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miércoles, 27 de marzo de 2024

TRIDUO AL SANTO NIÑO DE ATOCHA

Triduo publicado junto a la Novena dispuesta en 1841 por don Calixto Aguirre, de Guanajuato, en acción de gracias por un milagro recibido. Reimpresa en Guadalajara por la Casa Pérez Ruiz, sin fecha conocida.
   
NOTA: Los hechos milagrosos referidos en esta Novena sólo merecen una fe humana, mientras que la Iglesia no dé su fallo sobre ellos, según lo dispuesto por Su Santidad Urbano VIII.
   
ADVERTENCIA
Aunque en todos los tiempos se puede rezar esta utilisima devoción, no obstante, está destinada para miércoles, jueves y viernes de cada semana, por ser estos días dedicados a la memoria de la Preciosa Sangre que este Santísimo Niño en su crecida edad, derramó por la salud de todo su pueblo.

TRIDUO DEDICADO AL MILAGROSÍSIMO SANTO NIÑO DE ATOCHA
   

Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.

ACTO DE CONTRICIÓN
A Ti, hermosísimo Niño de Atocha, a Ti ocurro porque en Ti está depositada toda mi esperanza y en Tí creo firmemente hallar consuelo en lo que vengo a pediros postrado a vuestras plantas, porque sé claramente que Vos sois mi Creador, mi Padre, mi Redentor, mi Conservador y Autor de todo lo que soy; a Ti me postro ante tu divina presencia, confiado en que me has de perdonar siempre que a tus puertas llegue arrepentido; Tú, tiernisimo Niño de Atocha, Tú eres el que siempre estás con los brazos abiertos para recibir a todo el que llegue atribulado y lleno de aflicciones; Tú eres quien le consuelas en ellas, volviéndolas todas gozos y bienes, y por Ti espero alcanzar lo que necesito, pues bien sabes las necesidades y trabajos que me rodean en esta ocasión; que restaure yo tu amistad, pues con ansias vivas yo lo deseo; dame tu gracia, porque ya, buen Pastor, llegó la hora feliz que venga a Ti arrepentido, me parece que hasta donde pueda mi corazón, detesto mis pecados; ya llego cual David, a que me levantes de la fatal caída de mis enormes culpas.
    
Perdóname, Rey Supremo; apresúrate, poderosísimo Niño de Atocha, a indultar a este infeliz pecador, y vuelve a tu gracia a esta pobre alma, pues sólo en Ti está mi esperanza. Yo, piadosisimo Niño, te presento mis trabajos en satisfacción de las ofensas que contra tu clemencia he cometido, y vivo confiado en que por la poderosa intercesión de tu amada Madre Santa María de Atocha me has de perdonar y dar tiempo para hacer penitencia de manera que, derramando cual otro Pedro, torrentes de lágrimas logre mi corazón desagraviarte, para poder así lavar y purificar tantos y tan monstruosos crimenes que he cometido; escucha mis clamores, benignisimo Niño de Atocha, no me arrojes de tu presencia, no me retires de tu Divino Espíritu, no apartes de mí tu Santo Rostro; fija en mí esos tus hermosísimos ojos, para poder gozar de tu amable compañía en la celestial mansión de la gloria. Amén.
    
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Infinito, Supremo e Inmenso Niño de Atocha, Omnipotente Conservador de todo lo crea-do y único ser de mi destino, gobernador de todo lo que desde el principio del mundo ha  existido, existe y existirá hasta la consumación de los siglos. Poderosísimo Niño de Atocha, ante cuya soberanía y grandeza el más encumbrado querubín se postra y cubre el rostro de temor; a Ti se presenta, ¡Oh amado Niño!, este vil insecto, el más pequeño y asqueroso que la tierra habita, deseando desenojarte y buscando el medio más posible para conseguirlo, refugiándose bajo el amparo de tu querida Madre Santa María de Atocha, y presentándote por intercesora la hermosura de su rostro, lo amable y eficaz de sus palabras y el crecido amor que hasta la muerte te tuvo; por aquellos tiernos sentimientos con que hablaba y estrechaba en sus brazos en tu descendimiento y por el dolor que sintió en su Corazón al ponerte en el sepulcro, te pido, amorosísimo Niño de Atocha, te apiades de mi corazón, pues eres misericordioso y en tu clemencia confío que has de atender mis quejas, que has de aceptar mis lágrimas y has de oír benigno mis ruegos, remediando mis tribulaciones: mira, soberano Niño de Atocha, de Ti depende mi felicidad, y con sólo querer haces cuanto quieres; mira, adorado Niño, que Tú sólo con tres dedos sostienes el vasto universo, mira que soyhechura de tus prodigiosas manos y en Ti está mi consuelo y alegría, no me desampares bondadoso Niño, y en la terrible hora que me espera, asísteme para que saliendo de este Valle de Lágrimas, consiga ver tu rostro apreciable, alabandote para siempre en la gloria. Amén. 
   
