TERCER DÍA
Contempla al Divino Niño Jesús de la Cruz que es el Maestro de la eterna Sabiduría, del amor y la humildad. ¡Oh alma! atiende a las divinas mociones para transformar y elevar tu vida mediante, una sumisión gozosa al Divino Beneplácito, con la confianza en Dios y el conocimiento de la propia miseria; a fin de que cada instante de tu existencia se una a la Suprema inmolación de Jesús en el Calvario
Contempla al Divino Niño Jesús de la Cruz que es el Maestro de la eterna Sabiduría, del amor y la humildad. ¡Oh alma! atiende a las divinas mociones para transformar y elevar tu vida mediante, una sumisión gozosa al Divino Beneplácito, con la confianza en Dios y el conocimiento de la propia miseria; a fin de que cada instante de tu existencia se una a la Suprema inmolación de Jesús en el Calvario
CONSIDERACIÓN PARA EL CUARTO DÍA
Contempla al Divino Niño Jesús de la Cruz en el misterio de su Santísima Pasión como el Abogado que intercede continuamente ante el Padre Celestial por todos nosotros, sus hermanos.
Sus llagas claman misericordia y caridad, y cuando abre su amoroso Corazón, derrama una lluvia magnífica de bendiciones en cada alma. Aprovéchate de tan grande y sin par beneficio para alcanzar al final el Cielo prometido.
Contempla al Divino Niño Jesús de la Cruz en el misterio de su Santísima Pasión como el Abogado que intercede continuamente ante el Padre Celestial por todos nosotros, sus hermanos.
Sus llagas claman misericordia y caridad, y cuando abre su amoroso Corazón, derrama una lluvia magnífica de bendiciones en cada alma. Aprovéchate de tan grande y sin par beneficio para alcanzar al final el Cielo prometido.
CONSIDERACIÓN PARA EL QUINTO DÍA
Mira al tierno Niño crucificado por tu amor. Aquel que desde su infancia se deleitaba con el misterio de la Cruz y es el Cordero de Dios que en ella se inmola.
Pídele unirte en su Cruz pan luchar con ardor contra los tenaces enemigos del alma y vencerlos con la fuerza del Divino Espíritu. Solamente así la Cruz será símbolo de victoria con el triunfo definitivo del bien sobre el mal y el gozo por toda la eternidad.
CONSIDERACIÓN PARA EL SEXTO DÍA
¡Oh Divino Infante! que te complaces en las almas vírgenes y que nos has dicho: “Dejad que los niños venga a Mi” introdúcenos en tu Corazón Amoroso y concédenos practicar las virtudes que más te agradan.
Acrecienta nuestra pureza y caridad, y sobre todo el amor a Ti y a tu Madre Santísima, que es también nuestra, como prenda de predestinación y de felicidad sempiterna.
CONSIDERACIÓN PARA EL SÉPTIMO DÍA
Acércate a Jesús Niño Crucificado, que desde la más tierna edad, manifestó día a día insondables tesoros de gracia y sabiduría. Pídele que cautive tu alma con los encantos propios de la más pura niñez, de la amable adolescencia y de la casta juventud, a fin de que tu belleza interior se conserve intacta en medio del fragor del mundo.
Mira al tierno Niño crucificado por tu amor. Aquel que desde su infancia se deleitaba con el misterio de la Cruz y es el Cordero de Dios que en ella se inmola.
Pídele unirte en su Cruz pan luchar con ardor contra los tenaces enemigos del alma y vencerlos con la fuerza del Divino Espíritu. Solamente así la Cruz será símbolo de victoria con el triunfo definitivo del bien sobre el mal y el gozo por toda la eternidad.
CONSIDERACIÓN PARA EL SEXTO DÍA
¡Oh Divino Infante! que te complaces en las almas vírgenes y que nos has dicho: “Dejad que los niños venga a Mi” introdúcenos en tu Corazón Amoroso y concédenos practicar las virtudes que más te agradan.
Acrecienta nuestra pureza y caridad, y sobre todo el amor a Ti y a tu Madre Santísima, que es también nuestra, como prenda de predestinación y de felicidad sempiterna.
CONSIDERACIÓN PARA EL SÉPTIMO DÍA
Acércate a Jesús Niño Crucificado, que desde la más tierna edad, manifestó día a día insondables tesoros de gracia y sabiduría. Pídele que cautive tu alma con los encantos propios de la más pura niñez, de la amable adolescencia y de la casta juventud, a fin de que tu belleza interior se conserve intacta en medio del fragor del mundo.
CONSIDERACIÓN PARA OCTAVO DÍA
¡Oh admirable Niño de la Cruz! que te presentas revestido de la insignia sacerdotal de la sagrada estola, para significar que eres Sacerdote y Víctima al mismo tiempo y que perpetúas tu misterio de Amor en la Sagrada Eucaristía; infúndenos tu espíritu de donación, caridad e inmolación, sobre todo en las almas a Ti consagradas, a fin de unirnos continuamente al sacrificio de la redención en reparación de los pecados de todo el mundo.
¡Oh admirable Niño de la Cruz! que te presentas revestido de la insignia sacerdotal de la sagrada estola, para significar que eres Sacerdote y Víctima al mismo tiempo y que perpetúas tu misterio de Amor en la Sagrada Eucaristía; infúndenos tu espíritu de donación, caridad e inmolación, sobre todo en las almas a Ti consagradas, a fin de unirnos continuamente al sacrificio de la redención en reparación de los pecados de todo el mundo.
CONSIDERACIÓN PARA EL NOVENO DÍA
Contempla a Jesús, Dios y Hombre verdadero, Sagrario que se ofrece en el altar de oro de la reconciliación humana.
Que dicha ¡Oh Dios de Amor! verte, sentirte, recibirte en tu adorable Sacramento. Oh Jesús, ven a mí con el raudal de tus grandezas, con tu sangre, con tu Cruz, y úneme a tu Corazón, de tal manera que pueda exclamar con el Apóstol: ¿Quién podrá apartarme del amor de Cristo?”
Contempla a Jesús, Dios y Hombre verdadero, Sagrario que se ofrece en el altar de oro de la reconciliación humana.
Que dicha ¡Oh Dios de Amor! verte, sentirte, recibirte en tu adorable Sacramento. Oh Jesús, ven a mí con el raudal de tus grandezas, con tu sangre, con tu Cruz, y úneme a tu Corazón, de tal manera que pueda exclamar con el Apóstol: ¿Quién podrá apartarme del amor de Cristo?”
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