Aquí se rezan tres Credos con Gloria Patri y la Jaculatoria siguiente: 
A vuestra querida Madre 
Pongo por intercesora 
Oye, Niñito de Atocha, 
Mis ruegos en aquesta hora, 
Dad consuelo a mi aflicción, 
Atiende a mi protectora.
Que me dé un feliz despacho 
Ruégale, Sacra Señora. 

DÍA PRIMERO
¡Oh agraciadisimo Niño de Atocha! que habiendo nacido por el amor de los hombres, quisiste en tu crecida edad sufrir tantos baldones y vituperios; yo te saludo, Bien mío, amantisimo Niño, yo te bendigo y alabo: en este primer día te ofrezco estos tres Credos con Gloria Patri y Jaculatoria, en memoria de aquel copioso sudor de Sangre, terrible tristeza, y mortal agonía que padeciste en el Huerto de Getsemaní, te suplico por los grandes trabajos y aflicciones que en tu Pasión y cárcel padeciste, nos concedas lo que solicito y en este día te imploro, confío en tu piedad y clemencia, poniendo por medianera a tu amabilísima Madre Santa María de Atocha, en cuyas purisimas manos pongo mi solicitud, en una de ellas estás sentado cual en silla de potestad; y por el gran dolor que tuvo cuando te despediste y separaste para ir a padecer, en cuyo recuerdo de tal despedimento tengo yo siempre mis potencias y sentidos, para que logre por ellas gozarte en la patria celestial, por los siglos de los siglos. Amén. 
    
Aquí se hace la petición, y se leerá el milagro y después la oración que está al fin.

PRIMER MILAGRO
En el año de 1839, en el mes de Junio, hallábase la niña María Justa Rufina García de cinco años de edad, gravemente mala de flujo de sangre por boca y narices, el cual hacía tres años que lo tenía sin hallar remedio en lo temporal; y mirándola su padre con gran tristeza, Jorge García y su madre Juliana Aguilar, tan agravada de aquella enfermedad, y ya cansados de tantas medicinas que le aplicaban invocaron con veras de su corazón al Santo Niño de Atocha, diciéndole que como le hiciera la maravilla de darle salud a dicha niña, ponerle en su retablo en el Santuario de Plateros el presente milagro, en testimonio de tan singular prodigio, quedando en breve tiempo la niña buena y sana de todo, pues médico tan singular medicinó su mal. 
   
OFRECIMIENTO PARA DESPUÉS DE LA PETICIÓN
Amabilisimo Niño de Atocha, Divino Redentor del mundo, encanto y alegría del orbe, Maestro de los hombres, amantísimo Jesús, en cuya Ascención portentosa, serenos los astros, alegres los ángeles, extáticos de admiración los Apóstoles, os vieron subir a los cielos, portentísimo Niño de Atocha, os damos los plácemes porque Vos sois el infinito, el incomprensible, el consolador de todas las creaturas, pues confisan todos los católicos tu divinidad y así publican muchos hombres tus portentos y maravillas cuya publicación te ele-va y engrandece en la eternidad de tu humildad en que te dejaste crucificar por nosotros. ¡Oh agraciadísimo Niño de Atocha! ¡Oh Niño triunfante! ¡Oh Niño Poderoso! Victorioso Rey que volando sobre las alas de los querubines, fuiste por tu propia virtud colocado en el excelso trono a la diestra del Altísimo Padre, exaltando asi nuestra naturaleza contra el sobebio infernal dragón. Dámoste, gallardo Niño de Atocha, segundos parabienes, repitiendo con los coros angélicos las alabanzas que te cantaron las almas de los justos que te acompañaron en tan feliz día, e igualmente te presentó al portentoso e inestimable gozo y repetidas alabanzas de María Santísima, tu amadísima Madre Santa María de Atocha, para que por estos méritos reunidos con los de santos Apóstoles y Profetas, tenga la felicidad de lograr y merecer un feliz despacho de lo que en estos tres dias te he pedido y que Tú sabes lo necesito. Apiádate de mí, Niño de Atocha, pues eres mi consuelo y todo mi ser depende de Ti; a Ti, purisimo Niño, te pido remedies todas mis necesidades, no solo a mí sino a todos mis prójimos, principalmente a los afligidos y atribulados que en el mismo conflicto estuvieron, socórrenos a todos, consuélanos, pues sólo Tú eres el consolador amoroso de las almas. A Ti ocurríamos, Divino Manuel de Atocha, todos los necesitados, y a Ti suplicamos con tu dulce advocación des salud a nuestro Santísimo Padre el Sumo Pontífice, y también te suplico les des paz, quietud y reposo al pueblo cristiano, no olvidándote amado Niño de mi vida, de las almas que se hallan en el Purgatorio; dales el descanso perpetuo que les deseamos, pues eres tan propicio en tus misericordias para con nosotros Te pedimos con eficacia que a los pobres agonizantes los saques en paz de este triste valle, levándolos a gozarte en las celestiales moradas, y a nosotros ayúdanos, socórrenos, ampáranos, para que asistidos de tu divina gracia, tengamos la dicha de acompañarte en la bienaventuranza de la gloria. Amén. 

Tres Salves a su Santísima Madre Santa María de Atocha, para alcanzar del Santo Niño lo que se solicite, y luego la letania de los Santos:

℣. Señor, ten piedad de nosotros.
℞. Señor, ten piedad de nosotros.
℣. Cristo, ten piedad de nosotros.
℞. Cristo, ten piedad de nosotros. 
℣. Señor, ten piedad de nosotros.
℞. Señor, ten piedad de nosotros.
   
℣. Cristo, óyenos.
℞. Cristo, óyenos.
℣. Cristo, escúchanos.
℞. Cristo, escúchanos.
    
℣. Dios, Padre Celestial.
℞. Ten piedad de nosotros.
℣. Dios Hijo, Redentor del mundo.
℞. Ten piedad de nosotros.
℣. Dios Espíritu Santo.
℞. Ten piedad de nosotros.
℣. Santa Trinidad, que sois un sólo Dios.
℞. Ten piedad de nosotros.
   
℣. Santa María.
℞. Ruega por nosotros.
℣. Santa Madre de Dios.
℞. Ruega por nosotros.
℣. Santa Virgen de vírgenes.
℞. Ruega por nosotros.
   
℣. San Miguel.
℞. Ruega por nosotros.
℣. San Gabriel.
℞. Ruega por nosotros.
℣. San Rafael.
℞. Ruega por nosotros.
℣. Todos los santos Ángeles y Arcángeles.
℞. Rogad por nosotros.
℣. Todos los santos coros de los espíritus bienaventurados.
℞. Rogad por nosotros.
    
℣. San Juan Bautista.
℞. Ruega por nosotros.
℣. San José.
℞. Ruega por nosotros.
℣. Todos los santos Patriarcas y Profetas.
℞. Rogad por nosotros.
    
℣. San Pedro.
℞. Ruega por nosotros.
℣. San Pablo.
℞. Ruega por nosotros.
℣. San Andrés.
℞. Ruega por nosotros.
℣. San Santiago el Mayor.
℞. Ruega por nosotros.
℣. San Juan.
℞. Ruega por nosotros.
℣. Santo Tomás.
℞. Ruega por nosotros.
℣. San Santiago el Menor.
℞. Ruega por nosotros.
℣. San Felipe.
℞. Ruega por nosotros.
℣. San Bartolomé.
℞. Ruega por nosotros.
℣. San Mateo.
℞. Ruega por nosotros.
℣. San Simón.
℞. Ruega por nosotros.
℣. San Judas Tadeo.
℞. Ruega por nosotros.
℣. San Matías.
℞. Ruega por nosotros.
℣. San Bernabé.
℞. Ruega por nosotros.
℣. San Lucas.
℞. Ruega por nosotros.
℣. San Marcos.
℞. Ruega por nosotros.
℣. Todos los santos Apóstoles y Evangelistas.
℞. Rogad por nosotros.
℣. Todos los santos Discípulos del Señor.
℞. Rogad por nosotros.
   
℣. Todos los santos Inocentes.
℞. Rogad por nosotros.
℣. San Esteban.
℞. Ruega por nosotros.
℣. San Lorenzo.
℞. Ruega por nosotros.
℣. San Vicente.
℞. Ruega por nosotros.
℣. Santos Fabián y Sebastián.
℞. Rogad por nosotros.
℣. Santos Juan y Pablo.
℞. Rogad por nosotros.
℣. Santos Cosme y Damián.
℞. Rogad por nosotros.
℣. Santos Gervasio y Protasio.
℞. Rogad por nosotros.
℣. Todos los santos Mártires.
℞. Rogad por nosotros.
    
℣. San Silvestre.
℞. Ruega por nosotros.
℣. San Gregorio.
℞. Ruega por nosotros.
℣. San Ambrosio.
℞. Ruega por nosotros.
℣. San Agustín.
℞. Ruega por nosotros.
℣. San Jerónimo.
℞. Ruega por nosotros.
℣. San Martín.
℞. Ruega por nosotros.
℣. San Nicolás.
℞. Ruega por nosotros.
℣. Todos los santos Pontífices y Confesores.
℞. Rogad por nosotros.
℣. Todos los santos Doctores.
℞. Rogad por nosotros.
   
℣. San Antonio Abad.
℞. Ruega por nosotros.
℣. San Benito.
℞. Ruega por nosotros.
℣. San Bernardo.
℞. Ruega por nosotros.
℣. Santo Domingo de Guzmán.
℞. Ruega por nosotros.
℣. San Francisco de Asís.
℞. Ruega por nosotros.
℣. Todos los santos Sacerdotes y Levitas.
℞. Rogad por nosotros.
℣. Todos los santos Monjes y Eremitas.
℞. Rogad por nosotros.
    
℣. Santa María Magdalena.
℞. Ruega por nosotros.
℣. Santa Ágata.
℞. Ruega por nosotros.
℣. Santa Lucía.
℞. Ruega por nosotros.
℣. Santa Inés.
℞. Ruega por nosotros.
℣. Santa Cecilia.
℞. Ruega por nosotros.
℣. Santa Catalina de Alejandría.
℞. Ruega por nosotros.
℣. Santa Anastasia.
℞. Ruega por nosotros.
℣. Todas las santas Vírgenes y Viudas.
℞. Rogad por nosotros.
  
℣. Todos los Santos y Santas de Dios.
℞. Interceded por nosotros.
   
℣. Sednos propicio.
℞. Perdónanos, Señor.
℣. Sednos propicio.
℞. Escúchanos, Señor.
      
℣. De todo mal.
℞. Líbranos, Señor.
℣. De todo pecado.
℞. Líbranos, Señor.
℣. De tu ira.
℞. Líbranos, Señor.
℣. De súbita e imprevista murte.
℞. Líbranos, Señor.
℣. De las acechanzas del diablo.
℞. Líbranos, Señor.
℣. De toda ira, odio y mala voluntad.
℞. Líbranos, Señor.
℣. Del espíritu de fornicación.
℞. Líbranos, Señor.
℣. De relámpagos y tempestades.
℞. Líbranos, Señor.
℣. Del flagelo de los terremotos.
℞. Líbranos, Señor.
℣. De la peste, el hambre y de la guerra.
℞. Líbranos, Señor.
℣. De la muerte eterna.
℞. Líbranos, Señor.
℣. Por el misterio de tu santa Encarnación.
℞. Líbranos, Señor.
℣. Por tu Advenimiento.
℞. Líbranos, Señor.
℣. Por tu Natividad.
℞. Líbranos, Señor.
℣. Por tu Bautismo y tu santo Ayuno.
℞. Líbranos, Señor.
℣. Por tu Cruz y Pasión.
℞. Líbranos, Señor.
℣. Por tu Muerte y Sepultura.
℞. Líbranos, Señor.
℣. Por tu santa Resurrección.
℞. Líbranos, Señor.
℣. Por tu admirable Ascensión.
℞. Líbranos, Señor.
℣. Por el descendimiento del Espíritu Santo Paráclito.
℞. Líbranos, Señor.
℣. En el día del Juicio.
℞. Líbranos, Señor.
    
℣. Nosotros, pecadores.
℞. Te rogamos, óyenos.
℣. Para que nos perdones.
℞. Te rogamos, óyenos.
℣. Para que concedas tu indulgencia.
℞. Te rogamos, óyenos.
℣. Para que te dignes conducirnos a la verdadera penitencia.
℞. Te rogamos, óyenos.
℣. Para que te dignes regir y conservar a tu Santa Iglesia.
℞. Te rogamos, óyenos.
℣. Para que te dignes conservar en la santa Religión a todos los órdenes eclesiásticos.
℞. Te rogamos, óyenos.
℣. Para que te dignes humillar a los enemigos de la Santa Iglesia.
℞. Te rogamos, óyenos.
℣. Para que te dignes conceder la paz y la verdadera concordia entre los reyes y los príncipes cristianos.
℞. Te rogamos, óyenos.
℣. Para que te dignes conceder la paz y la unidad a todo el pueblo cristiano.
℞. Te rogamos, óyenos.
℣. Para que te dignes llamar a la unidad de la Iglesia a los que están en el error, y conducir a todos los infieles hacia la luz del Evangelio.
℞. Te rogamos, óyenos.
℣. Para que te dignes confortarnos y conservarnos en tu santo servicio.
℞. Te rogamos, óyenos.
℣. Para que te dignes elevar nuestro espíritu hacia los deseos celestiales.
℞. Te rogamos, óyenos.
℣. Para que te dignes conceder a nuestros bienhechores la recompensa de los bienes eternos.
℞. Te rogamos, óyenos.
℣. Para que te dignes librar de la muerte eterna nuestras almas, y las de nuestros hermanos, parientes y bienhechores.
℞. Te rogamos, óyenos.
℣. Para que te dignes darnos y conservar las cosechas de la tierra.
℞. Te rogamos, óyenos.
℣. Para que te dignes conceder el descanso eterno a todos los Fieles difuntos.
℞. Te rogamos, óyenos.
℣. Para que te dignes escucharnos.
℞. Te rogamos, óyenos.
℣. Hijo de Dios.
℞. Te rogamos, óyenos.
   
℣. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo.
℞. Perdónanos, Señor.
℣. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo.
℞. Escúchanos, Señor.
℣. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo.
℞. Ten piedad de nosotros, Señor.
   
℣. Cristo, óyenos.
℞. Cristo, óyenos.
℣. Cristo, escúchanos.
℞. Cristo, escúchanos.
   
℣. Señor, ten piedad de nosotros.
℞. Señor, ten piedad de nosotros.
℣. Cristo, ten piedad de nosotros.
℞. Cristo, ten piedad de nosotros. 
℣. Señor, ten piedad de nosotros.
℞. Señor, ten piedad de nosotros.
      
Padre nuestro, que estás en los Cielos, santificado sea el tu Nombre. Venga a nos el tu Reino. Hágase tu Voluntad, así en la tierra como en el Cielo. El pan nuestro de cada día dánosle hoy, y perdónanos nuestras deudas, así como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos dejes caer en la tentación, mas líbranos del mal. Amén.
    
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
    
DÍA SEGUNDO
Por la Señal…
Acto de contrición, Oración para todos los días, tres Credos gloriados y la Jaculatoria.
   
Dulcísimo Niño de Atocha, que quisiste en tu crecida edad ser llevado ante los jueces y ser cruelmente azotado; yo, vida de mi vida, te saludo; yo, pacientísimo Niño, te bendigo, te alabo y te presento estos tres Credos con Gloria Patri y Jaculatoria, en memoria de aquel acerbísimo dolor que sintió tu inocente Corazón yendo con el santo madero cargado en tus delicados hombros por la calle de la Amargura te encontraste con tu Santísima Madre, yo te pido, delicadísimo Niño de mi corazón, que por las benditas lágrimas que tus ojos derramaron, me concedas lo que en este segundo día te repito, pues a tu piedad imploro; y bien sabes las necesidades, las aflicciones y trabajos que me afligen, y espero, preciosísimo Niño de Atocha, que tendré por Ti buen éxito en mi indicado fin, valiéndome del recuerdo que os hago, y juntamente os presento el igual dolor que en este encuentro padeció la soberana Reina, en cuyas divinas manos pongo mi entendimiento para que lo ilustres con la divinidad de tus luces para que siempre en Ti espere la felicidad de gozarte en la celestial Jerusalén del cielo. 
   
SEGUNDO MILAGRO
En el año de 1837, el día 7 de Febrero, en la mina de Barreno, le aconteció a Luciano García la desgracia de que estando mirando disparar unos barrenos, de una de ellos saltó una piedra y le dio en el pecho, y lo derribó en tierra, echando sangre por boca y narices, pues pasó dicha piedra por entre medio de los demás barreteros que le acompañaban, sin causar mal a otros, sino al mencionado García, quien mirándose en aquel estado, invocó de todo corazón al Santo Niño de Atocha quien le asistió en aquel peligro en que se vio, y en breves horas quedó bueno, sin sentir ni tener resultados de gravedad que lo postraran en cama, y en recompensa de tan raro prodigio, le puso al Santo Niño en su Santuario, su retablo, en el que se hallan él y los demás barreteros, dándole infinitas gracias por tan singular maravilla y tan noble suceso.
  
El Ofrecimiento, las tres Salves y la Letanía de los Santos se dirán todos los días.
    
DÍA TERCERO
Por la Señal…
Acto de contrición, Oración para todos los días, tres Credos gloriados y la Jaculatoria.
   
¡Oh amantísimo Niño de Atocha!, que en tu crecida edad quisiste que te clavaran en la cruz; yo te saludo, alma de mi alma; Inocente Cordero te bendigo y alabo, y te ofrezco estos tres Credos con Gloria Patri y Jaculatoria, en memoria de aquellas terribles agonías que en cuanto hombre padeciste, me sea concedido lo que pido en este tercero y último día del triduo, en el que os he hecho recuerdo de tu Santísima Pasión, confiado en tu misericordia, espero que lo alcanzaré, por lo cual que tuvo tu divina Madre al tiempo que sus purisimos ojos te vieron expirar, uniendo también aquellas tres necesidades que padeció esta bellísima Señora al pie de la Santa Cruz, en cuyas benignas manos pongo mi voluntad,para que siempre por Ti inflamada, no tenga mi espíritu más que desear, sino el feliz momento de reunirme a Ti para siempre y gozarte en la gloria. Amén.

TERCER MILAGRO
En el año de 1838, por el mes de Julio día 18, hallábase María Clara Rangel gravemente enferma de parto, del cual quedó mucho tiempo enferma; y habiéndole aplicado cuantos remedios fueron posibles que se conocían eran eficaces para el restablecimiento de la salud, y no pudiendo conseguirla, ocurrió a recomendarse a invocar de todo corazón al Santo Niño de Nuestra Señora de Atocha, quien en breve tiempo le sanó y restableció la salud; reconociendo ta mencionada Rangel tan inaudito beneficio le puso en el Santuario de Plateros su retablo, para certificar con él a todo devoto o afilgido que invocare al Santo Niño en cualquiera tribulación o necesidad en que se hallare, espere de su poderosa mano que no quedará sin alcanzar lo que solicite.
  
El Ofrecimiento, las tres Salves y la Letanía de los Santos se dirán todos los días.

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